Cronologia del Imperio
El Imperio es la nación humana más antigua del Viejo Mundo.
Tiene una larga y conflictiva historia llena de sucesos y acontecimientos desde antes de su fundación a manos de Sigmar hasta los días actuales.
En esta cronología se recopilan algunos de estos eventos en la historia del Imperio para la instrucción de los jóvenes y enriquecimientos de la mente.
ORÍGENES DEL IMPERIO
Los primeros documentos relacionados con las tierras conocidas actualmente como el Imperio no fueron escritos por los Hombres, sino por los Enanos, más de dos mil quinientos años antes del reinado de Karl Franz, el actual Emperador. La gran guerra entre Elfos y Enanos, y el consecuente colapso de sus imperios, dio paso a un período de grandes desórdenes, y los detalles históricos exactos son escasos.
Después de muchos años de guerra, los grandes imperios del pasado (los reinos costeros de los Altos Elfos y el Imperio de los Enanos en el Este) resultaron destruidos. Los Altos Elfos abandonaron sus torres y ciudades, dejando atrás a algunos de los suyos, que no quisieron o no pudieron abandonar su patria adoptiva. Los Elfos que se quedaron fueron los fundadores de los reinos Elfos Silvanos del Viejo Mundo. El imperio Enano de las Montañas del Fin del Mundo sobrevivió a la guerra, pero muchos Enanos viejos y poderosos murieron violentamente y el dominio Enano quedó gravemente debilitado. Cuando las montañas entraron en erupción y la tierra fue sacudida por los terremotos, el Imperio Enano quedó destruido y sus habitantes se dispersaron. Muchas de las Fortalezas Enanas que lograron salvarse de la lava y la destrucción fueron invadidas por otro tipo de enemigos: los Skavens, Goblins y Orcos. Pocas Fortalezas lograron salvarse, como Karaz-a-Karak, la capital de los Enanos y la mayor ciudad subterránea de todas.
Al empezar la decadencia de Elfos y Enanos, éstos fueron sustituidos por otras criaturas que empezaron a proliferar e incrementar su poder. Los Orcos y los Goblins atravesaron las Montañas del Fin del Mundo por los pasos de montaña que anteriormente vigilaban los Enanos. Mientras tanto, en los bosques del Norte, las tribus humanas empezaban a desplazarse hacia el Sur. Los documentos Enanos describen a estos humanos primitivos como criaturas toscas, vestidas con pieles, que vivían en burdas cabañas o en cavernas, y que luchaban con armas de piedra y bronce. Estos documentos también describen a los humanos como feroces y decididos, explicando como luchaban contra los Orcos por el dominio de las tierras deshabitadas. En algún lugar, de alguna forma, los Enanos y los humanos empezaron una relación que acabaría siendo beneficiosa para ambos durante varios siglos. Muchos Enanos huyeron hacia el Oeste, lejos de las ruinas de las Montañas del Fin del Mundo, y algunos fundaron Fortalezas en las Montañas Grises. Los primeros en establecer una relación permanente con los hombres quizás fueron los comerciantes Enanos que buscaban pieles, carbón, o minerales. En cualquier caso, los Enanos consideraron que las primitivas tribus de humanos eran posibles aliados en su lucha contra los Orcos, y quizás pudieran ayudarles a recuperar sus fortalezas perdidas.
LA GRAN ALIANZA
Los humanos estaban ansiosos por aprender todo lo que los Enanos pudieran enseñarles, especialmente los secretos de la metalurgia y de la fabricación de armas. Las tribus humanas estaban divididas entre sí, pero los Enanos pudieron encontrar aliados que trajeron consigo a miles de guerreros feroces y bien armados. El mejor de ellos era Sigmar, el primogénito del jefe de la tribu Unberogen. Sigmar era el guerrero más poderoso de su tiempo, y en numerosas ocasiones condujo a los temibles Unberogen a la guerra contra los Orcos. En una ocasión, Sigmar rescató a varios Enanos prisioneros de los piles verdes, uno de los cuales era nada menos que el Rey Kurgan Barbahierro. El viejo Rey recompensó a Sigmar regalándole el martillo de guerra “Ghal Maraz”, o Rompecráneos, una antigua reliquia mágica de la Familia Real de Kurgan. Este regalo fue bien recibido y posteriormente empuñado con eficacia en innumerables batallas, valiéndole a Sigmar su apodo de “Heldenhammer”(“El que Empuña el Martillo” ) . Sigmar fue el caudillo de su tribu tras la muerte de su padre, empezando a unificar bajo su liderazgo a las tribus humanas. Las pocas tribus humanas que se resistieron, principalmente antiguos enemigos de los Unberogen, fueron derrotadas en combate, u obligadas a desplazarse hacia el Sur, más allá de las Montañas Grises, y hacia el Norte, al interior de los bosques situados más allá de las Montañas Centrales.
