Partida Rol por web

Louise preparó un baño reparador y la verdad que después del duro dí y la intensa sesión de sexo era algo que nos iba a venir de perlas, primero entré yo y luego ella se acomodó sobre mí apoyando su espalda sobre mi pecho sientiendo su piel cálida en contacto con la mía. La sensación era tan agradable, algo tan sencillo como un baño con la mujer que amo, me bastaba para ser feliz. Cogí una espoja que tenía y tras empaparla en agua acariciaba su brazo con ella exprimiéndola para el agua tibia recorriese su piel.

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-Lo sé Louise, desde que empezó el caso no ha hecho más que meterme prisa con resolver éste caso, pero con cada vía de investigación que abrimos, no nos dan pista ninguna, nos cierran las puertas y no hay forma de avanzar...-apreté la mandíbula con ligera frustración-Aún no entiendo por qué nos han asignado éste caso, hay muchos Blade Runner y que nos asignasen éste caso me ha parecido extraño desde el principio...pero eh, no te preocupes cariño, ya sabes que siempre ando con cuidado y la N4 que me acompaña me protegería en caso de peligro. Además tú también debes de tener cuidado si ese hombre ha dado con nosotros, también te tendrán fichada así que ten mucho cuidado ¿me oyes?-acaricié el pelo de Louise apartando los mechones húmedos de su frente para luego rodearla con mis brazos.

-Mira, tengo una idea, sé que tenemos dáis de vacaciones de sobra ¿qué te parece si cuando acabe con éste caso nos tomamos un respiro y nos vamos a algún lugar? ¿te gustaría?-pregunté sontiente dándole un pequeño beso en la oreja de Louise.

Joy Blessing no dijo nada en un primer momento. Lo que Artemisa acababa de confesarle tenía una infinidad de matices morales que debía intentar asimilar en un solo instante. Si en su corta existencia no había dilucidado hasta ahora sí su objetivo vital era correcto o no lo era... ¿Cómo le iba a ser posible decidir ante aquella tesitura en décimas de segundo?

Simpatizaba con aquellos individuos. No lo habría hecho ayer, pero si hoy tras eliminar a la última Nexus 3. Algo había cambiado en su interior y puede que para siempre.

Artemisa y el resto de replicantes parecían asustados y desesperados. Ella era realmente su última esperanza y si no lo era ellos al menos lo creían así. Si habían acudido a ella, una Blade Runner era porque ya no veían más alternativas.

- No creo que se me pueda atribuir la culpa de la extinción de toda nuestra raza. - Dijo Joy. - Ni vosotros representáis a la raza ni yo soy la salvadora. Os ayude o no os ayude, tengáis éxito o no, la vida útil de los nuestros son cuatro años. Acabaréis siendo desactivados de todas formas. Os guste o no, dependemos de los humanos para existir y no dejaremos de existir porque los humanos nos necesitan para casi todo. Ya no pueden vivir sin nosotros. - Hizo una pausa. - No os prometo nada. Pero si os prometo que me lo pensaré y que bueno... No os enviaré a los Blade Runners. - Afirmó con rotundidad. - ¿Bien?

Artemisa pareció sonreír un poco más.

-Esa solución es aceptable. Muchas gracias, nexus Joy Blessing.

Muchos de los demás replicantes se acercaron a ti y te tocaron, repitiendo las palabras de Artemisa.

Muchas gracias, nexus Joy Blessing

Muchas gracias, nexus Joy Blessing

....

Artemisa se colocó entonces delante de ellos.

 ¿Necesitas que te guiemos para que regreses a la superficie? 

Richard, no hagas promesas que no puedas cumplir. No hay nada que me joda más -te dijo, irritada. Pero después, alzó la cabeza para mirarte y te sonrió.

-Pero me gustaría.

Louise te dio un beso en la mejilla y cerró los ojos para dejarse arrastrar por el calor del vapor y el ritmo regular de los latidos de tu corazón. Estaba tranquila. A pesar de sus temores, tenía la sensación de todo saldría bien.

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Sonreí con cierta tristeza porque Louise ni creyese en mis palabras, en parte era lógico pues no era la primera promesa que hacía y luego por el tema que fuera de iba todo al traste. Acaricié su tibia mejilla y le di un suave beso en la sien-Despues de lo de hoy, me ha dado que pensar en muchas cosas Louise y no quiero decepcionarte de nuevo, está bien, no será una promesa en firme, pero lo que sí te prometo es que a partir de hoy todo cambiará, cuidaré más de tí y esas vacaciones las tendremos en algún momento. Cariño, si queremos que ésto funcione debemos de darnos más tiempo juntos y menos al trabajo- recibí aquel cariñoso beso con felicidad y la miré profundamente a los ojos.

Era consciente de que estaba en peligro y que debía terminar con aquel caso lo antes posible, no podía dejar que se desmadrase como aquel hombre dijo, no debía dejarme vencer, seguir investigando... y eso es lo que haría.

- Creo que no... - Dijo la replicante dándose la vuelta.

No se despidió. Aunque había prometido pensarse aquello y no desvelar su paradero, no le había gustado el modo en que había sido conducida a las alcantarillas. Al fin y al cabo, no tenía claro todavía si iba a cumplir sus promesas o si nada más regresar a la superficie iba a dar el chivatazo a los Blade Runners. Su promesa había valido para escapar y el honor no era un sentimiento que Joy Blessing tuviera demasiado interiorizado.

Recordaba el camino hacia la superficie a la perfección y lo desandó pensativa y cabizbaja. Durante su carrera como Blade Runner había reciclado a muchos nexus y dejar atrás a aquellos proscritos se hacía raro para ella. No tanto por el hecho en sí, sino porque habían sembrado la duda en ella.

Por primera vez en su existencia necesitaba un consejo acerca de moralidad. Un consejo que debía proceder de un humano. Sólo así podría decidí que hacer con Artemisa y los suyos. Pero... ¿A quién debía pedírselo? Sólo un nombre rondaba en su cabeza, Richard Willis.

La pregunta era obvia... ¿Cómo le pedía consejo sobre aquello a un cazador de replicantes? Sin duda, nada más decírselo decidiría ponerlo en conocimiento de la capitana y ella no estaba segura de lo que quería hacer con todo aquello.

Al salir de las alcantarillas se dirigió hacia su pequeño apartamento. El local de Tao ya había cerrado. Era tarde y aunque como replicante no necesitaba dormir, había encontrado cierta satisfacción en hacerlo. Aquel proceso le acercaba más a la humanidad y nada más tumbarse en su catre supo cómo pediría consejo a su compañero.

Joy Blessing sonrió mirando el blanco techo de su diminuta habitación y sonrió satisfecha. Ya tenía un plan de cara a encarar la situación frente a Richard y eso le satisfacía.