Partida Rol por web

LOS ANGELES

Año 2022

Las megacorporaciones han aumentado su poder económico hasta llegar a igualar en poder monetario a los paises mas o menos ricos del mundo. Parecía imposible después de acontecer la GMT, la Guerra Mundial Terminal, que terminó llenando el mundo conocido con radiación debido a los ataques nucleares que acontecieron. Tras ello, llegó el polvo, o Kippel, como el gran Buster, un cómico que actuaba junto a Amanda Werner, siempre decía por televisión. El polvo lo cubrió todo, hoy en día es un problema mundial sin demasiada importancia para la salud humana, si uno vive en las grandes ciudades claro. El polvo está presente sobre todo en las zonas rurales deshabitadas y en los suburbios de las ciudades, donde los edificios que antiguamente daban cobijo a decenas de personas están ahora habitados por uno o dos inquilinos. Llenos de pisos y habitaciones vacíos con muebles podridos y llenos de kippel.

La vida en la Tierra se ha visto amenazada durante los años, empezaron extinguiéndose los buhos, luego el resto de los pájaros, después los siguieron los reptiles, y algunos mamíferos. Por ello, y dándose cuenta demasiado tarde, el Hombre ha empezado a cuidar a los animales como de un tesoro se tratase, el valor de todo animal viviente se multiplicó indecentemente. Cualquier persona con un trabajo medio puede tener un animal vivo a su cuidado, y se considera algo privilegiado dependiendo del animal que se tenga y su estado de extinción en que se encuentre el animal. Los animales se han convertido en un factor de poder social y económico, al igual que en el siglo XX lo era tener un coche o una casa grande. 

Sin embargo, no todos tienen dinero para poder comprarse un animal. El catálogo de animales vivos de Sydney, el referente en cuanto a precios y mercado de animales vivos cambia constantemente. Y los precios suelen empezar cerca de los 2.000 dólares. No todo el mundo puede permitirse gastarse tanto dinero. Ni siquiera los agentes de policía, los cuales se le mantiene un sueldo bajo para que trabajen y sean bonificados con mas sueldo si hacen bien su trabajo. En los casos en que uno no pueda comprarse un animal vivo, existen varias empresas que crean sus réplicas eléctricas. Es por ello que existen ranas, buhos, caballos, ovejas, perros... todos mecánicos. Con programas para imitar su alimentación, e incluso los más modernos, simular enfermedades. Generalmente, las personas con animales eléctricos no suelen admitir públicamente que tienen animales eléctricos, por la vergüenza social que ocasiona el no cuidar de un animal vivo.

El ser humano no tiene una gran vida en la Tierra, por ello son cada vez más los que deciden emigrar a las colonias de Marte, libres del kippel y de la decadencia que habita la Tierra. Sin embargo, no todos pueden optar para un viaje a Marte. Los disminuídos mentales, socialmente llamados "cabezas de chorlito", hombres y mujeres con problemas como autismo, esquizofrenia o con bajo CI, estas personas no pueden optar para un viaje a Marte, pues los gobiernos acordaron dar un visado sólo a la humanidad apta. 

En las colonias exteriores es común el uso de androides para realizar los trabajos físicos y del hogar, para liberar tiempo a los seres humanos y se concentren en su trabajo. Varias corporaciones de bitecnología se hiceron con el control del mercado de androides, o asistentes robóticos. De hecho, es raro ver un hogar sin uno de estos androides en las colonias. Tal es la magnitud de su expansión en las casas de las colonias, que se creó una ley que hasta condenaba mantener relaciones sexuales con un androide. Hasta esos niveles llegó la aceptación de los androides en la sociedad.

Sin embargo, todo esto viene derivado de el afán por obtener la perfección a la hora de simular un aspecto humano a los androides. "Mas humanos que los humanos" ese es el lema de la Tyrell Corporation, por ejemplo. Los avances en biotecnología molecular han llegado a tal punto que los andorides tienen movimientos idénticos a los humano, pestañean, pueden hacer muecas, llorar, reir, y muchas otras reacciones sociales. Sin embargo, ¿hasta cuándo una máquina lógica puede llegar a sentir emociones? 