Cuando los Enanos fueron amenazados nuevamente por una gran invasión de Orcos y Goblins, el Rey Kurgan envió al Herrero Rúnico Alaric el Loco a pedir ayuda a Sigmar. Ambos formalizaron una alianza y el ejército de Sigmar marchó hacia el Este, hacia la sitiada Fortaleza de Zhufbar. La Fortaleza Enana fue liberada y Alaric puso en marcha las antiguas fraguas y llenó Agua Negra, el gigantesco lago de cuyas aguas los Herreros Rúnicos obtenían la energía que necesitaban. Ese mismo año, un ejército combinado de hombres al mando de Sigmar y Enanos al mando del Rey Kurgan lucharon juntos y derrotaron a una gigantesca horda de Orcos y Goblins que intentaban cruzar las Montañas del Fin del Mundo por el Paso del Fuego Negro. Desde entonces han tenido lugar numerosas batallas en este estratégico paso, pero ésta fue la primera, la más grande, y la más reñida. Después de muchas horas de combate, Sigmar Heldenhammer obligó a los pieles verdes a retirarse con sus tropas del campo de batalla, y el Imperio Enano dejó de estar amenazado durante muchos años.
Durante la primavera siguiente, Sigmar fue coronado Emperador de todas las tierras entre las Montañas Grises en el Sur y las Montañas Centrales en el Norte. El Rey Kurgan regaló a Sigmar una corona fabricada por Alaric el Loco, y Sigmar fue coronado Emperador por el Sacerdote de Ulric. Sigmar y Kurgan se prometieron amistad eterna, y Alaric el Loco empezó a forjar doce espadas mágicas como pago por la ayuda de Sigmar a Zhufbar. Estas doce espadas, llamadas “Colmillos Rúnicos”, no fueron terminadas hasta después de la desaparición de Sigmar.
El calendario Imperial empieza el año de la Coronación de Sigmar (el año 1). El actual Emperador, Karl Franz, fue elegido en el año 2502.
LA DESAPARICIÓN DE SIGMAR
Sigmar gobernó el Imperio durante más de 50 años. Durante este tiempo, las toscas aldeas crecieron hasta convertirse en pequeños pueblos; su población creció y se crearon muchos asentamientos nuevos. Todavía existían enemigos contra los que luchar: los invasores Goblin siguieron cruzando las Montañas del Fin del Mundo, y en los bosques del Norte, más allá de los Montañas Centrales, abundaban las tribus de humanos salvajes. La historia del reinado de Sigmar no es demasiado conocida, ya que los archivos Enanos tratan principalmente de sus propios asuntos, y sólo de la participación en ellos de Sigmar. El único dato bien conocido es que Sigmar dejó su corona y viajó hacia el Este, supuestamente a Karaz-a-Karak, para reunirse con su viejo amigo Kurgan Barbahierro. En los documentos Enanos no existe ninguna referencia que indique que Sigmar llegara a la Fortaleza Enana más famosa.
La era de Sigmar acabó, y él pasó a convertirse en una leyenda, en un heroico antepasado de su pueblo. Se erigieron templos y santuarios en su memoria, y surgió un culto que le veneraba como fundador del Imperio. En tan sólo una generación, Sigmar fue abiertamente adorado como un dios, con sus propios sacerdotes, encabezados por un Gran Teogonista. El primer Gran Teogonista fue Johann Helsturm, que llegó a ser uno de los hombres más poderosos de todo el mundo, con miles de fieles seguidores. Sigmar ocupó un lugar al lado de los antiguos dioses del Imperio: Taal, Ulric, y Morr.
