Partida Rol por web

Contuve el aliento al escuchar la bocanada de aire de Andy y lo solté de golpe cuando amenazó a Erin con matarla si volvía a pincharle. Me reí algo más tranquilo. Andy siendo Andy. Erin dijo que Andy estaba bien para el traslado y que sugería hacerlo lo más rápido posible mientras Misha había encontrado alguna corriente de aire y al parecer sospechaba que Silvan ya lo sabía.

Turbado por algo, el capitán se alejó de Erin y se encaminó hacia una pared llena de símbolos dorados que, al parecer, Misha había destapado. -¿Cómo te encuentras? - pregunté con voz suave a Andy, quien masculló que bien, intentando ponerse de pie. -¿Aguantará hasta llegar a la base? - le pregunté a Erin esperando que fuera sincera conmigo. -Si ha sido hipotermia, me da miedo que al subir, vuelva a colapsar. - Andy me miró con cara de pocos amigos y se alejó hacia la pared donde estaban Misha y el capitán.

Me giré hacia ellos cuando Silvan dijo que por lo visto arriba se había levantado una tormenta importante y que debido a las condiciones climatológicas, su consejo era permanecer en la gruta hasta nuevo aviso, pero que dependía de Nathan.

-No podemos quedarnos aquí. Andy no aguantará. - me quejé, no contra él, sino contra la situación. -¿Le parece bien si subo ya? - pregunté a Silvan, esperando poder obtener su bendición para ver qué narices estaba pasando arriba. Miré a Erin para que cuidara de Andy si yo subía. - Andy, no toques nada más. - advertí, viéndola mirar los símbolos con fascinación.

Erin se acercó a la pared de los símbolos indicando que el suyo estaba allí. Yo no tenía tatuajes, así que no tenía nada que aportar. Miré a Silvan, esperando confirmación de subir o no.

Mi corazón iba tan acelerado como mi cabeza. Me acerqué de inmediato a Michael, Silvan y los símbolos, aunque me puse más cerca de Michael que de Silvan, pues este parecía sentir algún tipo de desprecio hacia mí así que yo le despreciaría igual.

La broma de Michael sobre que al parecer había llevado al extremo, la broma de ser como un témpano de hielo casi me hizo sonreír. Le di un pequeño codazo. - No me calientes, anda. - bromeé en voz baja. Asentí agradecida porque se sintiera contento de que estuviera mejor.

Asentí a Michael cuando dijo estar seguro de que todos teníamos allí nuestros símbolos, señalando el mío. Erin, que no tardó en acercarse, también dijo que su símbolo estaba en la pared y lo señaló. - Eva no tiene símbolo como tal, pero se la suele simbolizar con símbolos como este, que representa la familia, aunque... es extraño, porque este símbolo es celta, este griego - dije señalando primero al de Erin, luego al supuesto de Michael. - Y este es el mío, sumerio. - ¿Qué narices era esa cueva? ¿De qué época era?

- ¿Este es el tuyo? - le pregunté a Silvan sin mirarle. - No contestes, apuesto a que sí. 

Michael se sinceró sobre sus visiones, contándole a Erin que, en las suyas, la amaba e iban a tener un hijo, al que tendrían que venerar. - Caín. - susurré pensativa, mirando hacia el árbol, concretamente a la raíz donde Erin había encontrado el símbolo.

Erin le contó a Michael mis teorías sobre que Adán dejó a Lilith por no poder tener hijos, echándole en cara que no la iba a meter en casa a parir hijos. - No tengo ni idea de que es. - iba a tocarlo, pero Markus me dijo que ni se me ocurriera tocar nada. - Oh, cállate y sube a decirle a Nath si nos vamos o nos quedamos. Porque si nos quedamos, pienso averiguar que es esto y que narices está pasando. Capitán, ¿sería usted tan amable de darle permiso al seguir guía para que cuente que sucede y sepamos si nos podemos ir o nos quedamos? - pregunté con cierto agotamiento mental con todo aquello.

