Partida Rol por web

Poon creyó por un momento que realmente estaba dominando al gigalópulo. Se había visto la pentalogía de Rancor Dundee más de siete veces, así que conocía la infalible técnica del puño alzado con el meñique y el pulgar meneándose. Si a Mick Dundee le funcionaba, ¿por qué no iba a funcionarle a él? Por desgracia, debía haberse equivocado en el ritmo de meneo o en el ángulo exacto entre pulgar y meñique, o tal vez fuera que el lópulo era tuerto y no captaba bien el hipnótico vaivén del puñito de Poon —seguramente esa era la razón—, porque el gigalópulo acabó hartándose del cachondeo y le arreó tremendo bocado al Antariano.

—¡Su puñetera madre! —chilló el dwalpiano aterrorizado— ¡Va a abrir la nave como una lata de atún!

Gracias al Hacedor, el Jilguero Prepúber escogió ese instante para hacer acto de presencia y desviar la atención de la hueste de lópulos. Poon gritó entusiasmado ante la llegada del rescate. La euforia no le duró demasiado, no obstante. La única vía de escape se hallaba en la brecha del techo y la nave que flotaba sobre el Antariano. Y Poon, por lo que fuera, tenía ciertas dificultades en las huidas verticales. Desesperado por encontrar una alternativa, sus ojos se posaron en la escultural y vigoréxica figura de Mida. Corrió hacia ella y trepó por su pierna como un gatete asustado. Se encaramó hasta la ancha espalda de la gladiadora y se fijó a ella como una garrapata venusiana.

—¡Sácame de aquí! ¡¡Sácame de aquí!! ¡¡SÁCAME DE AQUÍ!!

Horrorizada, contempló como una boca, jodidamente dentada, hacía lo que se salía de los lopulillos con la chapa del Antariano, que, oficialmente, pasaba de ser nave, a ser tentenpié. Por un momento, segundo arriba, segundo abajo, se quedó empanada... hasta que notó unas patitas vigorosas que le trepaban por la patorra... en otras circunstancias, hasta podría haberle encontrado la gracia o gustirrinín...

... El caso es que esas patitas -poco tardó en identificarlas como las de Poon- tiraban para arriba, agarrando donde podían, hasta llegar a su espalda, para soltarle un alarido... ese "sácame de aquí!!!" histéricamente apremiante, vigoroso, desafinado, todo sea dicho...

Miró hacia donde señalaba, febril, su compañero... la brecha del techo....

Otro medio segundo perdido, que no invertido, en consideraciones menores tales como... SAT, Fsin... que se quedaban atrás... que si alguien tenía que ayudarles... El siguiente medio segundo, lo empeñó Mida en ayudar, del mejor modo que pudo, a los dos citados camaradas...

-¡Cagando Hostias!!! ¡Por aquí arriba!! -hale, ya, dicho, cumplido el expediente de la ayuda...

Y estiró los brazos, dobló las patorras para, a continuación, estirarlas cual resorte; vamos, lo que suele ser un salto en vertical... em... lo mismo no calculó el tamaño de la brecha... lo mismo Poon, a su espalda, iba un poco justo y se escalabraba y se caía.... Quien sabe.

Saltar, saltar y saltar; o sea, salir de allí.

¿Le pareció oir un... doing? ¿clonk?...

Con Poon encaramado como un koala a la espalda, Mida saltó con sus poderosas piernacas alimentadas con los mejores anabolizantes de la galaxia y se agarró a un saliente metálico retorcido. Pero nada más agarrarse al metal se oyó un fuerte chasquido. Había tocado con la mano un cable pelado que había quedado colgando de la brecha, y automáticamente un latigazo eléctrico recorrió el brazo haciendo que pataleara en una especie de frenético baile folclórico de algún planeta remoto... pero no soltó su agarre.

Poon, que seguía aferrado a su espalda como un monete, chilló al sentir también la potente descarga que le transmitió Mida. Pero tampoco se soltó de su agarre, aunque no tanto porque estuviera tan mazado, sino porque como ya estaba agarrado la electricidad hizo que cerrara las patitas aún más fuerte, propinándole unos dolorosos pellizcos a la gladiadora.

