Os afanáis en la búsqueda de la entrada secreta por toda el área recién despejada. Las botas se os pegan en el denso limo y a cada paso sentís un peso mayor de barro acumulado. Os llevará horas limpiarlas más tarde.
De pronto, Barrik se pega un resbalón y cae de morros en el barro, poniéndose perdido. Trata de levantarse, pero cada vez que lo intenta, se vuelve a caer. Acude en su ayuda Leyacar, que acaba en el mismo percance, hasta arriba de barro. No hay manera de salir de ahí, necesitarán una cuerda.
Mientras tanto, Dasron, guiado por su instinto, se aproxima a una zona bastante alejada del árbol donde parece que hay algo prometedor. Sí, comienza a escarbar, luego a retirar piedras. Debajo de ellas se halla una fosa repleta de agua, parece bastante profunda, la lanza no llega a tocar fondo. Para explorarla habrá que sumergirse.
Barrik y Leyacar deben hacer una tirada de salvación contra Captura. Se tira 1d20 y si el resultado es igual o mayor respecto a lo que tengáis en Captura os salváis del efecto. En este caso, que se os peguen 1d4 sanguijuelas, que os causarán un punto de daño cada una. Si no se logran retirar de la forma adecuada, seguirán causando daño.
Tenéis un bono de +2 a la salvación por circunstancia, dado que estamos hablando de un barrizal y los bichos están aturdidos.
Motivo: Salvacion
Tirada: 1d20
Resultado: 12(+2)=14 [12]
Me costó mucho esfuerzo retirar el barro y las piedras pero al fin lo conseguí, aquella debía ser la entrada secreta. Me giré hacia los compañeros. Barrik y Leyacar estaban envueltos en barro hasta el cuello.
- La entrada está anegada de agua. Tendremos que mojarnos.
Intenté quitarme el barro de las botas. Cada vez era más difícil caminar y amenazaban con quedarse pegadas en el suelo.
Al ver a sus compañeros en problemas, Dasig deja caer el palo inmediátamente y saca su cuerda. Ata un cabo a una raíz cercana del árbol y les echa el otro cabo a los que están atrapados en el barro. Al mismo tiempo, agarra su extremo de la cuerda firmemente a medio camino, de forma que no sea la raíz la que aguante todo el peso, y que pueda agarrar la mano de sus compañeros en cuando empiecen a salir del barro.
En un momento dado, mis botas se escurrieron y caí de boca al barro. El enfado fue en aumento al no poder levantarme, ya que me escurría todo el rato. Al lado mía, varias sanguijuelas que chapoteaban en el fango, vieron en mi su presa y empezaron a dar saltitos para acercarse. Leyacar, que vino a ayudarme, le pasó lo mismo y acabamos los dos llenos de barro y con las criaturas viniendo hacia nosotros. Dasig nos echó una cuerda, que yo cogí y me la pasé por la cintura, haciendo un nudo rápido. Miré al clérigo y le grité:
-"¡Tira con fuerza!" Dije mientras cogía con las dos manos al explorador para arrastrarle conmigo.
No sería muy difícil tirar, dado que el barro era muy resbaladizo y enseguida saldríamos de ese atolladero.
Motivo: TS Captura
Tirada: 1d20
Dificultad: 13+
Resultado: 15(+2)=17 (Exito) [15]
Miro el lío en que están dos de los compañeros y secundo a Dasig para ayudarles a reincorporarse mientras ecucho que el enano nos dice que ahora habrá que sumergirse.
—¡Vaya! Se complica aún más el asunto —digo—, de momento ayudemos a Barrik y a Ley.
Rescatáis a vuestros compañeros en apuros, perdidos de barro, pero en buenas condiciones. O quizá no tanto. Mientras Leyacar trata de quitarse el barro de la cara, descubrís que se le ha pegado una asquerosa sanguijuela en el cuello que se está poniendo morada con su sangre. Hay que llevar cuidado a la hora de retirarla para no agravar la herida ni provocar una infección.
Descubierta la posible entrada secreta, debéis organizaros para explorarla. Es estrecha, podéis sumergiros de uno en uno.
Motivo: Número sanguijuelas
Tirada: 1d4
Resultado: 1 [1]
Leyacar pierde un punto de golpe.
Una vez que todos han salido del barro observo el cuello de Leyacar. Tiene una sanguijuela pegada.
- No te muevas, voy a quitarla.
Con cuidado la agarro con la punta de los dedos. Es resbaladiza y no para de retorcerse. Pero al final consigo arrancarla y se despachurra. Me limpio la sangre en los pantalones.