Di un pequeño sobresalto, no esperándome que Michael alzara la voz y le miré. Tenía carácter al parecer. Tragué saliva, él quería irse. Yo quería quedarme. Por un instante recordé que Miller tenía explosivos, podíamos volar esa pared a ver qué había detrás... pero rápidamente recordé que Michael dijo al llegar que el oxígeno allí era inusual y una chispa era peligrosa. 

Aquel sitio era, nunca mejor dicho, como darse de cabezazos contra la pared. Opiniones divididas, como en las escrituras. Dos hombres fuertes, cada uno en un bando. Dos mujeres que al principio parecían enemigas y que yo estaba segura de que en algún momento fueron amigas. ¿Qué papel jugaban el resto?

Me horrorizó pensar por un instante el papel que Nath podía tener en todo ello y negué. - ¿Y si subimos a ver como están las cosas arriba? Si no, siempre podemos volver a bajar. - Propuse, intentando mantener un equilibrio entre las decisiones de ambos hombres. Aunque al final, se respetaría, imaginaba, lo que Nath dijera. Quien, por cierto, estaba arriba, en "el cielo" de todo eso.

-Como Nath represente a dios me bajo de la vida. - me alejé de aquella pared en dirección a Markus, con idea de darle un par de instrucciones para Nath antes de que subiera.

Estaba intentando comunicarme con Hanta, cuando la cabo me indicó que Andy parecía mejor y que Silvan pretendía que nos quedásemos en la gruta. - ¿Cómo vamos a quedarnos allí? Andy necesita atención médica en un sitio con medicamentos, no en una cueva. - negué y miré a Hanta. - ¿Podemos volver a la base? ¿Es seguro? - El conductor salió fuera a comprobar la tormenta.

Como pudo y mezclando palabras, pude entender que había 2 motos de nieve. Andy podía ser transportada al vehículo más rápido, pero no había espacio para todos y solo había un vehículo, así que no era tan sencillo. Me froté la cara y me apreté el puente de la nariz. -¿Es seguro caminar bajo la tormenta? - Pregunté a Hanta. Hizo un gesto con la mano diciendo que tardaríamos menos si sus hombres nos transportaban de dos en dos al vehículo, en vez de 20 minutos andando, serían apenas 10.

-Miller, diles que nos vamos. Ahora. - Dije, quizás más a modo de orden que de petición mientras me ponía a discutir con Hanta en que orden nos iríamos, siendo obviamente Andy la primera.

El capitán Silvan era la clase de persona que no daba explicaciones, no sentía la necesidad ni la obligación de justificar sus acciones. A excepción con sus superiores, que no le quedaba otra. 

Respiró hondo después de que el microbiólogo pusiera en tela de juicio la expedición y al propio militar. 

-Le he dicho el motivo. Una alternativa, una salida. Posibilidades. En combate, en la vida, se necesitan diferentes opciones. Pensamiento lateral, incluso. Ahí -señaló a la pared- tiene la prueba. Puede creerme o no. El resto de lo que dice… por supuesto que somos el ovillo con el que juega el gato. 

Intervino la doctora. Con la versión bíblica del asunto, los tatuajes y los símbolos, comentarios todos ellos, con razón o sin ella, que enervaron a Michael. Mientras, a todo esto, Silvan continuaba examinando aquella pared y aguardando respuesta de Miller. Se les unió una jovial y entusiasta Andrea, muy recuperada de pronto. El capitán la miró, sorprendido en cierta manera. No dijo nada y se contentó con escuchar sus conocimientos de historia.

-Todas las religiones antiguas de occidente y oriente próximo tienen una raíz común, ¿no?

La mención de Lucifer y militar de Erin, junto con el comentario de Andy, hizo que mirase a las dos mujeres. No estaba molesto, más bien parecía divertido. 

-Yo también tengo un tatuaje. El símbolo de Lucifer. De acuerdo. Nunca le di importancia, tengo otro a juego con el demonio. Una gilipollez de jovencito. Y, doctora, no estoy imponiendo nada de eso.

Regresó a comprobar los símbolos - Soy un miembro de una familia como tantas otras, con sus disputas y sus historias -mencionó, con aire un tanto guasón. Esa era su forma de afrontar la situación, una defensa que enmascaraba su intranquilidad y le protegía de caer en el nerviosismo de los demás.

