Sin embargo, James sigue con la mirada perdida. Aunque después de un rato pone una mano sobre una de las de Eri, como muestra de agradecimiento, esta batalla se estaba llevando a demasiados de sus hijos.
Cuando Erica se encoge por el dolor, la pena de James queda automáticamente en segundo plano.
Sin pensárselo, gira sobre sí mismo y abraza a la muchacha que es su hijo contra su pecho.
Estoy aquí, Eri. Estoy a tu lado y pase lo que pase, volveremos y nos reuniremos una y todas las veces que hagan falta. No estás solo.
... También puedes querer darle tú el beso... mamá.
- Jejeje - Eso sacó una risa ligera de James, quien te mira con una sonrisa en los labios.
Creo... que él lo agradecerá más si el gesto viene de ti, Eri.
En su espacio personal, James te rodea.
Puedes sentir su presencia y ese leve perfume que atraería a cualquier mariposa en su pelo. Un quedo susurro.
- No dejes que la ira te controle - Sonríe - recuerda... que todo en este mundo se basa en el placer... incluso cuando se trata de destruir algo para proteger lo que quieres, todo se basa en el placer.
Si quieres... puedo hacerte una demostración y traerte su corazón. Solo necesito tu aprobación, hijo mío...
Gracias por tu apoyo...
Ella sonríe, aunque su cabreo es más que evidente aún, también lo és su autocontrol.
Aún tiene tiempo para explicarse. Disfruto con la destrucción y la destruyo con el placer. Es... Raro, pero estoy cabreada... Él se suponía mi amigo, mi hermano, y... Míralo.