Partida Rol por web

Bajo Arveil

Prólogo: ¿Un futuro prometedor?

Cargando editor
24/01/2022, 20:34
DM

PRÓLOGO: ¿UN FUTURO PROMETEDOR?


La figura de una gaviota rompe la escena, cruzándose por el medio del sol emitiendo su canto. Podemos ver una sucesión de pequeñas instantáneas que muestran escenas cotidianas de Frontera de Aigar:

Un pescador enano de fuertes brazos y piernas cortas bajando una pesada caja de madera por la pasarela de un barco hacia los muelles, por delante, haciéndole pegar un brinco del susto, corre velozmente una de esas extrañas criaturas autóctonas del valle, parece un ave, de aspecto regordete, con el cuerpo totalmente emplumado, va cargado hasta los topes de cajas y mercancía, pero no parece pesarle lo más mínimo.

(Ave de carga)

El vaivén del agua cristalina del lago cuyo cielo se refleja cual espejo.

El mercado central, repleto de puestos de madera, con toldos de diversos y llamativos colores, donde los sonrientes (y otros no tanto) comerciantes venden sus productos, desde ropa, humeante comida recién hecha o incluso armas que brillan por la caricia de un rayo de luz solar.

Luego la imagen menos amable, un chico joven, de aspecto fuerte, casi podríamos describirle como gordo, está tumbado a la sombra, a los pies de uno de esos toldos. A su lado está su compañera, una rhea, a los que los imperiales llaman “medianos” de cabellos pelirrojos, pecas por la cara y una armadura vieja de cuero. Pese a que parece una imagen entrañable, en realidad, tienen cara de cansancio, están sucios, con los ojos vacíos, como si estuvieran allí sus cuerpos pero no sus mentes. Son un grupo típico, no son los únicos, son aventureros que se quedan sin dinero o que han perdido un compañero.

La imagen enfoca entonces a una figura femenina, está de espaldas, no podemos verle el rostro, pero está sentada en el borde de una fuente de piedra circular, coronada por una figura de una rana que expulsa agua por la boca, la roca se encuentra salpicada por brotes verdes allá y acá, dando la sensación de que lleva mucho tiempo allí, en esa plaza. Ella tiene la mano en el agua, y juguetea con el líquido elemento de forma inocente. En el reflejo del agua de la fuente podemos ver su rostro, que le devuelve la mirada. ¿Quién es esa chica? ¿Qué vemos el resto de ella?

Poco tiempo después es interrumpida, aparece un grupo, son dos. Un muchacho y otra chica, ambos jóvenes, sonríen ante el encuentro con la otra chica. Uno de ellos corre a su encuentro, eso hace que, al toque de la luz solar, una pequeña placa metálica con símbolos extraños (pero que para los presentes es la escritura perfectamente normal) resplandezca, identificándolos como reservistas novatos ¿Quienes son ellos dos? ¿Como visten, que llevan y hacen?

Una voz a sus espaldas los interrumpen, al volverse, los muchachos ven a dos jóvenes más llamando su atención, que bajan por unas escaleras de madera. Tras ellos, sobre un pequeñísimo montículo rocoso, la fachada sosa con un viejo cartel que pone “Gremio de la Reserva” y algo más abajo, pegado al camino que han cogido los jóvenes al bajar esas escaleras, está el famoso y típico panel de anuncios repleto de viejos legajos, algunos amarillentos y otros más nuevos, que se amontonan caóticamente unos sobre otros.

Pero no.  Ellos no llevan en sus manos uno de esos papeluchos. Uno de ellos trae consigo un pergamino con un sello rojo del gremio, está roto, por tanto, se ha leído ya. ¿Quién es el que lleva ese papel en la mano? ¿Que aspecto tienen esos aventureros que se unen al resto? ¿Como suena la voz que llama al resto del grupo? ¿Es grave o agradable?

Sea como fuere, sabéis que hay escrito. 

La imagen se difumina y volvemos unas horas atrás con un flashback. Los muchachos acababan de terminar su formación ¿Como fue? ¿Los guerreros han entrenado en el cuartel de la legión o con compañeros de más nivel? ¿La clérigo fue a recibir consejo del pior de la santa iglesia de Lúminis o aprendió de alguien externo? ¿Y el pícaro, sus primeros consejos los recibió del gremio de ladrones de Frontera? ¿El mago de Mizhail el loco o de la bruja de la vieja torre de las afueras? 

Como es costumbre y necesidad, después de haberse dejado todo el dinero en el registro, la formación y el equipo, lo siguiente fue ir a pedir trabajo.

Una muchacha sonriente, con el maquillaje justo para que sus pómulos lucieran brillantes, de cabello castaño claro y ojos verdes, vestida con el reglamentario uniforme de los trabajadores del gremio os atendió tras el mostrador de madera de roble, que cubría prácticamente toda la pared occidental del cuartel, separada la barra por secciones donde un funcionario diferente, pero con la misma ropa, esperaba o atendía a más aventureros.

-¿Trabajo? Estáis de suerte. Después de la Luna roja más reciente los reservistas de nivel medio y superior han empezado a coger trabajos muy lucrativos debido a la falta de personal. Por ello dejan los trabajos de su nivel sin cumplir. Normalmente no damos una misión de este rango a novatos recién salidos de la formación básica pero… 

Hizo una pausa, sin abandonar su hermosa sonrisa, casi como si fuera una autómata. Metió las manos bajo el mostrador y dejó sobre la barra el pergamino.

Las figuras, aún informes de los aventureros novatos se asomaron hacia el mostrador, dibujando su sombra sobre este. Nadie cogió el pergamino, hasta que uno se armó de valentía y alzó el brazo para cogerlo y abrirlo ante todos.

La funcionaria sonrió, cerrando los ojos.

-Es un trabajo algo lejos de aquí, en la siguiente gran ciudad del camino, en Arveil. Espero que le haya ido bien la defensa de la luna roja, a todo esto… 

Por un segundo, la chica había abandonado esa sonrisa y se quedó algo pensativa, pero luego volvió a dibujarla en su rostro.

-¡Una misión de control de plagas! Por lo visto ahora abundan en la ciudad. Esto es una petición formal del patricio de Arveil, por eso el sello oficial, por favor, tomároslo en serio, no podemos hacer que nuestra reputación quede en entredicho.

En mitad de la conversación, la muchacha había alzado un dedo, casi como una regañina.

-Dicho lo cual, debéis estar listos en la puerta antes de que caiga la tarde. Hemos podido contratar los servicios de una caravana de mercaderes que nos debía una para que os transporte a Arveil. Llegaréis mañana por la mañana o al mediodía a más tardar. Allí debéis dirigiros a la posada de la lechuza borracha... !Ugh!... donde recibiréis nuevas instrucciones. ¡Buena suerte, muchachos y tened cuidado!