Pero Misha no lo estaba gestionando bien. Parecía a un paso del histerismo. Dudó entre que Erin le administrase un sedante o él soltarle la hostia prometida. Esto último le solía funcionar. Torció el gesto, con fastidio, no era buena idea en este momento. Tal vez en unos minutos.

Aunque su confusión e inquietud era tanta o más que la del resto de expedicionarios, su pragmatismo y el sentido del desafío ganaban el pulso. 

-Bjernonsson. Querer o desear algo no lo hace realidad. Estamos aquí, ahora, pisando esta tierra, frente al maldito árbol y sus hormigas guardianas. Le necesito centrado, entero, dispuesto a colaborar. Necesitamos su cerebro y no sus lloriqueos. Manténgase firme, resolveremos este misterioso y podrá volver a su casa y su vida. 

Se giró hacia la doctora.

-Y usted, lo mismo. Parece que necesite que alguien esté enfermo para mostrarse inteligente y capaz. -El resto del tiempo solo suelta gilipolleces para joder a la gente, tuvo ganas de decir, se mordió la lengua en esta ocasión- Callahan, también necesitamos su cerebro. -no su lengua. 

Subir y bajar, ¿de qué hablaba Andrea? No le hizo caso. Le puso una mano en el brazo, cerca del hombro, a Michael. -Estamos juntos en esto y saldremos juntos. - Trató de darle ánimos al científico y siguió comprobando los símbolos grabados en la piedra.

-Markus, no subirá nadie hasta que haya una confirmación. -fue tajante, un tono que no admitía réplica. -Y primero lo hará Michael. -Silvan tenía claro que no iba a dejar a Miller a solas con Markus y Nathan, y los hombres de este. 

Levantó el brazo y acercó la palma de la mano al símbolo central -Probemos. -Puso la mano sobre la roca. Quizá era lo último que haría en este mundo. Quizás no sucedería nada. Tal vez las visiones le cegasen o redujeran su cerebro a papilla.

Por algún motivo, creía que no sufriría ningún mal. 

Carla asintió a las órdenes de Nathan y volvió a coger la cuerda para enviarle el mensaje a Silvan.

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Tras eso se volvió nuevamente hacia Hanta. 

— Hanta, antes dijiste que era tarde. ¿A qué te referías? ¿Cuánto tiempo hemos estado ahí abajo...?  — Le preguntó. A pesar de que la pregunta podía parecer extraña, tenía un mal presentimiento. Al subir, cuando le preguntó que por qué estaba oscuro, él sólo se había limitado a decir que era tarde y ella se dijo que quizás para él era normal que a las 11 fuera de noche, pero... Nathan también había parecido extrañado al ver que había anochecido. ¿Y si allí abajo, con la mierda esa del magnetismo sus relojes se habían parado? ¿Y si de verdad habían perdido la noción del tiempo...? 

Michael estaba muy alterado, pero es que razones había de sobra. Normal que quisiera irse de allí.

Sea como fuera todos fueron atraidos por ese dibujo extraño ¿pintado? ¿grabado? en la pared. A ella le parecía alguna especie de puerta, quizás si se reunieran todos o tocaransus símbolos se abriría. Menudo "scape room" se había montado ahí el señor Grey.

-¿Cuales son el resto de símbolos Andy?- le preguntó a la arqueóloga cuando se acercó y comento los que ya sabían -¿Y el del centro?- ese era el que más resaltaba y supuso que era al clave de todo. Mientras que dejaba que la experta analizara los simbolos, Erin también se acercó e iba a tocar el suyo cuando el capitán hablo, y aunque parecía que intentaba congraciarse con el resto intentado parecer humano, pero lo fastidió con un par de insultos gratuitos que puso como coletilla final; al noruego lo llamó llorica y a ella estúpida. Erin le quiso devolver el cumplido.

