Salva aparta sus ojos de la brújula cuando nota que lo miran.
Ehhh... El Elíseo de Valladolid está en el Palacio Real. Yo no tengo mucha más experiencia viajando que vosotros. Cuando han llegado gente de fuera a Madrid, algunos han tardado un par de días en presentarse, otros solo se han quedado unas horas y se han presentado. Lo que ustedes digáis. Imagino que dependerá del príncipe.
Rebeca al volante me vale.
Salva hace ademán de irse para el coche.
Correteo detrás de Salva, volviéndome para caminar de espaldas y mirar al resto. Algún día me meteré una bonita hostia haciendo esto, pero hasta entonces...
-A ver, que parecéis nuevos. Siempre hay un par de días de cortesía antes de presentarse ante el príncipe. ¿Sois jugadores novatos o qué?
Irritada, me rasco la frente.
-Al fin y al cabo, ¿no lo dije hace poco? -Trato de rebuscar en mi memoria, pero no encuentro nada- O a lo mejor no. Lo que quiero decir es que con un poco de suerte podremos entrar en Valladolid, hacer nuestro trabajo, y largarnos. Y todo esto caminando por debajo del radar, ¿me explico?
No puedo evitar titubear durante unos instantes, dirigiéndole una mirada a Don Máscara Inquietante.
-Tenemos gente que nos conoce allí y... no nos gustaría hacer una reunión de antiguos alumnos, precisamente.
Aunque no me importaría nada encontrarme con el Dr Strangelove. Hace un montonazo que no le veo. Me pregunto si habrá conseguido por fin la receta para fabricar oro.
Hamal asintió y se dirigió al coche.
Jacobo parecía más pendiente de la brújula que del resto, haciéndola girar en sus manos en todos los ángulos posibles como si eso le fuera a desvelar el mecanismo por el que funcionaba. El comentario de su hermana le sacó de su ensimismamiento.
—Sinceramente, cinco vampiros recién llegados de Madrid podrían levantar sospechas. Igual es mejor hacer lo que dice Oli, e intentar pasar desapercibidos.
Que pena no tener máscaras de gas para todos, pensó, mientras caminaba hacia el vehículo.
—Ah. Y me pido ir delante. Al fin y al cabo, yo llevo esto —sacudió la brújula delante de todos—. Además, soy propenso a marearme. Creedme: no queréis que os empiece a vomitar guacamole encima a todos.