Partida Rol por web

[DM 07/19] La isla del Gallo

1. Bienvenidos a Rooster Island.

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19/06/2019, 03:00
Director Gallo

Eran años dificiles, cada uno de ustedes esta tratando de vivir su vida  como le corresponde,  ya sea dando clases,  en la biblioteca, escribiendo o buscando antiguedades, sus vidas no se habían cruzado hasta hoy. Cada uno de ustedes hace más o menos un mes  recibió  esta carta  de su amigo Arthur J Hopkins,  a quien todos aprecian de alguna manera.

Arthur J Hopkins   fue un profesor muy culto en varias artes y en ciencias sociales,  ganó algunos premios y reconocimientos, nunca se casó, dedicó su vida a la docencia, y a viajar enseñando, algunos de ustedes los conoció en sus viajes, a otros mientras  trabajaba en la universidad de Manchester.

Fue raro saber que se había retirado, pero  por lo que supieron despues, "no por su propia voluntad". La institución educativa necesitaba sangre nueva, jóvenes con más carisma y con menos achaques. Le dijeron que  su tiempo ya había concluido, y lo jubilaron.

Era obvio que el hombre se había deprimido mucho al dejar de trabajar,  lo manifestaba en sus cartas, pero el tiempo pasó  y se supo que se compró una casa en una comunidad tranquila, pasaron los meses,  y es cuando cada uno de ustedes recibe una carta así:

“Oh querido amigo/a, la vida es un pañuelo de sorpresas, luego de tanto vagar he encontrado un lugar de retiro maravilloso al lado del mar. La comunidad donde recientemente me mude son todos muy amables, gente mayor y sorprendentemente alguna gente joven. He comprado una casa como siempre la soñé, tiene un gran jardín y varias habitaciones, una buena chimenea y una  vista hermosa. Lo único malo es que está muy lejos de todo, y me hacen falta los amigos. ¿vendrías a mi casa  el fin de semana del 20 de Agosto?. Te ofrezco mi hospitalidad, espero que no te moleste compartir habitación con alguno de mis otros amigos. Quiero verte, saber de ti, tu familia y tus últimos libros. La vida es tan corta que si llego a morir mañana si me gustaría  recordar el tiempo en que estuve con mis amigos. Mi casa es tu casa. Por favor acepta mi humilde invitación.

Arthur J Hopkins”

Cuando leen las letras puedes sentir la soledad del anciano, y al revisar el sobre encuentran un pasaje para el transbordador  de ese día.

Si bien no planeaban viajar, deciden por los viejos tiempos  ir a su encuentro. Algunos lo hacen por solidaridad al viejo amigo, otros porqué sienten que le deben algo.

Notas de juego

La carta lógicamente esta adaptada al genero de cada uno de los personajes, solo se expresa así para que sepan un poco el contenido de la misma.

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19/06/2019, 03:16
Director Gallo

20 de Agosto 1931.

Después de un  largo viaje llegan a la estación a la tarde. Se ha anunciado que el último trasbordador  llegará en  20 minutos. Algunos de ustedes han llegado algo cansados y esperan mirando el reloj la llegada del barco. En el muelle hay muchas personas hablando, niños corriendo y algunos vendedores ambulantes.

En el sector hay algunas sillas de espera, mientras el empleado local revisa los boletos y orienta a los pasajeros.

El aire salado y el paso de las gaviotas hacen de  la escena algo pintoresca.

Notas de juego

Incluyan a todos en los posts. Si bien puede que no se conozcan, pues para que vayan conociendose entre los jugadores :)

Introducción a ritmo cómodo hasta  terminado el mes de Junio,  supongo que puede haber unos dos o tres post por jugador.
 

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19/06/2019, 23:07
Pietro Salvatore

Le había sorprendido aquella carta. Conocía bastante bien a Arthur y no le había dado mucho tiempo de vida después de su jubilación. Un hombre que vivía para y por el trabajo, al perderlo... ¿Qué quedaba de él?

No era el único que le auguraba un futuro próximo en la tumba al bueno de Hopkins. De hecho, eran unos cuantos de sus antiguos colegas los que habían hecho una lista de apuestas sobre el mes y el año en que su viejo amigo la diñaría. Afortunadamente, había superado todas las apuestas y cada apostante había recibido de vuelta lo apostado.

