Como era de esperar, me puse firme en cuanto la Jefa llegó, y les seguí tal y como me mandaron previamente hasta quedarme fuera de la puerta del despacho. Pues sí que se gastaban bromas buenas aquí! Era reconfortante ver como se mantenía el buen humor incluso entre los detectives con casos que seguro que pasaban de lo más simples a lo más retorcidos y complicados. El buen espíritu nunca podía flaquear en nuestra Estación!
De algo hablaron dentro del despacho de Mamoru Ai Yastis antes de que la Jefa me introdujese como su nuevo compañero. Inmediatamente me puse firme y saludé a mi superiora que me acababa de desear buena suerte - Sí Jefa! haré mi mejor empeño para mantener el buen nombre de esta comisaría!- estaba tieso como una tabla, se me notaban los nervios. Pero mi determinación era fuerte.
Y una vez a solas en el despacho, no podía creerlo. Finalmente aquí. Y me habían puesto como compañero del mismo marido de la Jefa. Eso debía significar que esperaban mucho de mí! no era una posición cualquiera. Además, el detective Mamoru pareció notar mis nervios, porque hacía cada tontería... evidentemente para que me relajase y aliviar la presión antes de presentarme. Éste hombre sí que sabía de psicología.
-Sí, señor! - pero yo no debía perder mi profesionalidad - Estaba deseando una oportunidad como esta para apoyar y defender a nuestros ciudadanos, señor! Esta comisaría tiene mucha fama, espero estar a la altura. Señor!. - hice una corta reverencia seca y me acerqué para sentarme en la esquina de la silla que tuviese una esquina libre, más tieso que un palo. Además ya me llamaba por mi nombre, tal y como lo hacían los chicos de la academia. Seguro que se había leído un informe mío que indudablemente le habría entregado la Jefa antes de presentarme - ¿Que desea usted saber sobre mí, señor? Soy un libro abierto!. Oh... ¿Está bien si me dirijo a usted por su nombre, o prefiere que llame por su título? - no sabía hasta que punto podía permitirme ciertas confianzas, pero mostrar seguridad en mí mismo al preguntárselo directamente seguro era bien recibida.
Sorpresivamente el Detective Novato "H"-san había caido en cierta gracia de Mamoru Ai Yastis, algo que muy pocos podrían decir en estos momentos y eso que este detective había tenido un gran número de ayudantes, subordinados y otras tantas personas que tuvieron la desgracia de ser su compañero.
-Me gusta tu estilo, H, te lo concedo... y además te diré algo, te voy a dejar entrar en un pequeño secreto comercial. Cuando quieres... -El hombre empezó a hablar bajo, en susurros- mantener a un sospechoso desequilibrado, lo mejor que puedes hacer es cambiar constantemente el tono... ¡Y TAMBIÉN EL VOLUMEN DE TU VOZ! -Gritó con toda la fuerza que pudo directamente en la cara del detective- ¿Me entiendes?
-Ahora, quiero que me cuentes la historia de Caperucita Roja, teniendo eso en cuenta: -Si el Detective Novato "H"-san contaría la historia, Mamoru Ai Yastis le iba a dar directrices de maneras sorpresivas para que ajustara su tono y volumen a lo largo de aquella historia...- Más bajo. -Ordenó- Feliz. -Ordenó- Más alto. -Ordenó- ¡Alto! -Ordenó- Normal. -Ordenó- Francés. -Ordenó- Susurro. -Ordenó- En Japones -Ordenó para el gran final...- Ahora. ¿Qué le pasó a Caperucita Roja?
Mi postura se puso firme y mi sonrisa se ensanchó al oír sus primeras palabras. Le gustaba mi estilo!!! Había empezado con buen pie! Seguía sin decirme como prefería que le llamara así que probablemente "señor" era más que suficiente.
Y nada más en mi primerito día, no, en mi primera hora en esta comisaría y ya estaba aprendiendo secretos comerciales!!... ¿Comerciales?... presté atención absoluta... escuchando todo lo que decía en voz baja... para pegar un bote en la silla tras tremendo grito en mi cara.
-S-s-Sorprendente!! no me lo esperaba! - tenía toda la razón del mundo. Era el mejor modo para mantener a un sospechoso desequilibrado! -entiendo, entiendo! - Asentí efusivamente. Esta iba a ser una clase magistral de primera mano del más Top del TOP! Era evidente que además la historia en sí era una metáfora directa de la cantidad de criminales que hay encubiertos por nuestra ciudad. No podías fiarte de nadie! Había que pillarles siempre por sorpresa...
