Partida Rol por web

Corres tras el los pasos del hombre de pelo cano y el niño, dejando atrás a tu compañero herido. Confiando que Elian y Matka lo saquen de esa casa con vida, te ciñes al plan original, acabar con la vida de Leopold Roseburrow. Todo te ha llevado hasta aquí, incluso la muerte de uno de tus compañeros y la desaparición de otra para alcanzar vuestro objetivo.

Continuas corriendo por esos túneles que apenas te dejan ver una ligera penumbra. El pasillo poco a poco va descendiendo a una pendiente cada vez más inclinada. Casi resbalas cuando pisas sobre un suelo que deja de ser un pasadizo para pasar a ser roca viva. La roca está húmeda, resbaladiza...

Al fondo logras ver unas figuras oscuras que se recortan contra un manto de lluvia al final de la cueva. De repente un relámpago lo ilumina todo y un trueno le sigue casi al instante. Puedes ver entonces a una sola de las dos figuras en pie y claramente la otra tirada en el suelo. Al acercarte ves que la figura que está de pie es la del niño y el jefe de los mercenarios se retuerce en el suelo.

Es en ese momento cuando el niño se gira y mira en tu dirección...

En el primer instante te sorprendes y el sonríe, con una expresión maliciosa. Ves entonces como está agarrando al hombre que está en el suelo del cuello sin necesidad de tocarlo con sus propias manos. Entiendes en ese mismo momento que ese niño es como Daud, tiene la marca del Forastero...

- Todos sois unos traidores. Sólo me queréis por mi dinero... - suena de forma vibrante una voz llena de odio. - No puedo confiar en nadie, ni siquiera en mi familia. Y tu niña, no eres más que una marioneta que no sabe ni siquiera porque mata. Todos estáis condenados, esta ciudad se pudre y vosotros los haréis con ella.

Notas como la voz del niño parece como si no viniera de él. 

¿Que no sabía por que mataba? Sara sonrió, subiendo su máscara para que al fin se viera su rostro, quería responder mirando al chico cara a cara - ¿traidores? ¿Dinero? Si tanto odias ambas tienes una solución muy sencilla, te deshaces del dinero y listo, ¿confiar en tu familia? Si quienes comparten sangre no te gustan haz una a tu medida, yo confío en mi familia de balleneros y no hay sangre que nos una. Y... Mmmm ¿que iba después? Ah, si ¿por que mato? ¿Que no lo se? Mmmm si analizo mis recuerdos veo la respuesta sencilla, quiero teñir todo del rojo que juzgó injustamente a mi madre, y quiero ayudar a quien me acogió y enseñó a matar, son motivos suficientes para mí. Además a mi me da igual tu dinero, sea un pago o tu sangre me vale exactamente lo mismo, me recordabas de algún modo a mi misma, y venía con intención de acordar acabar con tu tío en vez de contigo, pero vista tu nueva apariencia me da que necesitaré divertirme hasta matar o morir, mi propia sangre también puede teñir de rojo el lugar. Además dices que estamos condenados, y que la ciudad se pudre, lamento decirte que eso no te excluye, aunque si este resulta ser nuestro camino sin salida, caigas tu o caiga yo, estoy segura de que valdrá la pena...

Sonreía, le atraía aquella situación - también puedes buscar auténticas lealtades, que te aseguro que no lograrás solo con dinero, creo que la persona más leal que tienes está atada en la cocina, esa ama de llaves si parecía sinceramente preocupada por ti.

Aún esperaba poder llegar a un acuerdo, o matarle, o morir, al parecer todas eran buenas opciones para ella.

Antes incluso que las llamas Elian notó el olor a humo. En un acto casi reflejo, y de un zarpazo, se volvió a colocar la máscara mientras escuchó unos pasos rápidos alejarse. Al ajustársela bien a su cabeza pudo observar como el mercenario huía despavorido del incendio que ya empezaba a llegar a donde ellos estaban. No hizo el menor ademán de perseguirlo o dispararle. Llegados a este punto para él lo mas importante era poder salir de allí y, como no, llevando con ellos a Vladko.