La chica volvió a esbozar aquella sonrisa mil veces ensayada mientras la imagen se va difuminando hasta que os devuelve al presente, en aquella plaza, con el grupo (¿Recién formado por las circunstancias? ¿Tiene nombre ese grupo o todavía no? ¿Alguien se conoce de antes?) reunido en la plaza.

Notas de juego

Ya podéis postear, es una escena cortita de introducción que tiene dos propósitos:

1. Conoceros y establecer las dinámicas de grupo al menos al comienzo

2. Responder a las preguntas que le darán color al personaje.

Debéis responder a las preguntas en negrita y cursiva en mitad de la narración, integrándolas en ella, casi todas son referentes a vuestros personajes. El primero que llegue puede "situarse" donde quiera. Las preguntas más de grupo, estaría bien que compartiérais la narración en lugar de que uno solo establezca todo, podéis discutirlo en el off topic si gustáis.

Esta es una dinámica que voy a repetir mucho durante la partida asi que ¡Atentos!

Lo que ha pasado con la chica del gremio es un flashback, así que podéis aportar pero no preguntar detalles (es pasado, lo que hay escrito es lo que ocurrió)

Para cualquier duda, usad el Off topic.

Cargando editor
24/01/2022, 22:12
Juliette

Los días eran largos y tediosos desde que mi nueva vida había comenzado. Tenía calambres y dolores en cada ínfima fracción de mi cuerpo por culpa del nada intrascendente hecho de dormir en camas de paja a ras del suelo. Pero eso no era lo peor, no... lo peor era el picor que la paja producía en cada poro de mi piel. ¡Eso sí que era insoportable! También los mosquitos, quienes se cebaban conmigo día sí, noche también, dispuestos a dejarme sin sangre que alimente mi cuerpo. De hecho ni siquiera pude pegar ojo durante la primera semana. Las siguientes... era tal el cansancio, que ni siquiera podía desviar los incesantes intentos de aquellos asquerosos seres con alas ni aguantar con los ojos abiertos más de diez o quince minutos.

En cualquier caso, y en aquel momento, la cama de paja no era una de mis preocupaciones. No, para nada. Tampoco los mosquitos. Pues, mientras acariciaba cuidadosamente el agua de la fuente de espaldas al resto de mis compañeros, mis ojos... como si de un hecho fortuito del destino se tratara, cayó en la cuenta del  reflejo que éste me devolvía.

Hacía demasiado tiempo que no observaba mi rostro. Tanto que incluso me costó reconocerlo. Cansada, con ojeras, despeinada. ¿Ésa era yo? ¿En esto me había convertido? Exhalé aire por la nariz con resignación, mientras desviaba la mirada... negándome a aceptar aquello. Sin embargo, tras unos segundos evitando lo inevitable, no pude sino volver a mirar, esta vez de soslayo, aquel rostro indignado que el cristalino agua me devolvía.

No es la realidad. No soy yo... Es el reflejo de otra persona...

Mi pecho se contrajo. Mi corazón debió romperse en mil pedazos como tantas otras veces había ocurrido en el pasado... tanto que incluso tuve ganas de llorar. Pero, por el contrario, inhalé aire e hice el mayor esfuerzo posible por contenerme. No podía llorar. Debía ser fuerte. No podría mostrar debilidad ante aquéllos que ahora me acompañaban.

Por fortuna, la situación en la que me encontraba jugaba a mi favor. Ellos sólo podían ver mi espalda, y mi mano acariciando el agua. Una espalda blanca, suave, casi idílica si no fuera por aquellas cicatrices que... a pesar de mis intentos por ocultar, de vez en cuando luchaban por mostrarse cuando algún pliegue de la ropa caía más de la cuenta... Cicatrices de quemaduras. Aquéllas que con tanto ahínco luchaba por esconder de las miradas indiscretas. Cicatrices de las que siempre evitaba hablar...

Sin embargo, mis pensamientos se rompieron en cuanto escuché la voz de esos dos que bajaban por las escaleras de madera. Una voz jovial, divertida, incluso con cierto acento sureño. En ese momento, tomé aire, chapoteé con mi mano en el agua para borrar el reflejo que éste emitía... y, tras ello, volví junto con mis compañeros.

...

Aquel día había sido especialmente duro, pero... ¡por fin! podía decir que mi formación como guerrera había terminado. El culmen de la formación no fue ni más ni menos que enfrentarme al instructor. Un hombre fortachón, con músculos de acero y con un bigote en forma de herradura tan frondoso como los pelos de su pecho. Eso sí, todo lo que tenía en su bigote y pecho era, curiosamente, inversamente proporcional al que le faltaba en su cabeza.

En cualquier caso, el combate fue arduo... Era mi última lección, y mi instructor no pensaba perdonarme ni una sola. De hecho, recibí una buena somanta de palos mientras no paraba de soltarme sermones de que debía respetar más a mis compañeros y a mis superiores si quería ser respetada. Quizás el hecho de que le hubiera llamado gorila con complejo de bola de billar aquel día en el que insinuó que debía asumir mi posición y dejar de comportarme como una señorita repipi de alta cuna tenía algo que ver. ¡¿Pero no había tenido suficiente castigo ya?! ¡Ni siquiera me dejaron darme una mísera ducha durante toda una semana!

Pero... ¡daba igual! Ya no tendría que soportarle más. Ahora era una aventurera. ¡O eso creía mientras miraba a la recepcionista con desdén y esbozando una sonrisa de superioridad! Al menos... al menos hasta que mencionó cuál sería nuestra primera misión...

—¡¿Co-control de... PLAGAS?! Es una broma, ¿verdad?

Mi ceño se frunció al instante, a la par que cruzaba mis brazos con indignación. Sí, ni ápice de aquella sonrisita que esbozaba segundos antes. Y es que... ¿de verdad tendríamos que lidiar con plagas? ¿Para eso había entrenado tanto? Y... ¿cuánto dinero nos darían? No imaginaba que tener que aplastar cucarachas y ratas fuera a generarme muchos ingresos...

¡Patricio de Arveil! ¡Yo te maldigo!

¿No tendría otro día mejor que solicitar una misión de control de plagas el mismo día que íbamos a buscar nosotros trabajos, verdad? ¡Maldito cretino! ¬¬

...

