Partida Rol por web

Os encontráis a unas 20 millas al noeste de Garel Enkdal.

El cansancio hace mella en vosotros y, al observar a los magos, éstos están a punto de desfallecer. Por suerte, Fenestir con la ayuda de Baern han localizado un caserío abandonado que parece seguro y probablemente pueda resguardaros de las inclemencias del tiempo.

Ingrid ayuda a los magos, en especial a Karasten quién parece más débil debido a su avanzada edad. Ambos forman parte de vuestro grupo y tanto ellos como vosotros confiáis mutuamente y no os separaréis hasta hallar las dos espadas restantes.

Helden otea el horizonte a través de las sucias ventanas del caserío mientras Stumred se afana en cortar leña para encender una hoguera en su interior. Lleváis mucho tiempo viajando juntos y habéis superado innumerables peligros. Cada uno de vosotros sabe cuál es su lugar y por qué seguís unidos.

Sabrala trata de amenizar la velada con su dulce voz que en esta ocasión parece ser algo triste. Tras tantos viajes y expediciones fuera del hogar, hace mucho que vuestro anhelo es volver a casa pero debéis ganaros el honor y el respeto de vuestros iguales. Las dos hojas restantes deben ser vuestras.

Karasten se aproxima al fuego hasta que logra entrar en calor. Varios temblores y ataques de tos indican que necesita descansar pero por otro lado está entusiasmado con la idea de haber recuperado a la Merodeadora.

¿Me permitirás estudiarla esta noche? - Pregunta a Fenestir con cierta timidez impropia de él -. Quizá encontremos alguna pista de hacia dónde debemos dirigirnos esta vez.

Sin esperar a la respuesta de la exploradora, el viejo mago extrae un viejo manuscrito de su zurrón y comienza a repasar sus anotaciones a la luz del hogar.

La mirada de la joven es en primer lugar de furia , por la petición del mago , pero parece que ese viejo merece algo de respeto ya que se han enfrentado juntos a la muerte y aunque eso no los convierte en hermanos , por lo menos merece confianza.

Mago , comienza con su habitual dureza , no digo que sea un placer dejar que la examines , pero creo que nadie mejor que tu para averiguar lo que puedas de esta bella espada.

Sabrala ríe ante las palabras de Fenestir, una risa auténtica.

- Está claro que la conexión de las hojas con la persona a la que adoptan es muy fuerte, se hace duro cederlas a nadie, aunque sea por unos instantes...

Ingrid Hashandir asiente sonriendo mientras acaricia la vaina de la Franjiverde de manera inconsciente. A pesar de su carácter excéntrico e introvertido, tanto el viejo mago como el semielfo habían terminado por ganarse el aprecio de la druida albina. 

Mallon observa la escena sin intervenir. Tras asegurarse de que su maestro está cómodo y no corre ningún tipo de peligro, él mismo extrae su propio grimorio y comienza a repasar sus anotaciones a la luz de la hoguera.

Casi inconscientemente, busca el abundante pelaje de Suka con la mano que tiene libre, si apartar la mirada de su apreciado libro de conjuros.

Tras completar la instalación del improvisado campamento, Baern comienza a sacar las distintas armas y armaduras de su mochila, tanto las que ha conseguido colocar en su interior, como los trozos de aquellas que cuelgan en las distintas correas de la misma

Con cuidado se dedica a armar el rompecabezas de armaduras y vuelve a colocarlo en la mochila, tratando de optimizar el espacio de la misma.

Finalmente toma una rama del suelo y la lanza hacia Suka a la que llama con un agudo silbido

- Espero no te moleste que juegue con ella - le pregunta a la druida que, junto con Fenestir le han estado enseñando a moverse entre la vegetación, pese a su aparatosa armadura - Debe ser agradable que siempre te haga compañía - añade con una sonrisa mientras observa como la loba mira a Ingrid preguntándole con la mirada si puede jugar con el guerrero

- Alguna vez encontraré algún animal que quiera hacer lo mismo conmigo - se promete a si mismo sin tener claro como será capaz de cumplir esa promesa.