Durante largo recorrido de la robótica en los planetas colonizados por el ser humano, algunos androides se revelan, debido a fallos en sus módulos cerebrales o mutaciones de código y han cometido crímenes contra seres humanos y generalmente regresan a la Tierra para intentar vivir igual que un ser humano, como un cabeza de chorlito, semejantes a los androides sobre respuestas emocionales se refiere. Aqui reside un problema de seguridad, si un androide ha matado a un ser humano, éste puede volver a hacerlo y suplantar una personalidad humana para pasar desapercibido, recibir sus derechos y protección del gobierno. Aprovechar las leyes creadas para los humanos. El gobierno no puede permitirlo, por ello se creó una unidad de policía especial, los agentes de esta unidad se hacen llamar BLADE RUNNER, encargados de investigar, localizar y retirar los androides fugitivos que pueden llegar a ser un problema para la seguridad humana en la Tierra.

Evidentemente, su existencia está bajo el mas estricto secreto, no mucha gente conoce la existencia de estos policías. Debido a que los androides cada vez se parecen mas y mas a los humanos su detección se está volviendo muy complicada. Son físicamente iguales a los humanos a simple vista, sin embargo, carecen de componentes emocionales, pues son máquinas. Un androide pasará por ser humano a la vista y al tacto, pero tienen el hándicap de las emociones, el test de respues emocional de Voigth modificado y escalado por Kampff es uno de los métodos mas fiables para detectar a un androide. El test Voigth - Kampff consiste en realizar preguntas socialmente vergonzosas al sujeto de pruebas y medir sus respuestas emocionales mediante dos aparatos. Uno es un pequeño disco transparente que se coloca en la mejilla, y mide la respuesta de la ruborización y tensión en la piel. El otro es una pequeño haz de luz enfocado a un ojo, y mide la respuesta capilar a los conflictos emocionales. Estos dos aparatos van conectado a una caja de control, donde unas agujas miden el tiempo e intensidad de las respuestas emocionales. Este test ha encontrado un fallo en los cabezas de chorlito, pues su deficiencia social y empática puede dar como positivo a un ser humano de capacidades mentales disminuídas. Este es el peligro al que se enfrenta en su trabajo un Blade Runner, el poder retirar a un ser humano.

Todos los policías Blade Runners conocen la historia de Rick Deckard, el sólo retiró a 4 pellejudos, así llamaban los Blade Runner a los andorides, en sólo dos días. Pero no eran unos androides normales, sino que eran modelos NEXUS 6. Los androides mas modernos del mercado, fabricados en serie por la Tyrell Corporation. Su detección era tan complicada que hasta era costoso encontrarlos con el test Voigth - Kampff. Tyrell hacía bien su trabajo, se empapó del funcionamiento del test para fabricar unos androides que pudieran superar dicho test, y no pararía hasta conseguirlo.

Desgraciadamente, Roy Baty, un NEXUS 6 rebelado de las colonias, mató a Eldon Tyrell y su imperio calló tras la noticia de su muerte. Evidentemente el hecho de que fué una de sus creaciones quien lo mató no salió a la luz pública. El tema a partir de ese momento se tornó muy difícil para la comisaría de policía y presionó a Deckard para retirar a los pellejudos.

Una vez los eliminó, Rick huyó a los territorios inhabitados a las afueras de Los Angeles con una androide NEXUS 6, la sobrina de Tyrell, Rachel. No se sabe nada mas de él.

Es domingo por la mañana, el 22 de Marzo del año 2022.

El jefe de policía Harry Bryant llamó a dos de sus nuevos agentes Blade Runner. 

Mercer Schreiber, un agente familiarizado con el test Voight-Kampff, con algo de experiencia a sus espaldas como policía. Había hecho un buen trabajo seleccionando androides para trabajos físicos en la sociedad de los ángeles, y también, en su época de agente de la ley, tuvo que hacer alguna detención en las calles. No es del agrado de Bryant, pero eso es normal, al jefe no le caen bien los Blade runner, y siempre habla con ellos con autoridad, pero con prudencia, los considera algo raro.