- Parece que la herida es limpia - digo mientras evalúo la herida - Bien, ahora a meterse en el agujero. Yo iré primero.
Motivo: Quitar sanguijuela (destreza)
Tirada: 1d20
Dificultad: 11-
Resultado: 11 (Exito) [11]
Dasig contempla la poza de agua y dice:
- Esperemos que al estar bloqueada con piedras y sin muchas posibles víctimas esa poza no tenga sanguijuelas. Pero si no queréis sumergiros, podemos intentar sacar el agua. ¿Tenéis un cubo, o caso co algo que nos pueda servir? En el peor de los casos podría invocar una luz que descendiera por el pozo, para hacernos una idea de lo que contiene... pero hasta mañana no podría volver a invocar favores divinos.
¿Después de mirar un rato se ve alguna sanguijuela en el agua?
¿Nuestras armaduras incluyen cascos que podamos usar para vaciar el agua o al menos reducir un tanto la profundidad, si la poza es estrella, debería ser posible reducir la altura del agua?
Por otro lado ¿de qué son las paredes de esa poza? entiendo que no son de barro, ¿no?
Salimos del aprieto gracias a los compañeros, aunque al explorador se le había quedado una sanguijuela pegada. El enano se la quitó con delicadeza, apachurrándola después.
-"Gracias Dasig y Garsam, por poco nos devoran esos bichos."
Nos acercamos a la entrada y pensamos qué hacer.
-"Buena idea Dasig, intentemos vaciar el túnel."
Después de un rato escuchado las ideas de los demás se me ocurre algo:
—Podría atarme con cuerdas e intentar sumergirme para buscar el fondo mientras ustedes me sostienen y van soltando —voy diciendo—. De todos, soy el más ligero, lo cual permitiría que me saquen rápidamente si la situación se complica.
Vuestro equipo no incluye casco, a lo sumo podríais usar alguna capucha para reducir un poco y muy lentamente el nivel del agua, estropeando probablemente, a su vez, la capucha. La fosa, por lo que podéis percibir, es profunda. El agua está turbia, acabáis de remover fango y piedra, no podéis ver nada más. Las paredes están compuestas, al parecer, de roca y tierra. No sabéis qué puede haber más abajo.
Por otra parte, la destrucción de la presa supone una alteración del ecosistema cuyas consecuencias desconocéis, incluyendo cómo afectará al gran árbol Esmeralda.
De momento entiendo que Dasron se sumerge y va a explorar las profundidades en vanguardia ya que ha declarado primero, le seguiría Garsam. Dasig y Barrik no sé si querrían tratar de reducir un poco el agua si los otros dos se sumergen. Falta que declare Leyacar. Salvo que me indiquéis lo contrario, esta noche describiré lo que sucede. Mientras tanto, os dejo que debatáis y os pongáis de acuerdo.
Después de curado ley se volvió a hacerca - Camaradas, haber déjenme le hecho un ojo - poniéndose listo para zambullirse
Tiro as lgo para buscar?
Sin más preámbulos, Dasron, Garsam y Leyacar se zambullen por turno. En primer lugar Dasron, que desaparece bajo el agua tardando lo bastante en volver como para preocuparos. Garsam se ata con con varias cuerdas empalmadas y acude en su búsqueda, temiéndose lo peor. Tras otro rato de tensión, los que aún permanecéis en tierra notáis unos tirones en la cuerda, indicando que no hay peligro. Leyacar toma aire y se echa al agua, también desaparece. Solo quedan en tierra Barrik y Dasig. Parece que los otros compañeros han encontrado algo.
No es necesario tirar esta vez, Ley.
Cogí aire y me sumergí. Todo se volvió oscuridad y silencio. Tardé bastante en llegar al otro lado. Me estaba quedando sin aire cuando por fin salí, cogiendo aire con desesperación. Me siguieron Garsam y Leyacar. Una vez fuera del agua tiramos de la cuerda indicando al resto que todo iba bien.
Al ver que daban la señal de que todo estaba en orden, nos tocaba a nosotros seguirles. Enfurruñado como estaba, por haberme caído al fango y haberme manchado entero, ahora tenía que empaparme totalmente. Cogí mi libro de conjuros y lo envolví en una pequeña tela impermeable que tenía, para asegurarme de que no terminaba hecho un montón de papel mojado.
-"Bien, hombre de fe, nos toca a nosotros ahora."
Seguidamente me dirigí al pozo y con cuidado, me zambullí siguiendo la cuerda. Aguanté la respiración y fui avanzando agarrado a la cuerda que me llevaría junto a los demás.
Finalmente, Dasig siguió a todos los demás, siguiendo la cuerda en la oscuridad de las aguas.