Partida Rol por web

Os movéis sigilosos por los conductos, con los camuflajes activos. Llegáis hasta un punto donde no podéis seguir, pero hay una abertura en un lateral. Después de comprobar que no hay nada, bajáis. La zona parece estar bastante contaminada por las Serpientes: las paredes, el techo y el suelo están llenos de esa sustancia que usan para construir sus colmenas. Cambiáis a la visión Serpiente... Y os percatáis de que van hacia vosotros un buen número de ellas.

La primera serpiente carga contra M-di, dejándose caer al suelo e incorporándose sobre sus patas traseras y, con una finta de sus garras, le lanza la cola a toda velocidad, provocándole un profundo corte (20 de daño).

La segunda corre hacia la hembra, atacándola con las garras (10 de daño).

La tercera, con un rápido movimiento, se lleva a Teal'c arrastrando y, en pocos segundos, le ayuda otra de ellas. En unos instantes, solo podéis ver la silueta de vuestro compañero alejándose.

¡Por fin había llegado el momento por el cual me había preparado toda mi vida! Noté como por mi cuerpo corría la sangre velozmente, preparándome para la lucha. No pude esquivar el primer ataque, pero por suerte, no fue mortal, por lo que pude aprovechar para asestar un golpe a su cabeza con certera.

Las serpientes aparecen de improviso, arrojándose contra nosotros. Veo a dos de mis compañeros asaltados directamente cuerpo a cuerpo, y otro arrollado literalmente por dos de esas criaturas. Yo, por mi parte, me lanzo a un lado rodando, al tiempo que extraigo de su funda uno de mis discos inteligentes Chaky-ra. Pulso sobre la superficie lectora y activo el aparato, que emite un ligero zumbido al comenzar a funcionar.

Entonces busco un objetivo, y me fijo en que una de las serpientes ha hecho sangrar profundamente a M-di con un golpe de su cola. Necesitaremos a ese grandullón. Sin pensarlo dos veces arrojo el disco contra esa serpiente.

Cuando aparecen las sierpes todo es tan rápido que no lo veo venir. El jodido bicho me pilla desprevenido, cae de la nada incorporándose sobre sus patas traseras. Me ataca con sus garras. Es solo un engaño. En el momento que lo esquivo siento el latigazo de su cola y veo mi sangre salpicar con fuerza. 

Eso ha dolido pero ahora es mi turno. Ataco con mi combi-bara intentando optimizar mis movimientos, dejando que fluya todo lo aprendido en los entrenamientos... y lo acompaño con un toque de rabia.