El otro agente, John Wang, de ascendencia china. A Bryant no le gusta nada este nuevo agente recién incorporado a los Blade Runner, se puede notar a la legua. John es un novato, no ha tenido experiencia con androides y tiene poca experiencia en las calles. Cuando solicitó un nuevo agente para la unidad Blade Runner al congresista no esperaba encontrar a alguien tan, verde, para su gusto. John se había abierto un hueco gracias a su inteligencia, pero casi siempre detrás de un escritorio, sería un analista, manejaba datos como nadie y podía ver a través de algunas estrategias de los evasores fiscales o delincuentes algo mas listos de lo normal.

Los dos llegaron mas o menos a la misma hora a la sala de espera que se había montado Bryant frente a su despacho. La luz de fuera se filtraba por las ventanas que había sobre uno de los costados de la habitación. Se podía ver el ligero polvo que había en la habitación, arremolinándose sobre sí mismo como si de un ballet se tratase. Sobre la mesa estaba el catálogo de Sydney, y otra revista sobre cotilleos. En la portada anunciaban la nueva coquilla Nimbus 2000, capaz de evitar la exposición radioactiva ,que había en el ambiente de la ciudad, en los genitales, todo el mundo llevaba una para poder mantener su virilidad intacta. 

Mercer abre la puerta del despacho del jefe de policía sin siquiera picar en ella, y entra caminando con incomodidad, como si no supiese muy bien como separar las piernas para caminar con el incómodo protector de genitales puesto. Había pasado un largo tiempo en las colonias, lejos de este tipo de incomodidades, y no parecía estar sobrellevando demasiado bien el retorno al día a día en la Tierra.

- ¿Y bien Bryant? - la voz del doctor tiene el timbre de un susurro, aunque con el tono de una conversación normal. El saludo, en particular, suena un poco brusco: el poco cariño que le tenía el jefe de policía era más que recíproco, pero a menudo las mejores relaciones vienen dadas por el pragmatismo, no por el amor mútuo - Prácticamente ni me has dejado bajar de la nave antes de llamarme a toda prisa aquí a la estación.

Justo en ese momento Mercer se percata de la presencia de un extraño en la oficina, un joven con rasgos asiáticos que debía haber entrado unos segundos antes que él. Se toma su tiempo en ajustarse las gafas para observarlo, llegando a la conclusión de que no lo conoce en absoluto: debe ser uno de los nuevos reclutas. Este largo silencio quizás resulta incómodo para los demás, pero no para Mercer, que lo rompe quitándose el sombrero en un ademán de saludo y dejando a la vista una poco poblada y algo grasienta media melena castaña.

- Un placer. Soy el doctor Schreiber, ¿señor...?

El recibimiento por parte de Bryant no es que hubiera sido especialmente calurosa. El hombre tenía fama de grosero y arisco y sin duda, John ya había podido "disfrutar" del particular carisma de su nuevo superior. Era evidente que no parecía muy satisfecho por la presencia del recién llegado. La conversación se había agotado rápidamente y John oteaba la estancia como si algo fuera a resultar objeto de una nueva charla. El asiático era observador y podía aprender del entorno y conocer más acerca de su habitante. No se podía decir que el Capitán era un hombre ordenado, e incluso podía percibir restos de bebida sobre el escritorio. Seguramente algún tipo de licor.

Cuando el silencio comenzaba a sentirse con incomodidad, un hombre entra en el despacho. Los ojos de John le recorren de arriba abajo. Parece un hombre de mundo y así lo confirman sus palabras mencionando su reciente llegada del mundo exterior. Un hombre que en contraste con John, no ha pasado la mayor parte de su tiempo laboral en un escritorio. Se podía entrever en él a un hombre tenaz, que llegaría hasta el final con empeño. No resultaba alguien de aspecto feroz, pero sin duda, no era alguien a quien le gustaría tener siguiéndole los talones. El novato quiso saber algo más de él y aprovechó el saludo para extender su mano y sopesar el apretón. - John Wang, el placer es mío -

John era relativamente joven. Con 29 años había superado con holgura las pruebas físicas de la academia. Incluso practicaba tiro con cierta regularidad, pero se encontraba un tanto fuera de lugar. Aquel hombre podría ser alguien de quien aprender a desenvolverse en el entorno urbano y quiso ser cortés desde el primer instante.

