Veía a casi todo el mundo entusiasmado con la idea de ir a pelear a un lugar desconocido, cosa que no me entusiasmaba del todo. Estaba más con la opinión a la cual se refirió el sargento Robertson con respecto a esta situación. Observaba de reojo a todos los miembros presentes, intentando descifrarlos lo más posible, para así lograr saber con quién podía contar en una situación desesperada y con quien mejor solo comenzaba a hacer mis plegarias. ¿Por qué plegarias? nunca he sido una persona devota; creo que no es una buena señal.
Al romper filas, soy de los primeros en abordar al interior del Cheyenne, nave de desembarco bastante impresionante de hecho, lo cual me hizo sentir un poco más reconfortado.me ubico en un asiento y decido a esperar el despegue.
Se aproxima y mira la nave.
-Que belleza nunca me cansare de volarla-
Le da unas palmadas a la nave, prosigue a subir y se pone en su lugar, le viene a la cabesa su primer vuelo. Mira a los demas y sonrie, es un buen equipo.
Escuche las órdenes, como tantas veces. El rifle ya lo tenía en ráfagas cortas para ahorrar munición y ganar en precisión, con la munición casera que tenía, con una bala judería cualquier cosa. Así que tras ver como el Sargento arrancaba al Cheyenne, vi que era el momento.
Me puse de nuevo en pie y con calma ande hasta el vehículo, antes de subir escupí al suelo "Esto por si no vuelvo". Luego di unos pasos y me coloque en mi lugar, calculaba que el 50% como mínimo no volveríamos, era la media de las misiones en las que estuve, así que tampoco tomaría mucho aprecio a esta gente.
A las órdenes del superior me puse firme y saludé con rigor. Esperé que terminara y seguí sus indicaciones. Estaba claro que ese hombre no tenía ni tiempo ni interés en seguir viendo nuestras culos parados. El simple hecho de verigüar que dispondríamos de un APC blindado para nosotros ya me sacó una sonrisa. Desde luego, era más de lo que esperaba.Seguí a paso ligero a Snake, teniendo que dar un ligero paso atrás para evitar su escupitajo. Podría ser un cerdo, pero estaba claro que hoy en día un soldado no llegaba a su edad si no era realmente bueno en lo que hacía. Me dejé llevar por mi instinto y, pese a que mantuve la distancia prudente con él pues no parecía ser de muchos amigos, no le quitaba ojo.
La acción estaba a punto de comenzar...
Estaba determinada a acabar con los desgraciados que habían arruinado mi vida desde que era pequeña. Había controlado y revisado cautelosamente el equipo y las armas estaban preparadas para escupir metal, pero no debía ilusionarme con sobrevivir ya que cada misión puede ser la última y es muy complicado llegar en una pieza, que por suerte o habilidad no era mi caso. No debía tomarle aprecio a mis compañeros porque en algún momento podría tener que dejarlos atrás y ya he vivido eso más de una vez, asi que ahora andaría con cuidado de mantenerlos con vida hasta que ellos mismos se consideren una carga para la misión y para el grupo...Tantos sacrificios...Estoy harta...Me lo repetía mientras iba buscando mi lugar en el Cheyenne, acomodando mi equipo y esperando el momento de partir...Si moriré, me llevaré muchos de esos bastardos.
De vuelta al trabajo, el viaje en el USS Falcon se le antojaba como unas breves vacaciones... al menos los breves momentos en que habia estado conciente.
Bueno pues volvemos al baile chicos, cubramonos las espaldas como buenos marines... URRA.-
Esperaba volver a la nave para la hora de la cena.
Las ordenes eran bastante "stadart", basicamente, no hacer el ganso. No se si hacía falta que nos lo dijera, pero supongo que nunca está de más.
Vamos allá.
Dicho y hecho, me subo al "pajaro" y me preparo para el descenso, mentalizandome para lo que haya o nos espere ahi abajo.
Con todo el equipo a punto, Calgar, siguió al Sargento y subió a la nave para ocupar su puesto. No sabía que les esperaría cuando aterrizasen. Sentado, se mantenía concentrado, con la mirada fija en la rejilla metálica del suelo. Sólo podría confiar en él mismo cuando les soltasen allí abajo.
Bishop sube tras vosotros y se sienta. Cuando todos habeis cogido asiento, el Sargento y Isaac se dirigen a la cabina y ponen en marcha los motores. La escotilla trasera se cierra y podeis entrever como en suelo del hangar se abre para dejar salir a vuestro "Pájaro". Escuchais el sonido de los propulsores en marcha haciendo descender la nave poco a poco. Al final, a través de las ventanillas, veis el espacio infinito y vuestro objetivo: Korravan-3.
Niños! Hora de cerrar la escena, voy a crear una escena para el descenso ok? Preparad vuestras armas!