Partida Rol por web

-Bueno.. se lo ponían los niños.. porque siempre andaba buscando a ver qué hacían, si hacían algo malo.. como aquí no hay criminales.. jijijiji.-

- Bueno, ahora que lo menciona, Henar… ¿puedo decirle Henar, verdad? Ahora que lo dice… - Camestres comenzó a mirar alternativamente hacia un costado y hacia otro, como si fuera un agente secreto que sospechara que lo están siguiendo – cuando hablé con él tuvo algunas actitudes que no gustaron del todo.

El tono conspirativo de la charla se profundizó y el rostro del joven se volvió visiblemente turbado.

- Nos acercamos a él por pura cordialidad, y para demostrarle nuestras buenas intenciones. Pero así sin más, casi de la nada, comenzó a hacernos un montón de preguntas… que si los permisos esto, que si las habilitaciones aquello, que si no teníamos algo mejor que hacer… en fin, supongo que estaría haciendo su trabajo. Pero me pareció muy sospechoso. Y desconsiderado. Como si él mismo estuviera ocultando algo y necesitara poner a todo el mundo nervioso para que nadie piense en ello. O para infundir miedo, tal vez. No se… lo único que puedo decirle es que todos la pasaremos mejor en la fiesta si él no aparece.

-Bueno, es un hombre un poco..- está comentando Henar, de repente muy seria, cuando Ernesto y Facundo hacen su aparición en la terraza, provenientes del salón. Es posible ver que Diego y Frantisek se han quedado más atrás, en el salón, hablando de algo.

-Ah, hola, ¿cómo están?- dice la encargada de la fiesta.

El locutor sale al patio y saluda a la dueña de casa con una amable inclinación de cabeza - Bien, bien, aquí estamos - contesta indiferente - Esperando que lleguen los músicos y hagan su... eh... convocación - comenta como al pasar, mirando con cuidado la reacción de la mujer ante sus palabras.

Henar está en ese momento observando cómo Camestres da la vuelta con experta mano a la carne en la barbacoa y tiene que pensarlo dos veces antes de entender bien lo que quiere decir Facundo.

-Ah.. sí, sí. Sí. ¿Su qué, perdón?-

- Su música - aclara el locutor sin dejar de presentar la sonrisa que le ha valido su trabajo. - Después de todo entendí que pensaban hacer un mini recital aquí. O es que estoy equivocado? No iban a tocar algunas canciones más? -

-Ah, sí. Sí, pero con las guitarras sin enchufar. Anpladez, me dijo el chiquitín calvito.-

En ese momento se escuchan un par de pitidos, provenientes de la parte delantera de la casa, sin duda los de algún vehículo que acaba de llegar a la fiesta.

Ernesto saluda con un movimiento de la cabeza a la mujer, y mira a Raúl atender la parrilla. Se lo queda mirando con atención, como si no pudiera creer que alguien que corre semi desnudo y drogado por un avión sea capaz de hacer bien un asado. Al final, sus pensamientos circulares lo conducen a sonreír a medias, de costado, y el pitido al frente de la casa le indica dónde tiene que estar. Mira a Facundo, y después a Henar.

- Enseguida vengo. ¿Segura que no necesita nada?

Y se dirige a la entrada de la casa.

- "Unplugued" - corrigió Facu casi sin darse cuenta, dudando si seguir a Ernesto o quedarse en el patio. Finalmente, encogiéndose de hombros, eligió la última opción. Ya me llamará Ernesto si hace falta y lo más probable es que vengan aquí se plantea

Con la vista busca algún asiento que parezca cómodo y que pueda utilizar para alguna entrevista adicional, si es que valiera la pena hacerla.

- Bueno… esto ya casi está. Ahora hay que dejarlo un rato así y listo. Se hace solo. El secreto es el fuego.- Camestres observaba con gesto entendido la parrilla, dando los últimos toques a su creación, moviendo alguna cosita por aquí y dando vuelta otro poquito por allá. En rigor de verdad, Camestres se había limitado simplemente a correr un poco las cosas sobre el fuego, procurando parecer ocupado y profesional aunque sin hacer prácticamente nada útil. Eso sí, había logrado birlar un par de buenos bocados en momentos en que nadie lo observaba.

- Llegaste justo, “Facu” – dijo Raúl con la naturalidad de quien le habla a un compañero de toda la vida – Acá estábamos con Henar hablando de la gente del lugar. Yo le decía que me parece un pueblito hermoso, con gente divina. Todos nos trataron bárbaro. Menos ese policía, el que le dicen “Busquini”. Y Henar me dijo que tenía razón, que son todas gentes tranquilas y buenas, salvo ese tipo… que es un poco…

En este punto, Camestres dejó de dirigir su mirada a Facundo y se giró hacia Henar, con un gesto de extrañeza pintado en el rostro.

- ¿Cómo me dijo que era?

Ahora Henar no parece tan parlanchina como antes, con la rpesencia de Facundo, aunque a quien ha permanecido más atenta es a las evoluciones de Ernesto. Sin embargo, acaba por contestar.

-Pues.. demasiado severo. Como.. como obsesionado con controlar a.. a la gente del pueblo para que no de problemas, pero bueno, aquí la gente es buena, en realidad, ¿qué problemas graves iba a haber, no?-

Ernesto llega a tiempo de ver cómo el grupo Cianuro y un par de coches más de amigos, en total unas 15 personas, abren el portón metálico y entran, cargando consigo unas bolsas de hielo y otras bolsas cargadas de bebida. Van pegando voces y pasando junto al redactor de camino a la casa.

-¿Qué pasa, tron? ¿Queréis unas birrillas para entonaros?-

- Supongo que en todos los lados pasa lo mismo. Sobre todo con quien tiene algo de autoridad - contesta el locutor, sin dar señales que ha distinguido la leve pausa de Henar sobre el objetivo del "control" - La verdad es un pueblo más que agradable. y tranquilo, muy tranquilo. Realmente no se me ocurre que pueda haber problemas - encogiéndose de hombros vuelve al tema que le interesa - Después de todo, excepto ese caso raro de hace 10 años, no hubo más muer... inconvenientes, no? - pregunta como al pasar, atento a las respuestas de la mujer.

Mira la trampilla y luego a su alrededor, buscando algo en que subirse...
-No es necesario una escalera, sostenme la cámara
Pasándosela a Dvorak, luego toma una silla cercana y la pone debajo de la trampilla, y se sube a la silla, se estira para tratar de correr la madera que encaja en el techo.
Luego asoma la cabeza poco a poco para ir viendo el panorama con cuidado

Ernesto les deja paso, observándoles las caras a la mitad del padre inspeccionando los amigos de su hijo pequeño, y a la mitad del redactor fijándose si alguno de ellos tiene algún interés particular. Cuando Ramón le habla, Ernesto le responde con una media sonrisa y un gesto para dirigirse al interior de la casa.

- No por ahora. Quizás cuando dejemos de filmar.

Sigue el paso a Ramón, tratando de no toparse con más gente de la posible.

- La dueña de la casa ya tiene todo preparado allá atrás. Nosotros haremos intervención luego, no ahora mientras se aclimatan y se divierten. ¿Estamos de acuerdo?

Con la impunidad que daba haber sido el creador de tan magna obra, Camestres cortó una puntita del pedazo de carne, aquella que estaba más cocida, y se la llevó a la boca.

- Hmmm… perfecto. Cuando quieran comemos. Esto ya está.

Camestres parecía ajeno a la conversación que se desarrollaba a su alrededor, subsumido por completo por el apetitoso manjar que se traía entre manos.