Partida Rol por web

De repente del sarcófago comenzó a emanar una neblina oscura que poco después envolvió al artefacto. Notabais como el suelo estaba vibrando, al igual que el sarcófago en sí.

La niebla se disipó en el mismo instante que un haz de luz amarillento brotó del interior de la "prisión" de Drácula, aquella luz era una proyección del poder oscuro que brotaba del señor de las tinieblas, rompiendo la madera y provocando que el propio techo desapareciera dejando la hermosura de la noche a la vista en todo su esplendor.

Vuestros cuerpos salieron despedidos varios metros hacia atrás debido a la fuerza de la liberación de Drácula, parece ser que el ritual que completaba su resurrección había sido completado ¿tendría Rog algo que ver? era evidente que sí.

Fue entonces cuando visteis la figura del que sería el mayor enemigo al que os enfrentaríais jamás. El mismísimo conde Drácula permaneció en silencio, con una mirada fría que iba dedicada a ustedes, mientras flotaba en el aire con artes místicas, hasta que sus elegantes zapatos tocaron de nuevo el suelo.

Pudisteis escuchar la voz de vuestro enemigo, que complacido se regocijaba ante su llegada de nuevo al mundo de los mortales.

- Y así, una vez más, mi maldición traerá de nuevo el horror y la muerte al mundo del pecado - comentó mientras se quedaba observando el lugar.

- Parece que mi leal lacayo ha hecho bien su cometido trayendo hasta aquí a aquel hombre cuyo poder iba a preparar mi llegada... ¿y quiénes sois vosotros? - 

- Ah… esa aura me resulta familiar… el clan Belmont de nuevo intentando acabar con la oscuridad… ¿Cuándo os cansaréis? Mientras exista maldad en el corazón de los hombres regresaré una y otra vez - dijo mirando a Drake.

- Una hechicera… Son muchos los que han intentado comparar sus poderes con los míos pero tan solo una familia ha logrado estar a la altura… puedo verlo en su aura señorita… Belnades - dijo mirando ahora a Luz.

- Puede que en el pasado haya sido derrotado... pero esta vez será distinto, el pecado y la oscuridad en los corazones de los hombres es más fuerte que hace siglos, ¡mi poder ahora es sobrecogedor! - 

Dracula comenzó a caminar hacia ustedes. - ¡Acabemos con este juego! –

El temor que sintió la pequeña Luz al girarse para contemplar el despertar más terrible de la más terrible de las bestias era infinito. Mas aun así, un fuerte sentimiento la empujaba a desprenderse de aquel miedo. Y eran las esperanzas de los suyos. De su hermandad. Y con certeza, la primordial salvación de toda la humanidad. Dio así comienzo al final, de su designio como elegida del más poderoso gremio de hechiceros jamás existido.

Cayendo ligera como una pluma, y posando con docilidad los pies sobre el suelo, la hechicera cerraba los ojos, mientras trataba de mantener la calma. Todos sus grimorios, grandes y ágiles, giraban a su alrededor, para después detenerse en seco, colocándose abiertos frente a la niña, como un gigante basamento repleto de textos arcanos de cuyos signos se desprendía una fulgurante luz. Y sobre aquellos libros, un gran círculo mágico comenzaba a abrirse, ocupando gran longitud.

Al Luz abrir de nuevo sus ojos, estos se percibían refulgentes, y transmitían firmeza y poder mágico. Juntó sus manos, colocándolas en oración. Como si no fuese suficiente con el simple hecho de obrar su magia, sino además implorar su terminación. Implorarla de corazón.

Del enorme círculo comenzó entonces a emerger unos grandes cuernos. Una piel escamada de color rojo como el fuego. Ojos negros como la noche. Y posteriormente, cuando aquello abrió sus colosales fauces, unos colmillos afilados como lanzas. Puso sus garras alrededor del círculo, para dejarse ver parcialmente, y sin llegar a salir por completo, aquella ceremonia de llamamiento culminó con lo que parecía el surgimiento de un gigantesco y temible ser. Algo similar a lo que parecía ser un sanguinario dragón, traído de alguna dimensión desconocida.