Una vez que nos hemos asegurado que no había peligro alguno en el caserío, dejo mis cosas en un rincón, apoyadas en la pared, aprovechando para estirar los músculos, haciendo ejercicios con el cuello y brazos Bueno, pues creo que aquí podremos descansar un poco hasta que acabéis vuestras cosas la verdad es que la magia, aunque consciente de que es necesaria, seguía sin gustarme un pelo, como a casi todos los de mi raza.

Busqué con la mirada un lugar donde sentarme, y aprovechar para comer algo de las raciones que llevaba ¿queréis? tenemos que reponer fuerzas, pues no sabremos cuándo podremos volver a disfrutar de techo donde descansar.

Con la mirada sigo la mano de Baern, que dirige a Suka, que permanece junto a Ingrid, siempre atento a su compañera. Es un buen aliado y, cuando hace frío, es toda una ventaja.

Karasten era consciente de la reticencia de los bárbaros a asumir que la magia estaba presente en todo. En especial en los filos que tanto esfuerzo les había costado conseguir.

Con media sonrisa en su gesto, el maestro tomó la espada de manos de la exploradora.

Lätt, det är i goda händer

Pronunció en una casi perfecta lengua fría, algo que dejó a todo el mundo estupefacto.

El semielfo queda tan sorprendido como vosotros. Alza la vista de su entretenida lectura y mira fijamente a su maestro. 

Por un momento parece que va a intervenir, pero enseguida calma sus instintos y permanece expectante ante la reacción del resto del grupo, aguantando prácticamente la respiración.

Baern observó al mago con curiosidad. No solo era algo extraño escuchar a un extranjero hablando su propia lengua, sino que lo hiciera con tanta soltura

Por un momento trató de pensar si en algún momento había intentado ocultar algo del mago por medio del idioma, pero finalmente desechó la idea. Creía que no, pero incluso si lo hubiera hecho nunca había ocultado su desdén por lo usuarios arcanos.

Encogiéndose de hombros continuó jugueteando con Suka, aunque el animal, al no haber recibido instrucciones de su dueña, sólo le permitió acariciarla, sin ir a buscar la rama que le había lanzado.

- Vaya... no te reconocería como un bárbaro, y no puedo imaginar como un extranjero aprendió la lengua fría con tal soltura. Creo que tras esto se oculta una historia, y a mí me encantan las historias... ¿Por qué no nos la cuentas?

Karasten sonríe mientras atiende a las palabras de la semielfa.

¿Cómo no, querida Sabrala? - comienza el mago con un tono algo condescendiente - Como muchos de los habitantes mestizos que habitan Flaenia -, hace una pausa para observar directamente a la barda - no sé nada acerca de mis padres. Fui abandonado cuando tan sólo era un niño en algún lugar de los Reinos Bandido, pero sé que tengo ascendencia bárbara. De la Escarcha, sin duda.

Aunque era una posibilidad que a todos se os había pasado por la cabeza en algún momento, siempre la habíais descartado por imposible, lo que ahora os sorprende más si cabe.

Es extraño que un bárbaro esté interesado en las artes arcanas y por ello decidí ocultar este aspecto de mi persona. No por vergüenza, sino por protección.

Siendo un estudioso como lo he sido toda mi vida, no he dudado en aprender cada detalle de la cultura bárbara, como no podría ser de otra forma. Esto incluye nuestra Lengua Fría.

Karasten comienza a observar el filo de la espada cuidadosamente, reparando en cada detalle tanto de su filo como del mango.

Hemos de encontrar el resto de las espadas y que estas vuelvan a manos de los Fruztii, a manos de los nuestros - afirma con el ansia propia de un bárbaro.