Cuando llegué junto al resto del grupo, me situé cerca de Trerth y Uzumi, y lo más lejos posible de aquel mujeriego con orejas peludas y manos largas (Tanukime). No sabía si mis compañeros habían buscado un nombre o no para el grupo. Tampoco me importaba demasiado siempre y cuando no fuera un nombre que diera vergüenza ajena... claro está.

Cargando editor
25/01/2022, 00:55
Grettel Bauarbeiter

Entrando por la plaza entra Grettel, una guerrera enana, vestida con armadura y ropaje, que ha visto tiempo mejores, equipada con una mochila de viaje, su espada y escudo a la espalda; charlando con (Tanukime o Treth)afablemente, hasta que ve sentada en la fuente meditabunda a Juliette, momento que dejando con la palabra en la boca a mi acompañante, echo a correr hacia ella. Va a su encuentro, con una alegría inusitada, de quien empieza una nueva etapa en su vida, desconocedora de las venturas y desventuras que le esperan

-"Juliette, estáis ahí. ¿que hacéis sola? Os perdí la pista después de la graduación. Cuanto me alegro de verte de nuevo.”

A ver a Juliette, me viene a la memoria los días de preparación en el cuartel de la legión, y las duras tardes de entrenamiento con los más veteranos o con algún instructor y su duros ejercicios, saliendo con algún moratón.

-¿Llevas mucho esperando?, y ¿los demás?

Cargando editor
25/01/2022, 04:09
Uzumi Omikami

La idea de abandonar mi aldea comenzó como poco más que un sueño y una idea que poco a poco fue tomando fuerza hasta convertirse en una realidad. No fue una decisión sencilla en absoluto, no con la preocupación de mi familia, las advertencias de peligro, inseguridades y el miedo, pero aún así una parte mí no dejaba de mirar hacia el horizonte, recorriendo en sueños ese mundo maravilloso que los dioses habían dispuesto para nosotros. Eventualmente saldría, dejando todo atrás, siguiendo el llamado de la aventura y comenzando con mi viaje. El Gremio de Aventureros parecía ser simplemente el paso natural a dar, y luego de la graduación las cosas mejoraron enormemente.

Había encontrado un grupo al cual pertenecer, y hoy sería el comienzo de nuestra primera misión juntos. Era aterrador, ¡Pero también emocionante! Todos debíamos ultimar detalles antes de partir, en mi caso... Insistí en quedarme a hacer preguntas sobre la misión en la recepción. Después de todo debía asegurarme de que no rompiese con ninguno de los mandatos de mi religión y eso, por supuesto, tomaba bastante tiempo el cual bien podría haber aprovechado en preguntar detalles importantes para la misión. Pero no. Eso posiblemente quedase en manos de mi compañero si resultaba ser más avispado. Luego de un rato bajaría por las escaleras con el papel en mano, aparentemente satisfecha con las respuestas recibidas y decidí llamar a los demás al verlos ya reunidos. 

Mi tono de voz, dulce y respetuoso, denotaba además un gran entusiasmo por la misión, pese a que yo misma no parecía estar demasiado hecha para ella, después de todo... No tenía el aspecto de una aventurera, o al menos no el de una muy buena en ello. Bajita, de aspecto delicado, sin heridas ni cicatrices que denotasen algo de experiencia en combate además de estar vestida con una armadura de cuero un tanto triste y rudimentaria, acomodada por encima de mi túnica de sacerdotisa. En general mi aspecto era un desastre, sin encontrar una armonía muy clara entre lo "asalvajado" y la austeridad de un clérigo. La enorme maza que llevaba conmigo, una "estrella de la mañana", no hacía más que acentuar esto.

Pensando un poco más atrás, cosas como esas también habían traído ciertos problemas durante mi formación, especialmente al no poder encajar del todo con las enseñanzas de la Iglesia de Lúminis o con las tradiciones de la ciudad. Fue un tira y afloja constante, en el que al final me vi obligada a buscar otra persona que me instruyese simplemente para poder graduarme como aventurera. Para ese punto ya me había ganado una reputación un tanto desastrosa con los demás clérigos... Y posiblemente no habría sido capaz de unirme a un grupo si no fuese por haber conocido a los demás durante la graduación. Necesitaban un clérigo y allí estaba yo, dispuesta a ofrecerme, aunque muchos habrían dicho que les tocó el palito más corto.

-¡Chicos, chicas! ¿Están preparados?- Acabé adelantándome unos pasos a mi compañero para entrar de lleno al grupo, observando sus reacciones y sus ánimos, aunque acabaría centrándome especialmente en Juliette. -¿Se encuentra más emocionada ahora? ¡Restaurar la armonía es de verdad una labor importante!- Por mi parte yo me encontraba así desde el principio, haciendo mención a la armonía más de una vez durante la conversación con la recepcionista, como si se tratase de una ominosa misión sagrada. Y en mi mente así lo era, más o menos. -Los dioses y los espíritus aprecian a quienes ejercen su labor- Le recordaría, algo que ya habría dicho con anterioridad durante la reunión con la recepcionista.

Cargando editor
25/01/2022, 10:40
Tanukime Osine

- Ya tenemos nuestro primer encargo, y es una basura. Matar alimañas. ¿Se le ha puesto enfermo su criado a un humano gordo y ricachón o es que ha molido a palos a su criado tanto que necesita uno nuevo? ¿Y como lo han llamado "control de plagas"? La plaga de humanos es la que habría que controlar. - Miro a Grettel pero sólo alcanzo a ver su espalda mientras corre hacia la humana de la fuente, Juliette creo que dijo que se llamaba. 

Me envuelvo en mi capa para "esconderme" del resto del mundo como de una muralla infranqueable se tratase, mas solo un trozo de tela que a duras penas protege del viento y tapa la desvencijada armadura de cuero que hay debajo de ella... y el montón de bolsillos que oculta, claro. Uno de los primeros trucos que aprendió en Frontera. Uno de tantos.

Bajo con tranquilidad hasta la fuente, casi con desgana, mientras me froto mis elegantes orejas de mapache y jugueteo con mi baraja de cartas favorita. Nuestro grupo está formado por cinco miembros, de los cuales dos son humanos y una enana. Casi como en el imperio. Los humanos se quedan con las armas y la magia, y seguro que la enana se confabula con ellos. De esa forma cuando tengamos que decidir algo tendrán tres votos... Joder, mira que me fui lejos para acabar igual que en casa.. Al menos, en una baraja todas las cartas tienen la misma posibilidad de salir... Tras sacar varias veces la misma carta de la baraja (obviamente haciendo trampas) No puedo evitar soltar una sonora carcajada ...Sí claro, las mismas.

