Partida Rol por web

Después de mirar con curiosidad a la mascota virtual, me giro hacia la chica que no parece que sea el hacker, o al menos lo disimula bien. Me mantengo escuchándola y me incorporo, sacudiéndome un poco el polvo del parque después de haberme agachado para ver a esa mascota. Así que puso la tarjeta y apareció la mascota y...

- A nosotros n-nos dijo lo mismo... ¿P-puedo ver tu digivice? - pregunto, acercándome a la chica en silla de ruedas, con la mirada fija en su dispositivo. Tampoco sé si podré ver mucho... - ¿Sabes si ha... cambiado algo más? ¿T-te faltan datos o ha aparecido algo m-más? 

La verdad es que yo tampoco le daría mi digivice a alguien desconocido... Dándome cuenta de lo raro que puede haber sonado, me separo un poco avergonzada, mirando las tarjetas que siguen en el suelo. Tiene razón el chico... Ésta sería la forma más fácil de hackearnos de verdad pero... Si no lo aceptamos es posible que nos amenace de nuevo y tampoco quiero arriesgarme...

La "mascota" se os queda mirando, curiosa y sonriente, moviendo la cola como un perrete. Dirige los ojos de uno a otro, pero en la que más se centra es en Maria.

- Alaaaaa, ¡sois muchos! Entonces ¿en esta ciudad vive más gente como tu? Por cierto, soy Kyaromon, encantado.

Hace un leve gesto de saludo, inclinando hacia adelante la... ¿cabeza? Entonces, se fija en las tarjetitas del suelo.

- ¡Ey! ¡Ahí están mis amigos! ¿Cómo me has sacado de ahí? ¿Es con esa muñequera rara que llevas? ¡Guau, entonces eso me convierte en tu compañero! ¡BIEEEEEEEEEN!

Y el autoproclamado Kyaromon se pone a dar vueltas alegre, alrededor de Maria ¿Qué era aquello? ¿Sus "amigos"? ¿A qué se refería?

La chica decía que no era la hacker, podría estar diciendo la verdad, o podría ser todo una mentira...no podíamos estar seguros...toda esta situación era muy confusa. Ella habla sobre las tarjetas de memoria en el suelo y cuenta que el misterioso animal salió de su digivice cuando introdujo una de ellas.

La chica de las gafas pide observar el digivice y hace algunas preguntas con mucho sentido y lógica, como si tras introducir la tarjeta, su digivice sufrió alguna pérdida de datos por ejemplo. Yo no tenía mucha experiencia en todo lo que era la tecnología e informática...así que mejor presto atención a las respuestas de Maria y escucho. 

Entonces el holograma habla y se presenta como Kyaromon. Me sorprende un poco al ver que habla y responde a nuestras interacciones, los pocos hologramas que yo había visto antes no eran capaces de tal cosa, al menos no que yo recordara en ese mismo momento.

Menciona las tarjetas que es donde se encuentran sus amigos...me acerco en silencio y cojo una de las tarjetas. -¿Que quieres decir con compañero Kyaromon?-le pregunto a la pequeña criatura con una amigable sonrisa. La verdad es que viéndolo tan de cerca era realmente adorable, casi que daban ganas de achucharlo...

La chica decía no ser el hacker, y aunque Satoru la observó con cierta desconfianza... bueno, era posible que sólo fuese otra víctima de aquel Mr. Navit rojo y que también hubiera sido amenazada. Y al parecer, al meter una de las tarjetas de memoria en su digivice había aparecido aquel holograma en forma de bichito extraño.

- ¿De verdad has metido una tarjeta de memoria de origen desconocido en tu digivice? - preguntó Satoru, entre sorprendido e indignado por alguna razón. - No, peor... ¡una tarjeta de memoria que ha dejado aquí alguien que amenazó con hackearte! Probablemente lo haya conseguido cuando has metido la tarjeta... - dijo, señalando el digivice de la chica. - Y este... "Kyaromon", debe ser algún tipo de virus en forma de holograma que el hacker ha puesto para reirse de nosotros.

Lo decía con total convencimiento, pero sin ninguna prueba. Se acercó a Kyaromon.

- Oye, ¿dónde está Mr. Navit? - le dijo a la criatura. - ¿O eres tú? ¿Nos ves a través del holograma? - el muchacho se inclinaba sobre la criatura como si fuera a encontrar alguna cámara oculta.

Esa cosa había hablado...

Itto saltó algo asustado hasta que se fijó en que el resto estaba completamente tranquilos.- Acaso veían normal que una criatura así hablara sin más... Solo los hologramas de los hacker hacían esas cosas y eran peligrosos...