El mago sigue estudiando detenidamente la espada, observando también eventualmente las otras dos ahora enfundadas y murmurando algo para sí mismo en diversas ocasiones. Finalmente, parece que llega a una clara conclusión que no duda en compartir con vosotros:

He descubierto que la cuarta espada, El Vértice, está en propiedad de un jefe bárbaro. Este hombre y su clan fueron exiliados hace años por los Bárbaros de Nieve, y supuestamente viven al norte de Kelten, una ciudad al sur del Bosque de Hraak. Este hombre no estará dispuesto a renunciar a la espada, pero debemos recuperarla. Creo que El Vértice nos guiará hasta a la quinta y última hoja. Desafortunadamente, la ciudad de Kelten se encuentra a 480 millas de distancia.

Helden se acerca al mago y la espada. Nos has sorprendido gratamente.

Como sabes para nosotros es una prioridad recuperarlas todas asi que si dices que está tan lejos partiremos mañana mismo. ¿Tienes algun medio mágico de desplazarnos más rápido? La manera de salir de las cueva orca fue espectacular pero algo más modesto estaría bien.

- Así que eres bárbaro... y mago? - Algo en la combinación de adjetivos no le gustaba demasiado a Baern, pero no podía menos que reconocer que el "bárbaro" los había ayudado bastante en la búsqueda de los primeros filos - Supongo que eso explica porque tienes tanto interés en ayudarnos -

- Y sino podremos caminar. NO sería la primera vez que encaramos una travesía que parece demasiado larga - asevera el guerrero - Además estaremos más cerca de casa - agrega al reconocer algunos de los nombres citados por Karasten

Rascándome la espesa barba, gruño ante las palabras del mago, totalmente convencido de que la palabra bárbaro que utiliza él no es la misma que utiliza el resto. Nunca había visto a un bárbaro utilizar la magia, o al menos la magia arcana. Algunos si que tenían dones de sus primitivos dioses, pero eso era otra cosa.

Lo que estaba claro es que tocaba ponerse en marcha, pues la distancia no era moco de pavo y, como todo en esta vida, el tiempo apremiaba.

Mis piernas son cortas, y aunque nos evite largos días de caminata, casi prefiero hacer eso que ponerme nuevamente en sus manos haga clara referencia a las palabras que acababa de decir Helden no me gustaría aparecer en un muro o vuelto del revés porque algo ha salido mal, no señor. 

Un bárbaro ... sin duda habia algo familiar en el viejo , pero de todos modos e sun mago y eso no siempre es bueno Piensa la joven mientras deja las menudencias como el viaje a su jefe .

A mi me da igual , mientras el viento frio corte nuestra cara y la nieve nos acompañe mas facil es ver a los enemigos de lejos ,dice Fenestir mientras muestra su despreocupación por el camino a seguir .

El semielfo estaba sorprendido al ver a su maestro mostrar sus cartas. Él conocía y aceptaba su ascendencia, en definitiva Karasten había sido como un padre para él y le debía mucho, incluso la vida.

Con toda la tensión generada, Mallon quiso intervenir, aunque lo hizo tímidamente aprovechando un lapso de silencio.

Te... tenemos otra posibilidad... - comenzó a hablar con la voz temblorosa -, ya que conocemos el lugar al que deseamos ir, podríamos utilizar el poder de las tres espadas para teleportarnos a dicho lugar, esto nos ahorraría semanas de viaje.

El mago quedó pensativo por un momento, la idea era brillante pero también tenía sus contras.

El problema es que quedaríamos exhaustos y debilitados por el viaje. Las espadas son muy poderosas pero nosotros somos numerosos y... la magia... siempre exige retribución... - Las últimas palabras sonaron con un fino hilillo de voz, Mallon casi se atragantó al pronunciarlas.

- ¿Retribución? - algo en el tono de las palabras del semielfo hizo que Baern sintiera escalofríos - El cansancio no me preocupa, podemos acercarnos a, no sé, un día de marcha, descansar y luego terminar el viaje por medio de nuestras piernas. Pero no me gusta mucho como sonó eso de la retribución -

- Casi que prefiero caminar - Reacio a contradecir al líder del grupo y tratando de convencerse que si Karasten era realmente uno de ellos debía confiar en el y en su pupilo agregó - Pero que no se diga que un Fruztii tiene miedo de hacer lo necesario por su pueblo. Aunque implique soportar los efectos de la magia -