La derivación entonces fundió algún fusible y el calambrazo pasó, dejando a Mida y Poon allí colgando, algo aturdidos y humeantes como un chorizo demasiado hecho. Mida bufó, escupió y sacudió la cabeza. En el moño encrespado tenía una pequeña llama que le iba carbonizando el pelo poco a poco.

El Poon, por su parte, tenía su bonito pelaje totalmente erizado y un poco tostadito en algunas partes, como un tierno peluche que hubieran rescatado de Mustafar. Pero aunque su cuerpecito sufría espasmos involuntarios, no había acabado muy mal parado... excepto quizás por los hilillos de humo que salían de sus orejitas y la mirada perdida.

El Jilguero Prepúber seguía suspendido sobre el mar de lópulos con sus motores rugiendo a ralentí, con una cuerda colgando de la plataforma descendida. Estaba todo lo cerca que podía estar, con J. Alone sudando la gota gord para mantener tamaña nave lo más cerca posible sin estrellarse. Chupaco, sobre la plataforma , gritaba y gruñía sin parar. A su lado, Fsin parecía morderse la punta de sus garras. Y por los laterales destrozados del Antariano Errante, los lópulos empezaban a encaramarse a brincos, más que dispuestos a comerse a los intrusos de su luna. El gigalópulo rugió amenazadoramente y dio un empellón a los restos de la nave, furioso.

—¡Socorro! — gimoteó Chita, la mona pirata, saliendo de debajo del destrozado cuadro de mandos y agarrándose a la pierna del androide. —¡No me dejéis aquí!

Pero el androide tenía otros problemas. En concreto uno sobre la cabeza, que le había dado tal dentellada que le había arrancado un faro de cuajo, dejando unos cablecillos chisporroteantes en su lugar.

S-AT 127 no procesaba el dolor como un ser orgánico, pero los repetidos impactos de dientes afilados en su cabeza estaban empezando a interferir con sus sensores de orientación. Cada sacudida del lópulo que lo mordía hacía que su visión se llenara de distorsión y el constante sonido de garras raspando su chasis comenzaba a ser estadísticamente preocupante.

Frente a él, la nave destruida crujió, la estructura estaba al borde del colapso. La grieta en el casco seguía abriéndose y el aire reciclado escapaba en un silbido insistente. El Jilguero Prepúber flotaba sobre la escena, con su compuerta abierta y la silueta imponente de Chupaco escaneando la zona en busca del equipo.

El tiempo se agotaba y S-AT 127 analizó los recursos disponibles.

- Bip... El soplete. - Pronucnió. 

Un destello de plasma, un chorro concentrado de fuego. Quizás suficiente para ahuyentar al lópulo o hacer que soltara su maldito agarre. Pero también estaba demasiado cerca de su propio sistema de sensores y el calor extremo podría sobrecargar su estructura. Fuera como fuera, tenía que probarlo.

- Bip... La granada. - Mencionó. 

Si, era una opción drástica, pero ante una situación como aquella, se necesitaban recursos extraordinarios. Podría lanzarla a la masa de lópulos que rodeaba los restos del Antariano, despejando un camino para la huida. Sin embargo, con su alcance limitado, la onda expansiva también podría afectar a los demás. Y si la nave sufría otro golpe estructural… podría no haber más nave que evacuar. El desastre y el caos que se sembraría, podía ser algo que S-AT 127 no lograse procesar y acabase por destruir su red neuronal artificial. Fuera como fuera, tenía que probarlo.

- El refugio hinchable... - Recordó.

Una opción creativa. Si lograba activarlo en el ángulo correcto, podría servir como plataforma improvisada para impulsarse hacia el Jilguero. Pero dependería de si el material resistía la presión del salto y si el tiempo le bastaba antes de ser alcanzado por más lópulos. Fuera como fuera, tenía que probarlo.

Se obervó un parpadeo errático en su interfaz y décimas de segundo después una luz roja fija que simulaba dos ojos cargados de determinación asesina, se dibujaron en éste. Estaba listo para ejecutar su plan.

.. Por un momento, tuvo un flashBack de esos,... a un momento en el pasado, que recordaba con una mezcla de entre.. regustillo orgásmico, y espeluznante experiencia... aquella vez que enchufó cierto juguete sexual a una red eléctrica que no funcionaba con demasiada... estabilidad; apenas recordaba aquel instante como un fogonazo... pero joder, qué fogonazo... estuvo varios días con unos espasmos que desconcertaron severamente al androide médico que intentaba determinar cómo clasificarlos...

