Jajaja, estás solo guerrero de cabeza enrollada. - Dice el oso con malévola risa mientras te vuelves hacia él.
¡¡¡Técnica especial del gran oso, fuerza de antepasadossss!!! - Y el gran oso creció tres veces su tamaño. - Jejeje, ¿Qué harás ahroa, guerrero de cabeza enrollada?
¡Atacar mas duro aún!
Grita a pleno pulmón mientras comienza a hacer gestos extraños con los brazos, seguramente haciendo algún dibujillo molón de esos que tanto le molan. Se lanza a la carrera contra el enorme oso mientras sigue gesticulando hasta que pega un gran salto en el aire, cruzando los brazos frente a sí y sacando los cuernos, apuntando con ellos a su rival.
¡BAAA-BIII-LOOOO-NIAAAA!
Le golpea con los cuernos, impactando en el pecho del animal... que se ve obligado a confesar todos sus pecados por el poder de los dioses sacroancestrales de Babilonia.
Oooooooorggggh!!! - El jefe oso recibe el golpe de lleno en su pecho, doblándose a pesar de su robusto tamaño. Entonces una luz blanca ilumina por completo la pantalla...
Entonces, con música melancólica, se ve al Jefe Oso en un supermercado. Está mirando algo, y lo está haciendo con mirada penetrante y deseosa.
No... no puedo hacerlo... va en contra de mis principios y mis dioses...
Piensa con gesto compungido, apretando las garras de las patas. Mira a un lado y a otro, no parecía haber nadie a la vista, no le quedaba dinero en la cartera, y el salmón congelado se veía taaaaaan bueno.
Bu... bueno... Se... seguro que nadie se da cuenta, ni siquiera los dioses...
Alarga la pata lentamente para coger uno.
¿Eh?
Entonces se da cuenta de que tiene al encargado de los congelados justo enfrente, al otro lado de la mesa de pescados.
¿Desea algo señor?
Entonces Gamón se queda bloqueado, no sabe qué hacer, qué responder... Hasta que decide recurrir a su instinto natural, como bien aconsejaban todas sus creencias.
Por o que a la escena siguiente se ve al jefe oso saliendo del supermercado disparado, con un lote de salomes bajo el brazo, y vestido con una chupa de cuero, una cresta rosada, un pendiente en una orjeja y unas gafas de sol macarras.
Fuera le estaban esperando varios ositos gomi gomi, también con pinta de macarras, subidos en motos.
¡Vamos Jefeee! - Gritan
¡Ya los tengoooo! - Grita Gamón, subiéndose a una de las motos, la más grande, y partiendo por la carretera hacia la puesta de sol.
Nooooooooo... Era jóven y estúpido... Yo nunca quise... - Dice el jefe oso, en el mundo real, viendo sus terribles crímenes de adolescencia.
Entonces se ven a unos policías que se alzan frente a él, ya a tamaño normal.
Al fin te tenemos. Esta vez no te escaparás Gamón. - Dicen los policías.
¡Síiii agentes, ese es el oso que nos ha destrozado la casaaaaaaaaa! - Grita tras ellos el hombre de la casa del principio, que fue destruída por el bastón de caramelo gigante.
Andandito. - Dice uno de los polis.
Gamón ni se lo piensa, se levanta y se deja esposar.
E de pagar por mis crímenes. - Dice mientras se mete en el coche de policía.
Un sec. que habla el narrador.
Y así se llevó a cabo con éxito la redada policial al escondite de la antigua banda delincuente juvenil del jefe oso Gamón llamados los osos rebeldes del norte.
Y se ven a un montón de policías esposando y llevándose a los osos GomiGomi a unos coches patrulla.
Todo ha salido según mi plan. - Dice Softón con las manos en los bolsillos y pose pasota y molona, de espaldas al barullo de la redada. - Que el Dios tenga piedad.
Vamos HeppokoMaru. - Le dice a un Heppoko ya libre de la llave de la poderosa hormiga, a la cual también están arrestando por alteración del orden público, aunque están haciendo falta varios agentes para reducirla...
¡¡Sí!!, bien hecho Softón!! dice con alegría
Ya tenemos camino libre. dice mientras hecha a andar y andar y andar y andar, se para...y sigue andando.
Otro salto.
Oís la voz del chico de antes mientras se oye después el sonido de un chasquir de dedos, y una explosión bajo vuestros pies hace que saltéis hacia a saber qué nueva zona de la isla y con a saber quién...