-Oh vaya ¿usted alguna vez fue jovencito?- se lo había dejado demasiado en bandeja para no aprovechar la oportunidad. -Yo que pensaba que nació así de rancio...-

¿Por qué le pasaba lo mismo con las dos mujeres de la expedición? Erin y Andrea le ponían en medio de ellas y Markus y Silvan. Se sonrió y negó con la cabeza, tendría que aprender de Silvan y ser más arisco, se metería en menos problemas. Bromeó con la arqueóloga, celebrando que se encontrara mejor, y cuando le dijo que no le calentara se rio

- No podría, soy un frío noruego. - No le puso tanto cuidado a hablar en voz baja. Él no estaba haciendo nada malo y no tenía que esconderse. Teorizó sobre que cada uno tenía sus símbolos allí y Andrea les señaló el suyo, el de Erin/Eva, Silvan indicó el suyo también,  y todos tenían orígenes distintos, para añadir más complejidad a la situación.

- Parece que todas las religiones tienen un origen común, una raiz común del árbol de la sabiduría que se ha ramificado en todas esas iconografías. - Se encogió de hombros, aquello era una hipótesis sin base, pero no tenía elementos para decir mucho más - Cuando lleguemos a la base haré la prueba del carbono 14 a las muestras recogidas. Podré dar una buena aproximación de la época de esta cueva.

Contó lo que había visto. Asintió.

- Caín, y luego Abel. Hasta yo sé eso. ¿El árbol tenía ese símbolo no? Igual el árbol es Caín, a quien deberíamos venerar.... o no.

Y entonces explotó. Estaba harto de medias verdades y de medias mentiras. Uno no busca una corriente de aire cuando tiene una salida delante suyo, sin motivo de peligro. Podía decir lo que quisiera pero de alguna manera sabía que existía esa corriente de aire. El capitán le daba dos opciones, la pastilla roja y la azul, y él elegía no creerle. Al igual que Nathan sabía que existían esos símbolos y que ellos los tenían. Alguien estaba moviendo los hilos y les estaban haciendo bailar, y Michael se había cansado. Alguien se tenía que plantar, y lo haría él.

Y entonces el capitán condescendencia le dijo lo que esperaba y lo que tenía que hacer. Inspiró profundamente. No sabía porqué pero ese tipo le sacaba de sus casillas, y eso era raro, no solía enervarse con nada, pero aquel tipo parecía tener superpoderes.

- Estoy centrado - dijo tratando de calmarse. Se veía que había muchas más cosas que decir, que deseaba mandarlo a tomar por culo, pero ni una palabra salió de su boca, y no precisamente por miedo. Paciencia, debía tener paciencia. De nada le servía pelearse con Silvan. Había que hacer equipo, al menos hasta descubrir quien estaba detrás de aquello, y entonces daría el primer puñetazo de toda su vida al culpable.

Se apartó un poco, se ajustó las gafas y puso mala cara cuando le dijo a Erin un comentario parecido. Erin no se calló, era la dinámica que había entre ellos, y mientras no hubiera tiros las cosas irían bien. Notó una mano en su hombro y dio un respingo al ver que era Silvan. Su cuerpo se tensó, esperando un ataque, y cuando le dijo que iban a salir de eso dijo

- Ya veremos. Aunque no creo que nos pase nada en breves, alguien se ha tomado muchas molestias en traernos aquí para dejarnos morir tan fácilmente. - sonrió irónico - Todavía tiene que cantar la gorda.

Por orden de Silvan nadie subiría. No era una orden que pudiera desobedecer, porque a pulso no podría hacerlo. Entonces Silvan decidió tocar por su cuenta el símbolo central. Michael suspiró, estaba rodeado de gente impetuosa y que no paraba dos segundos a pensar que hacía.

¿Sobrevivir? Si seguían dando palos de ciego iban a durar poco. Lo único que le quedaba era registrarlo en su diario

- Silvan ha tocado el centro del artefacto. Espero que no muramos todos.....

¿Qué le pasaba a esta gente? ¿Cómo podían ir por la vida con una piel tan sensible?, pensaba Silvan. “Deberían grabarse y luego revisar su forma de actuar a ver si así se daban cuenta.

