Partida Rol por web

Por el escáner de radio policial de Bartlet oís que la policía ha encontrado el coche del Norsefire suicida, y a la madre de Crystal inconsciente y atada en el maletero. La han llevado al hospital. Crystal quiere irse allí, pero ni hablar. Primero la misión. Antes de una hora os tiene identificaciones falsas. Pero ella se quedará en la furgoneta.

Bartlet y Di Trevizo entran con sus monos de trabajo, sus carritos con fregona y sus armas escondidas. 

Fessenden y Sinclair esperan a que el tren con las cisternas que lleva a la fábrica suba una pendiente. En cuanto aminora velocidad, suben. En la andana de la ABC bajan discretamente y se escurren dentro. 

Marvin sube a la colina más cercana y se sitúa entre unas rocas. Monta con calma un rifle con mira telescópica. Luego se sitúa con sus prismáticos a esperar.

Fue duro tratar de impedir que Crystal fuese al hospital a ver a su madre, a la que el nazi suicida había tenido atada en el maletero de su coche. La joven de momento se quedaría en la furgoneta, hasta que finalizasen la misión.

-Tranquila Crystal, tan solo estará conmocionada, en estado de shock por el miedo que ha pasado. Seguro que pronto se recupera por completo.- 

Luego subieron al tren y esperaron a que este llegase a la fábrica. Tendrían que ir con cuidado, sin levantar sospechas, ya que ellos dos ya habían entrado antes, y alguien podría llegar a reconocerles. 

Pues irían haciendo su trabajo de limpieza, y se acercarían al laboratorio. Mirando si hay indicios de que pronto llegará el gran hombre. 

ALGUNA PAREJA (ya decidís cual vosotros).

Hay que controlar el laboratorio. El edificio Saphire es un lugar de trabajo con muchos empleados atareados. Pero encontráis un sitio donde vigilar la escalera bajo la cual hay la puerta secreta. No tenéis el código, así que confiáis en la adicción a la nicotina del doctor Crisp y en que no se podrá fumar en una sala sin ventanas. 

Efectivamente, una hora de tensa espera después, sale Arnold Crisp murmurando por lo bajo y con el cigarrillo sin encender ya en los labios. 

 Los baños del edificio Sapphire no podían estar más limpios. Bartlet y Trevizo habían estado allí durante más de una hora limpiando limpio sobre limpio, disimulando con la fregona y sus balletas en los servicios y sus alrededores. La zona era perfecta para tener controlada la escalera bajo la cual se encontraba el acceso al laboratorio secreto.

 Su principal opción era que pudieran reconocer al doctor Crisp a partir de la descripción que les habían dado sus compañeros, y a partir de ahí trazar un plan. Cuando salió aquel tipo delgado, con barba recortada y con ganas compulsivas de ponerse a fumar, Bartlet no lo dudó: era su hombre. 

 Comprobando que no hubiera nadie alrededor, no vaciló en acercarse a él para iniciar una conversación. Le cortó el paso moviéndose deprisa con la fregona y, tras un carraspeo para llamar su atención, preguntó en voz baja:

- ¿Doctor Crisp? Habló con unos amigos nuestros el otro día…Les escribió algo en una libreta, ¿recuerda?

 - Apuesto a que el Gran Hombre llega en helicóptero. - comentó Fessenden a Sinclair cuando vio la pista. Se le había pasado por alto, quizá porque no lo recordaba de su anterior incursión, pero ahora le parecía la manera más segura para que el jefazo accediera a la planta. 

 Por lo tanto los alrededores de la pista sería el mejor lugar para permanecer alerta a la espera de lo que pudiera ocurrir. Sin embargo no era tan sencillo estar demasiado tiempo por allí; la caseta de los guardias de la entrada estaba cerca. Así que permanecieron un tiempo en el parking, entre los coches estacionados, y luego se movieron hacia la residencia de los trabajadores, manteniéndose fuera de la vista de los guardias de la entrada. 

