Una de mis aficiones es el coleccionismo de vinilos. Tampoco es que sea un coleccionista muy dedicado al tema, pero cuando encuentro algún disco que me gusta, raro es que no acabe en el estante de mi casa.
El caso es que de vez en cuando, alguien te dice “Tengo unos vinilos que voy a tirar” y allí me tenéis, en busca de lo que tengan. Y claro, llega lo que llega. Y lo normal sería cribar lo bueno y tirar lo que no tiene ningún valor… Y por suerte, no los tiré