Partida Rol por web

Paco siente que se abrasa por dentro, y además los ojos le duelen como si fuesen a explotarle.

-Cuando salgamos de aquí te voy a hacer salir la hierbabuena del agujero que tienes en el culo.- murmura hacia el sitio donde cree que está Willliam y agrega -Quedaros aquí hasta que haga falta.Vamos a acabar con esto ahora mismo.-

Se dirige dando tumbos hacia el sitio donde el olor es más fuerte y de donde vienen los cantos, gritando a viva voz:

-Ayuda Nobles señores!! A los de la melodiosa voz!! Ayudadme!!.-

Sin poder avisarle a tiempo, le digo a Paco:

-¡Cuidado con la pared!

Paco para un poco antes de llegar al cristal gracias al aviso de Kilder y se ahorra una buena leche. Con el día salvado para la nariz del cocinero, volvemos a lo que importa.

Los gritos distraen a Bertín que se olvida de la letra por unos momentos.

No molestes!!! Estamos creando!!

La fuerza que empujaba a Kilder hacia atrás, se intensifica ahora y afecta también a Paco. Aunque no es suficientemente fuerte para lanzaros o para impediros acercaros, si que os hace esforzaros para poder hacerlo.

Después de esta breve intromisión, sigue con la cancioncita de los cojones.

-Vale, vale. Pero cuando termines de crear hablaremos del dinero que nos debes.- dice el cocinero y se sienta tranquilamente en el suelo,  esperando.

-William, mas te vale que recuperemos la vista pronto, si no encuentras tu hierbabuena, utiliza otra, a ver que pasa.

Paco comienza a cantar como dejándose llevar y une su voz al ya de por sí horroroso canto:

-Siempre recordaré.... la ternura... a floooooooor de pieeeeeeellllllll.-

William rebusca nervioso en su mochila y coge el primer hierbajo que encuentra. A juzgar por el olor, se trata de manzanilla, y en estos momentos si puede confiar en algo es en su olfato. Nuevamente trata de acabar con el conjuro que ha cambiado su visión por el olfato, pero todo parece indicar que no funciona.

La rabia y la impotencia le llevan a apretar los puños con fuerza. Y los aprieta tan fuerte, que la sangre empieza a brotar en el lugar donde sus propias uñas se han clavado en la carne de la palma. Un par de gotas de sudor caen de la cinta del pelo que las empapaba, dejando unos chorretones negros al lado de la sien. Le endiña una patada a la inútil mochila que lleva consigo; cargada de hierbas, frascos y ungüentos, pero sin la maldita hierbabuena. Varios frascos golpean entre si, las bolsitas de las plantas rozan entre ellas y una buena bofetada de aromaterapia golpea a William y a sus compañeros en la cara.

-¡Compañeros! es difícil lo que os voy a decir, pero no podemos confiar en nuestros ojos. Debéis concentraros en el momento. Sentid. No penséis. Usad vuestro instinto. La fuerza es fuerte en nosotros y nosotros somos fuertes en ella.-

Tras otro fallo de William, de nuevo vuestros ojos empiezan a arder, pero ahora de una forma mucho más intensa. Por un momento, os duele muchisimo, pero no se queda ahí y el ardor llega a un punto en donde no importa el dolor. Abrís los ojos y podeis verlo todo con un tono anaranjado.

Bertín está al fondo y lleva un hábito de fraile, diríais que es rojo oscuro, pero todo os parece algo naranja. Tiene los brazos alzados mientras mira al centro de la sala y sigue entonando la dichosa canción. En la dirección en la que Bertín mira se encuentra un mariachi que levita a varios centimetros del suelo. Su silueta parece tener algo raro, como si no estuviera 100& definida. El mariachi es la segunda voz que se escucha durante la canción del tabernero.

En el suelo podeis ver unos extraños simbolos que, si teneis minimos conocimientos de magia, podeis relacionar con magia demoniaca. Rodeandolo todo, parece haber algo solido que distorsiona la imgen que veis dentro, como viento pero da la impresion que se pudiera tocar.

Apenas un par de segundos os basta para impregnaros de la escena y justo entonces los ojos os vuelven a arder y caen de vuestras cuencas sin que os de tiempo a recogerlos.

Ya deberíais perder toda esperanza de recuperar la vista...

Muy serio, y en un tono constante de voz digo:

-William, ya puedes ir pensando en una pócima de esas tuyas con las que podamos regenerar cierto miembro del cuerpo que se nos ha caído al suelo, a no ser que tu quieras que otro miembro tuyo caiga también.

-No es que se le vata a caer, sino que se la arrancaré de donde está para metérsela en alguna otra parte.- dice Paco mientras se frota las cuencas vacías mientras continúa -Joder tíos, que esto me ha dolido un huevo. A ver si es mejor que el hierbas se deje de tanta mariconada y nos apañemos como estamos ¿Alguno se acuerda de lo que hay?¿Podemos ir y borrar eso del suelo o algo así?- y termina casi delirando -Que si hace falta me arrastro de panza por todo el suelo de la cueva esta.-

Ernesto avanza tras sus compañeros hasta detenerse a la altura en que se encuentra Paco y Kilder, justo para notar arder sus ojos. Se lleva las manos a los ojos del dolor y dos segundos depués sus propios ojos se encuentran en las palmas de sus manos. Ay Dioz...ay dioz...ay...dioz...que ze me han caido loz ojoz...que ez ezto...que no voy a poder ver nunca maz...madrecita de mi vida, que me he quedado ciego. El hombre rata grita asustado, incluso por encima del sonido del oscuro cántico.

Yo me piro de aquí, dice dándose la vuelta y chocando contra la pared de nuevo.Ernesto recobra duras penas la cordura tras el golpe y guarda sus ojos en los bolsillos y sosteniendo el puñal avanza hacia adelante dónde se supone que Bertin se encuentra para intentar apuñalarlo.

William une su voz a la de Osborne y el mariachi. -Aquellas que quieran venir. Tenerme en jaula de cristal. Tendrán que comprender que quiero libertad. Aunque termine en soledad-

-¡Piensa!¡Piensa! hay un mensaje oculto. pero... ¿cual?-

-¡Ey! ¡Rompecorazones! ¿Que hacéis ahí encerrados? Aun no es tarde para vosotros, hay gente que os quiere. Eulalio os quiere, los monóculos os quieren, yo... ¡Yo os quiero!-

-¡Me cago en la leche! que maricón que ha sonado eso-

-Yo también os quiero, os quiero ver, pero no puedo.

Igual están en una jaula de cristal, y eso es lo que no podemos "ver" y con lo que nos chocamos.

Salgo con mi hacha a golpear lo que no veo, pero presiento (la pared transparente)

Kilder embiste con su hacha a la "pared" y esta se rompe en mil pedazos, disipandose el viento a su alrededor. Continñua en linea recta hacía donde recuerda que Bertín se encontraba, pero un grito os sorprende y un fogonazo hace apartarse al semi-camaleón. La llamarada es tal, que hasta los más alejados sentís el calor en vuestras carnes.

No volveis a oler a Bertín y el olor a azufre ha cambiado, va convirtiendose en algo distinto. Va convirtiendose en...en...

No sabeis en que, una canción os nubla la mente. No conseguís pensar en nada más que en la canción. El único sentido es el oido y es que no deseais otra cosa más que escucharla y escuchar a aquel que la toca.

No queda nada más que la canción y ya ni siquiera sabeis si quedais vosotros.