- ¿Doctor? ¿Y cuál es su especialidad? Si me permite la indiscreción -

John no esperaba que se hubiera ganado la confianza de aquel hombre tan rápido, incluso puede que recibiera alguna respuesta poco decorosa, pero así era él, siempre inquisitivo.

Bryant se mantuvo sentado en su silla, apoyado en el respaldo. Miraba a los dos nuevos con desconfianza, esperando que fueran buenos en el trabajo, ellos decidirían. - Buenos dias... - Se detuvo un momento mirando fulminantemente a John. - Caballeros. Espero que hayan disfrutado del viaje, ahora están aqui para trabajar. 

La puerta volvió a abrirse y por ella entró otro hombre. Llevaba una gabardina negra con una bufanda larga de color marrón claro, chaleco oscuro y camisa blanca. Su mirada era observadora, curiosa, tenía toda la pinta de ser de los tipos que son listos pero que las mata callando.

Se mantenía serio y miraba a los dos nuevos con autoridad. - Les good matiné, signores. - Cerró la puerta y se sentó en un sillón al lado de la puerta. 

Bryant saludó cordialmente desde su silla con una sonrisa. - Hola, Hal. Te estaba esperando. Estos son los dos novatos que nos han dado para este caso. No podemos hacer nada mas después del fracaso de Deckard. - Se agachó a buscar algo en los cajones de su escritorio y sacó una botella de wyskey y cuatro vasos. - Ya estamos todos, a esta invito yo. - el líquido marrón llenó los cuatro vasos con rapidez. Bryant disfrutaba llenandolos con una sonrisa y luego esperó a que todos tomaran su trago.

- Psicología, doctor en Psicología. Investigador especializado en los estudios de Voight y Kampff, confío en que los conocerá - Mercer sonríe con esta pequeña broma, mientras sus ojos estudian al asiático ante él. Por su actitud corporal, un cierto nerviosismo y la mirada que le lanzaba como si Mercer fuese su superior (algo completamente falso) era obvio que el joven era un novato en la policía. Bien, el propio Mercer tampoco tenía demasiada experiencia en las calles, pero llegado a este punto de su investigación sabía que el trabajo de campo iba a ser estrictamente necesario para poder seguir validando las teorías científicas con las que había trabajado en Venus. El científico estira la mano a John Wang, con la intención de estrecharsela como un igual. Bendita juventud, y bendita inexperiencia, aunque todos comenzamos en algún lugar, pensó antes de que el jefe de policía los interrumpiera y el desconocido entrase en el despacho.

- Buen día a usted también - respondió algo secamente, mirando las pragmáticas ropas del recién llegado con algo de desconfianza. Estas mezclas de idiomas que se habían popularizado en la Tierra las últimas décadas nunca le habían convencido del todo. No porque no comprendiera los dialectos, sino porque no veía necesidad de los saltos dialectales sin propósito alguno. Aunque en este caso el propósito era más que obvio: aparentar, demostrar que sabía más, que se había trabajado bien las calles y se movía en la mezcla de idiomas que era esta ciudad como un pez en el agua.

El doctor Schreiber aprovecha para arreglarse un poco el lazo de su corbata de seda desgastada mientas Bryant sirve las copas.

- No hay buen trabajo que necesite de una copa nada más empezar. - gruñe Mercer estirando la mano hacia la copa, y sigue hablando al aire en voz algo más baja - Aunque tampoco hay un buen trabajo que empiece con una llamada a este despacho, imagino.

La escena de Hal había causado el efecto esperado en John. Era la viva imagen de un curtido policía. Un tipo duro. Sin duda, era alguien que conseguía arrancar a Bryant una sonrisa. Y eso había que tener en cuenta. La jerga utilizada, dejaba claro que era un hombre que sabía desenvolverse en los bajos fondos. En definitiva, aquel hombre entraría en el grupo de los catalogados “disparar primero y preguntar después”.

Aceptó el trago, pero apenas llevó el vaso a su boca. Momento que aprovechó para mirar al recién llegado. Éste, respondió con su mirada penetrante. John, volvió a tener la sensación de estar en el lugar equivocado, sobre todo al no poder mantener la mirada con los ojos de Hal. Decidió permanecer callado dejando que los “gallos” se exhibieran en su corral y centrarse en aquello que le había llevado allí.

