Enzo y Gabe asienten mientras Aki se acerca a la entrada del hospital. Al acercarse puede ver a las personas, que son hombres y mujeres adultos y ancianos.
-¡No pueden hacer esto!
-¡Necesitamos ayuda!
protesta la gente en la puerta.
Un policía se encuentra del otro lado de la reja principal.
-Tengo órdenes de no dejar pasar a nadie. Son motivos de salud. Deben entender.
Otro oficial de policía se mantiene a un metro de distancia detrás del otro, con gesto asustado.
-¡Nosotros tenemos problemas de salud y es su deber ayudarnos! -vocifera un hombre obeso zarandeando la reja.
Perdón por la demora. Tuve unas semanas terriblemente complicadas en el trabajo.
La situación que me encuentro no deja de sorprenderme, aún así intento entremezclarme con la multitud y decir mi profesión que en sí como estamos ahora es tan valiosa o más que ninguna. Considerando la situación, la cantidad de personas que mueren a diario o las que se infectan de por sí.
—¡Por aquí! ¡Soy estudiante de medicina avanzada! —hablo al oficial—. Tengo a mi novio muy herido, necesito ayuda y yo puedo darles una mano ahí dentro. Por favor.
No dudo en decir aquello, quizás funciona.
No pasa nada! Cuando puedas!
Al ver acercarse a Aki y escuchar su declaración, ambos oficiales se miran durante unos segundos.
-Voy a consultar adentro. -declara el oficial con gesto de susto, y emprende la carrera hacia el interior del hospital.
El grupo de personas que se encuentra frente a la reja se relaja un poco en su violencia, aunque desvían su atencion hacia Aki.
-¿En serio eres médica? ¿Puedes revisarme esto? -exclama una mujer con un feo corte en el brazo.
-Por favor, esto me duele mucho. -declara otro hombre con la pierna vendada.
-Necesito ayuda. ¿Cómo se contagia esta cosa? -le pregunta a los gritos una mujer delgada.
Los enfermos se acercan a Aki de manera invasiva y Enzo y Gabe se acercan para intentar que mantengan distancia.
Decir aquello podía ser en verdad un problema, pero es que en apariencia es la forma viable de que me acepten dentro del Hospital. El asunto es que la gente comienza a preguntar y esto ya es inmanejable. No puedo responder a la preguntas, me volvería loca. Así que estoy atenta a los enfermeros y espero que me dejen pasar junto a Gabe y Enzo.
—No puedo todos a la vez, necesito material para revisar y hacer pruebas. Mínimo esterilizarme.
A ver si esa excusa colaba, pero no lo sé.
Las incesantes preguntas de la gente se ponen peores, y ellos se acercan a Aki con más decisión. Enzo y Gabe se interponen para separarlos. En un acto desesperado, Enzo grita -¡Atrás! ¡Estoy infectado! - mientras muestra su más reciente mordida.
La gente retrocede un poco con algo de miedo y se miran entre ellos. En ese momento vuelve el policía del interior del hospital acompañado de una doctora. La mujer, de unos 60 años, ve la situación con rostro de piedra.
-¿Tu eres la estudiante de medicina? Entiendo que necesitas ayuda. ¿Quién de ellos dos es tu novio?
Al ver la situación que ya comenzaba a desbordarse, no puedo evitar el sentir un ligero alivio cuando Enzo intervino y al gritar de aquella manera, la reacción era evidente. Pero lo mejor llega cuando sale una mujer y pregunta si soy la estudiante de medicina, así que asiento y rápido le doy voz a mis palabras.
—Soy yo si, mi novio es él—señalo a Enzo—. Quien está a su lado es su hermano, creo que mi chico es la clave en todo esto. Por favor... Déjanos pasar.
Si Enzo no se había convertido hasta ahora, es que podía ser inmune a ello. ¿Quien sabe? Al menos le daría acceso al hospital.
-No puedo permitir que un infectado atraviese las puertas de este hospital. -replica tajantemente la doctora. -Hay gente herida aquí dentro. Pero no infectados.