- Esta bien Matka, ayúdame. Tenemos que sacarlo de aquí aunque sea a rastras - dijo Elian mientras trataba de alzar a Vladko por un hombro - Saquémosle fuera a un lugar donde no haya peligro de que se nos abrase, si no al despertar no habrá vodka suficiente para calmar su enfado - soltó jadeando mientras levantaba aquel cuerpo a plomo.

- No entiendes nada. Vivir para poseer lo que los demás tienen ¡Que perdida de tiempo! Todo eso no sirve de nada en el Vacío. Allí lo único que importa son las decisiones que has tomado a lo largo de tu vida, pues vas a revivirlas una y otra vez. En el Vacío no hay esperanza, no hay pasado ni futuro...

El niño suelta al hombre presa de sus poderes sobrenaturales y comienza a acercarse a ti. 

- Tu sed de sangre no tiene limites, es insaciable. ¡Vamos mátame! - grita mientras toma tu cimitarra y la levanta para ponerse la punta en la garganta. - Se que lo estás deseando, lo veo en tu mirada. ¿¡Que más da si ya estamos todos muertos!?

El niño te mira a los ojos y en ellos solo ves una oscuridad entremezclada con el poder sobrenatural del Forastero.

- ¿Sabes? Ahora mismo tu "padre". - dice incidiendo en ese termino de parentesco familiar para referirse a Daud. - está siendo traicionado por una de tus hermanas. Sí, la persona en la que más confía conspira para matarle y quedarse al mando de todo. ¿Que tienes que decirme a eso? ¿No sois una familia? Lo ves, no puedes confiar en nadie...

¿Traicionar a Daud? Eso eran palabras mayores - ¿hablas de Billie? ¿En serio? - agachó ligeramente su rostro algo incrédula - opino lo mismo, hay lealtad firme, pero como pasa con tu dinero, pasa con el poder, yo misma si es necesario seré la última en quien pueda confiar.

Volvió a mirar al chico - me encantan tus ojos, solo por eso creo que valdría la pena dejarte vivir. Pues si quisieras morir ahora no habrías huido. Solo ofreceré esto una vez, iguala la oferta que nos hizo tu tío, de hacerlo, podrás vivir tranquilo con tu ama de llaves,... Si prefieres que te mate... Dices que en el vacío ese revivirás todo - sonrió por primera vez sentía algo extraño en su pecho - te regalaré algo para que revivas algo que no sean lamentos.

-Un segundo... al menos déjame que intente matar a ese capullo - dijo mientras apuntaba. Así le pagaba el haberlo dejado con vida antes... No volvería a fallar en eso. Asesina, eso era lo que de verdad era, y lo que no volvería a olvidar.

Si erraba el tiro no importaba, pero al menos lo intentaría.

Apuntó con la ballesta rápido, a la espalda del huído. A ese cabrón pensaba freírlo, y saldrían los tres de allí sin perder un segundo más.

El mercenario corre para escapar del incendio mientras Elian trata de cargar a Vladko en peso sin lastimarle demasiado. Su estado no es el mejor y aunque por suerte no tiene una herida sangrante, la mejor forma de recuperarse es tener un traslado seguro. Matka por su lado, no quiere dar la oportunidad de que escape y le dispara con la ballesta. 

El segundo que el mercenario pierde abriendo la puerta que da acceso a la cocina es suficiente como para perforarle el la espalda. El tiro le pilla por sorpresa y sin capacidad de reacción, este cae de rodillas y finalmente se desploma. Al otro lado de la puerta hay otra persona que presencia la muerte del hombre en primera persona. Vuestro contratante, Anthony Roseburrow se queda petrificado de la impresión, con los ojos muy abiertos y una mezcla entre miedo y asco se refleja en su cara.