Por un segundo pensó que el microbiólogo pasaría de palabras a hechos. Su expresión denotaba que prefería creer una mentira a la verdad. Si la verdad no encajaba con sus creencias o su manera de pensar, era incapaz de asimilarla, buscando una mentira que le hiciese sentir mejor. “Tiene miedo. La clase de miedo que no ayuda, sino entorpece”. Empeñado en encontrar a los responsables que sacudieron su realidad y no una solución al momento presente.

Hugh no se lo volvió a explicar. No era un profe paciente. También ignoró la pulla de la doctora. Suficiente tenía la rubia con soportarse a sí misma. 

En estas, notó el movimiento de la soga, el mensaje de Miller. Con todo,o por eso mismo, y aunque había aconsejado no tocar nada, él lo hizo. La mano sobre el símbolo. Al fin y al cabo, él era el soldado y quien debía correr el riesgo. 

Escuchó a Misha y sus temores.

-No será tan malo, Michael. Se librará de mí y de media docena de hijos con Erin.-ironizó.

Un instante antes, giró la cabeza hacia Andrea. Suavizó su habitual cara de seriedad- Te recuerdo. De Irak. 

Miré a Miller mover la cuerda sin saber bien qué le estaba diciendo a Silvan allí abajo, pero imaginé que le decía que nos marchábamos. Hanta miró a la soldado cuando esta le preguntó a qué se refería con lo de que era tarde y este sacó su reloj, que indicaba que era cerca de la media noche. - ¿Qué? - pregunté sorprendido viendo la hora y comparándolo con la mía - No puede ser. ¿Qué hora marca su reloj Miller? - pregunté. - ¿Por qué no ha subido nadie aún? Miller, debería bajar y comprobar que está pasando. - Estaba empezando a ponerme nervioso.

Carla tuvo que comprobar dos veces la hora que marcaba el reloj de Hanta y levantó de nuevo la mirada hacia el cielo. Tenía sentido que pareciera de noche, porque joder, era puta noche cerrada. 

— Desde que he subido llevo dándole vueltas a por qué estaba oscuro. Joder.... — Le enseñó su reloj a Nathan para que se callara y volvió a mirar hacia el puto agujero. Silvan no respondía a su último mensaje y la cuerda permanecía flácida, sin señal de que alguien estuviera subiendo por ella. ¿Qué cojones estaba pasando allí abajo? De los nervios se mordió el labio hasta que notó el ferroso sabor de la sangre. Había empezado a asustarse y no sabía ni por qué. No quería estar lejos de Silvan ni de... Mierda, ni de Markus. 

Levantó la mirada al escuchar a Nathan diciéndole que bajara y asintió con la cabeza, no hacía falta que se lo repitiera, si no se lo hubiera ordenado ella misma hubiera mandado a tomar por culo el protocolo y se habría lanzado de cabeza. 

Recuperó la cuerda y volvió a enganchársela al mosquetón, haciendo un nudo para poder deslizarse en rappel y, sin esperar ninguna nueva confirmación, saltó al agujero y empezó a dejarse caer, deslizándose por la cuerda.

Sentía la cabeza embotada con todo lo que estaba pasando. No dejaban de surgir cosas. Cuando no eran visiones eran especies de otro mundo y cuando no, símbolos. Asentí a Silvan cuando dijo que todas las religiones antiguas tenía una raíz común y le miré con cierto interés cuando habló de su tatuaje, el símbolo de Lucifer.

-¿Coincidimos todos con que esto no es casualidad entonces? -Parecía que por fin nosotros mismos habíamos encontrado la raíz común a toda esta locura, los tatuajes. Silvan hizo por mantener a Michael centrado y a Erin dispuesta a colaborar con su inteligencia. Negó que Markus subiera hasta nueva orden y en caso de subir alguien, primero sería Michael, por lo que Markus rechistó molesto, alejándose de nosotros y maldiciendo por lo bajo, diciendo que estábamos todos locos y que esto ya no tenía remedio. Michael realizará pruebas de las muestras al llegar a la base, pero mientras tanto, nos faltaban muchas respuestas.

