Partida Rol por web

De ahora en adelante se narrarán historias mías y de mis compañeros en la Dama Sonriente, el servidor de tragos se ha convertido en un aventurero. Aunque la misión estaba lejos de terminar pues la estirpe del monstruo quedaba regada en las profundidades de la caverna y era nuestro trabajo darle fin. Además la restauración del Árbol Esmeralda debía realizarse lo más pronto.

El plan de Barrik fue inmediatamente puesto en marcha, y tomando mi daga empecé a perforar las gelatinosas esferas que contenían la herencia maldita. El enano intentaba convencer a los kobols para que junto a nosotros restauramos el orden que había sido alterado por Lord Kroakus.

Dasig asiente ante las palabras del mago:
- Llevemos a cabo los rituales neecsarios. Este árbol es el corazón de estas tierras. Sin él, nuestra misión habrá sido estéril.

Pronto comienza la organización para el saneamiento de la zona. Los kobolds, capitaneados por Dasron, Garsam y Beohal dejan de usar sus picos, palas y otras herramientas para excavar y comienzan a usarlos para destruir huevos y cazar sapos. Esta última tarea no es nada fácil, porque los hijos del demonio son adversarios temibles. Las hembras kobold colaboran muy activamente a modo de venganza.

Mientras tanto, Barrik y Dasig acuden a la que fuera la guarida de Lord Kroakus. La mayor parte de las raíces del gran Árbol Esmeralda se encuentran marchitas, pero unas pocas han sobrevivido a su mal. Hay una gran maraña de nudos grisáceos entre los que sobresalen extensiones todavía brillantes. Barrik encuentra un punto que puede ser adecuado para canalizar energía, no solo hacia las raíces, sino hacia todo el árbol.

Es el momento de cumplir el destino que habían trazado para vosotros los dioses.

Cada uno teníamos un cometido, asi que solo era ponerse manos a la obra. Mis tres compañeros eran bastante diligentes y muy pronto formaron grupos de exterminio con los kobolds. La desaparición de la estirpe de Lord Kroakus sería efectiva si los dioses querían. Mientras, Dasig y yo encontramos un sitio donde la canalización de energía podía curar tanto las raíces del árbol como el tronco. Le indiqué al clérigo que hiciera lo que yo, para empezar con el ritual. Pinté con una tiza dos círculos en el suelo y dibujé alrededor de ellos unas runas mágicas que amplificarían nuestro poder. A mi me abrirían más las puertas de la Urdimbre y a Dasig la comunicación con su dios. Una vez listos, le indiqué que se sentara y se concentrara en su poder interior. Le hice un pequeño corte en la mano y cogí unas gotas de sangre en un vial. Yo hice lo mismo y ese vial lo rompí en una de las raíces vivas que quedaban. Me senté en el suelo y me concentré. Los ruidos de alrededor desaparecieron y solo estábamos el clérigo, yo y el Árbol Esmeralda. Poco a poco, la magia arcana y divina fue pasando al árbol a través de nosotros. No dejaría muy maltrechos e incluso corríamos el peligro de morir exhaustos, pero era un pobre precio si con ello salvábamos el territorio.

Mientras destruimos lo que queda del monstruo recuerdo al valiente Leyacar que había dado su vida por la misión... —espero que donde se encuentre su espíritu esté feliz  con la victoria— pienso mientras observo por un momento como el mago y el clérigo concentran sus energías para restaurar el poder del Árbol Esmeralda. Luego continuo rompiendo huevos y matando sapos.

—No debe quedar ninguno —digo finalmente.

Beohal tambien se quedo con la mision de saneamiento buscando en el agua podibles sobrevivientes indeseables

Los kobolds se mostraron voluntariosos y colaboradores. Mientras destruiamos los huevos y los sapos restantes, los magos se prepararon para comenzar el ritual. Aquella tarea quedaba lejos de mi alcance así que me quedé a una distancia prudencial para no estorbar ni desconcentrarlos. ¿Habíamos logrado cumplir nuestra misión? El árbol parecía muy deteriorado pero todavía se veían algunas raíces sanas. Un rayo de esperanza en aquel lugar sombrío.

- Lo estáis haciendo muy bien, seguid así - animé a los kobolds. Me reuní con ellos para ayudarlos y dejé a los magos hacer su trabajo.

Las runas de los círculos místicos brillan con intensidad y un canal de energía mágica y divina, fundidas en un mismo haz, se abre gracias al ritual que inician Barrik y Dasig. Dasron, Garsam y Beohal contemplan con asombro el modo en el que las raíces comienzan a recuperar su antiguo vigor y se asustan al ver a sus compañeros levitar mientras la energía atraviesa sus cuerpos, que sirven como puente. Un atisbo de duda por parte de Barrik o Dasig y todo puede acabar en desastre, quizá con una brecha entre realidades. Ningún aprendiz de mago o de servidor de los dioses había osado jamás hacer algo semejante.

Al tiempo que el gran Árbol se recupera, sus raíces comienzan a absorber y purificar la sombra del Caos. El lago tenebroso subterráneo deja de serlo, cambiando sus aguas negras al color verde esmeralda, propio del gran Árbol, que brilla con luz propia. Los sapos que no habían sido cazados mueren y son disueltos. Los kobolds se arrodillan y piden perdón al gran Árbol por haber servido al demonio.

Barrik y Dasig, exhaustos, caen al suelo suavemente al finalizar el ritual. Apenas pueden moverse. El techo nudoso brilla rebosante de vida y una de las raíces desciende a vuestra altura. Es el regalo que os otorga el gran Árbol Esmeralda para salvar al pueblo, el curandero sabrá darle buen uso. Solo tenéis que cortarla y guardarla en un recipiente seguro.

El espectáculo que observo estoy seguro no había sido visto por hobbit alguno, soy un privilegiado que presencia un evento único. La fuerza del Árbol parece restaurada por completo, y corro a socorrer a los amigos que sirvieron de puente para que el milagro se diera. Me acerco velozmente hasta Barrik y le pido Beohal y Dasron que vayan por el clérigo.

Ya cerca del mago intento reanimarlo asegurándome que no haya sufrido alguna herida de gravedad. Golpeo suavemente su cara esperando que reaccione lo antes posible diciéndole:

—Lo logramos amigo, recuperamos la vida del Árbol Esmeralda. Podemos ayudar a todos, gracias a ti y a Dadrada...

Abro lentamente los ojos, me encuentro muy débil.

-"Gracias, pero hemos contribuido todos. Espero que haya valido la pena..." Digo en un hilo de voz.

Ayudado por Garsam, me levanto y me apoyo en él. Miro alrededor y veo que el árbol parece restablecido. Lo hemos logrado...

El ritual resultó ser la experiencia más maravillosa que hubieran visto mis ojos . Toda la maldad se desvaneció y el árbol recuperó su vigor de antaño. Me acerqué hasta Dasig para ayudarlo a levantarse y darle agua.

- Bebe amigo mío. Creo que lo habéis conseguido. ¡Mira como resplandece el árbol!

Cumplida la misión, comenzáis los preparativos para el regreso. Los kobolds os dan todo lo necesario para que no os falte de nada durante el viaje. Además, os obsequian con el rubí de su poblado, símbolo de la unidad de sus gentes y ahora de su amistad imperecedera con vosotros, el cual habían mantenido oculto.

Descansáis hasta que Barrik y Dasig se encuentran en condiciones de avanzar por su propio pie. Es el momento de volver al pueblo.