- No...¿Nos vamos ya?. Sacadme de aquí, ya os he dicho que os pagaré mucho más si hace falta, pero si no salgo con vida no hay dinero que repartir. - os amenaza sin poder disimular el temblor en sus palabras.

Salís de la mansión cargando el cuerpo de Vladko entre los dos. Fuera, en los jardines la tormenta ruge y la cortina de agua apenas os deja ver con claridad a unos metros delante vuestra. Echáis un vistazo atrás para ver como pese a la lluvia la mansión se está viendo engullida desde dentro por el fuego. Pero ni el crepitar de las llamas ni el fulgor anaranjado os acompañan mucho tiempo.

No muy lejos de allí, entre hierros retorcidos podéis ver el cadáver del zancudo carbonizado por la deflagración de su cápsula de aceite de ballena. El cuerpo es irreconocible...

Seguís caminando hasta las escaleras que daban a la parte inferior de los jardines, al norte, cuando de pronto Vladko comienza a toser. Parece que está recuperando la consciencia. Le dejáis apoyando la espalda en una de esas balaustradas de piedra blanca, sentado en uno de los escalones. Ahí la lluvia se ve ligeramente amortiguada por los grandes maceteros repletos de flores que la cortan un poco.

- ¡Vámonos! Hay que salir de aquí. os grita Roseburrow mirándo hacia atrás mientras sigue andando, acercándose peligrosamente y sin saberlo al acantilado. La noche es muy oscura y la lluvia tan intensa que no se ha dado cuenta.

- No has entendido nada niña. - dice de nuevo con esa voz distorsionada y con los ojos refulgentes. - No es cuestión de dinero... es de si me matarías a sangre fría o no.

Está claro que un niño de 12 años no habla de esa forma, con ese poco apego a la vida. No parece ser el mismo niño que en la mansión pedía que le salvaran. No, algo aquí está fuera de lo normal...

- ¡Vamos hazlo! - te grita.

... Suspiró, cuando alguien te exigía que le mataras era agotador, que gracia tenía tenir el suelo de falsomrojo... - por supuesto que mataría a sangre fría, pero es incoherente hacerlo cuando la propia presa lo pide, igual matar a sangre fría me gusta más ante presas a las que me apetece matar, en estos momentos matar a este chico sería más un acto de piedad que de sangre fría. Supondré realmente que no eres dueño de ese cuerpo, tal vez el forastero o alguien con la habilidad de poseer a otros... No entiendo que ganaría el forastero de matar a un chico, pero, podrías devolverlo? Quería hablar con él, no con un titiritero... Y si por casualidad eres el forastero, ¿no le puedes dar algún don de movilidad? Me cansa pensar que le hayas utilizado solo para divertirte, la sangre de un inocente no saciará al suelo que acogió a mi madre...

No tenía ni idea de que pasaba, ni con quien hablaba, pero sin duda estaba relacionado con lo mismo con lo que ella estaba vinculada. Rebuscó en su mochila dejando su estoque, el libro del forastero, para ver si veía algo relacionado con esa farsa...