LA ERA DE LOS CONDES ELECTORES
Sigmar dividió el país entre los caudillos aliados que le habían ayudado en sus numerosas guerras. Estos territorios coincidían básicamente con las tierras de sus respectivas tribus, pero también incluyeron las de muchas de las tribus más pequeñas, y las tierras pertenecientes a las tribus hostiles a los Unberogen. Los jefes de estas tribus juraron lealtad a Sigmar y, a cambio, ellos y sus herederos gobernaron en su nombre. Por lo tanto, el Imperio fue desde su fundación una confederación de estados, compuesta por aliados unidos por una amistad común, y por su lealtad al Emperador. Las nuevas provincias ocupaban aproximadamente las mismas tierras que las actuales. Los líderes de estas provincias adoptaron el titulo de Conde.
Sigmar no tuvo herederos, y su desaparición seguramente causó una cierta aprensión entre los habitantes del Imperio. ¿Quién le sucedería en el trono Imperial? ¿Lucharían los Condes entre ellos para determinar quién era el más fuerte? El futuro del incipiente Imperio parecía estar en peligro. Al final no hubo guerra ni división. Los Condes decidieron que uno de ellos debería ser elegido Emperador, y que dicho Emperador mantendría su titulo mientras tuviera el apoyo de la mayoría de los Condes. Por tanto, los Condes se convirtieron en Condes Electores y quedó establecido el sistema de elección del Emperador del Imperio. Este sistema ha perdurado con pocos cambios hasta la actualidad, sobreviviendo a guerras y períodos de anarquía, e incluso a los largos períodos en que Emperadores poderosos manipulaban las elecciones para favorecer los intereses de sus familias. Con el tiempo, el número de Electores aumentó al incluirse representantes de los cultos a Sigmar y Ulric. Actualmente existen un total de quince electores, aunque originalmente sólo había doce, uno por cada uno de los Colmillos Rúnicos que Alaric el Loco forjó para Sigmar.
ANARQUÍA Y GUERRA
Los primeros años de la historia del Imperio no son demasiado conocidos. Algunos de los primeros Emperadores construyeron tumbas y templos, que en parte han perdurado hasta hoy, y cuyos complicados bajorrelieves todavía pueden distinguirse. Algunos de los más espectaculares son de manufactura Enana, y en ellos pueden leerse las runas Enanas que cuentan la historia de los Emperadores y de su época. Cronistas de épocas posteriores intentaron recopilar toda esta información para escribir la historia del Imperio, y algunos incluso intentaron confeccionar la lista de los Emperadores reinantes. Aunque estas recopilaciones son increíblemente antiguas, no siempre son veraces o dignas de confianza. Consecuentemente, el primer milenio de la historia Imperial es muy poco conocido. Es seguro que el Imperio creció en poder, pero también sufrió guerras civiles, períodos sin Emperador en que varios Emperadores rivales combatían entre sí, e incursiones de Orcos y Goblins que saquearon el reino. Pese a los períodos de desorden el Imperio siguió adelante y permaneció unido.
Durante el reinado de Boris Goldgather el Imperio sufrió un gran desastre. Según las leyendas, el reinado de Boris fue desastroso: el Imperio quedó debilitado por el peso de los impuestos excesivos y la corrupción; el ejército fue desatendido, y muchos puestos militares fronterizos quedaron abandonados. Abatida y hambrienta, la población del Imperio no estaba en condiciones de soportar la peor catástrofe que jamás haya afectado al Viejo Mundo: La Peste Negra del año 1111. Durante el invierno del 1111 al 1112 murieron miles de personas. Pueblos enteros quedaron completamente arrasados, muchas aldeas fueron abandonadas, y en las principales ciudades cerca de las tres cuartas partes de la población sucumbió ante la Peste. Para agravar la situación, los Skaven surgieron de sus túneles para saquear y destruir allí donde la Peste ya había dejado su huella. La Peste Negra remitió durante los siguientes cuatro años. La única noticia positiva de este período fue que Boris Goldgather fue una de sus victimas en 1115, y la noticia de su muerte ayudó a aumentar la moral de la desesperada población. En 1124 los Skaven fueron definitivamente expulsados del Imperio, y empezó la reconstrucción. Puesto que la población había quedado diezmada, muchas aldeas fueron abandonadas, y una gran parte del Imperio quedó desolada.
