UN PASEO POR EL OESTE
Ahora que ya te has puesto al día (por cierto, estamos en 1884), vamos a darnos un garbeo rápido por las principales regiones del Extraño Oeste. Para descubrir lo que realmente se cuece en cada una, por supuesto, será necesario visitarlas en persona.
Las Grandes Llanuras: A veces se le denomina también “el corazón del Oeste”.
Esta región incluye Colorado, Kansas, Montana, Wyoming y Nebraska.
Gran parte de la región quedó devastada durante la guerra de Secesión y sufrió en sus carnes las guerras ferroviarias, de tal modo que aún quedan abiertas muchas cicatrices provocadas por ambos conflictos, no solo entre los ánimos de sus residentes, sino en muchos de los campos de batalla más desolados y recónditos de la región.
Sea como sea, los idílicos paisajes de la gran pradera ocultan grandes peligros y oscuridad. Los forajidos ejercen su ilícito oficio sin despeinarse, mientras que algunos grupos de gente descontenta con el resultado de la guerra de Secesión se niegan a abandonar la lucha, tirándose al monte. A eso hay que añadir algunas de las alimañas más letales que existen (como las que el Epitafio insiste en que son ciertas). Independientemente de si tienen razón o no, el viajero inteligente hará bien en tomar precauciones contra lo que pueda acechar entre las sombras, más allá de la luz de su campamento.
La Gran Cuenca: El sur de California y Nevada forman esta región. Difícilmente encontrarás un lugar más inhóspito sobre la faz de la Tierra y ya le encantaría a más de un vaquero del Extraño Oeste que el clima fuese el único de sus problemas. La gente dice que la Parca ha reclamado para sí este territorio y la mayor evidencia es que apenas vive nadie en él. Asegúrate de ir bien pertrechado de suministros (en especial agua y balas) si visitas la región, y no olvides ir siempre acompañado de cuates fiables.
El Gran Laberinto: El Tiemblo de 1868 destrozó la costa de California hasta crear una laberíntica red de canales, que el océano Pacífico se encargó de llenar con agua salada. Los mineros acuden cada día a millares a estos canales, devorando poco a poco las paredes de los cañones, excavando túneles y colgando de peligrosos andamios para llegar a las vetas de oro, plata y roca fantasma que esconden.
Los mineros no son los únicos que han acudido como las moscas a la miel a por su parte de tajada.
Tenemos la ciudad independiente de Lost Angels, lo poco que queda del gobierno federal, un poderoso señor de la guerra chino llamado Kang y millares piratas de todo pelo dispuestos a atacar las concesiones, robar a los mineros el fruto de su trabajo y matar a todo el que se interponga.
El laberinto también es hogar de algunos de los bichejos más originales del Extraño Oeste. Entre todos ellos destacan las colosales bestias que todo el mundo llama “dragones del Laberinto”. Estos gigantes nadan entre los canales inundados en busca de presas, ¡y son tan grandes que incluso los tiburones blancos forman parte de su dieta regular!
El Gran Noroeste: Desde los bosques perennes cubiertos de bruma de las cordilleras costeras a los helados picos de las Cascadas, el Gran Noroeste incluye algunos de los paisajes más sobrecogedoresde Norteamérica.
La región está formada por Washington, Oregón e Idaho y solo igualan su belleza la dureza de sus inviernos y la brutalidad de su fauna autóctona.
Aunque la tala de árboles y el trampeo dominan la vida económica de la región, también es posible encontrar rancheros y granjeros. Los leñadores cuentan historias bonitas sobre el pie grande, pero impresionan otras mucho más sangrientas y aterradoras sobre lobos que caminan a dos patas y dan caza a los seres humanos para alimentarse de ellos.
Incluso estas últimas palidecen ante las historias sobre las desafortunadas almas que quedaron atrapadas por el gélido abrazo del invierno y el hambre, teniendo que recurrir al canibalismo para sobrevivir.
De acuerdo a las leyendas de los indios locales, estos individuos se convierten en seres eternamente hambrientos, los “wendigos”, condenados a vagar por el noroeste en busca de más formas de saciar su hambre infinita.
Deseret: Como ya hemos dicho, Brigham Young declaró un estado independiente en Utah en 1866, al que llamó Deseret. En su mayor parte es un lugar cálido, seco y desolado, pero se han ido descubriendo numerosos oasis, suficientes para sustentar a sus residentes mormones.