Mucho tiempo en aquel baño, tenían que ser cuidadosas y no llama demasiado la atención. Aunque les costó encontrar el lugar, finalmente llegaron a el, y esperaron en la zona. Al de un rato apareció el doctor con muchas ganas de fumar.

-Hable bajo, no queremos llamar la atención. Tranquilo, hemos venido para ayudarle.- Intento tranquilizar al científico, si se asustaba todo se podía complicar.

Para continuar con el papel de limpiadoras, no perdió tiempo en seguir con la limpieza del lugar. 

Había varios sitios entre los que podían ir moviéndose y permanecer ocultos.

-Si, es lo mas probable. Helicóptero o coche, y en cualquiera de los casos tendrá que pasar por aquí. Yo le tomare unas fotos para poder identificarle. Pero tenemos que pensar en lo que haremos una vez llegue.-Ya que no sería fácil seguirle, y mucho menos detenerle allí. 

A Crisp se le cae el cigarrillo de los labios.

- Oh, Jesús. Por fin. - los ojos se le llenan de lágrimas.- Dentro hay pruebas de sobra. ¡Veinte delitos federales, lo juro! Pero ojo que el doctor Metraux. Se pasa aquí el puto día. Solo sale para comer. Incluso duerme aquí.

Fessenden tenía razón en lo del helicóptero: a mediodía (antes de la hora prevista) llega un helicóptero Bell JetRanger. Al aterrizar le están esperando un directivo de la ABC muy sonriente acompañado de algunos guardias de seguridad. Del aparato bajan tres individuos rubios y fornidos, vestidos con ropas de estilo militar. El directivo gesticula dando explicaciones, y se van al edificio de oficinas.

-¡Bingo!- Allí estaba el hombre importante, y ahora venía su movimiento, y la verdad es que Sinclair no había pensado muy bien en que hacer.

Con mucho cuidado saco unas fotografías del tipo, ya que necesitaban poder identificarle.

-¿Qué hacemos? Esperamos aquí, y le intentamos detener cuando regrese al helicóptero. Ir tras el será muy complicado, seguro que nos ven.- Y aquello era un problema, solo eran dos y allí había mucha seguridad, ni con el apoyo de Marvin saldrían bien parados de haber un enfrentamiento, y aquel tipo no parecía de los que fuesen a rendirse sin luchar. 

- Sí, no es buena idea que nos expongamos a seguirle. -respondió Fessenden al comentario de Sinclair. A continuación echó un vistazo hacia la garita de la entrada, tratando de contabilizar cuanta seguridad tenían por los alrededores. Sin duda buena parte de ella se centraría en tener bien protegidos a los ilustres visitantes. 

- ¿Trajimos al final algún rastreador? Dime que sí compi. Creo que podríamos acercarnos al helicóptero sin ser vistos y colocarlo debajo. 

- ¿Cuantos estáis ahí dentro? Además de usted y el doctor Metraux ¿hay alguien más? -preguntó ansiosa Bartlet. Una idea cruzó rápido por la mente de la agente. 

- Un momento, si el doctor Metreux es la máxima autoridad científica aquí, lo lógico sería que saliese para reunirse con los visitantes ¿no es cierto? ¿Sabe algo de eso doctor Crisp? Sería nuestra oportunidad para entrar ahí. 

 Dejó unos segundos al doctor para que respirase y pensase con calma en la situación. En torno a ellos la cosa estaba tranquila, parecía que disponían de tiempo para seguir con la conversación. 

- Piénselo un momento doctor. Y si no lo sabe con certeza dígame, ¿se le ocurre algún otro momento en el que podamos colarnos dentro? 

 Esperó a que Crisp contestase. Aún así necesitarían también de su cooperación para que les franquease la entrada desde dentro, así que les convenía que el doctor fuera valiente y tuviera las ideas claras.