... Ya de vuelta al presente contínuo, su vida estaba colgando de un put- cable pelapo como los cojones de un mono que se hubiese hecho la cera en plan radical; el olor a pelo quemao la invadió las fosas nasales, y la hizo espabilar cagando leches; o salían de allí, o la iban a comer "to el potorro", y las piernas, y la cabeza, todo en general, amén de acabar de forma drástica con la lucha anarcosindicalista radical de su compañero, al cual sentía en su espalda, clavándole las uñas cual mancebo siendo asfixiado entre sus grandes melones (recauchutados, que buenos créditos se gastó en ellas).

-¡Vamos, jodeeeer!!!! -Exclamó intentando insuflarse ánimos a ella misma... Tenían que salir de ahí

Músculos brillantes por el sudor, empezaron a trabajar, aunque la verdad, con escasa eficiencia... pateó, gruñó, se rompió alguna uña, en el proceso de encaramarse al exterior de la carcasa en que se había convertido su nave, a sabiendas de que eso no solucionaría sus problemas más inmediatos, o sea, la supervivencia y tal...

-Poon!! Estás conmigo?? -Preguntó en voz alta, por saber si el peludo seguía detrás suyo (y preocupada hasta cierto punto, por si éste había tenido algún efecto secundario fisiológico derivado del calambrazo, problemas capilares aparte)... Porque lo siguiente que iba a hacer... era saltar de nuevo, para agarrarse con ahinco al pajarillo que había encima suyo... (joder, así dicho, parecía que intentaba asirse a un cimbel que hubiese colgado sobre ella...)

El soplete se desplegó de su brazo secundario con un chasquido neumático. Un destello azul iluminó la escena y una lengua de fuego brotó con precisión calibrada. El lópulo reaccionó de inmediato, emitiendo un chillido y soltando su presa con un rebote torpe, rodando y alejándose con gruñidos de alarma.

Sin perder tiempo, S-AT 127 giró sobre sus servos y escaneó la estructura colapsada del Antariano Errante. Su base de datos táctico-logística procesó las opciones en microsegundos hasta que identificó un módulo de alimentación secundaria, aún chisporroteando con residuos energéticos.

Extendió su brazo principal y conectó un cable a un puerto expuesto. Descargas estáticas recorrieron su chasis cuando forzó un cortocircuito en el sistema. Un repentino chispazo detonó debajo de sus pies, sobrecargando su estructura con un impulso electromagnético.

El resultado fue inmediato: S-AT 127 salió disparado hacia arriba en un arco irregular, su chasis vibrando por la aceleración repentina. En milésimas de segundo recalibró su giroscopio para ajustar su trayectoria, redirigiéndose hacia la grieta en el cascp y entonces... golpeó contra la pared abollándola aún más y rebotó despedido para acabar de nuevo en el punto de inicio.

- Cálculo balístico… dentro del margen de error aceptable, bip. - Luego, sin cambiar de tono, añadió. - Silencio, orgánicos. No fue un fallo, fue una recopilación de datos para optimizar el próximo intento. - Comentó, por si a alguna de las estúpidas mentes orgánicas inferiores que se enconraban merodeando por los restos del Antariano Errante, se le ocurría hacer algún tipo de comentario al respecto.

Lo cierto era que no sabía si Poon estaba con ella o se había quedado frito y crujiente pegado a su espalda, pero como fuera, Mida saltó de nuevo, más que dispuesta a agarrarse a la gruesa cuerda que tenía el Jilguero Prepúber colgando de su parte inferior, con la misma avidez y desesperación que si fuera el badajo del último maromo del universo. Sus manos aún quemadas  se agarraron a la cuerda de salvamento como dos tenazas de acero, y la corpulenta gladiadora y su mochila peluda se quedaron otra vez colgando, con un mar de lópulos hambrientos chasqueando los dientes a varios metros bajo ella.

La humana, entrelazó la cuerda en sus piernas y empezó a ascender lentamente, alejándose de la amenaza. Cuando estaba llegando arriba, unos poderosos brazos peludos la asieron de las axilas y tiraron de ella con gran fuerza para subirla a la plataforma. Chupaco miró a Mida de arriba a abajo. Era tan alto y corpulento como ella. Se apartó el pelo de los ojos con un gesto de cabeza brusco pero elegante, agitando al viento, casi a cámara lenta, su espesa melena. Después se apartó con una garra despreocupada un mechón rebelde y sonrió a la combatiente mostrando sus colmillos.