Pietro Salvatore no había apostado un céntimo. Les dijo a sus colegas que aquello que estaban haciendo era de muy mala educación y aunque, Pietro tenía sus propios pronósticos, los cuales también habían sido superados, pensaba que apostar sobre la fecha de la muerte de una persona era toda una frivolidad.

Pietro Salvatore procedía de una familia católica. Aunque no era practicante, si era creyente y recurría a Dios cuando era necesario. De ahí quizás también, el hecho de respetar el nombre de los muertos. Además de ser un hombre religioso en su justa medida, también era un poco cascarrabias. Tenía un sentido del humor un tanto extraño y de mal gusto. Quizás por eso le costaba llegar a entablar amistades duraderas.

Fuera como fuera, apreciaba a Arthur. Era una de las pocas personas que le aguantaba y le entendía. Lo cierto era que me echaba de menos en el trabajo y tenía ganas de verle y poder charlar con él como hacían en el pasado. Por eso no se lo pensó mucho cuando recibió si misiva...

Pese a todo, cuando se encontró frente al dique donde amarraba el transbordador, se lo pensó mucho. Odiaba los barcos. Le tenía pánico a las travesías marítimas desde bien pequeño. Aunque finalmente utilizó el pasaje. Ya había realizado muchos kilómetros para llegar hasta allí y no iba a volver a casa ahora.

Así que, Pietro se armó de valor, agarró su maleta, tomó aire y se dispuso a embarcar con decisión en aquel transbordador. Al fin y al cabo...¿Qué podía salir mal?

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20/06/2019, 14:48
Callum Jones

Callum se encuentra esperando el transbordador y ve el mar, en sus fosas nasales le entra el aire como si pudiera oler su salinidad, casi lo huele si el agua se pudiera oler, con su salubridad. - Hace ya mucho que no había ido a la playa, aquellos años quedaron enterrados bajo los libros, pues tras la muerte de su esposa no quiso salir mucho de su trabajo ni de su casa, ni tampoco visitar lugares que sabía que una mujer le tendría gran admiración a ese tipo de paisajes, pues le hacían recordar a su amada esposa. Incluso cuando veía a las parejas cogidas de la mano paseando y mirándose con cara de enamorados, le venía a la mente sus idílicos años de amor.

Tenía en su mano un libro que trataba sobre la cultura mundial, lo tenía cerrado en su mano derecha mientras con la izquierda miraba el reloj de pulsera para calcular el tiempo que quedaba. Por un momento se quedó anonadado mirando la calma del mar, oliendo aquel olor tan característico, quedando en segundo plano el sonido de su alrededor, después miró otra vez al mundo que le rodeaba niños correteando, vendedores ambulantes y grupos pequeños charlando pero hay un hombre solo que por su vestimenta le llama la atención, después sus facciones le parecen muy familiares, el hombre se da cuenta pues Callum no es muy sagaz para pasar inadvertido. Viendo que había incurrido en una falta de respeto se acercó al hombre bien vestido (Pietro Salvatore) y le habló con una sonrisa: - Muy buenas señor, perdone mi descaro, dijo algo nervioso, pero me suena tanto su cara, me es tan familiar que no he podido dejar de mirarle, se parece usted diría que se parece a algún escritor, pero estoy divagando, lo siento mucho, dijo con una amplia sonrisa y mirando hacia abajo por un momento en muestra de humildad. - Me llamo Callum Jones, soy bibliotecario de la universidad de Manchester, y me quedo con las caras de los autores que pasan por mis manos, y otros que suelo buscar en las prensas especializadas, y verá si su cara me suena tanto es porque la habré visto en alguna portada, ¿quizás periódico?, ¿alguna revista?, y perdone nuevamente por mi curiosidad. Argumentó Callum que miraba por si era rechazado quitarse con prontitud, pues su vida callada no pegaba con su ahora actitud amistosa, pero en la carta de su compañero dijo que había invitado a varios y conociéndole serían intelectuales, así que le hurgaba el gusanillo por si aquel hombre fuera uno de los invitados como él. 

 

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20/06/2019, 15:37
Pietro Salvatore

Pietro sonrió al ver a una cara conocida. Aquel hombre no había cambiado nada desde que Pietro dejara la universidad algunos años atrás. Sin duda no le había reconocido por el período en que Pietro asistió a clases en la Universidad de Manchester a cargo del mismo Arthur Hopkins. De eso ya hacía... ¿Cúanto, quince años? Quizás más. Pero el señor Jones no había cambiado ni un ápice. Seguía teniendo la misma apariencia que entonces, aunque eso sí, con algunas canas de más, algunas arrugas que antes no estaban y un halo de tristeza que Pietro no sabía a que se debía.

