Partida Rol por web

Me como lo que me sirvan abstraido en mis pensamientos y en mis reflexiones. Dándole vueltas al asunto del veneno y de las posibles motivaciones. Todo el asunto me inquieta y me perturba, así que intento seguir las enseñanzas de meditación del templo y me concentro en algo pequeño. En los granos de arroz de mis palillos, y poco a poco, por capas, voy ampliando mi consciencia a lo que me rodea. Buscando un poco de paz en todo lo que está ocurriendo y olvidando por unos instantes mi papel en todo este juego de poderes.

No me queda más que esperar mi momento. Y rezar a las Fortunas.

Tras la cena unos criados recogen los cubiertos y rapidamente desaparecen de la sala. Tras unos momentos de silencio y agradecimiento a los kamis la vos de Hoturi vuelve a resonar en las paredes. Bien, selectos compañeros. Este es el ultimo momento para que el que tenga algo que decir aprobeche para dar su opinion y comparta su sabiduria con el clan en este momento tan extremadamente delicado.
Agradezco de antemano su colaboracion incondicional. Mizuke sama dirigira a los sugenja mientras que yo mismo acompañare a nuestro compañero kakashi-sama es sus pesquisas. Si es qe no resulto un estorbo.

Por favor, Hoturi-sama, su compañia es algo que no se debe despreciar en ningun caso. Aunque quizas en ciertos momentos deban permitirme emplear mis propias artes en solitario.
La concurrencia espera unos segundos, si nadie interviene se cierra la sesion, y se forman los grupos que actuaran por separado. Puedes ver como el dragon lleva aparte a la hija del Daimyo y habla con ella en susurros.

Sin que me pase desapercibido el gesto de Kakashi-sama, espero impaciente las órdenes de Mizuke para comenzar nuestra parte en el improvisado plan.

Os reunis en un extremo de la sala y comenzais a hablar. ES un placer trabajar con vosotros. ¿Cual crees que seria el ejor modo de actuar? Mizuke os mira inquisitivamente. Debemos saber adonde ir y despues a que kamis preguntar, como sabeis lo mas dificil es elavorar la pregunta correcta para cada elemento, sino resultara completamente inutil.

Observo con detenimiento a mis compañeros de escuela y medito brevemente sobre la pregunta. Ya que soy el menos experimentado de los presentes mi respuesta debe estar medida para no quedar en evidencia.

-Ya que sabemos que fueron envenenados, debemos saber cómo y por quién. Si dispusiéramos del cuenco, y de algo de algún resto del veneno en él vertido, podríamos conseguir muchas más pistas, preguntándole a los kamis de la tierra del cuenco, que son precisos y ricos en detalles, cómo era la persona que vertió la ponzoña. De no disponer de estos objetos, preguntándole a los kamis del aire podríamos adquirir alguna pista de si era hombre o mujer, y qué colores llevaba. Los kamis de tierra de la cocina también nos pueden ayudar en eso.

Me froto el mentón de manera inconsciente pero pronto retiro la mano al darme cuenta de mi gesto poco medido.

-En el cuenco o la cazuela la pregunta más adecuada sería: ¿Qué dos personas vertieron contenido? Porque si preguntamos por una corremos el riesgo de que nos respondan sobre la cocinera. O: ¿Cómo eran las dos personas que arrojaron contenido? Y luego podemos preguntar a los kamis de tierra de la cocina: ¿Qué o cómo eran las personas que se acercaron?

Mizuke asiente. Estoy de acuerdo con Saizo-sama. Pero debemos tener en cuenta que no sabemos si el veneno fue vertido sobre el cuenco del Té, que obra en nuestra posesion, o la cazuela, la cual frego la cocinera la pasada noche, por lo que no hayaremos nada en cuanto al contenido. Une sus manos en un gesto que podria considerarse de meditacion. El aire es poco claro, por lo que sera nuestra ultima opcion. Orawa-sama, ve a la cocina y habla con la cocinera para informarte del lugar donde cree que fue vertido el veneno. Nosotros iremos a las celdas a tratar con los kamis que en ellas moran. Nos reuniremos en media hora. Te invita a caminar junto a ellos hasta el pasillo, donde vuestros caminos se separan. Saludan cortesmente y dan media vuelta para marcharse. Confiamos en vos, Orawa-sama, habeis demostrado gran sabiduria y sagacidad. Que este todo preparado a nuestra vuelta.

Asiente antes de despedirse de sus superiores.

-Cumpliré con mi tarea.

Sin fallos. Sin temor al error o al fracaso, me encamino en dirección a la cocina, siendo extrañamente consciente de todo lo que me rodea. La mirada de Mizuke, el sonido del viento fuera del castillo, los silenciosos pasos por los intrincados corredores, la textura de la tarima, el tenue baile de las luces... Nada se me escapa, excepto el por qué y el cómo de todo lo que ha sucedido.

Entro en la cocina sin esperar a que me den permiso, yo soy de la casta samurai, y busco con la mirada a alguien.

Ves a una cocinera de espaldas, revolviendo una gran olla. Una joven ayudante te ve y con cara de sorpresa se postra en el suelo. La cocinera, al darse cuenta gira su rollizo cuerpo y te mira por un segundo. Luego, al igual que la otra se postra en señal de respeto.
Saludos samurai-sama. A que debemos el honor de su visitaa. ¿Necesita alguna cosa?

Entro con tranquilidad, esperando no perturbar a la cocinera, y muchos menos incomodarla. Le ofrezco una sincera sonrisa de amabilidad que enmascara ligeramente la preocupación que me invade.

Saludos y disculpe mi interrupción. ¿Es usted quien sirvió la comida a los presos?