Me quedé de piedra. Me acerqué un poco a ella y le hablé al oído para que White no me oyese. No quería tener que verme en primera plana haciendo el ridículo.
-Señora... Como comprenderá, no puedo creer en eso de buenas a primeras.. -lamentaba tener que decirle eso a la pobre anciana.- Sin embargo... A veces, en casos excepcionales, se aceptan testimonios de ese tipo... -esperaba no equivocarme.- Haré una excepción y le permitiré declarar, si eso es lo que quiere... Aunque le pido por favor que no se haga demasiadas ilusiones. Además, tiene que demostrar algo nuevo, como dónde está el asesino o quién podría ser.
Después de tener unas palabras en secreto con la anciana, solté una tos.
-Será mejor que nos vayamos. Empieza a hacer frío, y los especialistas tienen que terminar su trabajo.
Madam Luvie apretó visiblemente los labios, pero no estaba del todo decepcionada.
- Gracias...- le dijo.- Espero que no olvide lo que acaba de decir.- luego dio un paso atrás para ver cómo se desarrollaban los hechos.
Me removí nerviosa ne le coche. No era la primera vez que estaba dentro de uno, pero si con Adam.
Miraba por el cristal, y al hacer eso me acordé de mi amiga y las lágrimas comenzaron a brotar otra vez.
Subí al coche, cuando noté que la chica lloraba. Me giré, mirándola directamente. Revolví entre mis cosas y saqué un pañuelo con mis iniciales.
-Toma. Aún no me ha dicho sus nombres... Soy William Dodge, pero pueden llamarme Bill. -la verdad, nunca había llevado muy bien lo de ver a mujeres llorar.- No se preocupe, todo irá bien. No está sola en esto.
Tras ver la "conversación" que mantuvieron la señora y el policía, mis sospechas de que ella conocía algo que el resto no hicieron más que aumentar. Decidí intentar tener una conversación con ella, más tarde.
Tomé le pañuelo y me limpié el lacrimal con la punta de este. Se lo estaba dejando todo perdido de rimel, incluso as, ahora mismo debía tener pinta de puta violada, y no me gustaba que me viesen así.
Escondí mi cara tras el pañuelo y contesté:
-E, E, Emily, snifff....
-Es un nombre precioso.
Abro la guantera y saco unos dulces que guardaba para comer mientras estaba haciendo seguimientos o patrullas. Se lo dejo en su regazo.
-No te preocupes, todo saldrá bien, Emily. Come algunos, te vendrá bien.
Sonreí detrás del pañuelo, no era el primero que me lo decía, ni el último y antes de comer un bombón ya le estaba ofreciendo a Adam. El necesitaba comer mas que yo y estar mas fuerte. Debía defenderme.