Partida Rol por web

Tras unos momentos de dudas finalmente decidisteis bajar por aquella trampilla. Hacerlo era sencillo, quizá subir no lo seria tanto, pero sería un problema de cuando volvierais.

De esta forma caísteis a aquel nuevo corredor que distaba mucho de lo que habíais visto de los inferiores de la casa, a diferencia de los anteriores, todo el corredor estaba labrado en tierra y arena dura, siendo sostenido por algunas vigas y travesaños cada cierto recorrido.

El pasillo era largo, muy largo y parecía que no acababa, o al menos así lo pensasteis hasta que tras muchos minutos caminando en aquel angosto camino en línea recta finalmente llegasteis a una sala mucho más amplia y de varios metros de altura. Esta amplia sala en de forma rectangular tenía muchos corredores como por el que habíais llegado y en el suelo y algunas paredes había cajas  de madera y pales vacios.

Aquello parecía un almacén, uno muy grande y enterrado, pero algo os decía que hacia ya varios cientos de metros que habíais dejado los sótanos de la casa Eris atrás, el exactamente donde estabais en ese momento era un misterio.

Era muy curiosa Marianne y la idea de conocer aquel lugar, la tentó en demasía. Así que no dudó tras escuchar a Viv, descender mientras se dejó el farol para que Aranis las encuentre. Además al ser muy atlética por su entrenamiento, no le costó bajar y esperaba ayudar a su compañera para ello. 

Incluso cuando se ofreció a iluminar su arco, asintió aceptando recibir la magia en su arma. 

—Claro, no hay problema. Es una buena idea—dijo con una media sonrisa mientras observó los alrededores—. Da la impresión de ser un almacén, tengo ganas de descubrir que más se puede encontrar en esta casa. Siempre tiene sorpresas. 

Sin más, iniciaría la marcha una vez estuvieran preparadas. 

¿Qué zona? digo extrañado ¿A qué se refiere esta mujer? pregunto a mi compañero. ¿A donde me has traído Lance?

Me quedo sin saber qué contestar ante tal situación. Parece que estemos yendo por o hacia algún tipo de barrio poco respetable y me quedo mirando a todos esperando a ver cómo reaccionar respecto a encontrarnos con los que insinúan ser la chica bestia a la que Lance descubrió siguiéndonos.

Para no meter la pata por si fuera algo a lo que Lance no quisiera darle importancia me quedo en silencio y simplemente espero.

Dando un nuevo bocado a una brocheta de carne, Lance miraba con visible incógnita a los dos que acababan de aparecer, reconocía a la peliazul de la selección de integrantes pero no tenía ni idea de quien era el otro. Así mismo, con un solo vistazo el enano podía entender que ni el mismo sabía a donde estaba andando, o al menos no lo sabía hasta ahora.

-…¿Estamos hablando de “ese” tipo de lugar?- Como si finalmente hubiera entendido a que tipo de lugar se dirigían esbozo una pequeña sonrisa picara hacia el rubio y este le respondió con otra de vuelta a forma de asentimiento- Mira que bien Gerda, este amable hombre se ofrece a hacernos de guía por la zona a cambio un poco de charla, así no nos metemos en sitios peligrosos.- Mientras decía aquello se acercó al hombre y le echo el brazo por encima para apartarlo de la peliazul- Tranqui peliazul, nosotros vigilamos que no se meta en sitios raros.- Un habitante de Orario que visitaba “ese” tipo de lugares les llevaría a algún sitio interesante, o eso le decía su instinto.-¿Quien dices que eres?

—Gracias, pero no te preocupes, creo que puedo sola.
Luego de que Marianne desciende, le lanzo la cajita a sus manos para que la atrape y así poder también bajar yo. Con cuidado, despacio, me siento en el suelo, luego me dejo caer hasta quedar agarrada del borde y me suelto.
—Auchi...
Aterrizo de pie, que aunque haya flexionado las piernas para amortiguar, me quedan brevemente entumecidas. 
—Parece que ya no estoy tan en forma —digo con algo de vergüenza—. Lo siento.
Y suerte que pude conseguirme estas botas, esto con los tacos hubiera sido lastimoso.

—Mmm... sí, pero creo que ya hemos dejado de estar en casa "casa", llevamos un tramo muy largo en línea recta. Llevamos casi diez minutos andando, así que... mmm... —Me llevo el índice a los labios mientras calculo, concentrándome con ls ojos cerrados—. ¿Habremos recorrido cerca de ochocientos metros? Ju, aún no me he tomado el tiempo de memorizar el mapa de Orario, pero bueno, de ninguna manera íbamos a saber esto de antemano, ¿no? Así que el a dónde iremos a parar será un misterio.