—¡Gwwaaaahhrrgh! — gritó.

Fsin salió de detrás de las peludas espaldas de Chupaco.

—¡Ai, ai, bien! Justo ya iba a bajar yo a echaros una mano. ¡Lo habéis conseguido! Pero... — hizo una pausa — ¿Dónde está S-AT?

S-AT 127 seguía en el interior del Antariano Errante, luchando por su integridad estructural. El soplete había ahuyentado al lópulo que le había arrancado un faro, pero el salto recopilador de datos para la optimización del próximo intento le había dejado una buena abolladura. Ya se disponía a enchufarse de nuevo el cable para potenciar sus servomotores de las piernas, cuando el gigalópulo mordió la chatarra que era el Antariano y abrió la nave completamente como si fuera una lata de atún. Escupió el metal masticado a un lado, y de su enorme boca salió disparada una lengua larga y viscosa, directa hacia el androide. Por fortuna para él, la lengua se enroscó alrededor de Chita, que estaba abrazada a una de sus patas mecánicas, y se la llevó de un violento tirón.

—¡AAAH! — chilló la mona pataleando inútilmente en el aire — ¡Ayúdame, Tuercas! ¡Yo sé que fue una recopilación de datos, de verdad! ¡Créeme, yo...! — su grito se cortó de golpe cuando el gigalópulo cerró sus enormes fauces sobre ella, engulléndola.

Los lópulos pequeños chillaban, ansiosos y hambrientos, agolpándose e intentando abrirse paso por los lados del lópulo gigante. Y arriba, ahora bien a la vista porque el lópulo había arrancado un buen trozo de Antariano, el Jilguero Prepúber. La plataforma estaba bajada, con una larga cuerda colgando de ella. Sus estúpidos compañeros orgánicos estaban sobre ella, asomados.

[S-AT 127: INICIANDO ANÁLISIS DE SUPERVIVENCIA]

ESCANEO DEL ENTORNO...

Ubicación: Nave Antariano Errante (sección parcialmente destruida).

Amenaza primaria: Gigalópulo (tamaño: 7.3 Midas / 11.1 Poons).

Objetivo: Abordar Jilguero Prepúber (distancia: 12.6 metros, altura: 5.8 metros).

CÁLCULO DE PROBABILIDADES:

Lanzar granada al gigalópulo → Éxito: 37.4% / Fallo: 62.6%

Usar refugio hinchable para impulso → Éxito: 44.2% / Fallo: 55.8%

Combinación de ambas tácticas → Supervivencia: 21.9%

[PROCESANDO CÁLCULOS RELEVANTES E IRRELEVANTES]

ESCANEO DEL ENTORNO ADICIONAL:

Probabilidad de que el gigalópulo haya visto una película de acción en su vida: 0.0000001%

Probabilidad de que la explosión lo haga reconsiderar su carrera de depredador alfa lunar: 3.4%

Probabilidad de que Poon desarrolle un trauma por la experiencia: 67.9%

Probabilidad de que Mida siga pensando en su Anal Intruder mientras todo esto ocurre: 82.5%

CÁLCULOS ABSURDAMENTE PRECISOS:

Tiempo exacto de vuelo de un excremento de Poon si es eyectado en parábola perfecta: 4.2 segundos

Cantidad de chispas generadas si S-AT 127 choca contra la pared con la frente: 37 ± 4

Energía cinética requerida para que un lópulo pequeño alcance la órbita lunar: 9999999999999 julios

Probabilidad de que el refugio hinchable se infle con forma de pato por un error de fabricación: 12.3%

Velocidad de rebote óptima en caso de usar el refugio como trampolín improvisado: 5.2 m/s (si está bien hinchado) o 0.1 m/s (si es defectuoso y se desinfla de inmediato)

Probabilidad de que el Jilguero Prepúber tenga un botón de “abrir escotilla” justo cuando S-AT 127 lo necesite: 50% (depende de la pereza del piloto)

Probabilidad de que, contra toda lógica, un pez caiga del cielo en medio del caos: 0.5% (pero suficiente para ser considerado)

[RIESGO SIGNIFICATIVO DETECTADO]

[ALTERNATIVAS: 0]

DECISIÓN: PROSEGUIR.

