Partida Rol por web

Mi mirada recorrió de forma nerviosa a los soldados y después a Lucien y la otra mujer, y por primera vez, estaba de acuerdo con las palabras pronunciadas por Damir. El miedo les había impulsado a actuar así.

Al igual que Maeve, alcé las manos lentamente, mostrando que me rendía, pues si bien algo en mi interior aún me decía que debía proteger a Giovanni, mis instintos de supervivencia eran mayores, y no quería verme ensartada en sus espadas al igual que dos de mis compañeros.

Finalmente volví a mirar a Mabuz, que parecía resistirse a soltar las armas, hecho que de no ser cambiado, haría que nosotros tuviesemos que tomar nuevamente las nuestras y rezar porque el señor se apiadase de nosotros.

Levanto los brazos y bajo la mirada... ¿Cuantas veces tendremos que decirselo?

"Cuartel. Doy mi rendición y Pido cuartel, para mis compañeros y para mi. Por pied.... ¿¿¿LO QUÉ???"

en ese momento, durante mi rendición, me quedo extrañado al ver la extraña transformación que ha sufrido uno de nosotros: "¿EWALD? ¿Que te está pasando?"

Ante la falta de respuesta Roderigo hacia su pedido, volvio a levantar las manos para dejar claro que no llevaba armas en ella. "Nos rendimos." dijo finalmente cerrando los ojos, con miedo que empzaba a latirle en el corazon. Miedo a que no perdonara a todos.

Mabuz enfoca la mirada en Damir y parece que recupera la consciencia. Percibe al fin los soldados que les rodean y que estaba dispuesto a enfrentarse a ellos sin saber manejar una espada y encima con el cuchillo de comer.

- Si, toma - le dice con voz queda a su compañero y gira la cara para ver lo que ha hecho gritar a Don Carlos...joder, es horrible ¿cómo han podido desfigurarlo de esa forma?

Miré hacia atrás, no había visto a Ewald porque estaba a mi espalda y no había hecho ruido, pero cuando lo vi, mantuve el porte aunque por mi cabeza pasaron todo tipo de historias y leyendas, tanto del Reino de cuando era pequeña, como del Norte, de ahora...

-Por las barbas de Loki... ¿qué ilusiones son estas? -murmuré...

No volvió a contestar a Roderigo pese a su insistencia, pues fue firme en sus palabras. No suponía una amenaza, al contrario la imagen de aquel extranjero atento y alerta había sido arrasada por la del extranjero despistado y ausente, dejándose escurrir hasta enfocar la diabólica transformación de una de las más discretas víctimas de Giovanni, Ewald. Se incorporó tras su examen y daba la impresión de conocer lo que ocurría, aunque sus palabras no esclarecieran la verdad, tu demonio era venenoso, aguanta amigo. Le ofreció su mano en muestra de apoyo con total sinceridad, pese a la fría imagen del oriental, a veces mostraba un interior bondadoso, aunque no parecía ser suficiente.

No había mucho mas que hacer y solo quedaba una única cosa: la rendición. Mientras dejábais vuestras "armas" los soldados se acercaron hacia vosotros con prestreza y en un instante os encadenaron. Tras esto, os empujaron hacia la salida de la mansión.

¿Que destino os aguardaba? solo el tiempo lo diría...