Un placer volver a verle señor Jones. - Le dijo ofreciéndole la mano. - Nos conocimos en Manchester, en la universidad. Continuamente entraba en su biblioteca en busca de libros de literatura fantástica, terror o novela negra. - Sonrió. - Nos conocemos, o al menos yo le conozco de esa época. De allí conozco al profesor Hopkins. Deduzco que está usted aquí también por él. - Tras una pequeña pausa en la que por fin le devolvió la mano a su dueño, volvió a hablar. - Pero sí, igual me conoce de alguna portada. Pietro Salvatore. Escritor de novelas de fantasía y terror.

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20/06/2019, 20:04
Mariam Lacroix

Mariam hacía tiempo que no sabía nada de Arthur pues sus últimos viajes habían interrumpido incluso la correspondencia con su viejo amigo. Por ese motivo, cuando encontró la carta y leyó su contenido se alegró de saber que, por fin, había encontrado el lugar ideal para descansar aunque, así lo dejaba traslucir sus palabras, el peso de la soledad debía ser demasiado agobiante para él. Enarcó una ceja al leer la invitación que le transmitía así como el pasaje que Arthur le había enviado y, como Mariam acababa de regresar de uno de sus viajes, decidió que sería un buen momento para visitar a su amigo con el que había compartido muchas charlas sobre arte y del cual había apreciado enormemente su sabia opinión y, de paso, podría descansar un poco.

Así que, llegado el día y con una maleta preparada, al fin y al cabo estaba demasiado acostumbrada a preparar maletas como para que aquel gesto le supusiera un gran trastorno, se acercó al muelle con paso decidido, el paso de una mujer segura de sí misma. Sus tacones resonaban en el empedrado mientras avanzaba, con su maleta en una mano y el billete preparado en la otra, sin mirar a nadie en concreto y, a la vez, observándolo todo con ojo crítico, desde el bullicio de los niños hasta los vendedores que intentaban quitarse de encima sus últimas mercancías.

La elegancia con la que Mariam caminaba llamaba la atención, pero para ella era algo tan natural que ni siquiera se daba cuenta de las miradas que algunos hombres le lanzaban a su paso. No había medrado en aquel negocio dejándose amedrentar por las miradas o las opiniones del resto.

Se colocó pacientemente en la fila esperando entregar su billete cuando llegara su turno. A pesar de ser una mujer acomodada, acostumbrada a la buena vida, también era una mujer de mundo que había viajado y visto lo suficiente para saber comportarse en cualquier momento, por ese motivo la espera no le resultó tediosa y así tuvo la oportunidad de escuchar la charla que mantenían dos hombres delante de ella.

No es que quisiera escuchar conversaciones ajenas pero, a no ser que se moviera de la fila, no podía evitar oír lo que decían. Se quedó observando a uno de ellos, al que el otro había nombrado como escritor, intentando adivinar qué tipo de género escribiría y si habría leído algún libro suyo. Hasta que escuchó la respuesta… Pietro Salvatore, le resultaba familiar y, haciendo memoria, recordó haber leído algo de él. El otro hombre le resultaba completamente desconocido aunque estaba claro que también era algún tipo de erudito.

Mariam consideró que aquel no era un buen momento para interrumpir la conversación pero quizás, ya en el barco, pudiera acercarse a él para mantener una charla sobre literatura, y con el otro hombre también ya que un bibliotecario siempre era una buena fuente de información.

Justo en ese momento le pareció ver que ya podían ir avanzando para entregar sus billetes.

Disculpen —interrumpió de manera educada a los dos hombres—. Pero la fila ha avanzado un poco.

