El infierno seguía rugiendo a nuestro alrededor, vomitando engendros y engullendo almas como si no hubiera un mañana... y la de Oscar no hizo más que engrosar el cómputo, por mucho que fuer Isaias, en un acto de compañerísmo, quien le ahorrara los últimos agónicos segundos. Quedábamos tres pues, el resto eran ya pasto del olvido, y todo apuntaba que o hilábamos fino o seríamos los siguientes... en especial cuando la ametralladora pesada empezó a escupir su letal munición sobre todo cuanto se movía.
Por el momento no habíamos entrado en su rango de acción, pero era cuestión de tiempo que se fijara en nosotros, en especial si poníamos en marcha el camión
Liberé a Dante de la presión de dos de aquellos engendros que tenían intención de hacer un ágape a su costa, y me cercioné de que Isaias llegaba hasta nosotros, con la cara compungida por el dolor de haber tenido que acabar con Oscar y la presión creciente de la situación que nos envolvía
No tuve dudas al respecto. Había que silenciar la ametralladora pesada de algún modo
¡Isaias!- le grité para llamar su atención entre la cacofonía reinante - ¿Te ves capaz de acabar con el tirador?- pregunté mientras flanqueaba el avance del sudoroso Dante - Si no lo ves claro... yo me encargo, pero tendrás que cubrir a Dante
Si Isaias no se veía capaz de lograrlo a la primera lo mejor era no llamar su atención y seguir cargando el camión; yo me encargaría de el tirador a la vieja usanza. Acuchillándolo por la espalda; me infiltraría a toda prisa, cuchillos en mano para no hacer ruido, evitando en la medida de lo posible todo enfrentamiento hasta alcanzar el edificio donde se encontraba.
No me esperéis; cuando empiece a barrer la zona arrancad y largaos, os abriré camino... llegaré hasta vosotros antes de salir de este infierno, no pienso quedarme aquí a tomar el té- les diría antes de partir
Una vez en el edificio sopesaría la opción de subir por la propia fachada, empleando salientes, grietas, desagües y cualquier posible asidero, a fin de evitar el camino más concurrido y seguramente vigilado, para emerger de improviso y silenciar la ametralladora.
Si lograba llegar hasta la ametralladora me dedicaría durante unos segundos a limpiar la zona cercana al camión, así como la posible ruta de escape, antes de inutilizarla* y bajar a toda prisa con la cuerda sintética, dejándome caer al suelo para acelerar la bajada cuando estuviera a una distancia prudencial del suelo y así poder seguir corriendo hacia el camión.
Si podía quitarle alguna pieza vital y lanzarla al vacío así lo haría, sino la despeñaría directamente o, en caso no poder, emplearía la última granada explosiva para hacerla volar por los aires
Isaías se detuvo un instante frente a Andriel. La guerrera estaba empapada en sangre de arriba a abajo, y su aspecto era más parecido al de una bestia de las que los rodeaban que a la mujer que conocía.
Fue consciente de que no podía estar seguro de acertar. Sus manos, su cuerpo entero, temblaba. No estaba en condiciones. Y no era el momento para hacer el gilipollas. Negó con la cabeza.
-Ayudaré a Dante. Córtale los huevos a ese tipo y regresa de una pieza.
Sin duda uno de los peores momentos de tu vida, como no podia ser de otra manera. Eagle, conocias al bastardo desde hacia ya un tiempo y aun asi, aun con toda la mierda por la que habiais pasado, se iba. Lo notabas, lo sentias en su cuerpo, en su mirada, en esa leve sonrisa atontada que puso hacia el final mientras un abrazo tuyo le obligaba aescupir algo de sangre que mancho sus labios, porque ya daba igual... esa bestia se habia empleado a fondo y ya no quedaba apenas vida en el vaso de tu amigo. Si, amigo, quien coøo se atreveria a tener uno de esos en esta mierda de mundo. El mango era mas aspero de lo que recordabas, la hoja mas dificil de clavar y aun asi, con todo el peso de tu alma sobre ella acabo hundiendose hasta la misma empuñadura y la poca vida que quedaba en sus ojos se apago. Un acto de misercordia y piedad en un mundo donde no existian ninguna de las dos.
