Partida Rol por web

Sabrala parece tranquilizarse en gran medida con las palabras del Dios. Después nota como algo le sucede, algo muy por dentro, su percepción y su comprensión de la magia se expande y se vuelve consciente de cosas que había investigado a menudo, pero no había sido incapaz de controlar.

- Todos los relatos que conozco dicen que después de otorgarnos estos dones te irás, y tendremos que continuar el camino solos. Pero si pudiese pedir otro deseo sería que esto no fuese así. Podrías contarme tantas cosas, podría componer tantas canciones con los relatos de tu vida inmortal. Podría recuperar para la memoria a tantos héroes que nos precedieron buscando y encontrando los filos... ¿No habría algún modo de hacerlo? ¿No podrías aparecerte en sueños y hacerme soñar con esas historias que no podré vivir? La memoria es débil pero las canciones persisten, y son demasiadas ya las vidas que deberían ser recordadas y desaparecen para siempre como para no sentir como un puñal la pérdida que supondrá que te vayas ¿No hay nada que pueda hacer para no perderte también a ti para siempre?

Sin poder emular las palabras de la bardo, Baern sonrió y solo le respondió diciendo - Trataré de serlo -  a Vatun mientras inclinaba la cabeza en un claro gesto de aceptación. Tras ello elevó la vista para observar a los ejércitos que lo rodeaban, tratando de decidir como podría ayudar a sus compañeros para que todos salieran con vida del lugar.

Helden siente como su cuerpo se inunda de una gran fuerza.

Gracias por los dones que nos otorgas. Trataremos de ser dignos y derrotar a nuestros enemigos en batalla.

La deidad mira por encima de vuestras cabezas hacia el noreste. Una sonrisa cruza su rostro curtido, mostrando unos dientes perfectos, de un blanco perlado -. Mirad, los grandes ejércitos de los Bárbaros de Hielo vienen a luchar a nuestro lado. Detrás de ellos, los Bárbaros de Nieve y Escarcha se preparan para unirse a la refriega. Nuestros pueblos finalmente son uno. Así es como debía ser desde los albores de Oerth.

Cuando se gira para mirar hacia atrás, el leve sonido de los tambores de piel de foca y los cuernos de colmillos de mamut llega a vuestros oídos. Montados en bestias que van desde caballos hasta bueyes almizcleros, los bárbaros se acercan tal como predijo el Gran Dios.

Vatun se vuelve y mira a los ejércitos enemigos que se acercan. Un destello de placer brilla en sus pupilas negras como la noche. Lanza un suspiro y se vuelve para observaros.

Ha comenzado.