- ¡Cuidado! - gritó Elian mientras con dos grandes zancadas llegaba justo a tiempo para agarrar del brazo a Roseburrow y evitar por un paso que se despeñada por el acantilado. Sus palabras sonaban amortiguadas por la intensa lluvia que caía - ¡Debe intentar tranquilizarse! ¡Ha estado a punto de caer al vacío! - dijo mientras sujetando fuertemente el brazo del aquel tipo lo empujaba hacia el vacío mostrándole la caída que justo se abría ante él. Los ojos de aquel indeseable se abrieron como platos y Elian pudo ver el acantilado reflejado en sus pupilas cuando todo se hizo de día por un relámpago que cruzó el cielo de parte a parte. Lo volvió a apartar de la caída - ¡Ha estado a punto de no contarlo!. No se separe de nosotros si quiere seguir con vida - dijo mientras intentaba ver algo de los que les rodeaba a través de la cortina de lluvia. Con Roseburrow agarrado del brazo volvió a acercarse a Matka y Vladko que seguía recostado bajo aquel gran macetero resoplando y tosiendo. Soltó a Roseburrow y se acuclilló junto a Vladko - Vamos camarada, mala hierba nunca muere - le dijo dándole un golpecito suave en el hombro y acercándose a su oreja añadió -Aun no es momento de irte a tomar vodka al infierno. Te sacaré de aquí aunque sea a rastras - le espetó mientras una media sonrisa, no exenta de preocupación, se dibujó en su rostro bajo la máscara. Alzó la mirada hacia Matka - ¿crees que deberíamos bajar... o vamos a por el crío ahora que ya no está el zancudo? 

El tiempo que Vladko había estado inconsciente apenas había sido un suspiro para él. Lo último que recordaba era abalanzarse como un demonio contra aquella mole negra de las escaleras, y luego un destello de dolor. Un destello que pareció sincronizarse con un relámpago en el cielo acompañado del agua de lluvia. 

—¿Ah? ¿Eh? —tardó unos preciosos segundos en entender qué estaba sucediendo y qué estaba viendo. El suelo bajo sus pies era blando, no las baldosas de la casa. Y apenas si había luz más allá de una lejana fogata entre metal retorcido. Frente a él, un rostro conocido le daba ánimos. Elian. Estoy... vivo. Joder —¿Qué ha pasado? ¿Y el crío?

Miró a su alrededor y vio a Matka y al puñetero Roseburrow. Al final ha sobrevivido. Pero ni rastro de la muñequita rota de Daud. No le costó imaginar que si ellos estaban allí, algo había salido bien, pero al menos estaban más salvos que sanos.

—Dejadme aquí y buscar al objetivo —dijo, entre jadeos. La boca le sabía a sangre y algo más, quizás vómito —Que el gordo se quede aquí también. Seréis más rápidos sin lastres. Luego podéis volver a por mí.

Si no me he muerto desangrado antes. Aunque parecía que no había sido una herida letal.

Elian se volvió a incorporar y observó a Vladko recostado sobre aquel macetero. Comprendió que todo podía cambiar para cualquiera de ellos en tan solo un segundo. Era su trabajo. bueno, era mas que eso. Era su forma de vida. No había reto grande o pequeño. Dificultad alta o baja. Peligro inminente o secundario. Sabían lo que tenían que hacer, iban y lo cumplían. La vida de los balleneros no era fácil. Con problemas a cada paso. Con enemigos a los que abatir a cada momento. Con misiones que siempre se tornaban totalmente impredecibles en el instante menos esperado.

Pero eran un grupo. Diferentes. Casi antagonistas en algunos aspectos. Pero se cuidaban y se protegían como grupo. Como familia.

Elian esbozó una media sonrisa bajo la mascara y apoyando suavemente su mano sobre la cabeza de su compañero masculló - tal como pensaba, mala hierba nunca muere... - alzó la mirada hacia la mansión e intentó otear los alrededores. Finalmente volvió a mirar a Vladko - nunca sabemos si nos volveremos a ver, pero siempre lo intentamos....y, sobre todo, no dejamos un trabajo a medias - tamborileó sus dedos sobre la cabeza de Vladko y miro a la asesina - Tiene razón el Tyviano, es hora de terminar aquello que vinimos a hacer.... - separó su mano de la cabeza del malherido ballenero y se irguió con porte orgulloso ante la noche y la tormenta que arreciaba a su alrededor -Somos balleneros, acabemos la misión.

Y dando la espalda a sus compañeros volvió sobre sus pasos, caminando de nuevo en dirección a la casa atravesando el jardín, mientras el viento y la lluvia azotaban toda la vegetación a su alrededor y un rayo iluminaba la noche. Quizá fuera la última imagen que recordaran de él.