Al llegar al almacén veo si por ahí no hay antorchas o algo para encender y que se pueda tener una mejor visión del lugar. 

—Mira, Mari, todas esas salidas —comento, señalándolas—. Seguro que llevan a diferentes lugares en la ciudad. Eso significa que nuestra casa está conectada a una red de a saber qué cosas, ¿no te parece curioso?

Mientras sigo pensando, me acerco a algunas de las cajas para husmear, paseando de un lado a otro del almacén.
—¿Será una vía de escape? ¿O los usarán para transportar bienes? ¿Quizás... ...
Hago una pausa, cerrando los ojos con fuerza.
—Ya estoy hablando demasiado de nuevo, perdón.

La mujer peliazul arrugo el ceño enfadada ante la pregunta de Lance, pero antes de que pudiera contestar, su compañero ya había hablado.

—Para nada, no es “ese” tipo de lugar, si no de cualquier otro tipo de lugar...—Miro un momento a su compañera que parecía estar a punto de hablar antes de continuar.—Pero si nuestra querida Asfi no quiere que vayamos a ese tipo de lugares, no vamos a decepcionarla ¿No chicos?

Cuando hizo aquella pregunta y giro su rostro hacia vosotros os guiño el ojo sin que su compañera pudiera verlo. Aquello fue continuado con la afirmación del guerrero de que no dejaría que entrara en sitios raros a lo cual la peliazul puso los ojos en blanco durante un momento.

—Vas a hacer que me arrepienta realmente de no haberme ido con Eris.—Dijo mientras se daba la vuelta y se marchaba andando dejándoos solos.

Ante aquellas palabras, el rubio se había llevado la mano al pecho como si aquello le hubiera provocado dolor, pero por la sonrisa que tenía en el rostro podíais identificar que todo era una actuación.

Cuando finalmente os quedasteis solos el rubio se giró ante la pregunta de Lance.

—¿Yo? Una simple persona de la ciudad al que le gusta disfrutar de la vida.—Dijo mientras separaba su cabeza para ver los movimientos de compañera y como finalmente desaparecía de vuestro campo visual.

Cuando aquello ocurrió su sonrisa se ensancho y se volvió a dirigir hacia vosotros.

—¿Preparados entonces para ver la mejor parte de la ciudad para dos hombres jóvenes como vosotros?.—Dijo mientras al igual que había hecho lance ponía su brazo por el hombre y le instaba a seguir por la calle de la que hace un momento venia.

Habiendo llegado a aquella sala, no quedaba mas que explorar que era lo que había allí y a donde se dirigirían la gran cantidad de pasillos que salían de allí. Si bien la abertura era parecida, el camino que continuaba por su interior parecía diferente en cada uno de ellos.

Algunos parecían empezar pendientes tanto hacia arriba como hacia abajo, otros parecían ser terreno llano como por el que habíais llegado, cada uno tenía un ancho diferente del resto siento algunos de ellos con varios metros de ancho y otros con escaso medio metro, eran claramente diferentes incluso en el modo que habían tenido de apuntalar el techo de vuestras cabezas.

La gran sala en la que estabais estaba construida por un armazón de madera de tres grandes pilares que surcaban el techo y paredes, en las cuales podían verse antorchas, por desgracia, de las seis que había en los grandes pilares, solo 2 parecían estar en condiciones de poder ser encendidas.

Las cajas de madera las que Vivienne se acercó a husmear parecían estar todas vacías, pero por otro lado, no parecían en mal estado, la madera no estaba deteriorada ni carcomida por el tiempo.

Nieve mientras tanto parecía haber decidido también husmear el lugar, pero antes de que ninguna de vosotras escuchara nada, el joven lobo alzo la cabeza alerta y enfoco su mirada hacia un pasillo en concreto. Quizá la maga no fuera consciente de que ocurría, peor la exploradora que se tanto tiempo llevaba con el can podía identificar claramente lo que ocurría. Alguien venia por aquel pasillo… Y no era el mismo por el que habíais accedido vosotras.

Viv no paraba de hablar, estaba erre que erre y en ese momento Marianne comenzó a evadirla por defecto. No me gustaba ser así con la maga, pero es que a más palabras la exploradora se agobiaba y no podía estar atenta a ello, era demasiado. No obstante como ambas habían descendido y Nieve también, fue una buena oportunidad para explorar. 