- Muere, monstruo... – cuando tras el dragón tomar una bocanada de aire, y ascuas crepitaron de su boca, una enorme ráfaga de fuego y magma atestó el lugar, azotando de lleno al rey de los vampiros. - ... No perteneces a este mundo.

Drake queda embobado viendo el gran dragon que ha sido invocado.

Este, pensaba atacar, pero ve que el ataque es demasiado poderoso, asi que espera que el ataque tenga efecto o no. 

Se prepara para atacar, creiendo que este enemigo va a ser mas dificil de matar que el resto. 

Viendo que la explosion le va a alcanzar igualmente, decide atacar al objetivo. 

Drake saca el latigo y apunta a lo desconocido. 

La ira ígnea del arcano dragón hirió de lleno al maligno ser, así como también lo hizo el potente látigo y famoso exterminador de demonios, del que se valía Drake con maestría.

Mas pese a todo, Dracula contratacó, acertando con una de sus bolas de fuego en el torso de la niña, y dejándola incapacitada en el suelo, con serias quemaduras. Aun así, su magia no cesaba, y los libros siguieron en su lugar, levitando, fulgurando, y manteniendo el círculo que daba umbral al enorme dragón. Este, que observó a la niña caer dolorida al suelo, utilizó sus garras para salir por completo y con vehemencia de la dimensión que lo acogía. Y aterrizando sobre el suelo, causando un fuerte temblor, se acercó hacia la pequeña hechicera, a la cual envolvió con garras, alas y cola, con la única intención de protegerla de la amenaza del imponente rey de los vampiros, al que dirigió una mirada tan imponente y furiosa, como remotamente atávica.

Drake, viendo que a Luz le ha dado de lleno una bola de fuego, se abalanza sobre su enemigo. Con toda su ira, empieza a esquivar los ataques del enemigo, saltando hacia él.

Ahora o nunca.

Saca el Vampirekiller y ataca al vampiro. Mientras ataca deja ir un grito de odio y de esfuerzo. Los años empezaban a pesarle, pero no sé rendiría jamás.

Visteis como Drácula se despojó de su capa, la cual estaba totalmente destrozada por los ataques recibidos; sus ojos brillaban con más odio que nunca, era un rojo totalmente sanguinario y místico. Entonces alzó sus brazos y comenzó a gritar.

- Nooo conoceeeis, el verdadeeero poderrr de la oscuridaaaaad - comprobasteis pues, como con aquel grito que desbocó toda su ira, el cuerpo de Drácula comenzó a crecer y a transformarse en algo más monstruoso...

La bestia comenzó a volar con ayuda de las alas agrietadas que se habían generado tras su espalda. El mero batir de ellas provocaba pequeñas ráfagas de viento haciendo que moverse fuera bastante complicado. Ahora los ojos de Drácula brillaban con más fuerza que nunca.

Parecía que había perdido su capacidad de hablar, pero no la de provocar sonidos. Comenzó a gemir como lo haría una bestia descontrolada, la batalla final había comenzado.

Observando con desagrado aquella drástica transformación, el colosal dragón alzaba su cuello para observar al nuevo Dracula, con aquel aspecto tan ruinmente abominable. De esta forma, dejaba entrever entre sus zarpas lo que aún protegían con tesón, a la pequeña Luz. Esta, yacía con ojos cerrados y en posición fetal en el interior de una rubescente y tenue especie de esfera. Sus ropas, deshechas y ensangrentadas por las duras confrontaciones, comenzaban a quemarse, dejando finalmente a la niña en completa desnudez. Mas aquel revestimiento sobrenatural parecía solidificarse y condensarse lentamente, adquiriendo un rutilante lustre, entrañando en cuestión de segundos cada vez más a la niña.