- * Normal * Me puse serio de golpe. Estaba sudando del esfuerzo! - Comérsela. Se la comió. Se disfrazó de ella y esperó en la cama escondido. Entonces la caperucita llegó y entró en la casa sin sospechar nada... hasta que llega a la habitación y el lobo le dice que se acerque... la caperu...- * Francés * ... ??!??! y ahora que hago. IMPROVISAR! - la capeghusita pghegungtó. Aghuelá! Aghuelá! ¿Poghqué tienés unós oghós tan ghgrandés? Y ehg lubó dighó "Ahghágh! Pagha veghté meghóg!" Aghuelá! Aghuelá! ¿Poghqué tienésh unas oghehás tan ghrandéhs?! "Ahgágh! Pogh pagha oighté megh..- * En Japones * EEEEEEEEEEEEEh??? Yo no tenía ni idea de japonés!! (independientemente de la ciudad en la que estuviésemos?) pero tenía que esforzarme al máximo. Era evidente que estaba poniéndome a prueba, mostrándome mis defectos y pocas capacidades. No le engañaría pero lo haría lo mejor posible!!... haciendo gestos y expresiones exageradas con los brazos y las manos y la cara - Ouhú, XINGHnyyiáaAAa! - pongo las manos en las orejas como i oyera - WAWA WAWA! ñincHÚ aNygüiHA KIKU-kán Waka-waka NYanya? "AyyyÁ! BAKA BAKA! aháhaá! ÑACA ÑAKA ÑAM ÑAAM nyÁAA!! MUAJAHiá! - gestos de una boca gigante con los brazos y dientes masticando algo. Estaba tan perdido en la interpretación que ahora hacia más gestos que palabras - BOKU-CHÁN!! - me sorprendo ficticiamente como si alguien entrase por la puerta. Y me giro para hacer el papel de ese "alguien", un tipo con un arma - AHÁ! baka-WOLFWOLF~NYA! tokidoky kAPÚ BANG BAN...- *Ahora. ¿Qué le pasó a Caperucita Roja?*.
Estaba sudando. Estaba agotado. Me lo quedé mirando. ¿Qué pretendía conseguir con todo esto?... ... ... hasta que me iluminé. Era evidente. Me estaba probando a mí mismo, ponerme en el papel de otros, y decir lo que realmente pensaba.
-La...la... La ingenua caperucita roja fue devorada por el malvado lobo! Señor! Y si no fuese por el leñador armado que protegía la ciudad -(que por alguna razón yo interpreté como si tuviera una escopeta)- no hubiera sido liberada jamás! - pues claro! era una metáfora. Nosotros éramos el leñador!!
Motivo: ¿Sé francés? 1 si, 2 no.
Tirada: 1d2
Resultado: 2 [2]
Motivo: ¿Sé Japonés? 1 si, 2 no.
Tirada: 1d2
Resultado: 2 [2]
Mamoru Ai Yastis se sentía inmensamente satisfecho, una sensación que se irradiaba desde su pecho hasta su rostro, esbozando una sonrisa que no podía esconder. Había sido un entrenamiento intenso, casi un juego psicológico, y Mamoru lo había disfrutado de principio a fin. Desde el primer momento, había querido poner a prueba a H, llevarlo al límite de su creatividad y espontaneidad, y el resultado había sido incluso mejor de lo que esperaba.
-¡Eso es! Eso fue perfecto, H. Justo así es como se mantiene a alguien adivinando. No saben qué esperar de ti, ¿me entiendes? -Comentó saliendo de detrás del escritorio para abrazar al policía novato, aunque lo único que logró fue agarrarle la cabeza pues este seguía sentado- Lo que hiciste con la historia de Caperucita Roja... eso fue oro puro. Cada cambio de tono, cada volumen. La mezcla de idiomas... ¡Me hiciste dudar de mi propia historia por un momento! Así es como se atrapa a alguien desprevenido.
Saiko Nozomi llega al despacho en silencio, y ve como el Detective novato H-san esta contando la historia de caperucita roja con distintos tonos, volumen e idiomas... incluso uno inventado... Por lo que esta decidió lo mejor que podía hacer era simplemente ignorarlo y centrarse en lo suyo.