-¡Pero Enzo no está atacando a nadie! ¡No es un infectado! -grita Gabe desde detrás de su amigo.
-Ni siquiera saben cómo se propaga la infección ¿Verdad? -responde la doctora fríamente. -En cualquier momento hundirá sus dientes en tu cuello, pequeña. No te confíes.
Los gritos de protesta de la gente se intensifican, y comienzan a golpear nuevamente la reja.
-¿No hay un tipo de procedimiento para estas cosas...? -pregunta Gabe, frustrado. -Cuando se hace una separación de gente infectada...-
Motivo: Akitención
Tirada: 2d6
Dificultad: 4+
Resultado: 1, 1 (Suma: 2)
Bueno, quise ver si te dabas cuenta de algo, pero no =p
¡Ánimo! ¡Convencela! xD
—Está muy equivocada, puede ser el paciente cero y con él se puede crear la inmunidad. ¡Una vacuna!—comento un tanto ofuscada—. Tiene que entender, hace ya dos días que lo han mordido y no presentó reacción alguna a ello, que lo vengo revisando. Podía ser clave en todo esto, no puede ser tan ciega.
Tras decir aquello, espero a convencerla. Si es médico tiene que saber esto, es claro y no hay margen de duda cuando alguien viene a ofrecerte una posibilidad que permitiría erradicar esto.
—La reacción es sumamente espontánea, nunca tardía. Tendría que ya haberme hincado el diente hace rato. ¡Razone!
Sii, en ello estoy!
La mujer se queda en silencio unos segundos tensos antes de volver a abrir la boca. Pero es interrumpida por uno de los oficiales de policía.
-Doctora Camden. Entiendo lo que dice, pero tenemos otro problema. Me acaban de informar que un grupo de infectados está viniendo en esta dirección. Si tenemos este escándalo en la puerta, el ruido los traería directo a nuestras puertas. Y las rejas no aguantarían un grupo tan grande.
Cuando se hace una separación de gente infectada...-
-¡Una cuarentena!- grita Gabe de pronto. -¡Pueden ponernos en cuarentena hasta que estén seguros!
-Bien. Llamen a Jonathan y controlen al grupo. No quiero a nadie fuera de lugar.
-Sí, doctora. -corrobora el oficial.
-Vamos a hablar sobre esta situación con tu noviecito, muchacha. Tal vez haya algo útil allí.
La mujer se encamina nuevamente al interior del edificio acompañada por uno de los oficiales.
La situación es festejada por una cautelosa alegría y alivio en el grupo.
Unos minutos después, el oficial sale nuevamente acompañado por un hombre enorme y un enfermero delgado. El hombre gigante robablemente el tal Jonathan. La mole tiene un pelo desordenado que le cubre los ojos. Probablemente lo han traido para imponer respeto en el grupo. El enfermero luce unos lentes grandes y se lo ve nervioso.
Abren las rejas y el grupo de refugiados logra entrar al patio exterior, vigilados de cerca por los policías armados. Ahí mismo, el enfermero comienza a revisar a las personas de a una. Todas las armas rudimentarias que la gente llevara consigo son confiscadas por los oficiales y cada persona es separada en dos grupos más pequeños después de ser examinadas por el enfermero.
A medida que pasan los minutos, se acerca el turno de Aki para la revisación. ¿Debería intentar ocultar la pistola recién conseguida? Tal vez no sería una gran idea entregar sus únicas armas, aunque intentar engañar a los oficiales tampoco lo sea. ¿Qué debería hacer?
Finalmente habían entrado en razones y esto era mucho para mi, así que tras dejar un suspiro acepto de buen agrado el ingreso porque dadas las condiciones, el griterío, es muy probable que tengamos fiesta de zombie en cuestión de minutos. Una vez allí, le sonrío a mis compañeros y agradezco desde mi fuero interno que hayan sido razonables con la situación dado que no estaba mintiendo, posiblemente ese chico sea quien abra puertas a una cura.
