A la mañana siguiente, cuando despiertas en tu refugio después de haber agotado la noche anterior dando vueltas por Madrid sin encontrar nada te encuentras con un mensaje de tu sire en el teléfono. "Parece que el Lasombra y su noviecillo ardieron durante el día. No me han dicho nada de tus compañeros, imagino que estarán bien, o también la han espichado pero a nadie les importan, quién sabe? No te dejes ver durante un par de semanas, el Principe no estará muy contento."
Parece que no fue mala idea quitarse de en medio después de todo.
Siento que la partida se haya alargado un poco más de lo previsto hace mucho tiempo que no dirijo. Con todo me ha gustado mucho como ha salido. Las discusiones ordinarias y las relaciones entre personajes han sido muy buenas y que en tan pocas escenas se haya desarrollado no un odio sin sentido sino un "caerse mal" entre personajes tan sincero y realista es rol del bueno. Me dio un poco de pena que te quedaras por el camino pero por una parte entiendo lo del tiempo y por otra es que es completamente cierto que "tía, me has convencido para seguir tu pista, nos peleamos con todo el mundo, te apoyo aunque me caes mal, y luego me dejas tirado; no voy contigo ni a coger billetes" toda la razón. Muy buena partida.
Humanidad +0
Experiencia +7
EPÍLOGO HAMAL
Oh, vale. Mmm. Gracias.
Hamal se quedó pensativo un largo rato después de cortar la llamada. Aquellos acontecimientos le retrotraían a la guerra que había vivido en Libia siendo adolescente. La muerte nunca era justa, pero en las guerras la convivencia diaria con su visita caprichosa y arbitraria volvía locos a los hombres. Además, a diferencia de las hambrunas o las plagas, era un infierno absurdo desatado por la propia mano del hombre. La muerte entre llamas de Salva y Lucio le parecía una guerra más. Después de tanto correr, después de creer que había vencido a la muerte al recibir el abrazo, se encontraba de nuevo en zona de guerra. Y es que no se dejaba engañar, ejecutar a Salva y Lucio había sido una acción de guerra para mantener una tensa tregua que en cualquier caso se acabaría por romper.
Por otro lado había sopesado la posibilidad de crear un grupo con aquellos otros neonatos. Un equipo, una manada, unos lazos de fraternidad para protegerse mutuamente. Pero parecía destinado a estar solo una vez más.
No podía decir que se sintiese abatido por aquellas dos promesas robadas, la de la tranquilidad y la de la compañía, al fín y al cabo llevaba solo toda la vida. Estaba su Sire que si bien siendo gangrel apenas mantendría contacto con él, al menos si echaría un ojo de vez en cuando a su cachorro.
En cualquier caso seguiría andando, seguiría avanzando en la negrura de una noche sin fin como tiempo atrás avanzó por una inmensidad de arena.