- Encima ni siquiera nos ponen un medio de transporte decente - Farfullo para mí - Sé que ir andando sería peor. Pero una caravana de mercaderes... - Mis orejas de ponen de punta - ... y encima seguro que nos obligan a trabajar de guardias para costear el viaje ... - Mi lustrosa cola de mapache de empieza a agitar debajo de mi capa - Seríamos los guardias de una caravana de mercaderes... - Mis orejas se aplastan hasta ponerse casi horizontales mientras una sonrisa traviesa se instala en mi cara y mis pupilas se dilatan hasta que el color avellana de mis ojos es casi imperceptible y guardo silencio de forma abrupta.

Notas de juego

He asumido que tengo cola, a juego con las orejas. Desconozco el lenguaje corporal de los mapaches, así que he optado por igualar al lenguaje corporal de los gatos. Espero que a nadie le importe dicho cambio. Es que así puedo expresar la parte animal.

Cargando editor
25/01/2022, 14:23
Trerth

 

Trerth era el quinto miembro y el que se había quedado atrás con su compañera mientras ésta hacía sus preguntas, él no era una persona que sirviese a un dios o siguiese alguna religión aun así leer sobre ello o en este caso escuchar no era algo que le desagrada. Cuando acabaron se dirigieron con el resto, por su parte no llevaba demasiada protección por no decir ninguna siempre le habían dejado claro que debía llevar ropas que no se interpusiera en su camino o al final el hechizo fallido podría ser mucho peor que un ataque enemigo, cosa que ya había experimentado de primera mano, y por ello llevaba ropas sueltas y algo maltratadas.

Estas eran las misma que había estado empleando durante su aprendizaje con la vieja bruja cascarrabias la cual siempre tuvo alguna forma de corregirlo, sancionar o hacerlo sentir como un inútil, aunque al final acabó por recibir su aprobación hasta le dio los guantes que no se había quitado desde la primera vez que se los puso, estos además de canalizador cubrían ciertas cicatrices que traían recuerdos desagradables y las cuales prefería no ir mostrando.

Pensando en los guantes vino el recuerdo de como junto al grupo con el que había acabado fue a buscar su primera misión, aunque las opiniones fueron diversas la verdad es que el no se esperaba demasiado después de todo eran novatos y personalmente aun no se sentía demasiado confiado en sus habilidades por mucho que al final le dijeran que ya estaba preparado.

Cuando Uzumi se le adelantó volvió al presente y aunque unos pasos por detrás aceleró el ritmo para reunirse con el resto los cuales no conocía desde hace mucho tiempo, pero tampoco es como si conociese al resto de reservistas y mucho meno otros magos aunque al principio de niño había tenido una visión bastante inocente de la magia y sus practicantes con el tiempo esa visión se fue oscureciendo y como la mayoría de magos prefiere ser precavido con los demás practicantes.

Mientras sus compañeros hablaban escucho atentamente, sobre la si estaba preparado la verdad es que tenia sus dudas pero eso no era extraño en el, podría estar lo mas listo y preparado posible que seguiría con un rastro de duda en su mente.

Cargando editor
25/01/2022, 15:14
Grettel Bauarbeiter

Mirando a tan pintoresco y diverso grupo, frotándose las manos callosas. Con cara risueña"Hola compañeros, ya estamos todos; soy Grettel, hemos coincidido en la academia, pero no hemos sido presentado formalmente. A Juliette y Trent, ya hemos compartido camino y entrenamiento."

Haciendo una breve pausa.

-" Por lo que veo, ya tenemos misión. ¿De que se trata?, ¿cuando partimos?

Cargando editor
25/01/2022, 19:29
Tanukime Osine

- Permitid que me presente. Soy Tanukime Osine, y para vuestra fortuna, estoy dispuesto a haceros ganar dinero. ¡Enhorabuena, ya tenéis vuestro propio tanuki de la suerte*. Tenemos hasta la tarde para encontrar gente que quiera enviar cosas a la ciudad de Arveil. Como aprendí durante mi formación, nunca se debe desaprovechar una oportunidad ni viajar de vacío si hay comercio en el destino. Por lo demás... creo que nos mandaran matar cucarachas o ratas.

Me subo al borde de la fuente de un salto mas bien elegante recojo mi capa para se quede en mi espalda hondeando su grisáceo color al viento de la mañana, dejando ver una deslustrada espada al cinto. Mi larga melena blanca hondea salvaje mientras contrasta con el color amarronado de mis orejas y esponjosa cola. 

- Decidme compañía, ¿estáis preparados para hacer fortuna? - Pongo mi mejor sonrisa y aprovecho que estoy en algo de altura para mirar el escote de las féminas del grupo.

Notas de juego

https://hipertextual.com/2016/11/tanuki-amuleto-fortuna-japon (Dada la estética anime he dado por hecho que el DM se referia a ese tipo de mapache y no al americano https://es.wikipedia.org/wiki/Procyon )

Cargando editor
25/01/2022, 22:12
Juliette

Grettel fue la primera en acercarse a mí. Conocía a la enana. De hecho, habíamos sido compañeras de academia. Ella, como yo, era una guerrera... aunque en su caso una bien dura y resistente. Admitía que me sorprendía la fortaleza que mostraba a menudo. Y, aunque no es que fuéramos mejores amigas, tampoco es que me llevara mal con ella.

Quizás por eso, cuando llegó a mí, oculté mis preocupaciones y traté de esbozar una pequeña sonrisa.

—Yo también me alegro de verte.

En cuanto a su pregunta, hice un gesto con la mano señalando a los que estaban presentes. Poco a poco fueron llegando los demás, por lo que no hizo falta contestar con palabras. Uzumi fue de las primeras, quien se acercó a mí también para dirigirme la palabra y recordarme aquéllas que me había dicho durante la reunión con la recepcionista.

—Sí, sí: los dioses y los espíritus aprecian a quienes ejercen su labor dije, con desdén, tratando de imitar lo mejor posible su tono de voz—. Pero ya habrían podido querer que ejerciéramos su labor con algo más interesante. ¿Qué hay de divertido en bajar a unas cloacas a desinfectar la ciudad? Hasta un niño podría hacer eso...

Luego habló el mapache explicando la misión a Grettel y dando alguna idea para ganar dinero extra. ¡Ah! ¿Que era un Tanuki? ¡Bah! Lo mismo es... En cualquier caso, aunque odiaba admitirlo... por primera y, tal vez única vez, podría decir que estaba de acuerdo con él. Podíamos aprovechar el viaje para ganar algo más de lo que propia misión podría agenciarnos.

Sin embargo, en lugar de ponerme de su parte, me encogí de hombros y resoplé con resignación volviendo al tema principal de la conversación.