-No sé qué es esto, Detective.- Comentó sobresaltando a ambos- Pero vas a tener tu oportunidad de averiguarlo. Estoy reabriendo la investigación del asesinato de Nerv.
Al escuchar las palabras de Saiko, Mamoru Ai Yastis reaccionó al instante. Separando la cabeza de H de sí mismo cambió de la relajada diversión a una alegría absoluta. La noticia lo tomó por sorpresa, a fin de cuentas nadie había contado con el antes, pero no dejó que se notara más que un destello en sus ojos. Su mente ya estaba girando, procesando la información, considerando las implicaciones.
-¡Sí, jefa! -respondió Mamoru con firmeza, con una mezcla de entusiasmo y respeto en su tono.- Agradezco mucho que hayas confiado en mi para poder llevar este caso. ¡Al fin podré saber lo que le pasó a mi compañera!.
Había esperado este momento. Sabía que Nerv había dejado demasiadas preguntas sin respuesta y demasiados cabos sueltos. Mamoru se sentía preparado, incluso ansioso, por entrar en acción. La sonrisa de satisfacción había desaparecido de su rostro, reemplazada por una expresión decidida y resuelta.
Saiko Nozomi mantuvo su postura firme, sus ojos afilados observando cada reacción de Mamoru con precisión. No había rastro de humor en su expresión; estaba completamente enfocada en transmitir la información de la manera más directa posible. Cuando Mamoru respondió con entusiasmo, un leve parpadeo en su mirada mostró que no estaba sorprendida por su disposición, pero tampoco estaba allí para repartir elogios.
-Yo no fui quien lo ordenó. -aclaró Saiko, su voz manteniendo ese tono cortante que utilizaba para asuntos serios- De hecho, quería que Jill y yo nos encargáramos del caso.
Hizo una pausa, dejando que la frustración que sentía se filtrara en su voz, dejando claro que había ciertas cosas que estaban fuera de su control. Sabía que Mamoru estaba preparado para un desafío como este, pero no era cuestión de capacidades; era una cuestión de elección y preferencia, y esa decisión le había sido arrebatada.
-Pero el Comisario dijo que lo llevaras tú... -continuó, sus palabras cargadas de una mezcla de resignación y un leve toque de desaprobación.- A saber porqué...
No le gustaba que sus planes se vieran alterados por decisiones externas, especialmente cuando se trataba de un caso tan delicado como el asesinato de Nerv. Había pensado que ella y Jill, con su enfoque meticuloso y su capacidad para leer entre líneas, eran las más adecuadas para llevar las riendas... o cualquier otro... pero las órdenes eran órdenes, y estaba claro que la decisión había sido tomada en un nivel más alto. Luego, como si recordara algo menos importante, pero igual de necesario, agregó con un tono casi casual, pero manteniendo su firmeza:
-Oh, y también, vas a tener que dejar de vivir en tu oficina, Mamoru. Estamos teniendo un problema de roedores...
Mamoru Ai Yastis observó cómo Saiko Nozomi salía del despacho, sus pasos firmes y decididos. Un pequeño sobresalto en su rostro apenas era visible cuando, de repente, esquivó con gracia una rata que corría por el suelo, como si estuviera demasiado cómoda en el desorden de la oficina de Mamoru. Él no pudo evitar una sonrisa irónica ante la escena. Saiko siempre tan pulcra, tan correcta; era evidente que no estaba acostumbrada a los imprevistos de su caótica oficina. Esperó a que la puerta se cerrara detrás de ella antes de acercarse a H-san, bajando la voz a un susurro cómplice. Mamoru tenía una manera de hablar que hacía que todo pareciera un secreto compartido, una conspiración entre amigos.
-Sé que quiere echarme de aquí -dijo, con un tono de voz que mezclaba astucia y diversión- pero le va a salir el tiro por la culata... Me he adelantado... Porque he visto un pisito muy mono en las Torres Cuádruples, junto al paseo marítimo -continuó Mamoru, sus ojos brillando con picardía- Sí, con servicio de habitaciones y sirven helados desnudos... ya sabes, no le echan salsas ni caramelo ni esas cosas... solo el helado en pelotas... -Agregó Mamoru con una sonrisa de satisfacción- ¿Entiendes?.