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22/06/2019, 16:47
Callum Jones

Notó la sonrisa del hombre... y Callum la secundó como si fueran amigos unidos por un tema en común. Después mostró su sorpresa cuando el hombre lo llamó por su nombre, y le ofreció la mano con lo que Callum le correspondió apretándosela suavemente casi sin fuerza, pero prestando mucha atención a lo que le estaba diciendo. Le llenó de orgullo saber que había pasado por la universidad y lo había reconocido como bibliotecario. - Oh, amigo mío cuanto me alegro de su carrera literaria, me llena de un onda felicidad saber que estudiantes tan esmerados han llegado a alcanzar una cierta fama. Le siguió mirando con esa adulación aunque esta vez devolvió su mano a su posición anterior. Mientras que examinaba a su compañero como una abuela que examina a su nieto, con orgullo, una mujer intervino en la conversación... una mujer elegante con suma educación les invitaba a proseguir, Callum la sonrió: - Callum Jones a su servicio señora, si quiere pasar, adelante, la caballerosidad es algo que todavía añoro, como también en esos libros de fantasía medieval, le habló ahora a su compañero para insertarle en la conversación. - Aquí Pietro Salvatore, escritor y yo bibliotecario de la universidad de Manchester señora. Ahora le hablaba a la mujer para insertarla en la conversación mientras se echaba a un lado para que se pusiera a la misma altura que ellos, incluso que los rebasara si así quería, tal era la opción que le dio. Después volvió otra vez a la conversación de su camarada: - Así es, vamos hacia el mismo destino, espero tener fructuosas charlas con usted, desde que mi esposa falleció ya no he vuelto a ser él mismo. Siguió hablando pues veía que le debía de dar una explicación a lo que ahora decía. - Me encontraba demasiado melancólico, y este viaje espero que me sirva para coger aire, siguió sonriendo a los presentes a pesar del halo de amargura que se reflejaba aún sin quererlo. 

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22/06/2019, 21:44
Rogelio Almeida

Miraba el horizonte con preocupación. Habían sido varios los motivos que le habían llevado a ese viaje, y el reunirse con un antiguo amigo no había sido el principal. Deseaba estar lejos de casa, lejos de los problemas, cada día estaba más convencido que la distancia era la solución.  La distancia era la única solución para los cobardes, también pensó con amargura.

La cola avanzaba lentamente y unos hombres habían comenzado a hablar animadamente, hablando de libros. En otro tiempo, o con una copa en la mano, se habría acercado a ellos buscado una excusa para pasar el tiempo.  Claramente, en otro tiempo, no había comenzado a huir de todo, de su casa, de su trabajo, de los problemas. Había descubierto que huir era mucho más fácil que enfrentarse a los problemas .

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22/06/2019, 23:45
Director Gallo

Justo a  tiempo el transbordador, un barco adaptado para tales menesteres llega al puerto. Las personas comienzan a entrar al mismo de manera lenta, y ustedes poco a poco se van  adecuando en alguna de las sillas del mismo.  El barco está  a reventar.

El cielo estaba despejado y el clima era agradable.

Poco a poco el vehículo se va llenando y con el pito del capitán comienza el viaje hacia las islas. Ustedes se dirigen a Rooster Island (Isla Gallo en Español)

En el horizonte se pueden ver varias de estas islas. Unas más lejanas que otras,  pero ciertamente hacian parte de un archipielago

El encargado anuncia la parada más próxima (la cual no es vuestra isla), lentamente a medida que  van navegando se acercan a la primera parada. Al apearse en la orilla varias personas se bajan  y otras se suben.

Media hora después, llegan a la segunda isla, ocurriendo exactamente lo mismo. Cada vez son menos personas en el viaje.

Lo mismo ocurrió en la tercera y cuarta (ya a este nivel  llevaban más de una hora y media viajando),  y  cuando  hacen la parada quinta la gran mayoría de los tripulantes se bajan, y es ahí cuando anuncian “Próxima parada Rooster Island”

Es curioso,  en el barco solo estaban  ustedes cuatro, lo que era evidente iban al mismo sitio. Curiosa coincidencia. Todos se miran unos a otros, ya  dos de ustedes se habían reconocido, y ciertamente por sus ropas no eran lugareños, eso podía dar pie alguna presentación, o nó.

Uno de los empleados que ayuda en el bote comentó que se demorarian una media hora a "la última isla", justo en ese momento comienza a llover muy levemente.

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23/06/2019, 13:01
Pietro Salvatore

Jones y Salvatore habían permanecido durante gran parte del trayecto hablando sobre literatura. Había sido agradable reencontrarse con aquel hombre después de tanto tiempo y notar que seguía apasionándole literatura. Al fin y al cabo los libros habían sido toda su vida y eso no cambiaba fácilmente con el paso de los años...