Dejaste el cuerpo, a tu manera, habia sido la despedida mas emotiva desde hacia años. Tu cuchillo cotro a un chino, la sangre de su yugular te alcanzo, tu arma vomito plomo y otro cayo mientras alcanzabas ya a la parejita. Andriel cmo siempre dando ordenes, no podia ser de otra manera, la asesina era asi y dificilmente merecia la pena intentar cambiarla. Ella se encargaria de la ametralladora, tu cubririas a Dante, pero en cuanto el bonito culito de la rubia desaparecio, te diste cuenta de que si solo le cubrias no ibais a acabar en vuestra puta vida. Asi que con el arma cerca, ambos os pusisteis a cargar... y la Diosa Fortuna, esa zorra avariciosa en almas y vidas, ademas de oro y balas, os sonrio por esta vez, tras arrebatar la vida a Oscar que menos podia hacer. Durante los proximos minutos pudisteis cargar de todo, a pasos pesados, dificiles algunos, mientras el peso de las cajas se unia al cansancio fisico y psicologico sin contar que seguiaias metidos en medio de una zona de combate de locos.
Sudando, cansado y con la mano ligeramente temblorosa por la tension de la ultima caja os asomasteis apra ver que solo quedaban tres cajas, pero una de ellas ibais a encesitar ayuda de los mismos Dioses para moverla. Dante no dudo, saco un par de tubos de su pantalon y los rocios sobre la caja. Su sonrisa, exenta de casi respiracion por el esfguerzo que el bastardo estaba haciendo te dejo claro que eso iba a ser un bumb en toda regla. Una ultima caja, solo una... y a esperar a que la maldita loca de Andriel os alcanzara. El ruido de la ametralladora se apago y Dante te urgio a subir mientras él conducia... pues con esta ultima silenciada, el mismo infierno blanco venia a por vosotros. las bestias habian ganado, diezmadas mas alla de cualquier recuperacion posible, habian lanzado el ataque ams devastador y los chinos estaban pagando sus ganas de seguir teniendo un lugar llamado casa. Desde el asiento del cpolito las vistes llegar, en marabunta, mientras Dante, apretaba ela celerador y no paraba de mirar en busca de una rubia... de nuevo, tocaria abrirse paso, pues la Diosa Fortuna ya os habia concedido suficiente tiempo.
Tomaste una decision, simple, sencilla y directa. Habia que silenciar ese arma y habia que hacerlo lo antes posible, antes de que se diera cuenta de cierto camion que estaba cargando propiedades mas que valiosas y cuando eso ocurirera, el vehiculo y los dos hombres que habias dejado atras dejarian de existir en una lluvia que ma sbien apreceria un monzon de balas. Corriste, notando la humedad en tus piernas, cuando tus botas pisaban alguno de los mil charcos que habia repartidos por la plaza. Sangrek, agua, sudor y otro liquidos que era mejor ni pararse a identificar. EL rugido del lugar era como el de una orquesta compuesta por todo lo malo, y tu conocias cada uno de los tonos, cada una de las canciones, los gritos de raibia, los de odia, los de dolor, gruñidos sin sentido, las lagrimas y la acidez en las palabras que salian de los labios de mil gargantas que desconocias y todo eso, te daba igual pues solo uno de los instrumnetos era importante. La ametralladora.
Uno de los edificios atrajo tu mriada, la construccion tenia muchos puntos de anclaje, que alguien con tus aptitudes aprovecharia sin ninguna duda. El metal oxidado, la madera, el plastico duro fueron unos pocos de los materiales que tuviste que tocar en tu ascenso por la fachada, en uno de los momentos tu mano resbalo sobre lo que parecia sangre. Tu cuerpo quedo en vilo, sujeto con una sola mano, gruñidos, rabia y voluntad te auparon de neuvo mientras un reguero de sangre fresca caia sobre tu pelo y cubria parte de tu rostro. Por el sonido estabas por encima de donde estuviera la ametralladora. Abriste una puerta, pues aun con todo la quietud, la tuya era importante pero lo que alli viste cambio las tornas rapidamente. Dos de esos bichos blancos alimentandose de un cuerpo. Tus cuchillos aparecieron, acero en las sombras, mientras unas garras rojas se giraban con unos rostros cubierto de trozos de carne y visceras humanas. El baile fue veloz, mucho, incluso para ti, notaste que estas bestias eran algo mas en ciertas formas y aun asi, cuando tus piernas tocaron el suelo, las dos criaturas estaba abiertas en canal, tu mejilla tenia un par de arañzaso elves y tu costado derecho tambien, pero habias salido medianmente indemne... sin contar todo lo que ya llevabas encima.