Había planeado todo meticulosamente. No se lo iban a sacar de la jugada tan fácilmente. Mamoru era un sobreviviente, siempre encontrando la manera de salir adelante con un giro inesperado, con una solución que nadie más habría considerado. Cambiando de tono, Mamoru se puso serio de nuevo, su voz adquiriendo un matiz más profundo y decidido.
-Muy bien, vamos a investigar el asesinato de mi ex-compañera Nerv -declaró, dejando caer las palabras como un martillo sobre la mesa- Pero es muy posible que al descubrir al asesino desmantelemos también una enorme conspiración.
Se inclinó un poco más cerca de H-san, sus ojos fijos en los del joven detective, intentando medir su reacción, buscar ese brillo de determinación que él mismo había tenido cuando empezó en la fuerza.
-¿Estás listo para desmantelar una conspiración? -preguntó, su voz subiendo en intensidad, como si estuviera lanzando un desafío- ¿¡Y cuándo quieres hacerlo!?
Sin esperar respuesta, Mamoru se puso de pie de un salto, lleno de energía y con la pasión de un hombre que había estado esperando este momento durante mucho tiempo.
-¡EN MARCHA! -exclamó, casi como un general dando la orden de ataque.
Su entusiasmo era contagioso, su determinación inquebrantable. Sabía que este caso no solo era una oportunidad para resolver un misterio antiguo, si no también para probarse una vez más, para demostrar que aún tenía lo que se necesitaba para ser un policía. Para Mamoru Ai Yastis, este no era solo un caso. Era una oportunidad de redención, de enfrentarse a los fantasmas del pasado y salir victorioso. Y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para descubrir la verdad, sin importar cuán profunda fuera la conspiración o cuán peligroso fuera el camino.
Había superado la prueba!! y con grandes expectativas! *Sí!! así se hace!. - la motivación iba en aumento. Este día no podía mejorar más!...
La jefa y Mamoru tenían una enorme confianza el uno con el otro. Era más que evidente! Y lo contento que estaba Mamoru por poder investigar el caso de su compañera se resaltaba con cada expresión suya. Debió ser una gran compañera para él... Sentí tristeza por lo que pudiera haberle sucedido, sobre todo si su caso aún no se había resuelto. Debía estar destrozado, por eso no tocó su despacho en todo este tiempo.
Quizá hasta por eso pasaba tanto tiempo aquí como para que la jefa le dijese "que tenía que dejar de vivir en la oficina", con su mente a diario puesta en el duro trabajo que tenía, y además preocupándose por resolver casos personales como éste. Aunque no entendía el tema de los roedores. La jefa parecía acostumbrada a ellos. ¿Sería información clasificada? ¿Roedores espía? ¿mensajeros?. Era demasiado pronto para pedir explicaciones. Primero debía mostrar mi valía!
Pero cuando me susurró como si me contara un secreto, tuve que esforzarme para entender lo que me estaba diciendo. ¿helados en pelotas?. ¿Un piso en Torres Cuádruples? ¿estaba planeando su jubilación?. No importaba. Le sonreí con complicidad y seguridad absoluta marcándome un PULGAR ARRIBA con el dedo - Esperar lo inesperado! - dije, como si eso resumiera su historia de los helados.
Pero ahora venía lo serio. Y se notó con el cambio de tono. Estaba clarísimo. ¿Mi primer día y tenía la posibilidad de desmantelar una conspiración? ¿resolver un caso de una importante ex-compañera detective? ¿Y todo nada más y nada menos que junto a uno de los más grandes?! Me puse en pie de golpe con toda la motivación y determinación contagiosa inundando mi cuerpo. Había estudiado para esto! Para esto mismo había entrenado tantos años!! Era el momento!! -Sí, SEÑOR!! Le sigo a donde sea, señor!! - hasta le hice un saludo militar con la mano en la frente.
No tenía la menor duda. Apoyarle con todo lo que tuviese será la mejor decisión en toda mi carrera profesional!
Y porque aquel caso era el "último" caso y más importante aún, era el caso que más ganas le tenía Mamoru Ai Yastis al respecto de resolver, pues era un tema no solo delicado, si no también profundamente importante para este, pues le sentía un gran aprecio a su ex-compañera. Estos abandonaron de inmediato la Estación de Policía, sin llenar las protocolarias tres páginas de rol.