S-AT 127 ajustó su postura, aferrándose al marco destrozado del Antariano Errante mientras su software de puntería fijaba un lock-on en el gigalópulo, que continuaba arrancando fragmentos de la nave con sus mandíbulas.

[GRANADA ARMADA]

[LANZAMIENTO EN 3... 2... 1...]

El androide lanzó la granada con la fuerza precisa de sus actuadores hidráulicos. El explosivo describió una parábola perfecta en dirección a la bestia… pero variables imprevistas alteraron el resultado.

POSIBLES ESCENARIOS:
Impacto directo, aturdiendo al gigalópulo y creando una distracción.
Desvío accidental, golpeando un lópulo menor y provocando caos.
Rebote errático, detonando en una ubicación inesperada.
Explosión prematura, generando una situación aún más peligrosa.

Sin tiempo para verificar el resultado, S-AT 127 activó su refugio hinchable. El paquete compacto se desplegó con un ¡PUF!, inflándose en una estructura amortiguadora.

ESCENARIOS PARA IMPULSO:

Rebote perfectamente calculado → S-AT 127 alcanza el Jilguero Prepúber.

Ángulo de rebote incorrecto → Impacta contra otra parte de la nave.

Refugio explota o se desinfla → El refugio no solo explota, sino que también suelta un gas de colores brillantes que convierte a todos los lópulos en criaturas pacifistas y amantes de la danza.

Choque contra la nave → En lugar de quedar aturdido, S-AT 127 activa sin querer un panel oculto, revelando un baño de lujo con calefacción y minibar… lo que distrae al resto del grupo de la huida.

El gigalópulo terminó de tragarse a Chita y abrió la enorme boca para devorar a continuación a S-AT 127. Y en una boca tan grande hubiera sido sencillísimo encestar la granada, pero los sensores visuales de S-AT habían sufrido daños estructurales tan severos que la imagen que le proporcionó al procesador estaba distorsionada, y la parábola perfecta del explosivo terminó justo entre el ojo tuerto y el sano de bicho.

La granada rebotó y cayó rodando entre la chatarra, en un punto intermedio entre S-AT y el gigalópulo, con un amenazador piloto rojo encendido y un pitido agudo y  bastanteestresante que se iba acelerando a cada segundo. El gigalópulo, que no había visto ninguna película de acción, gruñó y no volvió a prestar atención a la granada que le arrancaría el otro ojo y algunos dientes, sino al osado androide que se la había arrojado. Pero el androide no estaba esperando a nadie. Ya había sacado de su viejo zurrón de herramientas el refugio hinchable, lo colocó bajo él y lo activó.

¡PUF!, hizo el refugio inflándose a una velocidad vertiginosa.

Pipipipipiiiii-¡¡¡BOOOOM!!!, hizo la granada de termofusión un instante después.

Engullido por la explosión, el chasis de S-AT 127 sufrió una brutal sacudida, y el refugio hinchable —que durante una fracción de segundo pudo verse de un llamativo color amarillo, con una extraña silueta patiforme, dos grandes ojos y un pico plano—directamente explotó al instante con un ¡CUACK!, totalmente silenciado por la explosión de la granada.

La fuerza combinada de ambas explosiones lanzó al androide hacia arriba siguiendo una trayectoria recta hacia el Jilguero Prepúber, pero girando sobre sí mismo en el aire y envuelto en llamas. Se estrelló contra con el fuselaje del Jilguero Prepúber y rebotó, cayendo finalmente sobre la plataforma desplegada, humeante, a los pies de todos.

Del androide quedaba poco. Lo que le quedaba de chasis estaba ennegrecido. A la cabeza le faltaba un buen trozo. Donde debía tener uno de sus faros había una especie de mordisco, y del hueco sobresalían algunos cables arrancados. Del torso sólo tenía la mitad, y nada más conservaba un brazo. El abdomen mecánico había desaparecido, y su lugar había una maraña de cables carbonizados. De las piernas y el brazo izquierdo, ni rastro.

El faro que le quedaba parpadeó débilmente un par de veces más. El procesador se intentó reiniciar para estabilizar el sistema, pero fallo catastróficamente. El leve destello de su "ojo" se apagó, y el zumbido de sus electroventiladores internos empezó a ralentizarse.