Schreiber parecía un tipo que controlaba la situación. Seguramente, debido al conocimiento fruto de su profesión, podría digerir mejor que él los momentos tensos. Si los tres citados debieran patear las calles juntos, John sabía que la cordialidad estaría mejor representada en el Doctor y no tanto en Hal. Al menos, era la primera impresión. Respecto al test, lo había utilizado anteriormente, pero no para cazar replicantes, sino para detectar mentiras en los sospechosos de fraude. Trabajar para el Fiscal, parecía ahora una labor dedicada hace mucho tiempo, y quién sabía si haber aceptado esta nueva empresa podría ser el mayor error del asiático.

Respiró hondo y esperó a que el Capitán les informara, confiando poder estar a la altura. Aunque por supuesto, aunque lo estuviera, jamás recibiría una palmada en el hombro como reconocimiento. Ganarse una sonrisa de complicidad de Bryant debía ser fruto de una larga y ardua dedicación.

Harry sonrió al ver a los hombres tomar el chupito que les había invitado. Era una forma que tenía para romper el hielo. El hizo lo propio y se tomó el suyo. - Hal, ¿porqué...? Ahh, cierto. No te gusta el alcohol. A veces se me olvida las extrañas costumbres que tienes... - Volvió a recostarse en su silla. Y miró a los dos agentes. - Bien, primero quiero darles la bienvenida a la unidad Blade Runner. Si aún no hay cazado a ningún androide, les aconsejo mucha precaución. Usan muchas triquiñuelas para poder seguir vivo, y créanme, si pudieran matarles lo harían sin dudarlo. Ellos no sentirían ningún remordimiento.

La silla se movía de lado a lado, crujiendo bajo su peso. - Andamos algo escasos de personal tras el fracaso del proyec... - Se detuvo y sonrió , manteniendo la frialdad en sus ojos. - De la misión de Deckard... Supongo que habrán oído del tema. - Se volvió a adelantar hasta apoyar sus codos en la mesa. - Señores, tengo a cinco pellejudos correteando por las calles de mi ciudad, y deben ser retirados. ¿Qué dicen, serán capaces de hacer este trabajo? - Los miró desafiantes, como si esperaba que le dijeran que no para quitarse un peso de encima.

John ahoga un resoplido al conocer de la boca de Bryant la cantidad de Nexus que resultan problemáticos. Retirar a tal cantidad no iba a resultar tarea fácil. Sobre todo para un novato como él.

- Cumpliremos con nuestro deber. Tendrá sus androides fuera de circulación lo antes posible – El asiático dudó de sus propias palabras, pero sabía que debía mostrar determinación. Reflejar duda en este tipo de trabajos se asociaría con debilidad o falta de aptitud.

- Capitán, ¿Qué información sobre los androides posee el departamento? Tendremos que ponernos al día. Nombre, edad, identificación facial, modelo y último contacto conocido. O en su defecto, ¿Qué empresa los creó? También sería deseable aquellos posibles encuentros con civiles que pudieran ser testigos en potencia  –

El novato no tenía experiencia sobre cómo sería el comportamiento de algo que se cree humano pero que en verdad no lo fuera. Sin duda, la colaboración con el Doctor Schereiber iba a ser inestimable. Desde luego, intentaría tener una conversación con él en cuanto salieran de aquel opresivo despacho. Puede que en la comisaría tuvieran alguna sala de documentación en la que pudiera gozar de un intercambio de pareceres mientras consulten los datos de los replicantes. Aunque antes, deberían recibir la placa y su arma reglamentaria. Un blade runner, no podía ir a cazar pellejudos con las manos vacías.

Harry se levantó de la silla. Ésta crujió aliviada. - Ya veo... - un pequeño gruñido al levantarse, y miró a ambos durante unos segundos y caminó hacia el otro lado del despacho sin mirarlos, parecía contrariado, como si no quisiera que hubiesen aceptado el trabajo. 

Encendió un televisor y preparó los datos. Sacó un expediente en papel y lo dejó encima de una pequeña mesa que había ahí. - Pueden sentarse en esas sillas. - Señaló un par de sillas al lado de la mesa. - Sabemos que llegaron aquí hace 2 semanas. No sabemos porqué. Vinieron desde las minas de Venus tras matar a cuatro ingenieros de mantenimiento y robar una nave. La nave apareció en los campos exteriores de la ciudad, y el rastro indica que eran 5 androides NEXUS 6, como los que Deckard eliminó. Desconocemos porqué han venido a la Tierra. Lo que debemos es darnos prisa antes de que maten a mas gente. 

