Partida Rol por web

Los vestigios de la vieja iglesia se encuentran al final de una calle sucia y tortuosa. 

Se puede apreciar que antaño se trataba de una construcción rectangular. El techo ha desaparecido por completo, y las ruinas han sufrido tanto desgaste de los elementos, y están tan cubiertas de vegetación, que los grises escombros se parecen más a rocas de la naturaleza que a paredes y cimientos.

No hay ninguna cerca que impida el paso, por lo se puede entrar libremente al interior.

Después de una agradable comida donde apenas habló para mantener su gran lema de “come y calla”, Hank estaba más agradable. Su estómago saciado pedía un descanso y, si miraba el reloj de bolsillo, era su hora de la siesta, una que por desgracia no podía tomar al negarse hacerlo en el asiento de atrás de su coche.

Se mantuvo despierto a base de caminar mientras se quitaba los restos de carne que tenía entre los dientes con un palillo, llegando por fin a la calle que buscaban y a la Iglesia o lo que quedaba de ella, echando un rápido vistazo.

Hace tiempo un inglés vino a mi tienda.- Empezó a explicar sin venir a cuento mientras seguía con el palillo entre los dientes, ya por costumbre de tenerlo.- Decía que había descubierto un antiguo yacimiento etrusco en su propiedad, el hallazgo del siglo lo llamaba, y había venido a venderme esa parcela.- Soltó una carcajada, como si hubiera contado un chiste que sólo él entendía sin dejar de mirar los restos de la Iglesia.- Quería probar su veracidad trayéndome una parte de la construcción, una tabla de terracota que técnicamente formaba parte de la fachada. Sí, la arrancó expresamente.- Cogió el palillo con dos dedos antes de tirarlo al suelo, camuflándose con el resto de suciedad de la calle.- Después de increparle sobre el delito histórico que había cometido, examiné dicha tabla y, ¿sabes lo que encontré? En efecto era un terracota, pero tenía matices tan cuidados que podías haberlo hecho perfectamente tú, sobre todo teniendo en cuenta que los etruscos eran una sociedad bastante tosca.- Con las manos en los bolsillos se giró hacia Tobías, imaginándose que se preguntaría que a qué venía esa chapa.- Sonará como una de las historias sobrenaturales de Paloma, pero te aseguro que las piedras cuentan más de lo que creemos y tendemos a pasarlo por alto. En pocas palabras, aunque esté en ruinas a veces lo importante no es lo que no vemos, sino los restos que quedan.- Tras ese pequeño consejo sumado a una clase histórica, se aventuró hacia la Iglesia pendiente de cualquier cosa que pudiera revelarle la verdad tras lo sucedido.

Tobías contuvo la risa ante la charlatanería de Hank. Se limitó a escucharle y a asentir. Le prestaba la justa atención cuando se ponía así y esperaba al final, que era donde normalmente residía la información importante. Al menos la historia había sido entretenida y algo divertida... no como las chapas de otras veces.

- Entremos - dijo dándole la razón pero sólo necesitó una palabra para ello. Se llevó la mano al arma y empezó a adentrarse en aquellas ruinas. - Buscamos.. símbolos, marcas... cualquier información será muy útil. 

Tobías y Hank deciden internarse en las ruinas. Se mueven con cuidado para evitar alguna posible caída, accidente o derrumbamiento, entre toda esa amalgama de cascotes y vigas quemadas.

En un momento dado, Hank nota crujir el suelo cuando camina sobre él. Instintivamente mira abajo y observa que, bajo una gran capa de hierbas y desperdicios, parece que hay unos tablones poco firmes, formando un cuadrado. Sin lugar a dudas no da la impresión de ser algo natural. No le cuesta demasiado esfuerzo levantar las tablas, y debajo de las mismas encuentra una harapienta túnica de seda negra y un libro bastante podrido.

Todavía puede apreciarse el título en la cubierta del volumen: LIBER IVONIS. Hank, experto en manipular objetos con cuidado, consigue abrir sus primeras páginas, y se da cuenta de que está en latín. No obstante, también es consciente de que mejor no seguir ojeándolo sin las herramientas y protocolos adecuados, o corre el riesgo de que se desmenuce en sus manos.

Por su parte, Tobías advierte la esquina de lo que parece un relieve en uno de los muros. Aparta la maleza de su alrededor para visualizarlo con claridad, y ante sus ojos aparece un extraño símbolo.

Cuando lo mira fijamente, comienza a sentir un inquietante malestar.

Tobías asiente satisfecho ante el descubrimiento de Hank y saca su libreta para comenzar a dibujar el símbolo que había visto.

- Una pena que nuestras compañeras hayan ido a la biblioteca sin tener esta información... tal vez si cogemos un taxi lleguemos allí con ellas y podamos investigar tanto eso - señala al libro - como esto - señala el símbolo. - Nos llevamos el libro y nos llevamos la túnica - dijo.

Una vez terminó de dibujarlo se guardó la libreta en la gabardina y se cruzó de brazos. Empezó a examinar con detenimiento cada uno de los rincones que había ahí tratando de identificar la zona cero, el lugar en el que se originó el incendio.

Es latín. Tal vez pueda descifrarlo pero necesitaría el material adecuado, tiempo y una buena taza de café.- Aquello era un hallazgo que realmente le gustaba, mucho más el libro (el cual se negaba a soltar) que la propia túnica. Cogió un pañuelo y envolvió el libro en él con tanto cuidado como si se tratara de un bebé recién nacido, no queriendo tocar las hojas para que sus dedos quedaran pegados en el material.- Coincido en la biblioteca.- Salió de aquella zona con cuidado de no caerse, queriendo llegar a la zona llana de la acerca.- Tu idea, tu taxi.- Sonrió, buscando un taxi que pudiera llevarle con sus compañeras.

Tobías se hace cargo de la túnica mientras Hank parece maravillado con el libro y a penas presta atención a nada más. En el fondo el detective está de acuerdo. Sin duda conseguirían más información del libro que del garabato y la túnica. Y por eso no renegó en voz alta por tener que pagar el taxi pero sí que le dedicó un par de pensamientos a Hank y su bolsillo cerrado. 

Alzó la mano en la carretera y esperó a que llegara el taxi. Se montaron. 

- A la biblioteca. Tenemos prisa - le dijo con un tono autoritario.

Entre la caminata hasta aquí y la concienzuda exploración de la iglesia, el tiempo se pasa volando.

Es ya casi la hora que habían acordado para reunirse en el restaurante, pero con un poco de suerte, quizá lleguen en taxi a la Biblioteca antes de que sus compañeras salgan de camino al lugar de la cita.