Durante un instante, sólo quedó el silencio del vacío, roto únicamente por el chisporroteo de los circuitos dañados y el crujido del metal aún caliente.

El Jilguero Prepúber flotaba en la órbita destrozada, con su tripulación observando el cuerpo maltrecho del androide. Los cálculos de S-AT 127 no habían contemplado esta posibilidad, pero ahora era irrelevante. Sus sistemas estaban colapsados, sus algoritmos desactivados y su conciencia digital recluída en algún tipo de limbo cibernético.

Y entonces, justo cuando todo parecía perdido, en algún rincón olvidado de su núcleo de datos, un protocolo de emergencia se activó. Un proceso primitivo, diseñado para situaciones críticas.

[PROCESO DE RECUPERACIÓN INICIADO...]

Pero, ¿habría suficiente energía para completar la reactivación? ¿O era este el último cálculo fallido de S-AT 127?

[PROCESO DE RECUPERACIÓN EN CURSO...]

El sistema operativo de S-AT 127 se reinició a un nivel primitivo, operando con la mínima capacidad. Sin entender del todo lo que ocurría, su chasis carbonizado intentó ejecutar un protocolo de estabilización rudimentario, derivando energía a los sistemas esenciales.

[ERROR: MATRIZ DE SENSORES DAÑADA] 
[ERROR: MOVILIDAD LIMITADA] 
[ERROR: PROCESADOR EN MODO DE SUPERVIVENCIA]

Aquellos fueron los únicos mensajes que aparecieron en lo que quedaba de su interfaz de sistema.

- Bip... bip... bippp... Eres… ¿todavía? - Pronunció una voz mecanica, distorsionada y rota, como si la pregunta no estuviera del todo formulada, como si la propia conciencia de S-AT 127 estuviera al borde de funcionalidad y el apagón definitivo.

El faro restante titiló débilmente. Quizás fue solo un fallo eléctrico. O quizás, en algún rincón recóndito de su núcleo digital, algo parecido a la voluntad de existir seguía aferrándose a la última chispa de energía.

Era extraño; por unos momentos... era como si el tiempo se hubiese detenido, los sonidos, se volviesen algo lejano, la brisa trayese olores embriagadores... y sólo pudiese pensar en ese adonis peludo que tenía ante ella.... le asaltó una duda... bajo tanto pelo... ¿qué se escondía? ¿"ello" haría honor al tamaño del resto del ejemplar? ¿o sería decepcionantemente... escaso?... Demonios... no se quería quedar en la duda.
Juuusto en ese momento, en que su mano iba a buscar la verdad revelada, un flash cruzó por su mente... sin saber de donde provenía... le llegó el recuerdo de su Anal Intruder XXL Sadomasochist Edition. Ah, sí, vale, el pensamiento provenía de su ojaldre, que empezaba a hacerse agua solo de pensar en lo que...
... Oootro flash... ¿Pero por qué precisamente ahora???... en esta ocasión... ¿peces cayendo??? Se quedó perpleja un momento, lo justo para que el climax se fuese al garete... Y ya para terminarlo de arreglar, un cacho de metal, tirando a grandecillo, aterrizó sonoramente cerca de ella....
... Obviamente, pensó que el Karma Galáctico había tenido a bien, en su Benevolencia, hace que el Anal Intruder XXL tal y tal, aterrizase a su lado.
Pues no, no tenía la forma adecuada, aunque... con unos martillazos... tal vez...
Miró con más atención...

-¡Hostias!! ¡SAT!!! ¡Qué jodido estás!!!!
Ya sí que sí el calentón momentáneo pasó a segundo plano -pero no muy lejos del primero- Y, tras agarrar -no muy delicadamente, por cierto- los vestigios aún aparentemente funcionales de SATm se dirigió al peludo maromo...

-¿Subimos ya a bordo y salimos de este parque temático de peluches?

... ya habria tiempo para otros asuntos....

—¡Gwhaaargh! — respondió Chupaco, haciendo un movimiento de cabeza hacia el interior del Jilguero y guiñando un ojo a la humana. Después, gruñó un poco más a un intercomunicador y pulsó el botón que cerraba lentamente la plataforma.