Con un gruñido te pusiste en marcha, ese ultimo golpe aparte de la herida del costado te habia dejado ligeramente tocada la pierna y aun asi al asomar tras un par de giros dentro de edificio, lo viste, apenas un par de metros por debajo de ti, una posicion defensiva repleta de cadaveres y de casquillos de bala, donde un hombre mantenia la posicion por pura fuerza de voluntad. Las marcas de su rostro, lo idetificaban como uno de la elite y de tal forma ahi estaba manteniendo a raya a un horada de bestias, muy inferiores a las que tu habias enfrentado pero en un numero facil de mas cincuenta. Aun asi las opciones no estaban a favor de nadie, debias matarlo y debias correr... un salto, facil, sencillo pues él individuo no esperaba un asalto desde arriba, tus cuchillas entrando a la altura de la clavicula, hundiendose hasta el corazon mientras en un ultimo gesto de vida, su codo acorazado golpeaba tu rostro, mandandote contra una de las paredes, mientras él caia de rodillas, con la vida escapandosele a una velocidad terminal.
Un rostro ensangrentando, lleno de cicatrices y con los labios de rojo arterial te miro, escupio y dijo algo en chino que sin duda sono a insulto... y entonces un mar blanco se abalanzo sobre ti. Lo ultimo que oiste fue el rugir de un motor de camion y un claxon que pedia a gritos una contestacion... era hora de moverse, era hora de correr y los edificio aprecian la mejor opcion. Pues las olas de blanca muerte iban directas hacia donde tu estabas.*
*Aun no te han visto.
Me separe del resto, de Dante, nuevamente sin mediar palabra. Volvia a mis origenes, a la mujer solitaria y silenciosa. La asesin. En cierta manera me reconfortaba y daba renovadas energias pese al frenetico dia que llevaba; si acababa mal, al menos, seria haciendo lo que mejor se hacer. Mi oficio, la muerte silenciosa.
Con el pulso relajado y las ideas claras, ahora que me habia autoevaluado, emprendi el alocado ascenso hasta el nido de ametralladora subiendo cual lagarto por una de las paredes que guarnecian al individuo. Salientes, vigas y agujeros de bala me servia para ir ganando altura a bue ritmo y, pese a algun sobresalto, lograr colarme en la ultima planta...donde, como no, un comite de bienvenida me esperaba dandose un festin con algun desdichado anonimo.
Apenas no le pense y ambas criaturaa yacian muertas, con el vientre abierto y los ojos en blanco... aunque aquella vez habian logrado alcanzarme.
Torci el gesto, contrariada por notar el leve escozor de las recientes heridas, y prosegui hasta colocarme en posicion
Desde la privilegiada situacion que ocupaba observe como aquel oriental mantenia la posicion él solo, mie tras un mar de albinos enemigos lo acechaban; no habia tiempo que perder o perderia el transporte
Salte, hice una cabriola en el aire para ganar distancia mientras desenfundaba mis cuchillos y, justo al caer, hundi ambas armas en la clavicula del oriental hasta la empuñadura.
Estaba hecho y ahora tocaba huir pero, como hacerlo si tenia frente a mi una jauria de enemigos?
Sin dar tiempo a mas tome el cargador de la ametrallador y le uni las dos granadas que me quedaban; quite el seguro de las dos esferas metalicas y la lance al aire, a media altura, en direccion a los seres que corrian hacia mi* Seria una bomba de metralla letal que barreria una amplia zona
Tras lanzar la bomba casera me anudaria un extremo de la cuerda a la cintura, cogeria el otro y lo ataria a algun saliente firme o, en su defecto, a la propia ametralladora unida al cadaver del chino para hacer de contrapeso.
Tras ello, sin tiempo y con enemigos a la zaga, descenderia por la pared a toda prisa, cortando la cuerda justo antes de llegar para salir corriendo hacia el camion
Ya voy Dante, no os largueis sin mi -pense notando la bilis del miedo a quedarme alli tirada
*La bomba que quede mas bien corta que larga en cuanto a distancia de lanzamiento, que barra a los primeros bichos para darme tiempo a bajar sin nadie molestando
-De puta madre…
Miré lo que se nos venía encima. Pensé, en esos segundos de lucidez diáfana, cuando el tiempo se detiene, el mundo queda estancado, mudo, solo late tu corazón y nada más existe, que, después de todo lo sucedido, y sufrido, y padecido porque eres gilipollas de remate desde que naciste con un golpe en la cabeza, sentí que nunca podríamos contar a nadie que estuvimos a punto de lograrlo. Que estuvimos a nada y menos de salir vivos y con el tesoro de los piratas en el bolsillo.