...no señor. - Sonrió Pietro ante la última afirmación de su colega. - La gente no cambia. No cambia nunca. A menos que... - Hizo una pausa y comenzó a divagar en su mente. - A menos que un hecho lo suficientemente traumático, provoque el cambio. Entonces si creo que pueda producirse una metamorfosis completa.

Y mientras hablaban de la vida, la literatura y un sinfín de temas más que les llevaron a filosofar delante de una copa de coñac que la amable tripulante les había servido tras pagar un elevado precio no acorde a la calidad del licor, se anunció la siguiente parada. Si no era la última poco quedaba, pues tan solo cuatro pasajeros quedaban a bordo. Siendo dos de ellos Salvatore y Jones, una tercera la amable señorita en la que Pietro se había fijado en la cola para entrar a la embarcación y un tercer hombre, que a tener de su lenguaje no verbal, parecía preocupado o ansioso por algo.

Pietro se puso en pie y se acercó a aquellos dos individuos.

¡Menudo viajecito! - Exclamó estirando los brazos hacia arriba y haciendo crujir su espalda. - Estoy agarrotado de estar sentado en esa butaca. - Miró a la mujer. - ¿Va a Rooster Island? ¿Y usted? - Le preguntó también al varón.

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23/06/2019, 14:38
Mariam Lacroix

Sonrió educadamente al caballero que, después de haberles solicitado que siguieran caminando, amablemente la había invitado a pasar delante de ellos a lo cual Mariam se negó con la elegancia que la caracterizaba, al fin y al cabo la fila se había empezado a mover con fluidez y tardarían poco en estar acomodados en la embarcación.

Es usted muy amable pero como puede comprobar ya queda poco para subir al trasbordador —le dijo, notándose un cierto deje francés al hablar—. Encantada caballeros —saludó al escuchar los nombres de los dos—, yo soy Mariam Lacroix.

Pero la conversación se interrumpió cuando le llegó el turno de entregar su pasaje y subir al trasbordador, separándose así sus caminos.

Acostumbrada a viajar, Mariam ya iba preparada para una tediosa travesía así que, una vez acomodada en uno de los asientos más confortables que pudo encontrar, se dispuso a leer un poco para matar el tiempo que la llevaría al nuevo hogar de Arthur.

Poco a poco y parada tras parada, el transbordador acabó por vaciarse casi por completo antes de llegar a la última parada, la cual sería su destino. Cerrando el libro, Mariam paseó su mirada para observar a aquellos que se quedaban, lo que le indicaría  a la mujer quiénes serían los otros invitados a los que se refería Arthur. Con sorpresa pudo comprobar cómo, aparte de un caballero desconocido, los únicos que se mantenían en la embarcación eran los dos cuya conversación, o más bien parte de ella, había estado escuchando. Vio como el escritor se acercaba a ella, imaginándose que él también se habría dado cuenta que los cuatro que permanecíamos aún a bordo nos dirigíamos al mismo destino.

Justo en ese momento una fina lluvia comenzó a caer lo que hizo levantar a la mujer de su asiento para buscar cobijo del agua.

Exacto. Rooster Island es mi destino, al igual que me imagino será el de los cuatro ¿me equivoco, Monsieur? —Preguntó simplemente para confirmar que todos habían sido invitados por Arthur—. A casa de monsieur Hopkins supongo…

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24/06/2019, 11:06
Rogelio Almeida

Permaneció con la mirada perdida, viendo como bajaban cada vez más viajeros. Hasta que quedaron solo cuatro. ¿Estaremos todos invitados a la casa del profesor? Era una pregunta que en otro tiempo hubiera despertado su curiosidad, pero ahora solo quería encontrar un vaso de whisky donde ahogar todos sus sentimientos, incluido el sentimiento de curiosidad que tanto le había seguido durante su vida académica.

Fue la coincidencia, o la curiosidad de otra persona, el elemento que rompió el hielo. Alargo la mano temblorosa y algo sudada al caballero que se había presentado. Soy Rogelio Almeida, profesor de historia comparada en la Universidad de Oxford. Una presentación como esa enorgullecería a cualquier hombre, pero Rogelio dijo las palabras sin enorgullecerse, casi parecía abochornado por su presentación tan rimbómbate donde aparecía el nombre de la prestigiosa universidad.

Con un simple gesto de cabeza asintió a las palabras de la dama. El doctor Hopkins  fue una de mis almas mater en la universidad.   