Mida entró en el Jilguero Prepúber. Llevaba el trozo de S-AT 127 al hombro, que iba soltando pitidos y preguntando continuamente si "era todavía" (lo que fuera que significase eso). Poon se había quedado tieso aún agarrado a la espalda, pero por los temblores parecía que estaba vivo.

Chupaco la seguía de cerca. De muy cerca. Soltando gruñiditos al oído de la humana. Fsin iba en último lugar. El manfi también iba bastante cargado: con los nervios se le había escapado un buen montón de seda pegajosa, pero en su mente manfi no podía dejar aquello allí tirado, así que iba buscando una papelera sin decir nada.

Ya con la plataforma cerrada, J. Alone desde el asiento del piloto hizo que los motores rugieran, y el Jilguero ascendió vertiginosamente, saliendo de la atmósfera lunar y dejando atrás los restos aún humeantes y retorcidos del Antariano Errante entre un mar de lópulos rabiosos que gruñían y silbaban con furia. El Antariano Errante. Carguero Soltariano modelo C-3000. Vuestra nave, vuestro hogar durante tanto tiempo, que a tantas aventuras os había acompañado y de tantas situaciones peliagudas os había sacado. No sería la más rápida, pero no habría otra nave como aquella en toda la galaxia.

Blondie Star apareció en el otro extremo del corredor, avanzando con paso firme con sus botas de tacón dorado. Iba despeinada, con el maquillaje corrido y un par de magulladuras en la mandíbula, pero tenía una sonrisa radiante. Se detuvo y se apoyó en la pared con una mano en la cadera, evaluándoos con la mirada.

—¡Vaya, vaya! ¿Pero si no son mis salvadores? ¡Parece que al final hemos sobrevivido! — hizo una mueca — Siento lo de vuestra nave. Pero mirad el lado positivo: ahora tenéis espacio para una mejora en la flota, ¿no? Como sea, no os preocupéis. Habéis salvado a la magnate cervecera más famosa y rica de toda la galaxia. Os recompensaré con más créditos de los que podáis gastar. Una nave nueva. Un chasis dorado con sistema coreográfico integrado para vuestro androide...

Se sacudió su chaqueta plateada con un movimiento despreocupado y jugueteó distraídamente con un mechón despeinado.

—Vuestros deseos hechos realidad. Sólo resolviendo un pequeño detalle... Veréis, cuando me atraparon esos monos intenté pagar mi propio rescate... pero Don Crossfield ya había bloqueado todas mis cuentas. No tengo ni un miserable crédito. Qué cabrón. — sonrió, esta vez un poco más forzada. Se hizo un silencio — ¡Pero tranquilos! Sé exactamente dónde está su complejo residencial de alta seguridad. Sólo necesito a un grupo que me ayude a llegar hasta allí, patearle el culo hasta que nos suplique, y cuando tengamos su carísima cara estampada contra la mesa de su despacho y mi dinero en mi cuenta, entonces os pagaré hasta el último crédito. Con intereses.

Levantó una ceja, esperando alguna reacción.

—¿Qué me decís? ¿Os apuntáis a otra ronda?

El maltrecho S-AT 127, todavía echando chispas y con su único faro titilando erráticamente, emitió un sonido parecido a un suspiro electrónico. Su procesador luchaba por interpretar la situación, pero las conexiones dañadas en su núcleo sólo le permitían procesar fragmentos de información.

- Bip... bip... bippp... - Su voz mecánica salió distorsionada y a un tono inusualmente bajo, seguida de un crujido interno - Vaya... oferta... ¿Incluye... garantía?... ¿Actualización de software?

Su faro parpadeó con un débil resplandor azul, tratando de enfocar a Blondie Star. Luego, tras un par de segundos de silencio, su sintetizador de voz soltó otra línea, como si algún archivo corrupto se hubiese mezclado en su programación.

- Patear traseros corporativos... 87% de probabilidad de resultar satisfactorio... 13% de probabilidad de resultar en llamas... 42% de probabilidad de encontrar un pato en el proceso... 78% de probabilidad de que el pato sea hostil... 99% de probabilidad de que el pato se una al equipo... 100% de probabilidad de ser mejor que esperar la oxidación. - Un chispazo recorrió su brazo restante y su procesador intentó recomponerse. Finalmente, con un pitido más agudo, S-AT 127 concluyó. - Aceptando misión... si me encuentran un nuevo cuerpo antes de que termine en el reciclador.