Ella notó que algunas antorchas se podían encender pese a ser pocas y le indicó a su compañera de comenzar a hacerlo juntas mientras vio que tenían delante suyo un montón de caminos y pensó si de alguna manera las casas estaban conectadas por un túnel subterráneo. De todos modos estaba muy callada, pendiente más de lo que sucedía en el entorno. 

Más aún cuando Nieve le advirtió de una presencia y rápido le hizo un gesto a Viv para que quede en silencio, alguien se estaba acercando. Así que preparó su arco mientras lo esperaba. 

No entendía nada. No sabía de qué tipo de lugares estaban hablando. "No es “ese” tipo de lugar, si no de cualquier otro tipo de lugar"... ¿Qué miércoles significa eso?

sin saber muy bien en qué me estaba metiendo, pero con una inmensa curiosidad por saber a donde nos podría llevar esta experiencia, decido encogerme de hombros y soltar a gritos mirando a la "peliazul" que se aleja: NO SE PREOCUPE SEÑORITA, YO LES CUIDO. y acto seguido mirar al hombre que supuestamente iba a hacernos de "guía" y añadir en un tono más comedido Entonces... ¿A donde nos guías? mientras les sigo, sin muchas esperanzas de obtener respuesta.

-Bien hombre misterioso, tu muestranos el lugar, aunque creo que me va a faltar dinero para disfrutarlo de verdad.-Si bien quería que lo llevasen a algun sitio interesante no estaba sobrado de dinero y no era su intención quedar endeudado nada más empezar su vida de aventurero.- Y vigila al enano, si alguien se va a meter en un lio él tiene más papeletas.- Con una mirada hacia atrás y aquella ligera burla estaba claro que dudaba de quien vigilaba a quien.

—Lo que me inquieta es que esa trampilla no estaba bloqueada —le digo a Marianne mientras husmeamos—. Cualquiera que sepa por qué túnel se llega a casa, podría ir y meterse.

Con el gesto de Marianne me llevo las manos a la boca y asiento varias veces. Me las quito despacio, mientras voy acercándome a ella y desenfundando en silencio el estoque que me acababa de comprar en la mañana. Con un gesto de la mano libre hago aparecer una plataforma mágica que sólo yo puedo ver y permanece flotando a mis espaldas. Sobre ella dejo la cajita que encontramos.

Luego voy y me pongo junto a Marianne, en guardia y sin decir nada. Puede notar entonces que mi expresión relajada y alegre ahora se ha vuelto más seria y concentrada.

Tras unos momentos de tensión mirando hacia al oscuridad del túnel al que Nieve se había quedado mirando finalmente empezasteis a escuchar pasos. Era más de una persona, eso seguro y se podía escuchar como llevaban una charla animada con alguna que otra risa.

—Entonces todo fue sin miaumplicaciones ¿no?.—Se escuchó la voz de uno de ellos que parecía tener un acento muy marcado de los hombres gato y su voz era suave, no podíais identificar si era un hombre o una mujer.

—Bueno, si no mencionamos que el tipo quiso probar el producto antes de marcharse si, sin complicaciones.—Respondió una voz femenina mientras otra masculina parecía reir ante el comentario.

—Miau, ¿Llego a hacerlo?.—Pregunto el primero intrigado.

—¿Qué si lo hizo? .—dijo la mujer riendo.—Claro que lo hizo, ¡El muy idiota! ¿Quién se supone que compra algo como eso y dice que quiere probarlo allí mismo?.—Agrega soltando una carcajada bastante sonora.

—¡Tuvo que salir corriendo después de pagar hacia el barrio rojo!.—Dice la tercera voz riendo, una voz masculina rasposa.— Me pregunto qué cara pondría cuando llego allí y viera  todo cerrado…

Por las voces que escuchabais eran tres las personas que se aproximaban, probablemente jóvenes. Podíais ver como el pasillo por el que venían empezaba tenuemente a iluminarse.

—¿Y tú? ¿Qué tal te fue con el rubiales? ¿Estaba realmente perdido o estaba husmeando?.—Pregunto uno de los jóvenes.

—Miauncreiblemente estaba perdido. Parecía una presa fácil, así que le propuse por si quería ser el sustituto de Tom.—Informo el gato.—Parecía tentado así que lo mismo tenemos noticias suyas en “El cebo” miaus adelante y…

Su voz se detuvo en cuanto hubo contacto visual con vosotras y en el mismo momento que ocurrió hizo parar a sus compañeros. Con ahora ellos alli delante confirmabais que eran tres personas.