—Puede ser un rollo de misión, pero tendremos que hacerlo...

Después de todo, era nuestra primera misión. No la mejor. Pero sí la primera y, dato relevante, única que teníamos. Debíamos hacerlo bien si queríamos seguir recibiendo misiones en el futuro...

En cuanto a las presentaciones, las ignoré por completo. Ya les conocía suficientemente bien. Desde el momento que habíamos formado grupo, había investigado todo cuanto se podía saber de ellos. Quiénes eran, cuáles eran sus especialidades, qué les gustaba hacer, etc. No pensaba viajar con cualquiera, debía garantizarme al menos que iba con gente decente.

Finalmente, cuando el Tanuki saltó y se puso a fanfarronear allí encaramado, me crucé de brazos y fruncí el ceño.

—¿Hacernos ganar dinero? ¿Tú? Sólo espero que no nos metas en ningún lío.

Sin embargo, sin saberlo, al cruzarme de brazos le estaba regalando un maravilloso espectáculo visual de mis senos realzados por la presión de mis brazos...

Cargando editor
26/01/2022, 04:54
Uzumi Omikami

Grettel comenzó con las presentaciones la primera, seguida de aquel chico bestia, Tanukime, quien había llamado mi atención desde el primer momento en que lo vi y desde entonces me había costado quitarle los ojos de encima. Por respeto me contuve, pero ahora que estábamos todos reunidos no pude aguantar más esa tentación casi hipnótica que me producía...n sus orejas. Ni siquiera esperaría a que termine su presentación para tratar de tocarlas, estrujarlas, como si tratase de comprobar si eran reales, de pega, y por supuesto qué tan suave eran. -¿Qué eres? No pareces humano... ¡Debes sentirte muy afortunado! Dicen que Rakkinansebun brinda fortuna a través de los tanuki.-

Estaría un rato tratando de cumplir con mi cometido (o disfrutándolo en caso de haberlo logrado), pero una parte de la conversación finalmente me haría desistir por completo de este y no pude evitar mirar a mis compañeros con una expresión que indicaba la más completa y profunda perplejidad, casi como si estuviesen hablando de algo increíblemente descabellado o en alguna lengua perdida en los confines del tiempo. Me mantuve paciente pese a ello, escuchándolos con la cabeza ladeada hasta que encontrase la oportunidad adecuada para hablar. Levanté la mano.

-Uhm... ¿No saben sobre Akayoru no Shi?- Preguntaría confundida, ladeando la cabeza hacia el otro lado. -Es una historia que todo el mundo sabe, aunque dicen que hablar de ello fuera de época es de mala suerte...- Un dedo acabaría sobre mis labios, pensativa, tomándome mi tiempo para decidir si continuar con mi relato. Al final decidí hacerlo, dando antes un vistazo hacia Tanukime y murmurando una plegaria en voz baja. 

-Antes de que se rompiese la armonía, los dioses entregaron el cuidado del mundo a las criaturas que lo habitan. Sin embargo los humanos no estuvieron contentos con solo eso, y buscaron más de lo que el mundo proveía. Al final se rompió la armonía y nació Akayoru no Shi, la llamó... La Luna Roja. Durante esas noches se manifiesta el rencor de los espíritus y nuestros antepasados, buscando acabar con aquellos que rompieron la armonía del mundo.- Antes de continuar cerré los ojos y me crucé de brazos. -Pero la ira de los espíritus también rompe la armonía. La muerte no debe volver a la vida, y la vida no debe ser arrebatada por los muertos. Todos lo saben.-

Guardé silencio entonces. Todo parecía indicar que había terminado con la historia... Y entonces dí un súbito respingo, recordando por qué motivo comencé a decir todo eso en primer lugar. -¡Aloquevoyesque...!- Dije con prisas y agolpando mis palabras al darme cuenta de que me había desviado del objetivo principal. -... Como hace poco apareció Akayoru no Shi y coincidió con la aparición de una plaga, tal vez no sean solo alimañas pequeñas...- Me lleve un dedo a los labios al terminar de hablar, preocupada, pero no tardé en suavizar mis gestos y sonreír. -¡Pero contamos con la bendición de Rakkinansebun así que no debería haber problema!-

Cargando editor
26/01/2022, 14:35
Grettel Bauarbeiter

Grettel en cuanto llega a la fuente, deja en tierra su equipo, y abriéndose en parte su armadura por la parte del cuello,dejando entrever el cuello y parte inferior del cuello; metiendo las manos en el agua de la fuente para refrescarse tanto a cara y el cuello.

-"Bien, somos un grupo completo y preparado, para afrontar lo que parece una sencilla y quizás un tanto desagradable en las alcantarillas en nuestra primera misión, pero como siempre esta la premisa que-"que si una cosa puede salir mal, saldrá peor"-"

-"Así todo esto nos servirá para coger experiencia, y tener nuestro primer salario, aunque sería perfecto, poder sacarnos unas monedas por el camino."

-" Y bien, ¿cuando nos ponemos en marcha?."

Sin perder su jovial sonrisa, y mirando curiosa a Tanukime. No sin cierto nerviosismo y impaciente por ponerse en marcha.

Cargando editor
26/01/2022, 17:21
Tanukime Osine

La acción de Uzumi me pilla completamente por sorpresa y dado que no parece que tenga intención de hacerme daño la dejo hacer disfrutando yo mismo del momento. Por un momento tengo la tentación de hacer lo mismo en sus pechos, pero... lo dejare pasar por esta vez.

- No tenemos mucho tiempo así que no podemos preparar nada por nuestra cuenta, además apuesto a que estamos sin una sola moneda que invertir, yo voy a tratar de encontrar gente que quiera enviar algo pequeño. Quizás algún tipo de correo, cartas, paquetes, esas cosas. Apostaría a que la gente de aquí tiene amigos o familiares allí donde vamos y seguro que nos ofrecen alguna propina a cambio de llevarlo. Y si no... siempre está bien que deban un favor. ¿Veis? Limpio y rápido. No es lucrativo, pero teniendo en cuenta el riesgo y el esfuerzo... 

Cargando editor
26/01/2022, 17:52
DM

-¡Ehh! Son los del grupo de la reserva ¿no?

Interrumpe a Tanukime, la voz grave, casi ronca, de un mercader enano. Es mayor, su pelo, que antes era totalmente negro, ahora está manchado aquí y allá de cabellos canosos, incluyendo unas entradas prominentes y la amenaza de un valle vacío en su coronilla revela que tampoco le quedará mucho tiempo para perderlo del todo, al contrario que su barba, recia, generosa, de un brillante color azabache, bien recortada, sin trenzas ni cosas así, eso es solo para los enanos más “patrios” anclados al pasado. El mercader va vestido con ropas que lucen elegantes: una chaquetilla verde con botones dorados, una camisa interior blanca con el cuello levantado para que se vean bien los dibujos bordados en este en hilo de oro, pantalones negros y unos zapatos de piel de ante. 