A nadie le comeríamos la cabeza con nuestra historia. A nadie. Imaginé durante ese breve espacio de tiempo, a la pequeña y sexy Whest, montada sobre mí, sonriendo con la cabeza ladeada, yo dentro de ella, y explicándole como les dio por detrás a los chinos y a las bestias inhumanas de las alcantarillas.
Pero eso no pasaría. No pasaría si no andábamos rápidos. No pasaría si El suertudo de Dante no pisaba el acelerador y dejaba atrás a la maciza guerrera de la carretera Andriel. Dante no lo haría. No la abandonaría.
Yo tampoco. Qué diablos. Nos habíamos divertido. Joder, vaya que sí. Torcí la sonrisa.
-Oye, no te he preguntado. ¿Qué tal esa zorra de Andriel en la cama? –pregunté en plan guasa, son sorna, mientras apuntaba la pistola hacia la horda de rugientes descerebrados.- Acelera, capullo, que estos tíos vienen a por carne, y van a comer más plomo que en toda su puta vida. Pilla a la rubia y larguémonos ya de este agujero de mierda. Tengo una cita con mi chica, y gasta muy mala leche si llego tarde.
De nuevo disculpas, Dark, se me fue por completo la pinza. :/
Una idea arriesgada, lo sabias pero ante lo que se te venia encima, la logica quedaba atras. Apretaste las dos granadas contra el cargador y tras quitar esas dos anillas, saliste corriendo, sintiendo como el halito de la misma muerte, iba con ese lanzamiento corto que habias hecho. Atravesaste una ventana, rodaste y entonces notaste el calor de una explosion simplemente brutal que hizo que el mismo edificioo temblase mientras parecia perder apoyo. Notaste como el suelo bajo tus pues parecian romperse y solo pudiste acelerar y acelerar mas, mientras las mismas paredes buscaban el suelo por efecto de la maldita gravedad.
Pero tu no ibas a rendirte, claro que no, seguiste corriendo por el pasillo, golpeaste las puertas con todo lo que tenias porque la alternativa, era morir ahi dentro, atrapada y aplastada por un edificio. Hasta alcanzar de nuevo una ventana. La atravesaste, sentiste los cristales cortar tu piel sin llegar a nada profundo, pero dejando mas rastro de sangre detras de ti y en un laterla, no muy lejos el camion de Dante e Isaias, que se dirigian a la avenida principal para salir de esta locura. ¿Te esperarian? ¿Lo harian? ¿O te dejarian atras como otros tantos habian hecho? Quizas que lo hiciera Isaias podia importarte poco... pero ¿Dante? Eso quizas doleria.
Atravesaste un balcon, caiste sobre unas planchas de metal mientras corrias con todas tus fuerzas para alcanzar esa avenida, porque era tu unica forma de salir con vida de esta, pues los gruñidos de detras tuya te decian que ya venian, quizas no a por ti, pero si como una horda que avanzaba contra todo y todos.
Los vistes, entonces los vistes, solo una decena de metros, un salto y estarias alli, donde querias... y entonces ocurrio, tu pie rompio una tabla y se quedo atrapado por unos preciosos segundos. Tiraste, tiraste con todas tus fuerzas notando el dolor cuando la desencajaste y al llegar al balcon, el camion simplemente estaba... demasido lejos. Era imposible, que llegaras de un salto. Notaste la bilis subir, notaste la rabia, la ira...
Queda otro post.
Al volante, mirando hacia delante, mirando hacia el lado, buscando a esa maldita psicopata rubia, sin duda no esperaba las palabras de Isaias, que me pillaron por completo fuera de juego. Un volantazo, un chino que se comia el camion, mientras este lo arrollaba, dejando sin duda los bajos de este camion hechos aun mas mierda de lo que ya estaban. - Aun no me la he tirado... con toda esta mierda ¿crees que he tenido tiempo maldito loco? - Aun asi, aunque sin duda todo era una locura, podias ver la sonrisa en sus labios, primero porque se notaba que queria llegar a eso, segundo porque... bueno todos los chaperos estan locos, todos sin excepcion y para meterse en este berenjenal habia que estar como minimo para que te encerarran.