El que parecía el líder, un humano-felino el cual, si bien parecía un hombre tenia un rostro bastante andrógino frunció su ceño levemente al veros armadas esperándoles.

—¿Algún miauproblema señoritas? Parecéis perdidas… y bastante agresivas estando en casa ajena. — Formuló mirándoos fijamente pero sin hacer ningún movimiento brusco, posiblemente por el arco apuntándoles.

Su mano derecha estaba abierta y extendida hacia un lado, quizá haciendo una seña a sus compañeros para que no hicieran ningún movimiento.

El hombre miro durante un momento a Gerda antes de sonreir.

—Procuraremos que nadie le de papeletas entonces.—Dice resulto antes de que la pregunta de Gerda ocurra.— A donde guiaros eh, quizá eso es una buena pregunta.—Dice mientras os hace andar hacia delante hasta un cruce de calles.

—Veamos, si seguimos adelante por aquí llegaremos al barrio rojo, un lugar donde un hombre como tu puede cumplir casi todos los deseos locos que tenga.—Dice mientras le pone la mano en el hombro a Gerda. A diferencia de muchos otros, desde que se había dirigido a vosotros no había dudado en el sexo de Gerda en ningún momento.

—Si giramos hacia la derecha llegaremos al distrito del juego, quizá una pequeña suma de dinero se convierta en una fortuna si hoy eres afortunado… sin mencionar todos los placeres y fruslerías que puedes encontrar allí.—Dijo mientras avanzaba un par de pasos y se giraba hacia vosotros.

—Y si vais hacia allí…—Dijo señalando el ultimo y tercer camino haciéndose el misterioso.—Bueno, por allí hay un parque. No es el lugar más interesante.—Se encogió de hombros sonriendo.

—Lo sé y lo tengo en cuenta. 

No dijo nada más, siguió con su arco apuntando hacia donde miraba Nieve mientras iba avanzando paso a paso. Estaba un tanto tensa, más cuando escuchó algunas voces y varios pasos, no era una sola persona. Esto la impulsó a mantener más la atención mientras los que estaban allí comenzaron a tener rostro, apariencia. 

Sin dudar se quedó quieta apuntando al que parecía el líder mientras les hablaba. 

—¿Casa ajena? Es abajo de nuestra casa esto... —dijo a modo de respuesta y agregó—. ¿Quienes son? ¿Qué hacen aquí?

Observo cada opción que da escuchando, sobreanalizando quizás, todo lo que dice...

"Para empezar no entiendo lo que dicen Lance y el hombre-guía de las papeletas, ¿Será que tengo que tener cuidado de no tomar nada de lo que me den esta zona? Por si acaso mantendré mis manos en los bolsillos, así nadie podrá darme nada.

Todo indica que esta persona ha investigado sobre los nuevos integrantes de la casa Eris. Alguien de su grupo estaba en la prueba y parece que es integrante de la casa que nos hizo seguir en la mazmorra. Así que también es probable que nos hiciera lo mismo por la ciudad, donde es más fácil aún camuflarse entre el gentío o los tejados. A fin de cuentas, ha afirmado categóricamente mi sexo sin dudar, algo nada fácil dada mi complexión e historial.

Respecto a lo de los deseos locos... lo dudo. Mis deseos no es algo que nadie pueda conceder sin más, pues es imperativo que yo mismo los gane por mi mismo." Miro a mi compañero con tono de duda "Pero ¿Qué hay de Lance?, no sé cuales son sus deseos. ¿Él querrá ir para allá?, ¿Podrían concederle la fama que busca sin más?"

Con las manos en los bolsillos alcanzo a abarcar todo el dinero que me queda. De seguro, por muuucha suerte que tuviera, no iba a hacerme rico ese día pasara lo que pasara. Y tampoco podía pagar por placeres o incluso por fruslerías.

Al mirar el parque, me quedo pensando en el jovencito Vilfain "Puede que sea un lugar al que le gustaría ir en una próxima internada por la ciudad. Aun que si hay que pasar por zonas poco recomendables quizá no sea una gran idea".

Tras estar inmerso en mis pensamientos, cuando me doy cuenta, Lance parece que va a hablar y yo me quedo mirándole simplemente aceptando acompañarlos a lo que decida.