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24/06/2019, 16:02
Pietro Salvatore

- ¡Bueno, parece que todos vamos al mismo sitio! - Exclamó el italiano. - Curiosa forma de conocernos. Yo a ustedes de nada les conocía antes, al señor Jones de vista y de cuatro conversaciones sobre entrada y salida de libros... - Suspiró. - Estoy deseando descubrir que nos tiene preparado el profesor. ¿Ustedes no? - Miró entonces a la dama. - Bibliotecario, escritos y profesor. Todos nos dedicamos a los libros. ¿Usted también, señorita?

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24/06/2019, 16:50
Mariam Lacroix

Escuchaba en silencio las presentaciones del resto, dándose cuenta que todos tenían un nexo en común con Arthur, bien por el tipo de profesiones que tenían, de estudios academicistas o, como era su caso, por compartir conocimientos y agradables charlas.

Mi pasión son las Artes en general y, en especial, las antigüedades —explicó ante la curiosidad del escritor—. Me gusta principalmente todo lo que tenga que ver con las culturas orientales, son tan fascinantes y misteriosas. Y monsieur Hopkins me resultado de mucha utilidad en varias ocasiones, lo que ha llevado a que, con el tiempo, hayamos forjado una amistad.

Faltaba cada vez menos para llegar a su destino y el tiempo parecía querer acompañar la soledad de aquel lugar en el que se había recluido Arthur. A Mariam no le extrañó que, siendo el hombre como era de afable con todo el mundo, echara de menos a sus amistades y las amenas conversaciones con una copa de coñac en la mano.

Fue mi difunto marido el que nos presentó —puntualizó para que aquellos hombres no se hicieran ideas extrañas sobre su amistad con Arthur.

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25/06/2019, 18:03
Callum Jones

Callum se pierde entre el bullicio después de entrar en el transbordador son demasiada gente los que se meten por todos lados distanciándose de Pietro y de la elegante mujer. Se queda quieto mientras unos y otros se acomodan en el viaje... una vez que la gente permanece lo más quieta posible empieza a buscar al escritor pero no lo ve entre tanto bullicio. Pierde entonces los indicios de seguir buscando para centrarse en lo que ve en la lejanía: Las islas, el movimiento del barco, las voces mezcladas de diversos temas, el llanto de los niños. Callum, que había estado últimamente centrado en los libros, en el silencio y el orden, se ve algo mareado, e intenta llegar a algún pasamanos del barco que le sirva de apoyo a tanto ajetreo. 

Después de la segunda parada son menos la gente del barco y Callum mira otra vez para buscar al escritor... lo encuentra y se acerca a él saludándole gentilmente para seguir con la conversación que habían iniciado antes de subir en el transbordador... Fue ya casi llegando a su destino cuando Pietro que localiza fácilmente a los demás tripulantes que van hacia allí, ya que eramos solo cuatro contando con la elegante mujer. Cuando se les presenta, Callum le sigue y también con cortesía se presenta: - Callum Jones, bibliotecario de la universidad de Manchester, encantado. Se queda en un segundo plano viendo como la conversación se fue animando. Cuando Mariam comunica que la amistad con Arthur fue a través de su difunto marido, a Callum le sale darle su apoyo: - Lo siento mucho señora, mi mas sincero pésame, le dice con una inclinación de cabeza y un faz comprensiva. Después miró otra vez hacia sus interlocutores y hacia su destino. 

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25/06/2019, 18:20
Director Gallo

La lluvia se hace un poquito más fuerte. La marea se pone un poco tosca y el barco se mueve un poco más de lo deseado. Algunos de ustedes sufren ligeros mareos, pero con lluvia o no el barco va avanzando poco a poco  hacia la isla que por el atardecer y el clima se ve algo oscura.

Luego de una larga conversación cada uno ha hablado un poco de cada sí, y  ciertamente  saben que tienen un amigo en común.

Por suerte para ustedes la lluvia disminuye en intensidad, aunque ha bajado la temperatura, hace frio. El agua del mar se calma un poco, y pueden visualizar el sitio donde los dejará el barco.

El muelle no es muy moderno, es un  corredor de madera básico con solo dos barcos en él. Un bote  desvencijado de remo y  una lancha de motor esperan en el muelle.