La imagen de Andriel iba y venia, mientras tu no dejabas de disparar a cualquier cosa que se nos acercara, la maldita cabian olia a polvora a base de bien, pero la imagen de la rubia solo aparecia de vez en cuando y eso que no habia demasiado espacio de vision. Entonces vi el momento, el lugar. Ella llegaria, claro que lo haria. Se lo señale a mi compañero. - Ahi, ahi saltara.... es su mejor opcion. Preparate para cubrirla. - Un par de volantazos, esquivar la carroceria de un coche hecho mierda en un lateral que bien podia detener la escasa velocidad de ese trasto que llevabais.
Llegasteis, era el momento, claro que lo era pero la rubia no aparecio, no lo hizo, por mas que te asomaras para matar blanquitos, no aparecio y el camion avanzo hasta casi cincuenta metros antes de que pisara el freno. Ni siquiera te pregunte, simplemente puse la marcha atras. y tire hacia atras. - Dispara como si te fuera la vida en ello... porque es cierto. - Me asome, me asome para verla, alli arriba con esa mirada capaz de matar al mismo Satan.
Lo hiciste, tu pistola no se cansaba, las balas corrian, la sangre se esparcia por el lugar, de un lado a otro, con cada proyectil que impactaba, porque era simplemente imposible fallar... y si lo de hasta ahora te parecia un sinfin, lo que parecia venir detras de Andriel, no tenia nombre. La maldita Parody estab infestada y alguien iba a tener que detener eso... pero no vosotros, no ahora.
Queda un post general.
El camion se detuvo a unos cincuenta metros y Andriel se quedo estupefacta, porque si, porque ese maldito cabron venido de los Infiernos, de pronto hizo marcha atras, sin importarle todo lo que venia detras tuya. Su voz se oyo por encima del tumulto. - Que sepas que para la segunda cita, elijo yo el lugar. Salta. - Habia humor, si el muy cabron debia estar partiendose, mientras el loco del sombrero no dejaba de disparar como si, bueno, le fuera la vida en ello. Pero oye, habian vuelto, si esos dos cabrones habian vuelto... despues de todo.
Saltaste, justo cuando unas garras cortaban el espacio donde antes habias estado. Caiste sobre metal, y rodaste hacia delante mientras el camion se ponia en marcha, buscaste el punto donde podrias cogerte un poco mejor y cubrirte mientras te unias a la lluvia de balas que ya proporcionaba isaias como cobertura.
Desde la cabina, la situacion era otra cosa, el colgado de Dante habia hecho exactamente lo que pensabas, o quizas aun peor. No solo no habia aclerado, sino que habia detenido el camion y echo marcha atras. Si, tenia muchisima gracia, porque ibais a morir ahi dentro, por un sentimiento que se consideraba absurdo en vuestro trabajo... aunque bueno, tu igual lo tenias por Whest ¿no? Las balas, cosa graciosa, teniendo en cuenta vuestra carga, comenzaron a escasear y cuando escuchaste como Andriel caia sobre el metal, metias el ultimo cargador que sono como una sentencia de muerte... una mas en una larga lista, pensaste.
Un disparo a bocajarro porque las bestias ya estaban sobre vosotros. La bestia impacto contra el lateral obligando a Dante, a dar un volantazo mientras el cuerpo se escurria hasta el sulo. Si, las teniais literalmente encima de vosotros y la salida se perfilaba al fondo, podias verla de reojo, un trozo de muralla... que se suponia que alguien debia volar y aun asi, alli estaba, entera, al completo... y el tiempo y el espacio se os acababa.
Desde arriba podias ver lo mismo que los de abajo, con la diferencia de que ellos no veian la total masacre que se llevaba a cabo, no solo blancos contra amarillos, sino en general, porque esas bestias completamente idas de la razon. Lo mataban todo... erais el raton, y un enorme gato os acababa de encerrar... a menos que Moxxy cumpliera su parte del trato.
