Yoshiko, al otro lado de la línea, parecía más tranquilo ahora, aliviado por la declaración de H-San. Su tono, aunque todavía formal, estaba cargado de una nota de satisfacción.
-Agradezco mucho sus palabras, señor Presidente. Es exactamente la referencia que necesitaba para proceder con la solicitud de Mamoru Ai Yastis. La admiración y confianza que usted expresa hacia él es muy valiosa. -Hubo un breve silencio mientras Yoshiko revisaba sus notas antes de continuar -Enviaráremos el papeleo necesario a su dirección lo antes posible para formalizar todo el proceso. Espero que no haya más inconvenientes y que podamos avanzar con la integración de Mamoru Ai Yastis a nuestra comunidad en las Torres Cuádruples. -Con una última nota de cortesía, Yoshiko cerró la llamada -Gracias por su tiempo, señor Presidente, y por la referencia. Que tenga un buen día.
-¡Gracias, Yoshiko Mats-carrilla!.
Antes de que Mamoru Ai Yastis al boton de colgar llamada este pudo escuchar un suspiro largo y tendido de aquel otro hombre al otro lado de la linea y casi unas palabras de queja, sea como fuere luego de colgar Mamoru dejó escapar un suspiro de alivio y una sonrisa de satisfacción. Se giró hacia H-San, dándole una palmadita en la espalda.
-Buen trabajo, amigo. ¡Has logrado mantener el engaño a flote! -dijo Mamoru, aliviado y emocionado por haber resuelto momentáneamente el problema- Lo primero que haré cuando consiga el pisito es montar una fiesta con cosas Finlandesas, como los muebles de Ikea y esas cosas...
Mientras el coche avanzaba por las calles de la ciudad, Mamoru Ai Yastis y H-San regresaban a la comisaría, con el sonido del motor marcando el ritmo del trayecto. La conversación en el vehículo estaba llena de un tono relajado tras la tensa llamada telefónica.