Partida Rol por web

John se acercó lentamente mientras el recién llegado hacía uso del dispositivo, mostrando en la pantalla de la patrulla el contenido que con tanto esfuerzo habían conseguido. Mientras McMillan conversaba con el Doctor, el novato observó los nombres de la pantalla. Nombres y no números de producto. Al parecer, la Tyrell llevaba hasta el extremo su lema dotándoles de nombre, recuerdos y probablemente se les condicionara con algún tipo de carácter. 

El asiático interrumpió la conversación. - Es posible que si no ha transcurrido el suficiente tiempo, encontrar a uno permita encontrar al resto. Tan sólo uno de ellos debe cometer un error. Algo que llame la atención y podamos seguirle la pista - John asintió en silencio las palabras de su compañero sobre si contenía algo más de información. Después aportó - Los modelos femeninos suelen ser productos destinados para el placer. Quizá para subsistir, alguna de las dos "hembras" pudiera ganar algo de dinero para el grupo. Creo que podríamos dejarnos caer por alguno de los garitos de moda. ¿Tienen las fichas de las pellejudas una imagen que las identifique? -

Asentí a lo que decía Wang.

Esos replicantes intentaría pasar desapercibidos lo máximo posible, por lo cual, qué mejor que imitar los estereotipos humanos.

- Si, las pellejudas tomarán un rol lo mas parecido a una mujer. Casa de placer, cocineras, puede que incluso dependienta en alguna tienda.-

Revisé los nombres uno por uno. Mary y Cris. Mala suerte tendríamos si resultaba que una de ellas estaba dedicada a tareas militares.

-¿Alguna imagen de ellas para identificarlas? Por ejemplo... ¿Mary?- Incité a la pregunta proporcionada por mi compañero, esperando que el poli nos diera pista sobre ello.

El agente McMillan seleccionó el perfil de Mary.

Nombre: Cris

Profesión: Artista de artes escénicas

Modelo: Nexus6

Numero de serie: AD542S2214A23F1411

Destino: Venus

Localización: Desconocida

La información del androide era vaga pero podría dar alguna pista de donde empezar a buscar.

Giré la cabeza para mirar las facciones de la pellejuda.

Casi se podía decir que era una modelo o algo así. Una mujer por la que muchos babearían o perderían el sentido. Una mujer. Sin duda una buena táctica dada su ocupación: Artista.

- ¿Y que sugieres John? Visitar cada prostíbulo de Los Angeles hasta que...- Deje a medias mi irónica pregunta cuando cai en ello.- Oh, claro.

Sonreí y comencé a reirme ante mi propia ocurrencia.

- El Orpheum Theatre.- Claro, como no.- ¿Donde buscaría trabajo una actriz extranjera? En el un teatro de renombre. Y dado que vienen de muy lejos, habrá elegido uno conocido. Ademas, de todos ellos, es el único que queda en pié.

Me incorporé sacando mi cabeza del interior del vehículo.

- ¿Le gusta el teatro, señor McMillan?

No soy seguidor del teatro. Pero si he oído algo sobre el Orpheum. ¿Donde queda? Les llevo... - Se giró hacia el otro lado del coche, donde se encontraba John. - Si lo necesitan...

Apagó la consola y se preparó para encender su vehículo. 

- Ardo en deseos de proseguir con la investigación -  Respondió el novato al recién llegado. Por la mente del asiático pasó la idea de responder a su compañero sobre la visita de cada burdel de los Angeles, pero prefirió reprimirlo ante tanto público. Al parecer surgía una nueva situación con la que podrían deshacerse de Zarkov y su inquisitoria presencia.

- Si no es inconveniente, viajaré en el asiento de copiloto - Expresó John de la manera mas tranquila que pudo para evitar hacer muy patente su claustrofobia. - Es posible que no esté sola. Habrá que tener los ojos muy abiertos si damos con ella - Y revisó que su arma estuviera lista. - También debemos avisar a central de nuestro próximo paso.  Aquí surgía su vena de "chupatintas" como ayudante del fiscal durante varios años. No se daba un paso fuera de tiesto sin el burocrático consentimiento de la fiscalía. - Estoy listo agentes. Cuando quieran -

Los agentes McMillan y Wang subieron al coche de San Diego, John sabía exactamente donde estaba el teatro Orpheum así que podría darle indicaciones al agente McMillan. 

El coche de la LAPD fué tripulado por Scheriber y Zarkov. El supervisor seguía manteniendo su perfil bajo, de observador, parecía mentira lo fiel que se atenía a su reputación de hombre de pocas palabras. Literalmente parecía que no hablase nada, como si cada palabra tuviera un precio incalculable. 

Los coches se elevaron hacia los cielos infinitos tras una estela de humo blanco de la propulsión como si fueran cohetes sin control, girando sobre sí mismos hasta alcanzar la altura necesaria para abandonar el lugar. El teatro Orpheum estaba a 25 minutos de allí, el viaje iba a ser corto...

Ocupando el asiento de copiloto, el asiático trató de obtener cierta confianza con el recién llegado, con el fin de conseguir algo  mas de información.

- Ha hecho un buen viaje desde San Diego. Quizá conozca a su superior. ¿Cómo había dicho que se llamaba? - John mostró una sonrisa, tan amplia como falsa, intentando demostrar una conversación frugal y sin mayor importancia, cuando en realidad sentía gran curiosidad por saber qué hacía un supuesto agente de San Diego en su jurisdicción por un asunto con el que, en teoría, podía manejar perfectamente su comisaría.

Distraídamente, el novato paseó su vista por el salpicadero y el resto del vehículo tratando de obtener detalles. Puede que en el fondo, tuviera alma de sabueso. - Las patrullas parecen idénticas a las de nuestro distrito. Ohh vaya! Con cuidado amigo... Dijo John con la primera de las sacudidas del despegue.