Esperó a que los nuevos le echaran un vistazo al dossier. - Deberían ir a la Tyrell corporation, han dado permiso para ayudarnos en la investigación, ellos podrán decirles más acerca de este incidente. 

Los tubos catódicos del televisor empezaron a mostrar imágenes nítidas de la nave y de los que había en el interior. Notas sobre los ingenieros de mantenimiento, ropas. Entre los restos se podía apreciar un rastro de pisadas que conducías hacia algún lugar, posiblemente hacia la ciudad, el polvo no dejaba ver con claridad en la distancia. En mitad de el visionado se escuchó el sonido de un encendendor, era Hal, encendiéndose un cigarillo.

Mercer abrió los ojos de la sorpresa ante la primera revelación del jefe de policía, para suspirar justo después y murmurar en voz baja para si mismo '¿Otra vez? ¿pero qué tipo de personal contratan en seguridad para evitar estas fugas?'. La rápida respuesta del joven John Wang acalló su comentario sarcástico. Qué tipo más diligente, pensó Schreiber, mirando de arriba a abajo a su futuro compañero intentando discernir qué tipo de policía debe ser: ¿un pelota quizás? ¿o es un tipo tan estirado y preparado para su labor como quiere mostrar? ¿o simplemente un novato total con ganas de una primera dosis de acción? La última opción parecía la más probable, visto su lenguaje corporal.

Mercer se sentó en la silla cuando Bryant les ofreció, tenía el cuerpo agotado y le vendría bien un poco de descanso para sus piernas.

- Así que cinco Nexus 6... mal asunto, mal asunto. Más fuertes, rápidos e inteligentes que sus propios creadores. El modelo más sofisticado de Nexus que crean en la Tyrell Corporation... - Mercer reflexiona para si mismo - Ahora que lo dices, disculpame porque llevo un tiempo fuera, ¿pero quién está en cabeza de la corporación, desde la muerte de Eldon Tyrell hace unos años?

Mercer gira lanzándole una mala mirada a Hal al escuchar el sonido de la piedra del encendedor, carraspeando con cierta incomodidad. El aire puro era un lujo en las colonias, y pocos colonos podían permitirse malgastar aire con humo, fumando en su lugar una mezcla de hierbas que no estropeaba el aire, al contario que los cigarrillos de la Tierra. El gusto mentolado de esas hierbas no eran en absoluto del agrado de Mercer, que dejó de fumar al poco de llegar a las colonias, y ahora mismo compartía uno de los rasgos más comunes entre exfumadores: una muy baja tolerancia a otra gente fumando en su presencia.

Con cara de paciencia, su voz gastada preguntó:

- ¿Tenemos algún tipo de imagen de los tripulantes? ¿sabemos ya algo de los rasgos técnicos y especialidad de los androides fugados, o tendremos que confiar en la buena colaboración de la Tyrell Corporation?

El asiático observaba en silencio la documentación que Bryant les había proporcionado. El Doctor intervino solicitando información que el Capitán pudiera estar guardando con mas recelo. Quizá para ver si estábamos dispuestos a llegar hasta el final, husmeando todo lo que hiciera falta. O puede que no tuviera nada. John pensó que debían obtener algo más antes de encaminarse a la Tyrell. Allí sin duda sus placas les permitirían obtener datos morfológicos y técnicos, pero necesitaban dar con ellos, y con premura. Para ello no sería mala idea comenzar a seguir pistas sobre su rastro de huída.

El humo del cigarrillo de Hal enturbiaba aún más la atmósfera del despacho, confiriendo gracias a la ténue luz del monitor un ambiente lóbrego. El novato percibió el malestar de su compañero con la falta de modales de Hal y en silencio compartió su reproche.

Una vez Schreiber hubiera dado por satisfecha su conversación con Bryant, John se gira sobre su silla y pregunta: - ¿Tenemos un analizador Esper? Quizá podamos sacar algo interesante del aterrizaje de la lanzadera. Supongo que a estas alturas la nave haya sido saqueada y poco pueda quedar para sacar provecho.