Un asesino nunca sabía que le deparaba el destino.......

//// EPÍLOGO ////

Música

Toda la sangre derramada no podría borrarse ni con la lluvia que el cielo arrojaba sobre Dunwall. En una época de terror y corrupción, donde la ciudad se devora a si misma, los balleneros son la mano ejecutora. Pero no todo era muerte sin sentido, conteniéndose muchas veces en dejar vivos a aquellos que no eran parte del plan. Si no era su objetivo no tenía siempre porqué morir...

* * *

Vladko se queda junto a Anthony Roseburrow que habiendo visto la muerte de cerca varias veces apenas consigue articular palabras. Tanto mejor, pues el tyviano no tiene el humo de aguantar sus lamentos. Aún herido y quejumbroso se intenta encender un cigarro sin éxito. - Está lloviendo, claro. - piensa mientras se ríe de si mismo y recuerda la suerte que tiene de seguir vivo. Tose un poco y se lleva la mano a las costillas, seguro que debe tener una buena fractura...

* * *

Elian marcha en busca de Sara y Matka hace lo propio, no sin antes asegurarse de que su camarada se encuentra a salvo y seguro. Su compañero casi se enfada con ella por insistir en querer cuidar de él en su estado. Matka, echa un último vistazo antes de seguir los pasos de Elian, desapareciendo ambos por la cortina de agua y hacia la bola de fuego que es ahora la mansión.

Cuando ahí llegan todo se está desmoronando, una enorme viga de madera ardiente les impide el paso y tienen que dar un rodeo. Por suerte sus máscara les protegen del humo, pero sus trajes están hechos para repeler el agua y no contra las altas temperaturas. Poniendo su vida en riesgo finalmente alcanzan la sala del artefacto planetario y acceden a los túneles subterráneos sin saber bien a donde conducen o si quedarán sepultados...

* * *

Sara que intenta averiguar el origen sobrenatural del ente que controla la mente del chico, descuida lo que tiene justo frente a ella. Distraída, buscando entre sus cosas, el manuscrito que todavía atesoraba o quizá la runa de poder...

De repente un estertor la hace volverse hacia Leopold. Una hoja de acero, de más de un palmo, le atraviesa el pecho de atrás hacia delante. La punta del arma ensangrentada retrocede en un rápido movimiento y el chaleco del niño comienza a mancharse lentamente de rojo. 

El crío, con los ojos de nuevo en su estado natural miran a Sara con una mezcla de miedo y confusión. - ¿Porqué? - pregunta simplemente antes de girarse y ver a su espalda la figura moribunda del líder de los mercenarios que con sus últimas fuerzas esboza una sonrisa entre sus dientes ensangrentados. - Maldito niño del demonio, nunca debí jurar protegerte...

Ambos caen muertos al suelo de la gruta, quedando en una posición en la que ambos se dirigen una última mirada de odio, congelada para siempre en sus rostros.

* * *

Sara se queda parada unos minutos intentando comprender que es lo que ha sucedido. ¿Porqué el niño usaría los poderes del Forastero para acabar con el único hombre que podía salvarle? ¿A caso la paranoia le había hecho desconfiar de todos? Y si fuese así ¿Qué te queda cuando estás asustado y crees que todos a tu alrededor quieren traicionarte o matarte? 

Cuando Elian y Matka llegan al final de la gruta que lleva a los acantilados se encuentran a Sara. A los pies de ella yacen los cuerpos tanto del niño como de su protector. No importa como, pero la misión está cumplida. Lo que no saben ahora es lo que Sara les terminará contando a todos a cerca de una conversación con el crío.