Pero como todo, nada era fácil y cuando dieron ese paso, comenzó la revisión. No lo dudó y mostró su arma, sólo que antes de que digan nada, les aclaró.
—Es nuestro seguro si esto se desmadra, no me lo quites. Sólo disparo a zombies.
-No podemos permitir eso. Nosotros nos encargamos de dispararle a los muertos. -responde tajante el oficial de policía a cargo. -No se preocupe, doctora. Va a estar bien cuidada. -agrega el hombre. Al parecer no era una cuestión opinable. Después de incautar las armas, uno de los oficiales y el enfermero escoltan a uno de los grupos al interior del edificio principal del hospital. En ese grupo se encuentran Aki y Gabe, entre otros refugiados.
El otro grupo, compuesto por Enzo y unas 4 personas más, es guiado hacia el edificio este, que tiene un cartel que dice "Consultorios externos". A la distancia, Aki puede ver otra reja que da acceso al hospital, pero está bloqueada por una ambulancia estacionada.
Al ver la inquietud de Gabe y Aki, el enfermero les intenta tranquilizar. -Vamos a usar los consultorios exernos para albergar a la gente infectada o con riesgo de infección. No se preocupen por su amigo.
Mientras avanzan, Gabe susurra a Aki. -Espero que Enzo vaya a estar bien. ¿Crees que podemos confiar en esta gente...?
No tengo más opción que aceptar aquello por el simple hecho de que estamos en un lugar seguro y cuestionar aquello sería estar expuesto. Enzo necesita ayuda, pero también puede ser la clave de una cura por excusa que sea para estar dentro, hay un vestigio de verdad en ello.
—Está bien.
Luego de entregar el arma, pude ver como se llevan a mi compañero y ante las palabras de Gabe, lo miro a los ojos un tanto pensativa. Tenemos que confiar, que esto puede ser un desastre y más inseguro que estar fuera, lo veo imposible. No sé que pensar realmente pero intentaré que no nos perjudique al menos.
—Perfecto, tienen todo sectorizado—respondió al enfermero y le habló a Gabe—. No lo sé, por ahora con cuidado. Ya veremos si es tal cual dicen o se esconde algo más.
A pesar de el impacto inicial, el hospital es una vista agradable. Muestra las claras señales de un manejo clandestino, sin los cuidados clásicos de equipos dedicados a la limpieza y desinfección general. Pero sin embargo, el lulgar da una señal de civilidad que parece cada vez más escasa en los días que corren.
El grupo que entró con Aki al edificio principal está esperando en la recepción. Gabe se une a ellos mientras el enfermero pide a Aki que lo acompañe.
-Sígueme, por favor. Eres la estudiante de medicina ¿cierto? -pregunta mientras caminan por un pasillo.
-Tu presencia aquí es una bendición. El personal no da abasto para todo y toda mano que pueda ayudar es necesaria. Mi nombre es Roy, por cierto.
Ya más tranquila al ir conociendo el lugar, le sonrío a Gabe dándole a entender que estaremos bien mientras continuamos caminando por aquellos pasillos. Una vez el enfermero se dirige a mi, asiento con la cabeza en señal de respuesta y me dispongo a conversar con él.
—Encantada, Roy. Soy Aki y si, estudio medicina—comento, obviando que era veterinaria—. ¿Cómo está la situación? Cuéntame un poco y ya sabes, estoy a su disposición con mis conocimientos.
En verdad quiero ayudar y darle un lugar seguro a los chicos, es todo redondo. Pero bueno la señal de alerta siempre en mi está activa desde que comenzó esto. Así que iremos viendo que no se termine desmadrando de un momento a otro.
Con creciente incerteza, Aki se interna en los recovecos de un hospital en una pandemia destructiva.
La situación es mala.Pero esas son las situaciones en la vida en las que una persona muestra su valía. Aki decide enfocar todos sus esfuerzos en ayudar a los demás, la lleve esa decisión donde la lleve.
El futuro que le espera es incierto, y eso no es necesariamente algo malo. Después de todo, un futuro incierto significa que cualquier cosa puede pasar.