-Vámonos ya, no podemos perder más tiempo, mi empresa de transporte nunca ha llegado con retraso ¡Y por la primera roca que no vamos a empezar ahora!

Farfulló, como si estuviera enfadado, pero algo os hace pensar que no es así, que es su tono habitual con todo el mundo.

Mientras se ajusta el pantalón para no rozar el suelo, el enano encabeza la marcha. Sus zapatos elegantes pisotean el suelo de añeja piedra de la plaza, donde crece la hierba entre los adoquines, al igual que pasaba en la fuente. Por el camino, os invade el olor a Kebab recién hecho que proviene de uno de los puestos más famoso entre la clase media de la ciudad, el tendero hace girar una masa de carne atravesada por un palo ante un horno de piedra construido en la fachada exterior de una casa (seguramente sea suya) mucha gente hace cola para comer, porque es la forma más barata de comer carne en Frontera, sin tener que cazarla uno mismo, claro. También os llega el olor apetitoso de frutos del bosque, a pastel concretamente,  casi podéis saborearlo, que proviene de una de las tiendas, de paredes color verde vívido y llamativo, de donde sale una mujer con un vestido caro, por el aspecto, una imperial, oyéndose la típica campanita al cerrar la puerta “tin tin tin”.

Mientras suben una pequeña pendiente sin escaleras, los puestos callejeros de llamativos toldos, van quedando atrás y empiezan a ser más comunes las tiendas corrientes. En uno de los escaparates puede verse un vestido, sencillo, blanco, seguramente suave al tacto, también un conjunto de una camisa roja con cordones en el pecho y pantalones de cuero, comodísimos, seguro, ¡Y limpio! no esa asquerosa ropa reusada que os han dado en el gremio, que pica y apesta a partes iguales, y que tenéis que cuidar bien porque no tenéis para nada más. Si, incluso la ropa interior es un lujo en Frontera.

Justo al lado de donde están estacionadas las caravanas (que no son otra cosa que un grupo de tres carretas tiradas por aves de carga, llenas hasta los topes de cajas y barriles) se encuentra la tienda de armas más glamurosa de la ciudad. Los aventureros ven esas armaduras completas brillantes, decoradas algunas, con dibujos de guerreros y dragones librando batallas, también hay espadas afiladas, de empuñaduras de cuero nuevo, algunas incluso con joyas incrustadas. Ahora os miráis a vosotros mismos y a vuestros compañeros: armaduras de cuero o de pieles, viejas, gastadas, que se caen a trozos, si alguno lleva yelmo, os queda grande, no es de vuestra talla, tampoco guanteletes y espinilleras, espadas con filos golpeados, reparados mil y una veces, ropa usada y botas que están a un paso de hacerse polvo. Entonces volvéis a mirar al escaparate de la tienda y por vuestra mente pasa la promesa de que tal vez podáis tener algo de todo eso. Tal vez. Con trabajo y suerte, algún día. O puede que se os pase por la cabeza la melancolía de que todo eso lo habéis tenido en el pasado y ahora se ha esfumado para siempre, se os ha escapado de las manos, y no sois más que una sombra de lo que fuisteis hace no tanto tiempo.

De vuestros pensamientos os saca el enano, interrumpiendo nuevamente.

-Vosotros vais aquí.

Dijo, señalando una de las carretas.

-No toquéis ni abráis nada de la mercancía, tened cuidado en las curvas, a veces a esta vieja ave le da por la velocidad y acaban las cosas tiradas por ahi ¡Já já já!

Ríe a viva voz, mientras acaricia las plumas del costado de su ave regordeta, que pía en alto con un grito chirriante que transmite alegría ante las atenciones de su amo.

-Si tenéis hambre, hay manzanas en una cesta, si queréis beber hay sidra, pero advierto que está un poco fuerte. Cuando caiga el sol acamparemos y cenaremos como debemos: con carne y cerveza. Oh y... ya que tenemos reservistas en la caravana…

Hizo una pausa dramática y miró a los aventureros por el rabillo del ojo, con toda la intención del mundo.

-...Podríais hacer la guardia nocturna para que podamos descansar ¿eh?

Sin dejaros casi protestar, se gira y va con prisas a echar la bronca a uno de sus trabajadores, un rhea de orejas grandes, dejándoos con la palabra en la boca.

-¡Piespeludos, cuidado con esa caja, no la pongas ahí!

Notas de juego

¿Queréis hacer algo más antes de llegar a Arveil? Os aviso de que nadie atacará el campamento ni nada parecido, todo se va a resolver con una escena montaje del viaje a lo capítulo anime.

Durante el viaje (dura un día) no gastáis reservas porque os dan de comer allí.

Como siempre, si queréis hacer algo postead con normalidad y si queréis preguntar algo pues me lo ponéis en el off topic.

Cargando editor
26/01/2022, 20:27
Grettel Bauarbeiter

Grettel, al oír al mercader enano, se pone firme, colocándose y asegurándose correctamente la armadura. Con talante respetuosa y solícita a todas sus indicaciones.

Sin dejar de pensar en toda aquel puesto de material nuevo de soldado, que algún no muy lejano estrenaría, le fastidiaba más eso que el olor a comida y le hacía salivar. Al menos empezaba una nueva etapa, dejando atrás las penurias, el ostracismo y cansancio de las faenas de albañil.

Sin mirar atrás, ilusionada, se encamina hacia la carreta, subiendo y acomodándose en ella. Dejando su bagaje a su vera. Aprovecha y coge un par de manzanas, y empieza a zampárselas.