-¿Qué? - pregunté a Erin cuando me habló.  - Oh, ehm... - me giré hacia los símbolos y los fui señalando. - Ese símbolo se llama Ichthys. Es de origen griego y fue empleado por los primeros cristianos. Representa a Dios. - dije. - Lucifer, Lilith, Adán, Eva. - señalé los siguientes.

- Guerra, peste, conquista y muerte. - señalé los siguientes cuatro símbolos. - Los jinetes del apocalipsis. - Hice una pausa y miré el último símbolo, una estrella de 7 puntas. - Este no estoy segura, pero creo que es el símbolo de los 7 arcángeles. Zadquiel, Gabriel, Jofiel, Rafael, Uriel, Baraciel y... Miguel. - me acerqué más. - Pero también puede representar los 7 pecados capitales según algunas culturas. - negué, no muy segura.

Miré el símbolo del centro. - Este no lo había visto nunca. Pero tengo la sensación de que lo conozco. - Saqué mi teléfono para hacer unas fotos y poder investigarlo en la base, donde tenía acceso a la información de la que carecía en aquella cueva.

Contuve la respiración cuando Silvan alargó la mano para tocar el centro, pero no paso nada, aparentemente. Sin embargo, giró su cabeza hacia mí y dijo que me recordaba de Irak. - ¿A sí? - balbuceé desviando la mirada. -¿De qué parte exactamente? - murmuré fingiendo interés en un trozo de musgo poco interesante junto a los símbolos. No sabía si el corazón me iba a mil debido a la inyección que me había puesto la doctora, al nerviosismo de todo lo que estaba pasando o ante la posibilidad de que Silvan recordara lo mismo que había recordado yo. - Voy a... buscar más símbolos. - intenté huir de aquella incómoda situación.

Markus, molesto, dijo que a ver si no tardábamos en irnos, porque se estaba asando de calor y yo, sin embargo, seguía teniendo frío y notando el cuerpo ligeramente entumecido. - Ten paciencia Markus. - musité sin saber a qué parte de la cueva ir. Por un lado, estaban las poco amigables hormigas. Por otro el estanque de los peces extraños, a un lado Markus y al otro el resto con los símbolos. Así que solo me fui a un rincón y me senté en unas piedras, notándome agobiada y con falta de aliento.

Apenas un par de segundos después, la cuerda se movió y por ella descendió Miller nuevamente. - Miller. - musité. - Miller está bajando de nuevo. - me levanté para caminar hacia ella.

Al bajar de nuevo, Miller se encuentra a todos abrigados. A la izquierda, el árbol, en la roca de la cueva, hay unos símbolos dorados y Silvan, Erin y Michael están allí. Markus está sentado en la dirección contraria en unas rocas, con cara de mala leche, y Andy, que parece bastante frágil y pálida sentada en otro rincón, pero al verte, se levanta para ir a recibirte.

Michael asintió a lo que decía Andy

- Ni casualidad ni destino, y si es el destino es uno que está muy bien preparado y con bastante antelación.

Los símbolos correspondían a personajes bíblicos, los primeros cristianos, pero a otras cosas, los jinetes del apocalipsis, los arcángeles, y uno central que le sonaba pero no sabia que era

- Parece la versión inicial del génesis, como si alguien hubiera hecho un quien es quien del nacimiento del hombre.

No creía que Silvan pudiera hacerle reír, pero lo hizo, muy a su pesar.

- Ahora que lo dices Hugh, no sería tan malo. Eso de la media docena de hijos antes de la primera cita tira para atrás, y me podrían salir militares. Una explosión a tiempo es una victoria.

Pero no, ni un BOOOM, que llevarse a la boca ni nada. En cambio dijo una de esas cosas que dan grima, que recordaba a Andy de Irak. Andy se turbó y se puso a mirar musgo durante un rato, hasta que decidió que una retirada a tiempo era una victoria. La dejó ir, Silvan y ella tendrían sus cosas, igual que Markus volvería al ataque en algún momento. Él quería largarse, y era el siguiente, así que se acercó a la cuerda

- Alguien baja. - Y eso era malo, porque cuando alguien se largaba de un sitio subía, y no bajaba. Vigiló la cuerda para tensarla en caso de que Miller perdiera pie. Algo debía haber pasado fuera....Suspiró y dijo

- Voy a volver a sacar el instrumental, ya que nos quedaremos aquí al menos haré algunas mediciones. Al menos entretendré la cabeza en algo.