Al abrir sus candentes fauces, sobre su escamada lengua, una pequeña daga que había la gigantesca criatura tomado previamente de su protegida, se deslizó hasta sus enormes e imponentes colmillos. Esta daga, la cual detentaba un pequeño orbe de cristal en su mango, fue mordida por el dragón, desatando así un repentino destello. Tras esto, y habiendo tragado los restos de aquella misteriosa daga, el dragón comenzó a impregnarse de una insondable a la par que poderosa aura que incluso podía percibirse a la vista como una tonalidad rojiza y vibrante. Abrió de nuevo sus fauces para comenzar a generar frente a él una peculiar forma, hecha de fuego y magma. Una inmensa estrella de David, que se mantenía constante y firme, suspendida en el aire. Fue creciendo así, en tamaño y densidad, este abismal hechizo, que sin dejar lugar a dudas, lucía como una práctica notoria de una poderosa magia arcana. La más poderosa vista jamás realizarse por ningún otro hechicero de bien. Pues no era esta vez una sola entidad la catalizadora de aquella magia. Sino cientos de ellas.

Drake se levanta y lanza un latigazo contra el vampiro.

- Muere, bestia del demonio. Esto va por Rog!!

Observando con desagrado aquella drástica transformación, el colosal dragón alzaba su cuello para observar al nuevo Dracula, con aquel aspecto tan ruinmente abominable. De esta forma, dejaba entrever entre sus zarpas lo que aún protegían con tesón, a la pequeña Luz. Esta, yacía con ojos cerrados y en posición fetal en el interior de una rubescente y tenue especie de esfera. Sus ropas, deshechas y ensangrentadas por las duras confrontaciones, comenzaban a quemarse, dejando finalmente a la niña en completa desnudez. Mas aquel revestimiento sobrenatural parecía solidificarse y condensarse lentamente, adquiriendo un rutilante lustre, entrañando en cuestión de segundos cada vez más a la niña.

Al abrir sus candentes fauces, sobre su escamada lengua, una pequeña daga que había la gigantesca criatura tomado previamente de su protegida, se deslizó hasta sus enormes e imponentes colmillos. Esta daga, la cual detentaba un pequeño orbe de cristal en su mango, fue mordida por el dragón, desatando así un repentino destello. Tras esto, y habiendo tragado los restos de aquella misteriosa daga, el dragón comenzó a impregnarse de una insondable a la par que poderosa aura que incluso podía percibirse a la vista como una tonalidad rojiza y vibrante. Abrió de nuevo sus fauces para comenzar a generar frente a él una peculiar forma, hecha de fuego y magma. Una inmensa estrella de David, que se mantenía constante y firme, suspendida en el aire. Fue creciendo así, en tamaño y densidad, este abismal hechizo, que sin dejar lugar a dudas, lucía como una práctica notoria de una poderosa magia arcana. La más poderosa vista jamás realizarse por ningún otro hechicero de bien. Pues no era esta vez una sola entidad la catalizadora de aquella magia. Sino cientos de ellas.

Drake observa que los latigazos no han servido para nada. La defensa de Dracula es demasiado poderosa para ser atravesada por sus ataques. Sin embargo sabe que debe volver a intentarlo.

La lucha continua y aunque Drake sigue atacandole, Dracula se devuelve, asestandole puñaladas al cuerpo. La sangre empieza a correr por el suelo y empieza a agonizar.

Sigue luchando por intentar golpearlo, por intentar acabar con el vampiro... Pero eso solo son sentimientos de impotencia ante algo que es demasiado grande para él. Se siente viejo, demacrado y torpe. Ha perdido mucho por el camino.

Esta a punto de caer cuando una imagen de fondo le hace recordar. La mujer de Rog aun sigue en el castillo. Rog murio por esto. El mundo va a morir por esto. Todos esos sentimientos fluyen a su cabeza y explotan como una bomba. Explotan haciendole recordar quien és: Drake Belmont.