—Mari, no —le digo a ella, preocupada por la situación—. Recuerda que ya no estamos en casa, en realidad.

Los miro a ellos ahora, guardando el arma y poniendo las manos abiertas y vacías delante.
—Por favor, no queremos líos. Estábamos limpiando el sótano y encontramos una trampilla escondida y nos metimos para curiosear y... em... bueno, tras un túnel muy muy largo, acabamos aquí. ¡Pero no somos ladronas!

Se empieza a notar que estoy temblando, me he puesto muy nerviosa.

—No estamos del todo perdidas, sabemos cómo regresar. Lamentamos mucho la intromisión y nos iremos si estamos molestando.
Digo aquello inclinando la cabeza, juntando las manos en mi regazo.
—Evitemos los malos entendidos, ¿sí? —Vuelvo a levantarme, poniendo la mejor sonrisa que me salga.

Pudisteis ver claramente como el líder enarcaba una ceja ante vuestras palabras, peor no tuvo problema en replicar a la contestación a la exploradora.

—Dudo que estemos debajo de tu miauogar y, aunque fuera el caso, no quiere decir que sea tuyo. Ademas, no pienso responder las preguntas de alguien que esta miaumenazandome con un flechazo.—Respondió claramente molesto por la situación.

Quizá por las palabras de la maga el semblante del joven se relajó levemente finalmente se encogió de hombros.

—Eso díselo a tu miumiga, que baje el arco si no quiere pelea—Exigió el joven señalándoos.—Ademas, miaumporta bien poco que hacéis aquí, como habéis llegado o quienes sois. En otro tipo de situación haría la vista gorda…

Su mirada se afilo durante un momento pero sin miraros a vosotras, si no lo que teníais detrás, donde las cajita de esferas que habíais encontrado estaba flotando en el aire en aquella plataforma que la maga había conjurado.

—Pero si estáis robando miau… No puedo hacer la vista gorda o el jefe se pondrá furioso con miausotros. Dejar eso aquí y nadie saldrá herido.— Dice mientras señala ahora la cajita que habíais encontrado.

Había plasmado una amenaza bastante clara. Si querías salir de allí sin pelear teníais que dejar aquella cajita que habíais encontrado.

—E... ¿Eh?
Ahora frunzo yo el ceño, sin dejar de estar nerviosa.
—No, esta cajita sí que la encontramos en nuestra casa, nos pertenece —le reprocho al muchacho bestia, ya con un atisbo de enfado—. Eres tú el ladrón si nos la quieres quitar.

—Mari, por favor, baja eso, no haces más que empeorar el malentendido —murmuro a mi compañera, sin apartar la mirada de los ojos de este chico.
Una cosa es destruir monstruos, pero... ¿Pero personas? No quiero lastimar personas.
—Nos iremos y olvidaremos todo esto —continúo, poniendo delante de mí mis manos vacías—. ¿Verdad, Mari? ¿Sí?

No puedo parar de temblar. Es en serio, por favor, no hay ningún motivo para la violencia.

En la encrucijada Lance observó los tres caminos pero no le costó demasiado decidir cual sería su elección, y puesto que el enano no parecía tener especial interés en ninguno de ellos no se corto en decidir el rumbo por si mismo.

-Ir sin dinero al barrio rojo sería una descortesía para las señoritas, asique danos un paseo por el de juego a ver como se lo montan en la gran ciudad – Lo había comentado con tono de broma, sin embargo era un comentario serio el echo de que no quería pasearse por el distrito rojo para que las “honradas” trabajadoras de la zona intentaran pescarlo sin posibilidad de éxito.- Pero en serio estos no son el tipo de lugares en los que puedas pasarte el día entero, a no ser que estés forrado o jodidademente endeudado..- Recordando las palabras de la peliazul el tipo parecía pasar mucho tiempo allí, lo cual indicaba cierto poder adquisitivo y la sospecha de que se movía en asuntos turbios...si lo segundo era el caso ya llevaba dos tipos de esa clase en un día.

Marianne frunció el ceño pero rápido le hizo caso a su compañera porque el líder gatuno no estaba de buenas y tampoco quería iniciar una guerra. Así que bajó el arma y guardó su flecha, más que nada dando a entender que estaba todo bien, por ahora. 

—¿Quiénes son ustedes?—dijo en un tono firme y agregó—. Cómo dijo ella, no dejaremos algo que es nuestro. Ahora que no hay armas de por medio, quizás sea mejor que se presenten. ¿No?