Carla se deslizó de nuevo haciendo rappel. Mientras bajaba comprobó que Silvan no se encontraba junto a la cuerda. Joder, ya podía estar esperando una respuesta, que ésta nunca iba a llegar. En cuanto sus pies alcanzaron el suelo, se deshizo el nudo e inspeccionó el terreno, haciéndose una valoración mental de la situación. Sus ojos se detuvieron un instante en la figura de Markus. ¿Qué coño pasaba? Arqueó una ceja, contrariada y apartó la mirada del hombre, enfocándola en el grupo que se mantenía algo apartado, observando unos extraños símbolos que habían aparecido en la roca. 

Empezó a caminar hacia ellos, cruzándose con Andrea que había salido a su paso. Se detuvo un instante, mirándola de arriba a abajo. 

— Tienes mal aspecto. 

Le dijo con un tono de voz seco y volvió nuevamente su atención hacia el grupo, dirigiéndose hacia su capitán.

— Señor, Nathan me envía para saber qué está pasando. ¿Por qué no están subiendo? Le envié el mensaje a través de la cuerda para que suspendieran la misión y subieran todos. Tengo que informarles que arriba ya es medianoche. Parece ser que llevamos todo el día aquí metidos.

Llegó hasta donde se encontraban y dirigió su mirada hacia los símbolos dorados. 

— ¿Qué cojones es esto?

Se había metido en el papel e intentaba ver todo aquello desde el prisma que supuso que lo había visto su creador, del que seguía sospechando que era algún megalómano ricachón, probablemente Nathan, para jugar con sus mentes y probar teorías locas.

Aquello desde luego no tenía buena pinta. En cuanto mencionó los cuatro jinetes del apocalipsis y los siete pecados capitales, todo le sonó a desatar el mal en el mundo. La idea de salir de ahí y tirar una cerilla para que todo estallase en llamas parecía más razonable que nunca. Pero claro, Erin era curiosa por naturaleza y le iba a ser difícil dejar aquello sin averiguar realmente qué pasaba.

De nuevo bajaba Miller. Ahora se preguntó si Miller y Marcus representaban entonces a esos "arcángeles" o a alguno de los jinetes... Pero no le salían las cuentas.

Antes de que Silvan les hiciera salir a todos de ahí, Erin quería probar una última cosa... Era demasiado tentado como para no hacerlo.

Aprovechó que la mayoría estaba distraída con los símbolos de la pared, mediciones varias y flirteando, para acercarse al árbol y coger una manzana. Su intención, por supuesto, era el de pegarle un buen bocado.

Andrea les explicó qué representaba cada símbolo. Con dudas en algunos de ellos, pero al menos arrojaba luz sobre sus significados. Sopesó, de manera superficial, la posibilidad de que fuesen los arcángeles o los pecados. Siendo todo en plan familiar, se decantó por los ángeles. ¿Sus primos o hermanos? 

-Del cielo al infierno.

No sucedió nada cuando el capitán puso la mano sobre el símbolo. Aparentemente. El aire contenido en sus pulmones lo fue soltando en un largo suspiro. En su interior había esperado que se abriese una acceso a otra cámara o pasadizo. La corriente de aire estaba ahí, se colaba a través de las grietas de las rocas.

Si estaba decepcionado, no lo demostró cuando se dio la vuelta hacia sus impacientes compañeros. Fue consciente de la zozobra causada por sus palabras en la arqueóloga. ¿Para qué le preguntaba ella de qué parte? Era tanto como confesar que Andrea recordó lo mismo que él. “¿Y cómo pude olvidarme?” 

Fue una noche muy extravagante y salvaje intentando borrar los horrores sin nombre de la guerra. 

-De aquel pequeño local de té, cubierto de arena, alfombras y lleno de cabras. - Era cierto, no mintió. Tampoco dijo todo. Fue una parte de esa noche. - La verdad es que allí todo es arena, siempre. Una segunda piel.

