-No pudo hacerlo Miiranda, odia los silbidos. -Comentó la mujer- Luego de hacer la reserva en el restaurante para mi cita con Jill, escuché un horroroso intento de silbido y los gritos de la chef. Espero que ese pinche de cocina haya sido despedido... Y ya ni hablemos de que no tiene bolsas de papel, pues es un restaurante de calidad y aquí no te dejan llevar las sobras... -Dijo mirando fijamente a Mamoru- Y ni se te ocurra pensarlo, que la última vez que fuimos a un restaurante caro me las echaste en un bolso y me lo arruinaste... ¡Goteaba aceite y olía a faisan por un mes!.
-Y aunque "Don Fluffles" tiene bolsas blancas de papel para llevar en su restaurante -comentó teniendo un desagradable flashback de cuando Mamoru Ai Yastis le hizo probar un bocadillo de carne con jalapeños con extra picante- y sí sabía silbar; no podía haber viajado fuera de Japón, pues le quitaron el pasaporte.
-Pero lo que más delató a Anya Kampf fue el libro ""Animales letales" de John Balks" que había en el área de lectura y biblioteca. -Comentó la jefa de detectives que era tan buena que incluso veía pistas en sitios sin diálogos irreventes- ¿Qué profesor de preescolar necesita eso?...
-Ella es la asesina... -Dijo finalmente- Lleváosla...
El hecho de que los únicos policías que había en el lugar fueran Kousuke Tsutomu que no tenía equipamiento; Mamoru Ai Yastis que tampoco tenía equipamiento (porque se lo dejaba olvidado atrás y lo perdía) y Jilliam Wustice que estaba tratando de recuperar la conciencia en un charco de champagne; no parecía que hubiera policías capaces de cumplir con la orden.
Por fortuna, la escena no terminaría ahí, con un silbido por parte de "Don Fluffles", un grupo de conejos mafiosos salieron de debajo de las mesas del restaurante y, sin esperar demasiado atraparon a la mujer ante la mirada atenta del Don que asentía con la cabeza.
¡Lo hice por los niños!
Probablemente no fuera la mejor idea confirmar su culpabilidad de tal manera, pero mientras era arrastrada hacia el exterior del restaurante por aquella camada de Conejos Mafiosos, la profesora de pre-escolar pataleaba y trataba de justificar el asesinato que había cometido.
¡Tu lo sabes Kousuke! ¡Díselo!.
Con los gritos apagados de la Maestra de Pre-escolar, finalmente Mamoru Ai Yastis pudo respirar algo más tranquilo; el hecho de no tenerla cerca realmente le alegraba, casi tanto como saber que ella era la responsable de todo este caso en el que se vieron involucrados.
-Vaya... -Comentó Mamoru Ai Yastis bastante contento con la resolución- Parece que va a pasarse entre 25 y 30 años... en el rincón de pensar... -Comentó girándose hacia Kousuke Tsutomu, a la espera que este pudiera entender la referencia de su broma- ¿Te acuerdas?. En el que había en...
Luego de que Mamoru Ai Yastis por insistente echara por tierra el buen chiste que este había hecho; Saiko Nozomi se acercó a ambos, y aunque pasó por completo del tema de Mamoru Ai Yastis tratando de ni siquiera reconocerle como ser humano, o como si estuviera ahí en primer lugar, esta se dirigió hacia Kousuke Tsutomu.
-Bien hecho, Kousuke Tsutomu. -Dijo la jefa con una sonrisa- Así se hace.
-Sí, buen trabajo, Kousuke. -Dijo dándole firmemente la mano, aunque el joven notó algo en su mano mientras estos estrechaban las manos- Lo pasamos genial y eres un gran compañero...
-¿A que no sabes qué me apetece ahora?. -Preguntó bastante alegre por el trabajo bien hecho- Me comería un buen bocadillo de carne con jalapeños con extra picante, y de postre, una cacerola entera de panqueques estilo Fukuoka...
Y tras esto se percató del estado en el que se encontraba Jilliam Wustice, no comprendiendo como, de la nada, este se encontraba tirado en el suelo en un charco de champagne; al parecer en su afán por tratar de ignorar a Mamoru Ai Yastis todo lo posible, también evitó que se enterara de eso.
-¿Quien ha sido? -Comentó arrastrando al inconsciente policía- ¿Quien ha golpeado a Jill con una botella de champagne?.
La mirada de Saiko Nozomi pasó por todos los presentes hasta que se detuvo en la mano de Kousuke Tsutomu, en donde ahora parecía haber el cuello de una botella de champagne rota.
-¡DESPEDIDO!. -Ordenó mientras se iba al lugar, arrastrando a Jilliam.
Viendo que aquello no podía hacerse nada, pues era una cinemática, Mamoru Ai Yastis se encogió de hombros, siendo esta la última puñalada trapera que le había metido a Kousuke Tsutomu en lo que iba de investigación que, directamente, el novato detective había logrado resolver por su cuenta a pesar de las interrupciones de Mamoru Ai Yastis.
-Lo siento tío... -Se disculpó- Ese Jilliam Wustice es un auténtico cretino. ¿Quién hubiera imaginado que por su culpa te despidieran?. Bueno, seguro que encuentras algo... ¡Vamos a cenar!. -Dijo alzando una cartera- ¡Invita Jilliam!.