Dio un par de pasos hacia atrás mientras todos los demás seguían mirando a la criatura e incluso charlaban con ella. Cierto que asustarse era una tontería pero tomárselo con tanta calma tampoco era natural y además aún no sabían hasta que punto lo que había comentado la chica en silla de ruedas era cierto o no... Durante un momento mira la tarjeta considerando meterla en su digivice pero claramente era muy estúpido hacerlo sin más.

Se sentía algo tonta, porque si acababa de correr un riesgo bastante grande al meter la tarjeta- No... No pensé que pasara nada, solo no debía conectarlo de nuevo a mi casa antes de limpiarlo... Tampoco lo revisé, llegasteis justo después y no me dio tiempo -Mientras decía eso, se había quitado el digivice y se lo pasó a la chica que se lo pidió, de todas formas, ya seguramente el hacker había interactuado con este, por lo que no perdía nada.
 
Quiso volver a hablar, pero el animalito la cortó, tanto movimiento alrededor de ella prácticamente la dejaba sin poder moverse, no sabía si era real o podía dañarse si lo golpeaba o pillaba la cola con las ruedas, prefiriendo no moverse de donde estaba.
- No, no, yo no soy tu compañera ¿Creo? Tal vez otra persona de aquí lo sea -Buscó con la mirada la de cualquier otro que pudiera respaldarla o afirmarlo.

Estaba en un lio, lo presentía, pero no quedaba de otra que esperar a poder marcharse, lo cual deseaba que fuera pronto.
- ¿Hay algo raro? -Le preguntó a la chica morena con gafas, ya que era la que mas cerca tenía.

Dejando de lado que los chicos tuvieran o no razón sobre lo de meter la tarjeta... que seguramente la tuvieran, miro algo sorprendida a la chica al ver que me deja su digivice. Frunzo los labios y trago saliva, asintiendo como agradecimiento y cogiéndolo con cuidado para echarle un vistazo. O eso es hasta que oigo al holograma hablando.

- ¡KYA! - doy un pequeño chillido de sorpresa, lanzando el digivice hacia arriba del susto y atrapándolo antes de que se me caiga al suelo, después de que se me resbale varias veces entre las manos. Con la cara totalmente roja, bajo la cabeza y me centro en el digivice - _{N-no sabía que hablaba también...} - comento con un hilo de voz, esperando que nadie se haya dado cuenta del ridículo que he hecho.

Me quedo a una distancia prudencial del holograma mientras compruebo los registros de memoria, buscando algo raro que se haya instalado en la última media hora. Tampoco voy a revisar todos sus mensajes ni todo lo que tiene instalado, pero algo raro habrá aparecido, ¿no? En cuanto lo encuentre, si es que hay algo, le devolveré el dispositivo a la chica. 

Le haces un examen rápido a fondo al Digivice. Y no ves que falte nada, ni encuentras rastro de virus ni de ninguna otra clase de amenaza. 

Kyaromon niega, con carita alegre, a la pregunta de Maria. 

- No. Si yo he salido de tu cacharrito de muñeca, es que soy tu compañero. Y en estas tarjetas están encerrados mis amigos. 

Coge con la boca las tarjetitas y os las da a cada uno, con un simpático saltito. 

- Aquí tenéis ¡Estoy deseando verlos a todos! ¡Porque os tenemos que defender! 

¿Defender? ¿De qué o quién? Ante la pregunta de Himari, Kyaromon se gira hacia ella, a los pies de la silla de Maria. 

- Compañero quiere decir que estoy vinculado con ella a través de loquesea eso de la muñeca suya. Como cuando a metido la DIM card mía solo la mía ha reaccionado, eso me convierte en su compañero. 

Y, tras esta parrafada, se gira hacia Maria y le sonríe. 

Por puro acto reflejo, Satoru puso su mano cuando aquella criatura extraña comenzó a entregarles las tarjetitas que había recogido del suelo. El chavalín recibió la suya, pero se quedó mirando a Kyaromon con los ojos muy abiertos y algo más pálido que antes. ¿Qué acababa de pasar? ¡No lo entendía!

- ¿Cómo? ¿Cómo puede un holograma tomar objetos físicos? ¡No se puede! - dijo el chico con una convicción totalmente quebrada. - ¡¿Acaso es uno de esos... hologramas fantasma de los que se habla últimamente?!

La tranquilidad que había mostrado hasta el momento acababa de desvanecerse, y Satoru miró a las personas que habían llegado junto a él al descampado como si esperaba que resolvieran sus dudas. ¿Qué estaba pasando? ¿Debían usar aquellas tarjetas en sus digivice? Aquellas eran las palabras que sus ojos transmitían...

