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Brindlewood Bay es un pqueño pueblo costero de Massachussetts. En sus orígenes fue un asentamiento pesquero especializado en la captura de ballenas en los sigos XVIII y XIX. Especialmente conocido era su faro, situado en el pequeño asentamiento conocido como Mucky Point y fruto de encendidos debates en años recientes sobre si debería de ser un monumento digno de visita o un elemento del pasado completamente olvidable.

Su historia desde entonces no se aleja demasiado de la de otros pueblos vecinos similares, dejando a un lado pequeños capítulos anecdóticos como cuando los restos de un submarino nazi llegaron hasta sus costas, despertando la curiosidad de pueblos y estados vecinos que llenaron sus calles de fisgones morbosos y souvenirs de gusto más que cuestionable, peor la gente prefiere olvidar todo eso.

En los años 60, diversos grupos de jóvenes (Y no tan jóvenes) defensores del amor libre, a la búsqueda de nuevas formas de asentamientos y experimentación político-social peregrinaron a la zona creando efímeras comunas que se vieron obligadas a buscar otras tierras menos miopes cuando los habitantes del litoral mostraron su rechazo a sus ideales y escandalosas costumbres.

Tras este capítulo, Brindlewood Bay se sumió en un par de décadas oscuras en las que tanto la población como sus inmuebles envejecían siguiendo su ritmo natural de oxidación y decadencia, pero sin nuevas generaciones (Ya que sus jóvenes partían a estudiar a ciudades universitarias y nunca volvían) o ayudas por parte del estado, aquella crónica de una desertización anunciada parecía más veloz y despiadada.

Menos mal que a principios de los años 80 diversos promotores inmobiliarios y constructores vieron en estas tierras un oasis ideal a explotar en la creación de una pequeña ciudad de vacaciones para familias de ingresos medios (explotando el filón turístico de su emplazamiento ideal e inmejorable clima veraniego) y, por extensión, creando pequeñas urbanizaciones que pudiesen ser empleadas el reto del año para alojar a comunidades de jubilados en busca de un lugar tranquilo y apacible en el que disfrutar de sus últimas primaveras.

Más recientemente, el nombre de Brindlewood Bay ha saltado a los medios de comunicación a principios de los noventa, cuando fue el telón de fondo del violento careo entre fuerzas gubernamentales y la asociación antigubernamental conocida como los Hijos de la Libertad, quienes disponían de terrenos y edificaciones en el bosque próximo al pueblo.

En años recientes, y siguiendo las modas y creencias comunes, surgidas ante la proximidad del fin del milenio, diversos cultos y comediantes han escogido este pueblo como blanco de sus reuniones anuales, en distintas fechas señaladas, atendiendo a sus enloquecidas teorías, pero con especial asiduidad en la fecha de Año Nuevo, así que es común ver a hippies trasnochados y gurús de la nueva (vieja) era paseando por sus calles, decidido convertir el lugar en su nueva residencia mientras esperan la llegada del fin.

Por lo demás, Brindlewood Bay se ha convertido en una idílica comunidad de viviendas de dos pisos orbitando en torno a pequeños centros comerciales, centros cívicos y comunidades de artistas y artesanos que tratan de llenar los días de sus habitantes de celebraciones más históricas (Más bien inventadas) y actividades de ocio de todo tipo: clubes de lectura, talleres de costura, clases de chino, cestería artesanal, pintado de lunas de escayola, elaboración de complementos para muñecas de colección, sesiones de zumba, aerobic, entrenamiento de a intervalos de intensidad media, reuniones de entusiastas y coleccionistas de todo tipo de memorabilia, visitas promocionales de escritores de bestsellers venidos a menos y cualquier otra cosa que esté de moda este año. Otro aliciente para algunos de sus visitantes son los viajes de pesca guiados.

Sus edificios históricos han terminado sucumbiendo al paso del tiempo, convirtiéndose en bed-and-breakfast o recintos de ocio y hostelería homogeneizados siguiendo la estricta doctrina de la gentrificación.