* * *

Saliendo de la gruta los tres llegan a un lugar en los acantilados, apenas a un centenar de metros escondidas están las barcas y los cuerdas. Hacer descender a Vladko y a vuestro patrocinador era cuestión de tiempo y paciencia. Aunque el hecho de que la tormenta comenzara a amainar y el amanecer se dibujara en el horizonte también ayudaba.

Durante el viaje de regreso Sara cuenta al resto que según las palabras de Leopold, antes de morir, Billie Lurk, vuestra lugarteniente y mano derecha de Daud, conspira en su contra. Sin saber si esas palabras tienen algún sentido o si son ciertas regresáis pensativos al barrio anegado, con la sombra de una traición dentro de vuestra familia en vuestras mentes...

Sara dejó que Elian y Matka se adelantaran de regreso, ella mojó sus dedos en la sangre del muchacho, probándola para saber si la sangre de un escogido por el forastero sabía diferente. Acto seguido besó a ese alma gemela y robando el arma del mercenario, arrancó uno de los ojos del niño y salió del túnel bastante satisfecha, podía decir que no había matado al chico pese a verse salpicada por su sangre.

Algo haría con ese ojo para mantenerlo como amuleto, aunque lo primero que hizo fue lamer su dorso aun manchado de sangre ante el cliente ”slurp" - espero que la recompensa valga la pena - su macabra sonrisa estaba acompañada de una mirada directa a los ojos del obeso contratante.

Sara procuraría hablar con Daud, y preguntarle por la posibilidad de traición de Billie, y si hablar a solas resultara imposible, buscaría cubrir su espalda, aunque primero cubriría de metal su amuleto en forma de ojo, y grabaría en él alguna runa interesante de su libro, no serviría de nada, pero sería un bonito colgante.

Cuando Vladko se quedó a solas bajo la lluvia con la única compañía del rechoncho y desgraciado de Roseburrow, le bastó un gesto con la ballesta para indicarle que no quería quejas ni lamentos sobre su situación. Estaba vivo, sí, pero no contento. El hematoma en su costado, que seguramente indicaría una costilla rota, sería un eterno recordatorio de que había cosas que por mucho que uno las organizara y planeara, no salían como deseaba.

Al menos el retorno fue más o menos tranquilo.

La muñequita rota de Daud les contó una historia en la que se mezclaban fantasía y realidad, pensó el tyviano. ¿Que el chico estaba poseído y le había contado que Lurk conspiraba contra Daud? Gilipolleces. El asesino estaba convencido de que no era más que una burda broma que Sara estaba contando a todo el mundo para ganarse el corazón de su jefe y justificar que hubiera pasado a cuchillo a todo aquel que se hubiera cruzado. Por sus muertos que no volvía a trabajar con ella.

El tema del pago lo resolvió Roseburrow con su jefe: lo acordado más el extra por salvarle la vida. No estaba mal considerando que casi mueren en esa trampa mortal de casa. Él aprovecharía para pasar unos días en una de esas casas de baños en las que las chicas te enjabonan y te sirven alcohol hasta quedarte inconsciente. Se lo había merecido. Vaya que sí.

-Las recompensas siempre valen la pena -respondió lacónicamente a Sara.

No tendría sentido su trabajo si fuese de otro modo. Aunque... No era tanto trabajo. En el fondo, a Matka le gustaba arriesgar la vida y vivir para contarlo. Esa adrenalina de ser una ballenera asesina mercenaria le proporcionaba más placer que un paquete de cigarrillos tras un mes de abstinencia.

Hablando de cigarros... 

Sacó uno de su chaleco y lo revisó. Aún estaba potable. Los remilgos no iban con ella, así que se lo puso en la boca y lo encendió.

Con ese humo se disipaban todas las preocupaciones de la misión. Había sido herida, pero no más que otras veces. Como decía Elian, "mala hierba nunca muere". 

Ella era una zarza de las peores.

Otras recompensas les aguardaban, y quizás otras misiones suicidas para ganárselas... Ahí estaría ella.