Partida Rol por web

¡Ya veo por donde va! ¡Usted quiere venderlo! ¡Usted vende tableros de ouija y otras supercherías! ¡ y ahora quiere incorporar este diabólico libro a su catálogo! Ahora me lo explico lo que dijo que hay que contar al mundo que estas criaturas existen: ¡Usted quiere invocar otro para meterlo en un zoo para sacarse unos pocos chelines!

Pero este libro es antiguo y no debe ser usado para lucro. No me pertenece a mi y desde luego tampoco le pertenece a usted. Este libro es un documento histórico, y es patrimonio de Inglaterra. Y será devuelto a Inglaterra y no a manos privadas

Al ver tu rostro de enfado y que te dispones a abalanzarte sobre ella retrocede nerviosa un par de pasos, abraza el libro con fuerza y pega un penetrante grito en la noche que se puede oir por todo Greenwich.

-¡Con la Iglesia hemos topado! –exclamo, y sin amilanarme, sigo tratando de arrebatarle el libro.

Ms Pitt asiste atónita a la reacción de sus compañeros y no sabe como reacionar.
Fuld intenta arrebatar el libro a la religiosa, aunque esta consigue zafarse y salir corriendo, mientras aferra el libro, con algo de ventaja mientras chilla despavorida. Fuld se duele de sus heridas por el esfuerzo realizado y la mujer le lleva algo de ventaja.

De momento hay suerte para el parapsicólogo y nadie del vecindario parece estar interesado en lo que ocurre mas allá de su jardín delantero, aunque nunca se sabe si alguien podría estar en estos momentos telefoneando a la policía. Hay un teléfono cada 10 habitantes en Londres. ¿Cuántos habrá en Greenwich?

-¡Vuelva aquí! ¿Y cómo demostrará que ese libro es peligroso, eh? ¡Ha enloquecido, hermana! ¿Me oye? ¡Se ha vuelto loca! –le grito. Pero recorrido un trecho, no puedo más con mi alma y me apoyo en una pared, buscando el resuello.

Sacudo la cabeza. “Esto es increíble… Anótate otro error, Fuld: no esperarte una reacción semejante de una mojigata”, pienso con ira.

-¡Estúpida mojigata! –le grito de nuevo.

Finalmente, me resigno, y me dirijo a la detective:

-Señorita Pitt, si ya no me necesita, creo que me iré a mi casa…

Ya casi no veo a la Hermana, la cual ha puesto pies en polvorosa y ya no hay nada mas por hacer.

Señor Fuld...a casa? no será mejor que cojamos un taxi hacia el hospital? si su mujer le ve llegar asi no creo que hoy duerma en cama. Le digo con toda la amibilidad que puedo.

Bueno, parece que perdimos el volumen. Es cierto que no iba a probar nada, pero no se yo qué la harán a la pobre monja cuando la vean llegar con semejante grimorio. Y aún asi, me interesaba lo que decia. Me pica la curiosidad por saber sobre este culto extraño. Y no se asuste! no quiero practicar nada de esto! pero puede establecer una base por si se vuelve a repetir. Sea como sea...ya no hay mucho que  hacer.

-Maldita necia… Espero que la encierren a ella en el manicomio. Ese libro era la oportunidad de mi vida para comprender el sentido del mundo, de todo –refunfuño por última vez. –Por supuesto, señorita Pitt, busquemos un taxi. ¿Ha pensado ya en que va a contarle a la familia de la chica?

Ms Pitt se encoge de hombros. No sabe que responder a la pregunta de Mr. Fuld.

Tengo mucho en qué pensar. dice para seguidamente parar un taxi.

La verdad es que no se ni cómo abordarlo. Cómo una familia de buena clase va a aceptar ya no solo que su hija fuera una bala perdida, sino que participaba en ritos satanicos?! No se...digo pensativa, ni siquiera tengo pruebas tangibles, se lo van a tener que creer, y no se ni cómo. La hermana dijo algo así como que ya tenia las suficientes pruebas para resolver el caso, pero lo cierto es qeu solo tengo 2 testigos. Y no se ofenda, pero un parapsicólogo no es el testigo con mas peso que alguien pueda tener. Y la hermana...no se si la podré volver siquiera a ver.

En fin, paremos a aquel taxi y vayamos al hospital mientras pienso en algo. y hago señales a un taxi que casualmente se acerca.

Cojeando y ayudado por Ms. Pitt, Mr. Fuld entra en el coche.

Tras una visita al hospital mas cercano, y una breve espera en la atestada sala de urgencias, donde limpian y cosen bien la herida del hombre y le obsequian con una factura algo cuantiosa como recuerdo de su visita.

Hacia las 2 de la mañana ambos conseguís estar ya en vuestras respectivas casas, agotados por las experiencias vividas pero sin estar muy seguros de poder conciliar el sueño, al menos sin pesadillas, después de los acontecimientos acaecidos la noche anterior.

¿Algo especial para el día siguiente? ¿Esperar a ver los diarios? quizás haya alguna referencia en el diario de la tarde, en el Evening Standard.