Después de la destrucción, el Imperio disfrutó de una precaria paz. El Conde Manfred, aclamado como vencedor de los Skaven, fue elegido Emperador y su respetada habilidad militar y su personalidad carismática mantuvieron unido el Imperio durante el vulnerable período de recuperación. Cuando murió asesinado por un asesino Skaven en 1152, los Condes Electores no llegaron a un acuerdo para elegir al nuevo Emperador. Las rivalidades personales y las ambiciones conflictivas les enfrentaron. Ottilia, la Condesa Electora de Talabecland declaró la guerra contra su rival, el Conde Elector de Stirland, y empezaron las hostilidades entre las dos provincias. La corona Imperial casó de un Conde Elector a otro, y el Imperio quedó dividido en varios estados independientes enfrentados entre sí. Aunque durante los siguientes 800 años existieron Emperadores, el Imperio nunca estuvo unido como en el pasado. Desde 1360 hasta el colapso total del sistema Imperial en 1979 coexistieron dos Emperadores: el Emperador electo y el Conde Elector de Talabecland, que siguió reclamando su derecho hereditario a ser Emperador después del autoproclamado reinado de Ottilia. En realidad Talabecland actuaba al margen del Imperio, aunque en diversas ocasiones contó con el apoyo de otras provincias descontentas con el Emperador que gobernaba en esos momentos. La Corte de Talabheim, la capital de Talabecland, fue el refugio natural para los enemigos del Conde Elector de Stirland.
En 1547 el Conde Elector de Middenland también se proclamó a sí mismo Emperador, coexistiendo un total de tres pretendientes al trono, cada uno de los cuales buscaba aliados y partidarios en las restantes provincias. En 1979, las propias provincias habían llegado a ser ingobernables, ya que incluso los propios Condes Electores debían enfrentarse a rivales y rebeliones en sus propias tierras. Cuando la Condesa Magritta de Marienburg, que era tan sólo una niña, fue elegida Emperatriz, el propio Gran Teogonista se negó a reconocer el nombramiento y el sistema Imperial desapareció definitivamente. Los Condes Electores no volvieron a reunirse durante más de cuatrocientos años. Durante este período las ciudades se gobernaron ellas mismas, y muchas de las poblaciones más grandes prosperaron bajo el mando de sus Burgomaestres, elegidos entre la clase mercantil o entre los ciudadanos ricos. El poder de los Condes Electores declinó tanto como aumentó el de los Burgomaestres, y muchas ciudades empezaron a reclutar sus propias tropas.
LA GRAN GUERRA CONTRA EL CAOS
El poder del Caos, originado en el lejano Norte del Mundo de Warhammer, muy lejos de las fronteras del Imperio, se encuentra localizado en el territorio aproximadamente circular alrededor del polo Norte, exactamente bajo el ancestral y colapsado portal de Disformidad que vierte energía mágica al mundo. Esta región denominada Reino del Caos, es una zona negra de irrealidad donde ni el tiempo ni el espacio tienen sentido. El Reino del Caos está habitado por los Dioses del Caos y por demonios que pueden existir en su atmósfera saturada de magia. Todo el territorio que rodea al Reino del Caos está corrompido por la magia. Es un desierto de Rocas y arenas movedizas, donde los períodos de gran actividad mágica han transformado la tierra, dejando solamente rocas deformadas y tierras yermas al remitir esta actividad mágica. Estos territorios desolados son denominados los Desiertos del Caos, o los Desiertos del Norte. Estos territorios están rodeados a su vez por un territorio ligeramente menos transformado denominado Territorio Troll, en el que abundan los árboles retorcidos y los desiertos.