Su estomago sangra pero sus ojos solo transmiten un sentimiento: Determinación. Recuerda todos sus antepasados, y estos estan presentes en el momento. Es su momento. Debe acabar con la criatura.

Drake ataca con todas sus fuerzas al vampiro, sin importarle su propia vida. Sabe que si sale de ahi, todo lo que ha echo hasta ahora habra sido en vano.

- vamos allà, monstruo del demonio, te acompañare de la mano al infierno.

Su ataque desesperado hace que el vampirekiller resople y golpeé con una brutalidad nunca vista antes.

Un amigo...

(Llanto)

Sólo querría tener... un amigo verdadero con el que estar...

En realidad... me gustaría tener muchos... muchos, muchos amigos...

Sentirme querida por todos ellos, y compartirlo todo con todos ellos...

Desde que mi único cometido es desentrañar la magia oculta de los textos arcanos... los ancianos me dijeron que podría conseguir todo lo que me propusiese... pero por ello estoy sola... tan sola...

(Llanto)

Mamá...

Papá...

...

Quizás... si lo deseo muy fuerte... con todas mis fuerzas... mi deseo se hará realidad...

...

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Tras el potente ataque del valeroso referente de la legendaria casa Belmont con su látigo, el dragón ya detentaba formulado su poderoso y determinante ataque. Uno que sin lugar a dudas, terminaría finalmente con cualquier amenaza, por perseverante e infernal que fuese, como lo era aquel infame y cruel Dracula. Pues aquel mismo ataque podría desintegrar al Diablo mismo, ya que era era el fuego uno intenso y ardiente proveniente de las valerosas almas de mil dragones que miraban determinados desde otro lugar.

El ígneo símbolo se desarrolló lo suficiente como para comenzar a caldear de forma abrasadora el aire sólo por su propia intensidad. Luz, mientras tanto, ya no era más que la estampa de un gran huevo de color rojo y manchados tonos oscuros que el dragón sostenía alzado entre sus garras.

Y sin más postergación, lanzó aquel cúmulo de llamas luminosas que conformaban la distintiva forma de una estrella. Una estrella viva que envolvió la forma calamitosa del Maligno, aferrándose a él, y con la finalidad de explotar en un incesante mar de fuego bendecido por una potencial deidad.

El venerable dragón, antes incluso de que aquella explosión mística se desatase y el monstruo pereciera, con satisfacción sosegó su largo y escamado cuello, y lentamente, descendió una corta distancia, su cabeza. El ojo de su rostro inclinado se posó en el hombre que empuñaba el látigo. Y de repente, una extraña voz comenzó a hablarle directamente, desde su cabeza.

- Belmont. – Se manifestó un rumor imponente y grave a la par, pero que expresaba tranquilidad, sin embargo. - En ti corre la sangre de aquellos que postergarán el final de este mundo durante incontables generaciones. De modo que debido a ello y a que protegiste a quien ahora yace en este huevo de brasas, te haré saber la verdad. Los hechos que hoy acontecen fueron profetizados fueron por mi Diosa el día que fue proclamada elegida. Mas pese a este desenlace fortuito, tu especie no perecerá. Sin embargo, deberá encargarse de postergar su constancia a través del tiempo los que lleven tu látigo y tu sangre.

Posteriormente, los tiesos y hoscos parpados cerraron por un momento su penetrable mirada.

- Dracula caerá una vez más. Pero en el futuro, él tomará venganza contra aquellos a los que se resistieron. Al igual que con los humanos que con sufrimiento cayeron infaustamente y ahora asilan los pasillos de esta diabólica entidad conocida como Castlevania, siendo tan sólo un recuerdo ruinoso de lo que una vez fueron. Él tomara posesión de muchos de los míos. Los exterminará. Y los transformará en cadáveres sin pensamiento, que actuarán a sus órdenes. De esta forma un ser tan noble y poderoso, será mancillado y manchado con la negra oscuridad para sus diabólicos designios. Algo tremendamente vergonzoso, a la par que desgarrador.