No había ninguna necesidad de incomodar a Andrea, no le importaba sincerarse con ella, sin embargo, el estado físico y anímico de ella, no lo aconsejaba 

Examinó de nuevo la pared por si se le pasó algo por alto entretanto y comprobó algún posible cambio en el árbol y las hormigas. -Erin, no se separe de ella - le dijo a la doctora, observando que Andrea no acababa de mejorar.

-Miller avisa de que subamos -anuncio-, por tanto, prepárense para regresar a la base. Michael, puede guardar su instrumental y…

Carla descendió. ¿Por qué?  

Carla descendió. ¿Por qué? Se giró hacia ella y escuchó su informe. Pareció algo sorprendido por la diferencia de tiempo. Tanto como la de la temperatura.

-Ya nos habló Nathan de ese desfase en el tiempo. –comentó- Hemos descubierto estos símbolos en la roca. De ahí la demora. Relájese un poco, Miller, e informe de como están las cosas ahí arriba. ¿Qué pasa con la tormenta, cómo ve las condiciones para el regreso a las instalaciones?

Carla seguía igual de inquieta e impaciente. Silvan le señaló los símbolos con el dedo.

-Andrea nos ha explicado que representan personajes bíblicos. Del Génesis. La familia principal, los arcángeles y los jinetes del apocalipsis. Cada uno de nosotros lleva tatuado uno de estos signos. Hemos probado de ver si se abría un pasadizo, pero nada. Ponga aquí la mano.

Hugh esperó un par de segundos -¿Lo nota? Una ligera corriente de aire. No parece que sea casual esta expedición. ¿El árbol del Edén? ¿EL primer anfibio preparándose para conquistar la tierra?

La seriedad brillaba en sus ojos cuando miró a los de su amiga – Apuesto a que llevas tatuado este símbolo, el central. ¿Me equivoco? De cualquier forma, los dos estamos aquí para asegurarnos de la seguridad de esta expedición. Lo demás es secundario. ¿Le queda claro, cabo?

Fue cuando vio, a pocos metros, como Erin tomaba una de las manzanas. Entrecerró los ojos, alerta.

-Atenta al entorno, Miller.

«¿Relajarme?» Carla clavó una mirada interrogativa en los ojos de su capitán. ¿Por qué cojones le decía que se relajase? Ella estaba relajada que te cagas, vamos, era una puta balsa de relajación. Sólo había tenido que estar fuera, clavada en el frío, esperando un puto mensaje que no llegaba y preocupada por si les había pasado algo, pero estaba relajada, cojones si estaba relajada...

— Arriba hay fuertes vientos y la tormenta la tenemos encima de la cabeza. Pero el señor Grey insiste en que debemos irnos cuanto antes para que la señorita Oakley pueda ser tratada en la base. Aparte de Hanta, hay dos individuos más que nos llevarán en sus motos de nieve hasta donde quedó el vehículo. 

Tras pasarle el informe que había solicitado, sus labios se torcieron en una leve mueca y volvió su mirada nuevamente hacia la pared.

— Señor, siento contradecirle, pero yo no tengo ningún tatuaje. — Le informó mientras se sacaba el guante para acercar la mano a la pared y sentir la brisa que le estaba indicando. A pesar de que los soldados tenían fama de tatuarse los cuerpos, ella siempre se había negado a que profanaran su piel. Cero había querido que se hicieran uno conjunto, decía que era para estar juntos aunque estuviesen destinados cada uno en una punta del mundo, pero joder, ella se había negado y ahora se alegraba de haberlo hecho, sólo faltaría tener un puto dibujo que le estuviera recordando siempre a él. 

Se había acercado un poco más a la pared, atenta a la teórica corriente que debía sentir, mientras había estado escuchando todas las teorías bíblicas que estaban barajando. Volvió a mirar a su capitán a los ojos. Ya sabía que la protección de los civiles era lo principal, ¿por qué dudaba de ella? Una sombra cruzó sus ojos y asintió con la cabeza.

— Sí, señor...