La estratagema dio resultado, al menos en parte, cuando la descomunal deflagración a mi espalda engulló todo cuanto pretendía darme caza aunque con la onda de choque que provocó el edificio entero amenazaba con venirse abajo; cascotes de hormigón capaces de aplastarme solo con rozarme caían por todos lados, junto a vigas de acero, cristales y un sin fin de mobiliario destrozado... junto a los restos de esa escoria caníbal
Notaba como toda la estructura se estaba derrumbando, ya no solo a mi alrededor sino también bajo mis pies, con lo que poco a poco el nivel crítico se acercaba y, con ello, el momento en que toda la basura que se había derrumbado se colapsaría con la nueva que estaba cayendo, enterrándome con ella en mitad de un descomunal sandwich de piedra y acero; la salida de todo aquello parecía inalcanzable pero, pese a ello, redoblé esfuerzos apretando los dientes, sintiendo los músculos tensarse al máximo por el esfuerzo y la adrenalina a la par que mi sangre marcaba un reguero discontínuo allí por donde corría
Un último acelerón, trapasar una ventana y rodar sobre el suelo ya casi a la misma altura que la planta del edificio desde la que salté me salvaron de morir enterrada viva... pero al alzar la cabeza vi el vehículo alejarse.
Un sentimiento de impotencia, rabia y desespero me inundó por unos momentos. Me había dejado atrás... cierto que se lo había dicho ... pero los muy cabrones lo habían hecho... ¿acaso Dante no tenía sen...
Detuve mis pensamientos a medio camino cuando vi como el camión se detenía dejándome anonadada mientras éste daba marcha atrás a toda velocidad, deteniéndose a escasa distancia de mi persona
Sin perder un segundo esprinté como una loca y salté al camión antes de que volviera a arrancar mientras el viento de unas garras a mi espalda cortaban la nada... me giré con desdén y dediqué un disparo apresurado, aunque acertado, a la bestia en cuestión
¿Estáis locos? ¿Por qué demonios habéis vuelto? - resoplé, cansada y dolorida - Os debo una muy grande, cabrones - añadí alzando el pulgar a Isaias y dedicándole un guiño a Dante. Si quería una cita conmigo a su estilo, después de aquello, la tendría aunque fuera en el mismo infierno... que por otro lado no podía ser muy diferente a aquel maldito lugar
La huida entonces se tornó una locura, no solo contra el tiempo sino contra la vorágine que rugía, literalmente, a nuestro alrededor ya que aquellas bestias subdesarrolladas se había vuelto locas al carecer de líder, atacando todo cuanto estaba a su alcance... y era evidente que quedaban pocos amarillos pues teníamos un verdadero enjambre a nuestra zaga.
Pronto las balas empezaron a escasear, hasta agotarse por completo, teniendo que recurrir a las conocidas cuchillas, patadas y empujones para seguir con vida y mantenernos de una pieza, más o menos, dentro del camión... pero ante nosotros, en la distancia, se veía la posible ruta de escape aun sellada
Mierda- dije entre dientes al ver aquello
Busque en el suelo alguna cosa que nos pudiera ser útil para defendernos mientras Moxxy hacía su trabajo, o eso esperaba .... una cuerda a la que poder atar los cuchillos y usarlo para mantener a raya a las bestias volteándolo por encima de la cabeza, golpeando a todo aquel que entrara en el radio de acción del "arma", una plancha con la que poder parapetarnos, algún hierro largo para emplear a modo de bate o lanza... incluso tornillos para lanzar con saña... lo importante era ganar algo más de tiempo en un intento de que se nos abriera la brecha... o morir con tantos cadáveres alrededor como fuera posible
Isaias, que no suban. Haz lo que quieras, pero que ni una de esas cosas se nos añada de pasajero o estamos jodidos. ¡Dante, pase lo que pase no pares el camión! Si llegamos allí y no se ha abierto la brecha no frenes y sigue conduciendo hacia donde puedas!- chillé a mis compañeros mientras un funesto pensamiento cruzaba mi mente
Si nos paramos estamos muertos...
Cambié el cargador. Y disparé de nuevo. Una vez y otra, y otra. Y una más. Pero era como aquella historia vieja antes de que el mundo fuese viejo, esa del tipo que luchaba contra una serpiente de varias cabezas y cada vez que le cortaba una de sus putas cabezas le crecían dos, y así cada vez más y más serpientes intentaban matarle. De la misma manera los jodidos infrahombres parecían multiplicarse cuando uno caía, surgiendo de la nada, del abismo, o del coño de su puta madre , más y más mierdas de esas.