Mas el colosal ser volvió a dirigir su ojo al hombre.

- Pero no nos invade la aflicción. Tampoco nos invade la cobardía. Nosotros nos sacrificaremos por la humanidad. Al igual que mi Diosa lo hizo, en honor del favor que obró la magia de la creación. – mientras desvelaba entre sus garras parcialmente lo que hace tan sólo unos momentos era la pequeña Luz. - La magia divina capaz de crear mundos. De crear vidas.

Incorporándose vigorosamente y extendiendo sus alas, quedaba aquel majestuoso dragón erguido sobre sus dos enormes garras traseras, sosteniendo con una de las delanteras, cerrada, el huevo. Mientras que con la que tuvo libre, tras acercarse al gran círculo mágico que aún permanecía abierto, lo agarró.

- Cuidaremos de la Diosa, hasta que algún día, tras miles de años, su desarrollo llegue a su final. Nosotros, los dragones, brillaremos con luz propia frente al mal allá donde vayamos. Y finalmente, comandados por la Diosa, el diablo caerá. – hizo saber mientras con tosquedad se hacía paso como podía a través del desmesurado círculo dorado. - Adiós, Belmont. Tú que portas el látigo legendario. Hasta entonces, Alucard. – mencionó de igual forma al vampiro y humano. - Que portas las esperanzas de los tuyos. Ambos de todo aquello que es bien. De todo aquello que es luz. Esperadnos. Que vuestro Dios ampare la venida de la Diosa. La Diosa de la Luz.

Al cruzar por completo el círculo, los libros, que iluminados aún se hallaban y en el aire suspendidos, cayeron al suelo. Y la magia cesó, cerrando la puerta hacia aquel mundo al que se dirigió el dragón con la pequeña Luz.
Entonces, en el marco desamparador que dejó aquella escena, la estrella explotó, colmando no sólo la estancia, sino todo el castillo y sus inmediaciones de luz. Una luz cuantiosamente refulgente y rebosante de una magia purificadora.

El castillo se desmoronaba como consecuencia del gran poder desatado tanto por el guerrero Belmont como por la hechicera Belnades. Las instalaciones habían perdido su vínculo con el señor oscuro, haciendo que la piedra se desmoronase con aún más facilidad.

Una tremenda humareda azotó los alrededores del bosque donde se cobijaba el refugio del señor de las tinieblas. Por desgracia, nadie a la vista parecía haber escapado allí con vida.

No había sido una tarea sencilla y se tuvo que sacrificar mucho en el proceso. Atrás quedó el guerrero Belmont, al igual que el valiente Rog Van-E y la prometedora Luz Belnades, cuya profecía daría que hablar durante generaciones.

Atrás también quedó Alucard, cuyo paradero es actualmente desconocido.

En el pueblo no se hablaba más que de la  historia de los extranjeros y el héroe local que con coraje y valor, decidieron enfrentarse al mal cara a cara. Fueron días muy duros pero la recompensa fue exquisita: el señor de la oscuridad había sido erradicado.

Nadie en el pueblo quiso volver a hablar del castillo y del mal que había encerrado en él, eso era ya parte del pasado.

El círculo de hechiceras Belnades mantuvo legado vivo, sabiendo que más adelante su descendencia tendría que luchar también con el mismo terror que hoy Luz había vivido, aún tendría que pasar bastantes décadas antes de que el intrépido Simon Belmont viera la luz en este mundo...

La cuestión era... ¿hasta cuánto durará esta victoria?

Mientras tanto, una figura encapuchada vigilaba desde la oscuridad que la humanidad estuviese preparada para un futuro donde su padre regresaría.

Pero esa sinfonía de la noche forma parte de otra historia…

~~~ FIN ~~~