Después de comprobarlo un buen rato, frunzo el ceño y ladeo la cabeza, cada vez más extrañada. Tendría que haber algo... Aún con el ceño fruncido le devuelvo el digivice a Maria y niego con la cabeza. 

- Es... raro. Pero no parece que nada haya cambiado. No se ha borrado ni añadido nada extraño. - me agacho a recoger la tarjeta que trae Kyaromon, observándola con curiosidad - Tampoco sé de dónde han salido estas tarjetas, así que... ¿eh?

Me giro hacia el niño, aún pensando en la tarjeta y en el posible virus. ¿Hologramas fantasma? No, además... En ese momento me doy cuenta de que la tarjeta que tengo en la mano ha llegado ahí de alguna forma y la palpo, comprobando que tampoco es un holograma. Poco a poco voy abriendo los ojos y miro a la mascota, retrocediendo un par de pasos. ¡¿Qué es eso?! ¡¿Y cómo ha salido de ahí?! ¡¿Y por qué habla?!

Con todas esas preguntas en la cabeza, me quedo paralizada mirando al Kyaromon, que está tan feliz como si la cosa no fuera con él. Había leído demasiadas teorías de esos "hologramas fantasma" pero cuanto más miraba a ese ser, más podía descartarlas. Si es que es uno de ellos... Y solo hay una forma de averiguarlo. Rápidamente saco mi digivice, lo dejo sin conexión para poder tenerlo aislado de la red y miro rápidamente a los demás, con la tarjeta preparada para ponerla.

- Alejaos por si acaso. - aviso, esperando unos segundos. Noto el pulso acelerado y me noto mucho más despierta de pronto. Necesito saber. Tomo aire y finalmente inserto la tarjeta en el digivice. 

Itto ya tenía una tarjeta en la mano, por lo que esa cosa no se acercó a él. Cosa que agradeció por dentro, ansioso como estaba y estando seguro de que era un holograma fantasma de un hacker mejore evitar el contacto con ello.

- Es lo que llevo todo el rato diciendo.- le contestó al niño cuando este al fin se dio cuenta de lo que teníamos delante. Por otro lado la chica que aún iba con el uniforme escolar estaba dispuesta a meter su tarjeta en el digivice... A Itto no le hizo falta el aviso para alejarse un par de pasos alejándose.

¿Entonces el regalo del hacker es un holograma fantasma? ¿Y que gana con eso? Por no hablar de que eso asumiendo que ese bicho estaba siendo sincero...- pensaba el joven mientras intentaba calmarse, con muy poca eficiencia había que decir.- Y además está todo eso que dice de ser compañero y proteger. ¿Compañero de qué?

Me sorprendo al ver como el "holograma" va dando las tarjetas a todos los presentes. Ningún holograma era capaz de interactuar con objetos sólidos...¿que clase de criatura era? Observo como se acerca a Maria, insistiendo en que eran compañeros. Hubo algo que me pillo la atención...que él y sus amigos nos tenían que defender. ¿Defender de que?

Esa afirmación me puso algo nerviosa y me puse a mirar a los alrededores algo incómoda...Según Ume, no hubo ninguna clase de hackeo en el dispositivo de la otra chica tras insertar la tarjeta. Miro la tarjeta en mi mano y tras pensarlo al final decido introducirla en mi digivice, separándome un poco del grupo por si acaso. 

Tomó de vuelta el digivice casi de manera autónoma, mucha información estaba llegando hasta su cabeza y trataba de procesarlo lo mas rápido posible, pero se mantenía en completo silencio. Cualquier avance se paró cuando ese holograma tomó las mismas tarjetas que ella antes, sin duda era un momento completamente fuera de su entendimiento, al menos en ese punto. 

Al final decidió que lo mejor era dejar de pensar tanto y seguir con lo mas simple, creer a la chica que le dijo que no había nada con su aparato, el cual recolocó en su muñeca e inclinándose ligeramente hacia delante. Con una mano se sujetaba a la silla para no caerse y con la otra alcanzó para acariciar al animal, porque ya estaba bastante claro que al menos tenía un cuerpo físico.
- Entonces... Dijiste que te llamas Kyaromon ¿Verdad? -Si se dejaba ser acariciado, así haría, tocando sobre todo la frente, entre las dos largas orejas como de conejo.
- ¿De qué tienes que protegernos? -Ya fuera información de verdad o simplemente algún tipo de cuento o broma, no estaba mal saberlo todo.

