Partida Rol por web

La bestia se lanza inconteniblemente hacia el coche, chocando con él y haciendo que salten varios cristales. Os inunda una lluvia de esquirlas cristalinas y arrugáis los hombros esperando un golpe fatal. Sin embargo, no llega. La acción de Diego debe haber tenido algún efecto, ya que la bestia se detiene y se queda frente al vehículo, mostrando los dientes, gruñendo, tensionados todos los músculos, mirándoos fijamente y evaluando todo lo que ve, como si buscase una solución a su enigma.

Raul retrocede hacia el lateral del tejado para salir del ángulo de la mirada de aquel tipo. Afortunadamente, este decide caminar hacia la entrada del jardín, con lo que deja de mirar en ese sentido y Camestres puede ver perfectamente lo que hace. Aunque le despista momentaneamente el ruido que hace la bestia al chocar con el vehículo de la Guardia Civil, al que ya no puede ver, y los cristales del mismo estallar. Un gruñido ronco posterior no presagia nada bueno, pero desde donde está Raul no puede ver si sus compañeros son ya pasto del monstruo. El hombre del otro jardín llega hasta el exterior, a la carretera y observa lo que está pasando delante de veustra casa ahora mismo.

Al ver que finalmente el loco del cuchillo se mueve Facu respira algo más aliviado... pero no mucho. En la cocina se siente demasiado expuesto. Sin embargo intenta mantenerse en calma y ponerse sus prioridades. Y la primera es contestarle a Ernesto. Con la facilidad que da la practica le escribe "Casa Helen... Peligroso" y pulsa SEND antes de pensar en donde esconderse.

Para ello se acerca a la puerta que da al pasillo y, tras escuchar por la hoja intenta asegurarse que no hay nadie. "En la sala había unos cuchillos" se plantea dispuesto a buscarlos para sentirse más protegido antes de buscar un rincón donde pueda quedarse hasta que pase el peligro.

Ernesto sale al jardín a tiempo de ver cómo el monstruo estrella su cuerpo contra el coche de la Civil, reventando algunos cristales. Alzando su brazo con determinación y mascullando alguna frase entre dientes, aprieta el gatillo dos veces en dirección a la bestia. Ambos disparos rompen el aire con su trueno, pero es imposible saber si han impactado o no. En cualquier caso, la bestia no parece inmutarse por ello más allá de volver su cabeza hacia atrás amenazadoramente. Entonces ernesto puede ver cómo dentro del coche, Diego está sosteniendo el cuello de Henar con ambas manos, mostrándole el rostro asustado de la vieja al lobo, como si le amenazase con ella.

František pisa el pedal a fondo haceindose daño en le tobillo, conduciendo lo mejor posible para rozar el coche de la benemérita contra su furgoneta, por el lado que el lobo ha roto los cristales. Con suerte le producirían daños severos en el impacto.

¡Agiarriaros, kiazsi no puedio contrioliar el coshe!

Una vez más, los sonidos de lo que ocurre abajo te sobresaltan. En este caso, dos disparos que parecen provenir de la entrada de la casa. Un nuevo gruñido.

Mientras disparas, notas cómo tu pierna vibra con el sonido de la llegada de un mensaje al móvil.

Facundo sale al pasillo tras comprobar que no hay nadie y en dos zancadas está en el salón, agarrando el machete, similar a los que se usan para cortar azúcar, posiblemente un recuerdo turístico de Santo Domingo, de Cuba o de algún sitio así. No está muy afilado, pero el peso y la punta parecen más que suficientes para hacer bastante daño.

¡Dos disparos! Sí, escuchas claramente dos disparos provenientes de la casa en obras.

Ya armado, Facu decide que es un buen momento para buscar un lugar donde esconderse hasta que pasen los problemas... y aún más al escuchar los disparos que provienen de la otra casa "Ni pienso acercarme allí" se dice a si mismo antes de volverse hacia el pasillo y adentrarse en el en busca de un lugar que el considere seguro.

Lentamente, en silencio, atento a que nada ni nadie se de cuenta de su presencia, Facu recuerdas sus comienzos como ladrón. En puntas de pie, palpando el piso antes de cada paso para evitar que chirríe, atento a cualquier sonido o movimiento que indique que no está solo avanza por el pasillo palpando las puertas y verificando que esten abiertas para inspeccionar lo que puedan ocultar.

Solo el machete que lleva en su mano da cuenta que este no es, simplemente, un robo más.

Camestres reptó por el tejado hasta encontrar una posición por la cual pudiera ver lo que ocurría sobre la ruta sin necesidad de dejar al descubierto más que unos centímetros de su precavida anatomía. En el proceso, lento y fatigoso, se tomó el tiempo suficiente como para comprobar la firmeza de las tejas que lo rodeaban, buscando alguna que pudiera servirle como improvisado proyectil llegado el caso.

La criatura voltea la cabeza, y Ernesto aferra con fuerza el arma que tiene en la mano. Más que un arma, parece esgrimirla como un escudo, que se interpone entre él y aquella situación surrealista. Ha dejado de sentirse John Wayne. Dos de sus subalternos están dentro de una furgoneta de ruedas pinchadas, uno de ellos ha cometido secuestro extorsivo de una nacional, y están extorsionando nada menos que a un hombre lobo que ya mató dos guardias civiles. Y él ha salido de una casa en ruinas con un revólver en la mano y le ha disparado a una criatura. Pero eso no había sido un western... macho seco y todo, suicida y todo, no le había hecho ni cosquillas.

Mierda. ¡Mierda, mierda, mierda!

Una mirada de reojo intenta encontrar un sitio al cual correr de inmediato. Pero en vez de hacerlo primero y disparar después, Ernesto fija de nuevo el brazo y se prepara para jalar del gatillo de nuevo. La otra mano la apoya sobre su bolsillo, cubriendo con su palma el teléfono que acaba de vibrar.

- ¡DEJALOS EN PAZ, PERRO DE MIERDA!

El coche se mueve muy lentamente, incapaz de hacer un arranque decente sobre las ruedas pinchadas. La bestia podría seguiros sin problema, al menos los primeros metros, pero parece que algo va a entretenerla. Ernesto levanta el arma y..

Despacio, te diriges primero al cuarto de baño, limitándote a entrar y observar qué hay allí.

Luego te mueves hasta la habitación del fondo y la abres. Vaya, allí hay otra puerta que parece dar a una habitación bien pequeña. Y todo está muy oscuro aquí, por lo que has de seguir usando tu móvil para alumbrarte.

Un amplio dormitorio, con su cama de matrimonio, su cómoda y su televisor te recibe. Desde ahí decides abrir la otra puerta, que da a un cuarto de baño. Un vistazo rápido y de nuevo en el dormitorio principal. Fuera, más gritos. Ernesto, es la voz de Ernesto gritando algo a alguien desde la otra casa. ¿Qué dice? ¡DE..LOS .. PAZ ..RRO .. MIER..! seguido de un disparo.