Todas estas tierras están situadas al Norte del Imperio, más allá de Kislev. En estas desoladas tierras viven todo tipo de criaturas monstruosas, y es aquí donde los ejércitos del Caos agrupan sus fuerzas. Cuando los vientos de la magia soplan con fuerza a través del portal de Disformidad, el Reino del Caos crece, los Desiertos del Norte quedan absorbidos por él, y los ejércitos del Caos descienden desde el Territorio Troll para atacar a Kislev y al Imperio. Las victorias del los ejércitos del Caos aumentan la fuerza de los vientos de la magia, y el Reino del Caos crece aún más, amenazando con engullir todo el Norte. La máxima expansión del Reino del Caos desde el reinado de Sigmar tuvo lugar durante la Gran Guerra Contra el Caos que empezó en el año 2302. El poder del Caos había ido creciendo durante muchos años. Los Hombres Bestia merodeaban por los bosques, provocando el abandono de muchos de los asentamientos humanos más remotos. La profunda división entre las provincias del antiguo Imperio impedía que nadie dispusiera de suficientes tropas para erradicar a los Hombres Bestia. Los Guerreros de Caos, proscritos humanos y exiliados a causa de las guerras, engrosaron las filas de los Hombres Bestia y otras criaturas del Caos. Mientras aumentaba el poder del Caos, el portal de Disformidad empezó a vomitar siniestras energías mágicas y el Reino del Caos creció rápidamente.
En el invierno del año 2301 los Ejércitos del Caos avanzaron hacia el sur empujados por la creciente energía del Caos. Junto a ellos avanzaban los Demonios, alimentados por el fluido vital de magia, y por todas partes crecía el poder de los agentes del Caos. En el interior del Imperio, los Hechiceros del Caos y los adoradores de los Dioses del Caos surgieron de sus cónclaves secretos para atacar la sociedad humana desde dentro. Cuando los oscuros días de invierno cubrían el Viejo Mundo, los ejércitos del Caos atacaron. Las tierras del Norte de Kislev fueron rápidamente conquistadas. Un poderoso ejército formado por Kislevitas y por las tropas del Conde Elector de Ostland fue derrotado al Norte de Praag, y el ejército del Caos avanzó por la vertiente accidental de las Montañas del Fin del Mundo. La primavera del año 2302 fue la más fría en siglos, y el ejército del Caos Cruzó el río Lynsk al Norte de Praag, destruyendo un contingente Kislevita que protegía los puentes. Tras derrotar al último de los ejércitos Kislevitas, las hordas del Caos avanzaron sobre Praag y sitiaron la ciudad.
El asedio de Praag duró toda la primavera y el verano. Sus valientes defensores consiguieron detener a la mayor parte de las fuerzas del Caos. Finalmente, al llegar el invierno y acercarse el fin de año, Praag cayó y las hordas del Caos la ocuparon a sangre y fuego. El Reino del Caos penetró en la ciudad y la absorbió. Praag fue transformada para siempre, sus muros y edificios de piedra se deformaron, creando estructuras infernales e inhumanas. Aquellos desafortunados habitantes que todavía estaban vivos, fueron absorbidos por el Reino del Caos, y sus cuerpos se fundieron con los muros de la ciudad de forma que era imposible distinguir a los hombres de las piedras. Sus deformadas caras observaban desde el interior de los muros, sus miembros retorcidos por el dolor surgían de las aceras, y los pilares de piedra gemían con voces pronunciadas por labios que anteriormente habían sido humanos. Praag se convirtió en una pesadilla viviente, y una muestra de los sucedería si los ejércitos del Caos conquistaban el resto del mundo.
MAGNUS EL PIADOSO
Los Restos del vencido ejército Kislevita huyeron hacia el Sur, propagando la noticia de su derrota. De entre la confusión y el pánico de estos tiempos de adversidad surgió un líder: Magnus von Bildhofen, un noble de Nuln que posteriormente sería conocido como Magnus el Piadosopor su firme devoción al culto de Sigmar y a los ideales nacionales que Sigmar encarnaba todavía en el dividido Imperio. Magnus fue un gran orador, cuyos apasionados discursos pronto reunieron una gran fuerza de seguidores entre la gente sencilla del Imperio. Magnus avanzó hacia el Norte, de ciudad en ciudad, dirigiéndose a sus habitantes en los mercados, organizando un poderoso ejército. Los Condes Electores y los Burgomaestres reconocieron en Magnus al líder que todos estaban dispuestos a seguir, por lo que las tropas provinciales y las tropas de los Condes Electores pasaron a engrosar las filas de su ejército de ciudadanos.