El mayor de todos ellos está en Salt Lake City, que ahora mismo todo el mundo conoce más por su apodo, “la Ciudad en Penumbras”. Este curioso apodo se debe a la nube de humo y hollín que siempre flota sobre ella, producto de las numerosas factorías y talleres con altos hornos de roca fantasma. Tanto Smith & Robards como Hellstromme Industries Ltd. (los principales fabricantes de tecnologías basadas en la Nueva Ciencia) tienen sus sedes principales en Deseret, pero también ha surgido una buena cantidad de pequeños creadores, dispuestos a hacerse un nombre.
Cuando la gente menciona Deseret, a menudo lo primero que viene a la mente son los “crótalos”. Se trata de gusanos gigantes oriundos de las planicies saladas de Utah. Pueden excavar a través de la tierra a velocidades increíbles (¡casi tan rápido como para igualar a un carromato a vapor a plena potencia!). Lo peor de todo es que estos horrores tienen un puñado de tentáculos faciales que emplean para atrapar a sus presas. Se dice que les encanta el sabor del ser humano tirando a poco hecho. Y siempre tienen hambre.
Las Naciones Sioux: Ocupan la región que solía ser el territorio Dakota. Las principales tribus sioux son los hunkapa, miniconjou, brule y ogala, pero los cheyenes del norte y los sans arcs también son parte de la confederación. Los sioux mantienen una independencia completa del hombre blanco y vigilan de cerca la santidad de sus fronteras.
A la hora de explicar cómo las Naciones Sioux logran hacer frente el poder del ejército de la Unión conviene relatar una extraña historia que parece tener visos de realidad. De acuerdo a los viajeros que han estado en las Naciones Sioux y han regresado de ellas, en los últimos años la tecnología ha empezado a mostrar una tendencia a funcionar mal. Aunque una silla de monta de cuero fabricada en un taller del este podría aguantar bien, lo cierto es que los percutores de los Winchester tienden a romperse tras unos cuantos disparos, las ruedas de los carromatos ceden con facilidad y el resto de artefactos se averían o comienzan a echar humo. Poca gente, aparte de los propios hombres-medicina sioux, es capaz de explicar este fenómeno, pero todo el mundo está de acuerdo en que ocurre.
A pesar de la enérgica defensa sioux de sus fronteras, el gobierno de la Unión logró firmar un acuerdo con los líderes tribales para asegurar la existencia de Deadwood. Como resultado, la minería de roca fantasma en las Black Hills no se ha detenido, pero las tensiones entre los mineros y los indios crecen más cada día que pasa.
La Confederación Coyote: De un modo muy parecido a las Naciones Sioux, la Confederación Coyote declaró su soberanía e independencia del hombre blanco durante la guerra de Secesión.
Localizada en la parte oriental de Oklahoma, se trata de una alianza no demasiado firme de indios cheyenes, comanches y kiowas, junto con varias tribus menores.
Aunque las leyendas locales hablan de la existencia de una ciudad perdida llena de tesoros (Quivira) en algún lugar del interior del territorio reclamado por la Confederación, la mayoría de colonos teme demasiado a los soldados-perro cheyenes como para entrar en su busca sin invitación.
El Salvaje Suroeste: Para muchos, los desiertos del suroeste (que incluye Texas, Nuevo México y Arizona) representan el auténtico paisaje del Oeste. A pesar de ser un territorio duro y mortífero, mucha gente sigue acudiendo a la región en busca de oro, plata y roca fantasma, pues es posible encontrar estas sustancias en grandes cantidades. Y, allí donde hay riquezas, puedes asegurar que también habrá malhechores. Los bandidos, ladrones de trenes y diligencias, y asesinos abundan en la región.
Tombstone, en Arizona, es la más importante de todas las ciudades ganadores del Salvaje Suroeste. Hay quien podría imaginar que la muerte de los Earp y de casi toda la banda de los Cowboys hace unos años trajo una cierta calma a asediada ciudad. Se equivocan y mucho.
De hecho, la competición por los fundamentos se ha hecho aún más peligrosa y numerosas bandas de forajidos operan a la luz del día, sin ocultarse. ¡Mantén los ojos bien abiertos y la mano siempre cerca del revolver, amigo!