Antes siquiera de que Kyaromon pueda hablar, la chica de las gafas introduce en su digivice una de las tarjetas, la negra. Y tras unos segundos, de su digivice sale una voz electrónica, la de todos los digivice:

Memoria aceptada

Y surge un destello de luz que os ciega temporalmente. Cuando la luz se apaga, escucháis una vocecita que parecía sonar socarrona y bromista. 

- ¡Bien, por fin libertad! Ya creía yo que me iba a quedar ahí dentro toda la existencia. 

Cuando miráis al suelo, veis una bolita gris, con un par de orejones. Sus ojos están cerrados, maliciosamente, y su boca nuestra una sonrisa bromista. 

Cuando mira a su alrededor, ve a Kyaromon. Su cara parece tornarse más alegre y hace un gesto de... ¿saludo? con las orejas. 

- ¡Eh Kyaromon! ¡Que alegría ver a mi zorrito preferido! 

Entonces, se gira hacia Ume, al detectar su presencia cercana. La mira de arriba abajo. Su sonrisa, aunque parece maliciosa, no muestra malas intenciones. 

- Tu debes ser mi compañera - extiende una de las orejas, como si fuese una mano - Encantado, soy Pagumon. Espero que te gusten las bromas, jeje. 

Kyaromon, tras saludar al recién llegado, mira a Maria, con expresión seria (lo cual no le quita adorabilidad). 

- Tenemos que protegeros de otros digimon que intenten haceros daño. 

- ¡¿Q-Qué demonios...?! - Satoru pasó de mirar con incredulidad al tal Kyaromon a mirar con incredulidad a la otra criatura extraña recién aparecida. - ¡¿Otro de esos hologramas fantasma?! - dijo, y miró a Ume. Después de todo, el bicho había aparecido cuando la chica había insertado la tarjeta es su digivice. - ¿Ha... ha cambiado en algo tu digivice? ¿Está hackeado o algo? - preguntó Satoru.

Nunca lo admitiría en ese momento, pero sujetaba la tarjeta que Kyaromon le había dado mientras aguantaba la tentación de insertarla en su propio dispositivo. Aquellos hologramas eran muy curiosos y realistas, y la forma en que habían surgido y eran diferentes entre sí le recordaba a uno de aquellos juegos gacha para móviles. Aún así, miró a Kyaromon mientras se aguantaba las ganas de usar su tarjeta.

- Eh, oye. - le dijo el chico. Se le hacía raro hablar con lo que creía que era un holograma, aunque en el fondo sabía que era algo "más" porque ya lo habían probado. - ¿Qué es eso de los Digimon y lo de protegernos? ¿Por qué iban a hacernos daño? ¿Hablas de virus informáticos o algo así? ¿Hackers?

Me cubro los ojos del siguiente destello, atenta a cualquier movimiento extraño. Aún no puedo descartar que el hacker esté entre nosotros... 

Pero lo que aparece delante, no parece ningún hacker. Es otra de esas cosas, con una personalidad distinta y un aspecto distinto. ¿Libertad? ¿Esto era lo que los retenía? Bajo la mirada de nuevo al chip, cada vez teniendo más dudas sobre si debería haber hecho esto. Así que de nuevo compruebo por si hay algo extraño en mi digivice, tal y como ha dicho el niño

Aunque viendo otra de esas cosas... Me quedo mirando a la mascota que ha salido muy fijamente, buscando cualquier teoría que me pueda ayudar a entenderlo. Me agacho de nuevo y le tiendo la mano para probar su tacto, sin comentar nada a lo de las bromas.

- Ume. - respondo simplemente presentándome con mi nombre, mientras escucho las preguntas del niño a Kyaromon - Vosotros también sois digimon, ¿verdad? ¿Por qué somos compañeros, qué significa? ¿Y por qué estabais en esas tarjetas? - pregunto rápidamente, con la mirada más despierta que otras veces.

Oh, no. Ahora son dos...

Es lo que pensó Itto al ver que efectivamente las tarjetas sacaban más hologramas fantasmas, el pobre cada vez tenía más claro que esto poco tenía que ver con su hermana. Más que nada porque si Ayaka hubiera tenido una de esas criaturas le habría hecho más de una broma pesada con su ayuda.

Por otro lado decía que nos defenderían de otros como ellos, así como si tal cosa. Siguió en silencio apartado de ellas mientras veía como el resto los ametrallaban a preguntas y sin embargo parecían olvidarse de una bastante importante.

- ¿Y quién os dejo aquí encerrados? Alguien nos amenazo como no recogiéramos nuestros regalos. Y está claro que se referían a vosotros.- terminó por preguntar sin darse cuenta de ello. Y a pesar de haber preguntado seguía sin meter su tarjeta en su digivice.