Cuando llegó a Middenheim, el ejército de Magnus era el más grande de la historia del Imperio. Magnus tubo que dividir en dos sus fuerzas, ya que ninguna ciudad podía abastecer de agua y comida a todo el ejército por sí sola. El primer ejército, que estaba formado principalmente por tropas de Kislev y tropas de caballería, avanzó rápidamente hacia Praag con la esperanza de romper el asedio. Estas tropas llegaron demasiado tarde, deteniéndose solamente para destruir parte de la retaguardia del ejército del Caos, y regresaron rápidamente hacia el Sur, persiguiendo al grueso del ejército del Caos. El segundo ejército, al mando del propio Magnus, avanzó hacia Kislev esperando reabastecerse en la capital antes de proseguir hacia el Norte. Este segundo ejército llegó a la ciudad mientras era atacada por las hordas del Caos, y atacó inmediatamente.
Kislev estaba defendida por los restos del ejército Kislevita y por un gran ejército Enano que había acudido en cuanto la noticia de la caída de Praag llegó a Karaz-a-Karak. Concentrados en el asalto a la ciudad, el ejército del Caos no estaba preparado para el ataque del ejército de Magnus. Al principio la batalla fue favorable a Magnus: Las tropas del Caos fueron dispersadas, y sus generales fueron incapaces de evitar la matanza. Pero la superioridad numérica de las fuerzas del Caos acabó imponiéndose, y el ejército de Magnus fue rechazado poco a poco hasta verse reducido a un círculo defensivo.
Los Enanos que defendían Kislev intentaron romper el asedio para ayudar a Magnus, pero fueron rechazados y se vieron obligados a retroceder de nuevo tras los muros de la ciudad. Mientras el ejército del Caos se reagrupaba para el ataque final, los Kislevitas que regresaban de Praag llegaron procedentes del Norte, y atacaron la retaguardia del ejército del Caos. Atrapadas entre tres ejércitos, las hordas del Caos perdieron la iniciativa y empezaron a cargar en todas direcciones, desorientadas y confusas por el giro que habían tomado los acontecimientos. Los kislevitas, enfurecidos por los sucedido en Praag, atacaron con increíble ferocidad, y el ejército del Caos empezó a desintegrase ante su implacable ataque. Magnus aprovechó la oportunidad para contraatacar con sus tropas. Los Enanos y los defensores sobrevivientes de Kislev atacaron desde la ciudad. Las tropas del Caos huyeron, y muchas de ellas fueron alcanzadas y aniquiladas mientras intentaban huir. El Viejo Mundo se había salvado y el Reino del Caos retrocedió hacia el Norte.
Magnus fue elegido Emperador en el año 2304. Los Condes Electores, aunque lo deseaban, no tuvieron oportunidad de oponerse; la población lo exigía y no podían negárselo. Magnus el Piadoso fue un Emperador extremadamente hábil, que inmediatamente empezó a restaurar el orden en las provincias del Imperio. Los adoradores del Caos fueron perseguidos por los bosques, y muchas tierras salvajes y abandonadas fueron repobladas.
Al morir Magnus, la corona Imperial pasó al Conde Electoral de Stirland y posteriormente a su nieto Dieter. Durante el reinado de Dieter, la ciudad de Marienburg se independizó del Imperio a cambio de una importante aportación a las arcas Imperiales. Dieter no fue un líder demasiado popular (muchos creían que había aceptado del dinero de Marienburg demasiado fácilmente), y fue sustituido por Wilhelm III, Príncipe de Altdorf y Conde Elector del Reikland. Desde la coronación de Wilhelm el año 2429, la corona ha permanecido en manos de los Príncipes de Altdorf hasta el actual Emperador, Karl Franz.
He aqui una "breve" historia del Imperio