Lo primero que ven  al asomarse a la salida es un gran letrero

"Bienvenidos a Rooster Island

: Inversiones inmobiliarias

Un lugar para usted y su tranquilidad”

Al fondo se ven unas casas, las cuales desde ese ángulo no se ven bien.

Justo cuando van bajando ven un vehículo  negro de la época que les hace señales con las luces.

Un hombre que ustedes ya conocen, sale de su auto con una sombrilla negra pequeña abierta, y les hace señas con una sonrisa.  Se trataba de un hombre mayor, con barba escasa pero con un gran bigote encrespado. Estaba  vestido como todo un profesor con una chaqueta Tweed, jersey de rombos y pantalones oscuros. Se ve que saca algo del carro de manera algo caótica pues lleva su paraguas encima, y le ven acercarse a todos con dos paraguas grandes pensando en que no se mojen.

Ya a este nivel todos han caminado lo suficiente para ver más el pueblo que esta a unos 50, o 60 metros aproximadamente hay una escena pintoresca. Todas las casas con el mismo diseño inglés, pintadas del mismo color blanco con acabados en madera. Un conjunto residencial bastante curioso, hecho evidentemente por el mismo arquitecto, muy bonito y limpio a primera vista.

Notas de juego

Los que quieran pueden lanzar percibir.

La dificultad es  el número que tengan la ficha. Se debe sacar menos o igual que ese número.

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25/06/2019, 18:36
Callum Jones
Sólo para el director
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25/06/2019, 21:13
Mariam Lacroix

Mariam se arrebujó en su gruesa chaqueta cuando la lluvia comenzó a arreciar y, sobre todo, cuando la temperatura bajó, pensando en que sería una lástima que el tranquilo fin de semana que tenían en perspectiva fuera a ser menos agradable por culpa del viento. Por suerte, cuando por fin llegaron a su destino, la lluvia pareció calmarse un poco y, a pesar de que se mojaron mientras caminaban por el tosco embarcadero, lo que haría que su peinado se estropeara, por lo menos la mojadura no iba a ser suficiente para que se resfriaran.

Mientras observaba el coche que parecía estar esperándolos, algo que vio confirmado al ver bajar a su ocupante cargado con varios paraguas, Mariam se dedicó a observar el pintoresco pueblo, todo demasiado igual y monótono para su gusto, pero lo que sí se notaba era la paz y la tranquilidad que se debía respirar allí. Un lugar ideal para descansar sin lugar a dudas.

Correspondiendo a la sonrisa de su anfitrión, Mariam se acercó a él para saludarlo.

Querido Arthur —le dijo, plantándole un par de besos en las mejillas como era habitual en ella—. Te veo maravillosamente bien —le halagó mientras se cogía de su brazo para resguarecerse de la lluvia bajo el paraguas que él traía—. Este lugar parece tan agradable —terminó por decir mientras en su cabeza se alojaba un pensamiento, y tan solitario.

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25/06/2019, 21:39
Pietro Salvatore

El viaje se le había hecho bastante corto a decir verdad. Le encantaba el balanceo del barco en el mar y la compañía no podía haber sido mejor. Se podía decir que Pietro Salvatore disfrutba más de una buena charla que de un buen polvo. Aunque no era muy políticamente correcto decir aquello.

Quizás la parte final de aquel viaje fue la peor. El mar había empezado a embravecerse y eso no le gustaba a aquel italiano, pues empezaba a marearse. Y la lluvia no ayudaba demasiado a que el tiempo acompañara.

Cuando finalmente llegaron a su destino, Pietro estuvo feliz de que su anfitrión les estuviera ya esperando y lo que era más importante traía paraguas y un coche. No iban a mojarse demasiado. Eso definitivamente estaba muy bien.

- Pues yo le veo bastante mal, Arthur. - Bromeó con una sonrisa en los labios. - ¡Jajaja! ¡Mi viejo amigo! ¿Qué puñetas haces en esta isla? ¿Hay algo que hacer más allá de contemplar la lluvia y el mar? - Soltó una risotada. - ¡A mí sí brazos! - Y le dio un cálido abrazo.

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26/06/2019, 13:27
Rogelio Almeida

Rogelio alargo una mano sudorosa y temblorosa. Buenos días profeso, es un placer estar aquí.  Miro la isla con desgana, era un entorno tranquilo, monótono, donde uno podía pasar su jubilación esperando la muerte. Era un pensamiento agradable, la tranquilidad, algo que él no tenía.  

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