Harry carraspeó antes de contestar a John. - Ya hemos analizado todo el escenario, no encontramos nada que nos pudiera dar una pista, mas que están en Los Angeles y que eran 5 androides, coincidiendo con el informe de Venus. 

Volvió la mirada hacia Mercer mientras jugueteaba con sus dedos de su mano apoyada en la mesa. - En Tyrell están algo receptivos con estas noticias, tras la muerte de Eldon Tyrell hace tres años, no quieren pronunciarse al respecto. Acallaron toda la información sobre que fué uno de sus Nexus el que mató a Tyrell. Es el poder que tiene el dinero, amigo. Nos dan la información a cuentagotas. - Suspiró sonoramente y se reacomodó en su asiento. - Dado que Tyrell no tenía familia, la empresa fué dirigida por el consejo ejecutivo, hasta que éste nombró al señor Xuang Shao como presidente de la Compañia hace un año. 

Luego, Schreiber preguntó sobre la info de los androides. - Lamentablemente a su pregunta, no tenemos imágenes de ellos, solo podemos especular sobre su aspecto. Tyrell tiene muchos datos de sus productos, pero no tiene forma de saber donde está cada uno de ellos, su politica, es que cuando una unidad se compra, es responsabilidad del usuario. Por eso deben ir allí y hablar con ellos, se han ofrecido a ayudar. - Miró seriamente a los dos hombres. - Hace dos años, intentaron colarse en Tyrell, quizás esta vez intenten lo mismo. Averigüen si hay alguno allí dentro. ¡Ahh! Y cuidado con Xuang Shao, es un tipo listo, seguro que intentará sacaros información de la investigación.

La información obtenida en el despacho de Bryant no parecía aportar mucha luz al asunto. Iban a tener que patear las calles en busca de un buen rastro. Lamentablemente, el tiempo que pudiera suponer encontrar dicha pista jugaba en su contra. Los replicantes tendrían bien claro su objeto y no se detendrían ante nada. En ese momento, John comprendió que necesitaba saber más sobre aquellos androides. No había tenido frente a él a ningún Nexus 6. ¿En verdad serían tan reales como para pasar por humanos? Tembló ante la idea de "retirar" a un humano inocente por error.

En ningún lugar mejor que en el edificio Tyrell podría aprender lo suficiente para saber detectar a uno de sus productos. Se levantó de su asiento y se ajustó el abrigo de lana sintética. - Capitán si no tiene mas que añadir, sugiero que vayamos a la Tyrell sin demora -

¿El departamento les prestaría una patrulla? Quizá Hal estaba allí para ello. El asiático tenía la sensación sobre el agente de tenerlos controlados mas que de prestarles colaboración. De alguna manera, John pensaba que Hal transmitiría los movimientos de los recién nombrados blade runners a su Capitán. No le culpaba por desconfiar de ellos, pero era algo que le resultaba incómodo.

Harry asintió molesto, al final había sido el novato quien tomara la iniciativa. - Si, mejor que vayan a ver a Shao. - Se levantó y señaló a Hal, que seguía fumando sentado en aquella silla, silencioso y observando. - Hal les guiará hasta allí. Es un buen compañero. - Una sonrisa apareció en su cara al empezar a ver a los tres agentes salir hacia la captura de esos androides. 

Hal caminó sin mediar palabra hasta los aparcamientos de coches. Los coches voladores eran la mejor manera de viajar por aquellas ciudades, sin peligro de atropellos, cosa dificil por la superpoblación de las ciudades, y sin semáforos. Además, vosotros érais policías. 

You sei le nuovo Blader Runner, eh? Espero that vou sepáis that are vou fachendo. - El coche volador se alzó hacia el cielo infinito, dejando ver la inmensa ciudad por debajo de vuestros pies. 

Hal hablaba una nueva lengua llamada "interlingüa", era una especie de mezcla de varios idiomas. Solían hablarlo algunos policías, pero todos conocían mas o menos el lenguaje. La facilidad de hablarlo es que muchas personas eran capaces de entender qué es lo que dices, aunque entre ellas hablen diferentes idiomas.