Cargando editor
26/01/2022, 20:53
Tanukime Osine

- Pues se jodió el plan de sacar algo de pasta extra, en fin... Al menos podremos llenar la panza durante el camino. Aunque sea con manzanas. - Sigo el ejemplo de la enana y me voy comiendo una mientras escojo un lugar en el carro procurando estar cerca de la carga y trato de identificar su contenido sin abrirlas. Aunque es muy probable que sean mayormente barriles de pescado salado y suministros similares, si hay un cofre armas es bueno tenerlo identificado pronto por si acaso. El enano dijo que no se abrían y no lo haré. Además, seguro que los humanos no me quitan sus prejuicios de encima, quiero decir sus ojos. - Me pregunto cómo tenéis pensado organizar las guardias... - Mientras pongo una sonrisa traviesa

 

Cargando editor
26/01/2022, 22:14
Tanukime Osine

LOL 20 y 4 + 6. Sin duda la fortuna me sonríe

- Tiradas (2)

Motivo: Sabiduría

Tirada: 1d20

Dificultad: 8+

Resultado: 20 (Exito) [20]

Motivo: Éxito

Tirada: 2d6

Dificultad: 8+

Resultado: 4, 6 (Suma: 10)

Cargando editor
26/01/2022, 21:26
Juliette

Las palabras de Uzumi hicieron que reflexionara un momento. Quizás tuviera razón, y la plaga fuera algo más relevante que cazar ratas. Sin embargo, rápidamente descarté la idea de la cabeza... Éramos novatos después de todo... de ser algo realmente más serio que matar ratas y cucarachas, hubieran exigido contratar a algún grupo con más experiencia. No iban a mandar a novatos a algo que supusiera un peligro...

Fuera como fuese, una cosa estaba clara...

—No tendremos problemas —dije, sonriendo con seguridad, a mis dos interlocutoras: Grettel y Uzumi—. Hemos entrenado mucho para esto. Aunque las cosas se compliquen, lo haremos bien.

De todas formas, sólo serían ratas... muy difícil era que la misión se complicara.

En cualquier caso, antes de que pudiéramos seguir conversando, y mientras Tanukime charlaba sobre su supuesto "genial plan para hacernos ricos" una voz le interrumpió. Cuando me giré para mirar de quién se trataba, vi a un enano refunfuñón. Y no... no me hizo falta más que una mirada a modo de escaneo para entender que debía ser el mercader. Sus lujosas ropas no dejaban lugar a duda. Y, si aun así había algún atisbo, sus posteriores palabras dejaron más que claro lo evidente.

...

El camino hasta las caravanas no fue especialmente arduo... si no fuera por el hambre que sentía y la tortura que era oler a carne recién hecha. Pero no sólo carne. También el dulce aroma de las frutas del bosque y, lo peor de todo, de los pasteles recién horneados. ¿Cuándo fue la última vez que comí un pastel? Era curioso como lo que antes era algo cotidiano para mí, ahora se había convertido en un auténtico lujo que raramente podría permitirme.

Pero... ¿qué había de mis compañeros? ¿Habrían probado ellos alguna vez un pastel? ¿Sabrían cómo era el dulce sabor de la nata en sus bocas?

Tal vez no...

Cuando finalmente llegamos a las caravanas, eché un rápido y discreto vistazo, analizándolas con curiosidad. No eran más que tres, y... como solía ser habitual, amarradas a ellas habían algunas aves de carga. Del cargamento no se veía nada, pero... comprobando el lugar en el que se encontraba la caravana, no había que ser una genio para imaginar que probablemente aquella tienda de lujosas armaduras, espadas y joyas tuviera algo que ver. Vamos, que probablemente fuera eso lo que trasportaban... y hubiera seguido pensando en ello si no fuera porque ya mis ojos habían dejado de prestarle atención a las caravanas para fijarse caprichosamente en todo cuanto mostraba el escaparate de la tienda.

—Son preciosas —musité, más para mí misma que para ser oída por los demás.

Ciertamente lo eran. Las armaduras y sus estóicos grabados, las espadas brillantes y afiladas, las joyas capaces de embellecer sobremanera a cualquiera que las portase... ¿Cuánto debería trabajar ahora para conseguir una sola pieza de aquellas armaduras? ¿Cuántas misiones debería realizar? Y... ¿cuánto me habría costado antes conseguirlas? ¿Quizás un pestañear de ojos? ¿Una mísera petición a padre?

...

Fue entonces cuando escuché una voz... Primero una frase corta, casi silenciada por mis pensamientos, que me hizo parpadear y girar lentamente el rostro para comprobar, casi como una autómata, de dónde provenía la fuente sonora. Luego una segunda frase para sacarme completamente de mis ensoñaciones y darme cuenta de que sí, aún seguía siendo una mísera aventurera pobre y que aquel que nos hablaba seguía siendo el mercader enano con el que tendríamos que viajar...

Para volver en mí del todo, sacudí un poco la cabeza. Luego me concentré para evitar la tentación de volver a mirar la tienda y, por el contrario, escuchar las órdenes que nos daba... Y eso hice, al menos hasta que dijo que tendríamos que hacer las...

—¡¿Guardias...?! —lo había escuchado perfectamente, pero aún así no pude evitar repetirlo con indignación—. ¡¿Y nosotros cuándo descansaremos entonces?!

Sin embargo, era una tontería replicar, pues mientras lo hacía... él ya se había alejado para seguir dando órdenes a todo el que veía... Estaba claro que le importaba un bledo nuestro descanso...

—¡AGHH!

Me sentía indignada. Y no es que no lo hubiera visto venir. De hecho, hasta el propio orejas peludas lo había visto venir desde el primer momento...

—¿Qué han contratado los servicios de una caravana como transporte? —dije, recordando las palabras de la recepcionista—. ¡Ya! Trabajo gratis es lo que quieren que hagamos...

Y entonces soltó su bromita el canalla del Tanukime... y yo le clavé mi mirada. Si mataran, ahora su carne sería parte del kebab que se estaba cocinando unas calles abajo...

—¡Tú vas a ser el primero en hacer guardia!

Andaba listo si se pensaba librar... ¬¬

Notas de juego

Tanukime, no te lo tomes como algo personal, pero Juliette sospecha de ti todo el tiempo, xD Ejem, tal vez tenga que ver con tu oficio o... conque seas un hombre-bestia. ¡Quién sabe!

Cargando editor
26/01/2022, 22:53
Trerth

Aunque se mantuvo callado el chico devolvió un saludo con su mano a Grettel mientras en su rostro mantenía una pequeña sonrisa, había disfrutado su tiempo de formación bastante solitario pero siempre era un placer tratar con personas con actitudes positivas.

 

Y entre los diversos intercambien entre los demás y que en ningún momento encontró el momento en el que se sintiera como añadiendo algo a la conversación al final acabó por llegar el un enano bien vestido, -bueno, ya habrá otras oportunidades-, se dijo a sí mismo como autoconsuelo.