Sin embargo, ahora una calma extraña me invadió. Quizá el presentimiento de que seguro iba a morir. Dante dando marcha atrás, yo disparando, la rubia corriendo hacia nuestra posición con el maldito infierno persiguiéndola. A cámara lenta, lo que te cuentan los moribundos, el mundo gira, se mueve despacio, a velocidad ralentizada, y tú en el centro de todo ello.
Disparando como un loco. Imitando los aullidos de las bestias. No siendo consciente de tus actos. Matando, matando, gritando sandeces, con lágrimas que se me escapaban fugaces de los ojos. Incontrolables.
La clara voz de Andriel me sacó del trance. Asentí con la cabeza hacia la chica. Solo se me ocurrió responder una gilipollez:
-Estás muy buena para dejar que te devoren esas cosas.
Acto seguido abrí fuego a la fea cara de uno de los caníbales agarrado a la puerta. La cosa estaba muy muy chunga. Casi sin balas. Tampoco para el rifle. Saqué una de las granadas explosivas y la lancé a varios metros. Boom. Luego la última que me quedaba. Boom. Más carne, huesos y vísceras destrozadas. Cogí el revólver y lo intercambié de mano con la pistola.
-Moxxy cumplirá –mordí cada sílaba-.Tiene que hacerlo la muy cabrona. Tiene que hacerlo. Tiene que hacerlo –repetí el mantra auto convenciéndome de que zorra no nos fallaría- Si, no pares, Dante. Por tus muertos.
Erais tipos duros pero habia que ser sincero, nunca habias estado en una situacion asi, la manada de criaturas estaba descontrolada, los putos amarillos no habian sido mas que el tenetempie y tenia toda la pinta de que Parody era el plato principal o eso podria epnsar cualquier estupido. Mas vosotros no erais estupidos, este mundo se basa en una rgla simple, el fuerte siempre gana, da igual como tenga que hacerlo, da igual si tiene que vender a su madre o trocear a su hermana, siempre sobrevive.
El tiempo parecio ralentizarse porque por mas que vuestras miradas y vuestras armas estuvieran fijas en vuestros enemigos, no podiais evitar mirar por el rabillo del ojo en direccion a esa pared que seguia incolumne delante vuestro. Cada uno a vuestra manera rezasteis apra que Mama Moxxy apareciera, para que cumpliera su parte del trato, porque no os quedaba nada mas. Otros sin duda se habian rendido, pero vostros no, habias atravesado el desierto, las alcantarillas, una ciudad de chinos y criaturas del inframundo y aun estabais en pie, o al menos, los que quedabais. El nudo se cerraba, lentamente pero irremisiblemente, podias notar ya la aspera cuerda al rededor de vuestro cuello, el inicio de esa asfixia que da pie a la falta completa de oxigeno. Gatillo, cuchilla, bala y filo hasta la saciedad. Los cargadores se acababan, Dante no dudo en apsarle algunas granadas mas a Isaias, mientras gruñia y asestaba un golpe con el puño a una ciratura para soltarla de su lado.
Le girtasteis lo que pensabais, como si el hombre estuviera lo bastante loco como para pararse... una cosa era volver a por la mujer que le acababa de guiñar un ojo, otra detenerse para que las hordas del infierno se alimenten de tu cuerpo. El pie psio el acelerador, hasta donde daba y con mas saña aun, para arrancarle hasta la mas minima gota de potencia a este trasto.
El metal se acercaba, las planchas se hicieron visibles, incluso alguno estaria seguro de ver los enganches entre ellas cuando una explosion tremenda sacudio toda la zona, no llego a afectaros pero mientras creias estar a punto de estamparos, algo tiro del metal. Este se rajo como si fuera mazapan, abriendose como se abren las heridas que provocan los cuchillos de una rubia subida a una atraccion de feria en la que nadie querria estar. Aun asi fue demasiado justo, los laterales chocaron, chirriaron, las chispas saltaron., mientras atravesabais ese pequeño agujero haciendolo aun mas grande por la fuerza de vuestra embestida.
Isaias se golpeo contra el vehiculo por el golpe, noto la sangre en su ceja y en su frente, manchandole parte del rostro mientras notaba la mano entumecida por otro golpe contra la puerta. Su ultima arma, el revolver cayo al suelo, eprdida en la locura, Andriel perdio su cuchillo, perdio pie y de puro milargo no acabo cayendo del mismo vehiculo, agarrandose a un enganche emtalico en el ultimo instante, mientras el propio vehiculo parecia encabritarse.