El coche, poco a poco se acercaba a la sede de la Tyrell Corporation, el edificio en forma de pirámide cubierta por planchas oblicuas iluminaba como un árbol de navidad en mitad de una casa abandonada.

Antes las respuestas del jefe Bryant, Mercer quedó reflexivo. De joven siempre había admirado el trabajo hecho por la Tyrell Company, y en particular por su antiguo presidente, propietario y fundador, Eldon Tyrell. Su trabajo al crear el androide de los modelos Nexus era algo increíble, muy por encima de las capacidades del propio Mercer que a duras penas podía entender el proceso de pensamiento básico de uno de los androides. Y no solo la creación del modelo, sino haberse dado cuenta de cual era el fallo que los distinguía de los humanos (la empatía) y pensar tan rápidamente en como solucionarlo (dotando de falsos recuerdos a las unidades)... Los documentos del suceso de Deckard y Gaff a los que había tenido acceso en sus estudios apuntaban en esa dirección: la falta de empatía está relacionada con los recuerdos. Era la misma conclusión a la que el propio Mercer había llegado durante su tesis doctoral, y por una temporada se sintió orgulloso pensando que Tyrell había leído alguna de sus publicaciones al respecto, pero lo más probable es que la genial mente creadora del cerebro positrónico de los Nexus hubiese llegado a la misma conclusión de forma independiente, y al contrario que Mercer, también fue capaz de utilizar esta conclusión para mejorar aún más el proceso de pensamiento de los androides.

Y ahora iban a entrevistar a su substituto en la compañía. Es muy probable que el tal Zuang Shao no estuviese al nivel de su antecesor, pero aún así iba a ser un rival intelectual digno a batir en caso que les quisiese ocultar información relativa al caso...

- Bryant, podemos llevarnos con nosotros una de las máquinas de Voight-Kampff para el caso que descubramos alguien sospechoso, ¿verdad?

Mercer se dedicó a examinar el artilugio perteneciente a la unidad de policía durante el viaje en coche volador: se trataba de un model algo antiguo, a años luz de aquellas variantes con las que Mercer había trabajado los últimos años, pero no tenía duda de que era totalmente funcional. Aún así no aprovechó el tiempo del corto viaje en otra cosa más que en comprobar las conexiones y el estado de la máquina: el éxito de su investigación dependía en gran medida de ella. Absorbido como estaba por su pequeño trabajo, ni siquiera tuvo el tiempo para maravillarse con la magnificiente vista de la enorme pirámide de cristal sobre la que estaban aterrizando.

Al fin abandonaron aquel despacho y sobre todo, la poco reconfortante presencia del Capitán Bryant. No se le podía cuestionar que la responsabilidad que recaía sobre los hombros de aquel hombre eran importante. Al fin y al cabo, era un jefe y como todos los jefes, se encargaba de presionar a sus subordinados para que éstos acometieran su labor lo mas diligentemente posible. Pero había algo en él que le confería un aire desagradable.

John dejó a su nuevo compañero ocupar el puesto de copiloto, parecía disfrutar en la observación de la máquina de test para replicantes, así que necesitaría algo más de sitio. Para desgracia del asiático, la parte trasera de la patrulla resultaba bastante reducida. Casi sin ventana y oscuro, el compartimento trasero parecía mas una jaula móvil que un transporte para policías. Se sintió incómodo. Las puertas se cerraron verticalmente y para visión de John, la escena comenzó a volverse torturadora. El polvo no parecía ser un problema en el interior, pero la dificultad para la respiración se hizo patente por momentos. 

Las turbinas emitieron su característico sonido al recibir cada vez mas potencia y el vehículo se elevó en el aire para ir dejando el edificio de policía cada vez mas abajo. El novato se aflojó el nudo de la corbata al tiempo que se reclinaba sobre los asientos delanteros y preguntó. - El viaje a la Tyrell Corporation no debe llevar mas de unos minutos, ¿Verdad? - Trató de controlarse en cuanto percibió su voz ligeramente afectada por su claustrofobia. Se recordó mentalmente que en unos minutos estaría fuera de aquel estrecho amasijo de metal. Finalmente, el inconfundible complejo se materializó en el horizonte, para gran alivio de John.