 

Sin perder el tiempo comenzó a seguir al enano junto al resto, -me pregunto cómo alguien puede sonar enfadado sin realmente estarlo-, es pensamiento sobre el tono de voz del hombre rodó un rato en su mente mientras caminaban, casi ignorando el olor el tentador olor del Kebab mientras le dedicaba sus pensamientos a algo que realmente no le podría ser de demasiada ayuda, como sea, eso se acabó cuando un olor más fuerte llego a sus fosas nasales desviando su mirada hacia la tienda se quedó mirando un rato a la mujer antes de apartar la mirada bruscamente, mirando ahora al suelo, y empezar a frotar su mano izquierda como si algo le estuviera causando alguna molestia, -Un pensamiento inútil y que no ayuda a nadie, patético-, aun con el pasar de los años le era difícil no pensar en su madre y con ello la culpaba lo consumía un poco más llegandose a preguntar cuánto más resistirá.

 

Y así el resto del camino procuro no levantar su mirada por lo que se acabó perdiendo los escaparates de las diversas tiendas que solo le habrían recordado como había huido de casa y como a su padre seguramente le importaría una mierda. Lo que si llego a ver fue la armaria ya que estaba al lado de la caravana con la que viajaban, por su parte las armaduras y armas no eran de gran interés pero ciertamente no le molestaria llegar al punto donde sus compañeros vistieron y empuñaron ese tipo de equipo mientras él, con varios tatuajes de su múltiples hechizos, vestía alguna túnica , o por el estilo, encantadas.

 

Aunque cualquier fantasía o lamento se vio interrumpido cuando el enano comenzó a hablarles de nuevo. Y mientras el hombre se alejaba y Juliette gritaba el chico frunció un poco el ceño ante los los comentarios del enano hacia uno de sus trabajadores aunque lejos de hacer algo sobre eso simplemente se dirigió hacia el resto

 

-Podríamos tratar de dormir mientras la caravana se mueve, al menos el que haga la primera guardia-, luego se dirigió a Tanukime, -Y sobre la guardia ese podría ser yo, no me importa y como lo he sugerido podría ser yo quien trate de dormir mientras esa cosa está en movimiento-, luego de un momento de silencio se frotó la nuca tímidamente, -Por cierto, mi nombre es Trerth, disculpas por no presentarme mejor lo antes posible-.

Cargando editor
26/01/2022, 23:10
Tanukime Osine

-No tengo problema en hacer guardia. La duda es si la bella Juliette se fijará como que haga guardia sólo. - La miro directamente a los ojos con una sonrisa burlona. - Respecto a dormir - miro a Trerth- Sería inteligente seguir la sugerencia del largilucho. Dormid lo que podáis durante el viaje. A fin de cuentas, no hay mucho más que hacer y dudo que consigáis pegar ojo si no estáis acostumbrados.

Cargando editor
27/01/2022, 03:15
Uzumi Omikami

No pude evitar observar a Grettel adquirir esa postura más firme como si se tratase de la cosa más divertida y curiosa que hubiese visto nunca, preguntándome si se trataba de una clase de juego o tal vez una costumbre de las gentes de la Frontera. La voz y presencia del enano recién llegado tampoco hicieron mucho por ayudarme a comprender a qué se debía tanta rigidez y marcialidad. En contraste, mi saludo fue simple y relajado, una simple reverencia con la cabeza para después limitarme a escucharlo en silencio, un tanto perdida en el atuendo que vestía, tan pulcro y diferente al que llevaban mis compañeros o yo misma. Curioso.

Y entonces comenzó la marcha tras del enano, recorriendo barrios que nunca antes había tenido la oportunidad de recorrer desde mi llegada. Lo primero que llamó mi atención fue la carne, y... No podría hacer mucho por evitar quedarme un tanto hipnotizada por esta, mirándola fijamente y con la saliva cayéndose de mi boca. 

-No debo, no debo, no debo, no debo, no debo...- Repetiría muchas veces en voz baja y, luego de unos laaargos segundos, llegaría al punto de darme pequeñas cachetadas para espabilar del todo. 

-No deboooo...- Repitiría una última vez, más fuerte, antes de dejar de mirar.

La siguiente zona fue un poco menos tortuosa, aunque muchas cosas allí también se llevaron mi atención por un rato. Las vestimentas, las joyas, las armas, casi todo parecía tan idílico, tan distinto, tan bien cuidado y trabajado. 

-Parecen forjadas por el mismo Kagutsubi...- Musitaría en voz baja con una admiración genuina en mi mirada. -Es increíble que puedan ser capaces de hacer algo así...-

Todo resultaba muy lindo y llamativo, pero finalmente fueron las joyas las que absorbieron mi atención por completo. ¡Y tanto! Collares, anillos, simples gemas, no pude evitar quedarme mirándolas por muchos segundos y también notar cómo Juliette las admiraba. -Esa es muy linda.- Le diría al oírla, señalando un collar de plata, con un záfiro en el medio. 

-Se vería muy bien con tu cabello. Es el color favorito de Omikami, la kami del Sol.- No elaboraría más, simplemente sonriéndole a Juliette para después comenzar a señalar otras gemas con motivos -y comentarios- mucho menos trascedentes. -¡Esa brilla mucho! ¡Esa es roja! ¡Ese collar parece muchos huevos brillantes! ¿Eso va en las muñecas? Esa es muy linda pero es muy grande para llevarla encima.- Me tuvo que aguantar un rato.

Eventualmente llegaríamos a destino, dejando atrás esa fantasía de gemas y colores para después volver a centrarnos en nuestra aventura, o más bien en el enano y sus instrucciones. O más bien la mitad de ellas, porque al momento en que mencionó las manzanas volvió a mí toda el hambre que ese puesto de comida había despertado anteriormente y sin dejarlo terminar me metí de zopetón en la carreta para buscar unas cuantas manzanas. Al poco rato saldría, tomando asiento al borde de la carreta con una manzana en cada mano, ambas mordidas, y las mejillas llenas de manzana.

Haber hecho eso no me permitió enterarme de lo último que había dicho el enano, aunque por la conversación que sostenían los demás y sus expresiones no tardé en intuirlo, pasando la mirada entre uno y otro hasta que decidí dejar una manzana en mi regazo y levantar la mano. -Gho puedgo- Diría en alien. O en "boca llena de manzana". Tuve que tragar para hacerme entender mejor. -¡Yo puedo! Las sacerdotisas debemos meditar noches enteras como parte de nuestra formación.- Diría con confianza y orgullo. Guardando silencio... Y entonces dando un respingo, otra vez.

-¡Ah! También tengo que presentarme... Mi nombre es Uzumi Omikami y soy una sacerdotisa. Ustedes nos llaman clérigas... Aunque las clérigas son muy raras y rígidas, dan un poco de miedo...- Solo volver a pensar en las ancianas de la iglesia me hizo estremecerme. ¡No, no, no! No era tan terrible como ellas, en absoluto. 

-¡Ah! Y también creo que es buena idea descansar mucho antes de llegar.-