Era el momento del silencio, era el momento de las risas o las lagrimas, pero eso seria en un mundo que no era el vuestro. El silencio fue roto por las rafagas de armas automaticas, por el olor y el chirrido de los depositos de de los lanzallamas, mientras al abrir los ojos veiais a Moxxy al mando de los suyos, con su mano derecha al lado, mientras la muerte tomaba forma y bailaba como una puta alrededor de un fuego demasiado fuerte, danzando lasciva y lujuriosa, arrancando chillidos que se quedarian en vuestras mentes por mucho tiempo, de esas criaturas que pensaban darse un festin, con un reducto de cabrones, asesinos, putas y chaperos como vosotros. Parody seria muchas cosas, pero no era hogar para debiles ni pusilanimes... nunca lo seria bajo la manode Hannibal. La misma bestia a la que debiais entregarle un cargamento ya escaso de municion, de puro oro que llevabais en la aprte trasera de este camion hecho pedazos.
Dante levanto la voz, grito a Moxxy algo que os fue incomprensible, pero el muy loco estaba riendo, riendo a carcajadas porque no hay nada mejor que estar a punto de morir para sentirse vivo. Instantes despues os hablo a vosotros. - Mas vale que esteis vivos los dos, malditos cabrones... desde luego sabeis como montar una puñetera fiesta. - Un par de golpes a la carroceria por fuera, llamando la atencion de una rubia a la que miraria por el retrovisro si se asomaba.
Parody despertaba entre olor a gasolina y polvora y al fondo, entre los amasijos de piedra, metal y madera, el Coliseo, la Arena era el edificio que mas llamaba la atencion. Quedaba a vuestra decision, ahora teniais el cargamento... serian vuestras vidas las que salvarias, os unirias a alguna faccion para joder a Hannibal o seguirias simplemente vuestro camino. Eso solo lo sabiais vosotros... y ese loco piromano que estaba al volante.
Lo habían logrado. Isaías miró atrás. En realidad no tenía claro si había salido del infierno, o si ahora estaba muerto y caería en él. Negó con la cabeza. Nada podía ser peor que este último día. Parpadeó, perplejo, asombrado de mantenerse en pie y de una pieza. Lo mismo que Andriel y el loco del volante.
Se pasó la lengua seca por los labios resecos. "Tres cabrones zombis, saqueadores del páramo, eso es lo que parecemos".
-Supongo que estamos vivos. O algo así -respondió a Dante. Vivos. Más o menos. Más que muchos otros. Todos los que criaban malvas ahora mismo. Óscar. El puto Eagle había palmado. Suspiró, con cierta amargura en su cara, que se transformó al poco en una expresión de dolor que emanaba de su mano- Dioses. Somos como dioses. Los jodidos amos del yermo.
Se apartó hacia el muro y echó una meada. Regresó, caminó hasta llegar a la zorra de Moxxy. Tuvo fuerzas para sonreír, una torcida sonrisa del desierto.
-Todos los hijos de puta han cumplido. Nosotros y tú, futura reina.Tienes lo tuyo, seguro que has mojado las bragas. -su mirada turvia se posó en los bellos ojos de escorpión de ella- No hay mierdas amarillos que te puedan hacer la competencia.
Se encogió de hombros- Entregaremos el cargamento a ese maníaco de Hannibal. Ahora, tengo una cita.
Caminó renqueante. Saludó a Andriel y Dante-. Nos vemos, preciosa. Y a ti, capullo. Echaré de menos tu culo, Andriel, y tu fea cara, Dante. Aunque creo que no. -alzó el dedo pulgar.Solo quería ver a una persona. Y la encontró al poco, West estaba allí, en la retaguardia, en camiseta y shorts, luciendo una bandolera que separaba sus pequeños y tiesos pechos en dos montañitas de promesas. La piel de sus tostadas piernas relucía por el sudor.
Sus miradas se encontraron. Sus cuerpos. Sus bocas. La pecosa le regaló una lluvia de besos salados; paladeó el sabor de su saliva entremezclada con las lágrimas que manaban de los hermosos y astutos ojos.
Quizá, después de todo, la chica era mejor que el desierto. O eso fue lo que creyó en ese momento.