—¡Claro! El mejor modelo del mercado, mi metálico amigo. Con seguro a todo riesgo y actualizaciones periódicas de software. En cuanto a un cuerpo nuevo para ir tirando, seguro que los amables caballeros que pescaron mi cápsula tienen algo de chatarra tirada por ahí. — hizo un vago ademán con la mano. El Jilguero por dentro tenía un aspecto igual de cochambroso y desordenado que el Antariano Errante.

Evaluó por encima a S-AT, que aún chisporroteaba en el hombro de Mida.

— Tal vez se te puedan poner unas ruedas...— sugirió.

Atenta, escuchó la propuesta de la jodida ama y señora de la cerveza, una de las cosas que eran innegociables en su existencia. Desde luego, era interesante... y... a ver,... aparentemente la mejor forma de salir del pozo de mierda en que se habían sumergido al perder su nave.

-Bueno -Se encogió de hombros- no creo que tengamos muchas mejores opciones en este momento... -Miró al resto; SAT ya se había manifestado, si bien lo suyo era una cuestión de supervivencia; calculada, pero supervivencia al fin y al cabo, so pena de acabar convertido en una cafetera o algo similar, con pocas opciones de evolucionar más allá. Fsin, en cambio, parecía preocupado por controlar los subproductos fisiológicos que iba generando, pero probablemente estaría de acuerdo. En cuanto a Poon...

-¿Y tú, amigo? ... Patearle los cojones a la patronal, personificada en un empresario depredador no es algo que se ofrezca todos los días, y además con ganancias... -Tentador.... casi podía imaginarse el sonido de sus botas atizando donde más duele...

A todo esto, sentía la cercana presencia de Chupaco; es más, le oía respirar, profundamente, cada vez más cerca... parecía que... se acercase para olerla bien, como un macho primario buscando el aroma de la hembra... Joder!! se estaba poniendo cachonda...

... Solo tuvo que esperar un par de segundos más hasta notar un leve contacto de pelo, apenas un roce, en su espalda. El calentón estaba empezando a ser preocupante...

... De modo que, disimuladamente, su brazo retrocedió, haciendo que su mano buscase... pelo y lo que hubiese tapado por el pelo.

... Desde luego, habían sido muy estresantes, las últimas horas.

... Todo ello, olvidando que Poon estaba, precisamente, rondando por esa zona.

Poon, que todavía estaba medio frito en la poderosa espalda de la gladiadora, apenas emitió un gemido de conformidad cuando le interpeló. Patear los cojones de la patronal era algo muy del gusto de Poon, y aunque no lo había verbalizado en aquel momento, el cajón de arena de diamantes era una recompensa que estaba al mismo nivel. 

Fsin, por su lado, estaba entretenido despegándose la seda de las patas, pero se las apañó para mirar con expresión descompuesta a sus compañeros ante la nueva aventura que les esperaba. Todo lo que podía expresar con el rostro de un manfi, claro.

Blondie sonrió y se ajustó la chaqueta plateada.

—¡Así se habla! ¡Venga, que os invito a unas cervezas! — dijo alegre, dándose media vuelta.

Fsin, todavía peleándose con la seda, fue el único que la siguió. Mida se quedó allí donde estaba, con los ojos vueltos y una sonrisa bobalicona, palpando aquello peludo a su espalda. Algo que empezaba a ronronear. Podía haber pensado que ronroneaba como Poon y... no, en realidad no podía. El cerebro de Mida ya había pasado al modo Búsqueda y Destrucción.

S-AT 127 en algún momento de la trifulca cayó desde el hombro de Mida con un estruendo metálico y, anticipando lo que iba a ocurrir (ya había sido testigo de otras situaciones similares y lo peor de todo, había tenido que limpiar el desorden resultante) decidió que no necesitaba ver aquella interacción orgánica tan poco higiénica, así que se apagó un rato, abandonando a Poon a su suerte con total indiferencia como sólo una máquina podía hacerlo.

Y fuera, las estrellas se alargaron y distorsionaron cuando el Jilguero Prepúber saltó al hiperespacio. Rumbo hacia la venganza, hacia la recompensa.

Don Crossfield, el ex socio de Blondie Star, no tenía ni idea de la que se le venía encima.

*FIN*