Partida Rol por web

Thorwyn, cansado y un tanto sombrío, buscó una piedra o lugar donde sentarse y se desplomó sobre su asiento. Aunque no era mayor como enano, en términos absolutos, teniendo en cuenta los jóvenes humanos con los que compartía aventuras, era el de más edad. Con esa edad se le suponía cierto nivel de sabiduría. Pero lo cierto es que la responsabilidad de tratar de mantener a salvo a sus amigos era muy pesada y por momentos se planteaba si realmente le correspondía a él, aunque se la hubiera atribuido sin consultar con nadie...

Con sus pensamientos en estado de ebullición, sin un objetivo claro, sus manos, entrenadas durante los últimos años, encontraron el grimorio y lo sacaron. El arcanista fue repasando distraídamente los hechizos, pensando en cómo sería la siguiente jornada y qué sortilegios precisaría. Su grimorio, poco a poco, había ido cogiendo cuerpo, haciéndose progresivamente más y más completo. Claro que el volumen no había variado, pero sí había ido rellenando más y más su contenido.

El enano alzó la vista de su valiosísimo libro cuando Enrielle se dirigió a él.

─Vale, yo haría lo mismo, pero con un hechizo podría lanzar esa flecha con la punta mojada en veneno a una gran distancia, convirtiendo un tiro casi imposible en uno muy posible, gracias a la magia de adivinación ─explicó con tono calmado, tomando el vial de manos de la arquera y guardándolo entre sus múltiples bolsillos─ Mientras tanto tú habrías disparado media docena de flechas, así que, bueno, los venenos no suelen ser tan efectivos. Guardaremos esto ─dijo dándole unos golpecitos suaves al vial─ y esperemos no necesitar usarlo nunca. De hecho, si no lo usamos para la próxima vez que vayamos a un lugar civilizado donde no haya un precio por nuestras cabezas, tal vez pueda conseguir un buen precio por ello. Y lo repartiré equitativamente entre todos ─aclaró.

De un enano cabía esperar algunas cosas buenas y algunas otras no tanto. Los enanos tenían fama de tacaños, pero también de respetar sus promesas. Este en particular tenía un código de conducta al respecto muy estricto.