Partida Rol por web

-Que guai! por fin algo divertido que hacer que no implica luchar a vida o muerte!! Señor Mago haga un truco! Una vez conocí a un mago que hacía fuegos de artificio, Grendalf el Gris se llamaba! Le conoce??

La curiosidad del chico iba in crescendo, tenía ganas de un poco de diversión, hacía mucho que no disfrutaba la vida como un niño de 12 años, quizás un adulto responsable no se lo hubiera llevado de aventuras, pero como sus padres yacían muertos en un bosque perdido de la mano del altísimo, su vida no había ido como se esperaba.

-Y cual es el proyecto secreto?? Dígame que tiene un dragón rojo en su mazmorra Señor Cazadragones! nunca he visto un dragón rojo! Dicen que son grandes... y malos!... y Rojos!!! Es cierto??? Sus ojos brillaban de emoción.

"...Supongo que querrá mantenerlo en secreto para que nos cause más impresión... Bueno,.. por mí, si así lo desea, sin problemas; siento curiosidad, y es una forma de corresponder a la amabilidad con que nos ha recibido en su casa", pienso. Miro a mis compañeros, por si observo algun indicio de reprobación a mis palabras según las suelto, pero asumo que estáran de acuerdo

-Será un honor. Buscaremos alojamiento para pasar la noche, y mañana estaremos a su disposición

"... caramba... un cazador de dragones... pocos de ellos hay, y menos aún han llegado a viejos.., o al menos, a llegar vivos a retirarse. Debe ser o haber sido sumamente hábil y poderoso", pienso de nuevo.

-Debe usted haber vivido muchas experiencias... Cuando tenga un rato, nos gustaría oir algunas de sus aventuras; Elenair, nuestra bardo, las narraría posteriormente en otros sitios para que se conozcan sus hazañas como bien merecen, seguro. Es triste que el olvido se lleve buenas historias, si no cuida uno de que sean recordadas

Elenair realizó una desmesurada reverencia Antea de presentarse -Oh, señorón mío. Podéis contar con nuestra ayuda. Estaré encantada de barrer sus gestas y, puedo asegurar, que no le defraudaremos. Poseemos unas habilidades fuera de lo normal así que puede estar seguro de que ha acertado con su elección-
Se incorporó para escuchar las respuestas a las preguntas de sus compañeros. Fueran las que fueran, ella iria a la isla. Una aventura sin tanta sangre como la anterior le vendría bien. Ver los paisajes verdes, el oleaje con su tranquilizador sonido y la fina arena de la playa. Un lugar para tostarse al sol mientras componía alguna melodía.
Los ojos de la pequeña elfa brillaban de lo que estaba disfrutando en su mente, antes siquiera de llegar a la isla

El anciano posó su mano sobre la cabeza de Timmy y le revolvió el pelo moentras sonreía.

-Ten paciencia, muchacho, deja a los adultos hablar un poco-dijo en tono amable, sin mirarle.

-Oh, ¡No, no, mi buena enana! ¿Que gano yo guardando misterios o intrigas? ¡Muy al contrario! ¿No tendría sentido que guardase secretos a los que pretendo sean mis asesores, no cree?- Aquel anciano casi parecía ansioso por hablar sobre su proyecto con aquellos recién llegados.

-Y me niego en rotundo a eso que propone buen amigo-dijo en dirección a Ruff -Vosotros sois mis invitados y como tales os ruego que paséis la noche en la torre. Hay aposentos para todos, solo falta saber cuantos necesitáis. ¿Es milady esposa de alguno de estos caballeros?¿ O bien prefiren todos alcobas separadas? ¿Y el muchacho?

Las proposiciones que nos hacia aquel hombre, aunque me llenaban de intriga a la vez lo hacian de curiosidad; ¿un ex-aventurero que gasta toda la fortuna que tantos años y seguramente penurias le ha llevado reunir para compartirla con otros desconocidos de manera tan desinteresada?; algo me huele a podrido en todo este asunto; pero le seguire la corriente un poco, a ver donde conduce todo esto; quiza saquemos algun beneficio de ello.

Hammond esquivó la no pregunta de Dwama de forma hábil, pues aunque le dijo que no pretendía guardar el secreto de lo que iban a encontrar en aquella isla, tampoco desveló un solo detalle sobre aquel asunto. Acto seguido les mandó a la cama evidenciando que prefería reservar la incógnita hasta más adelante.

- ¿No nos vas a dar un vasito de leche y nos vas a arropar, Hammond?. - Pensaba la enana mientras no podía evitar sonreír.

Fuera como fuera, en efecto ya era tarde. Ella estaba agotada por el viaje a través de los riscos helados. Además el alcohol que había consumido empezaba a pesarle un tanto y no había nada que le apeteciera más en el mundo en ese momento, que una cama mullida y caliente, así que no pudo ni quiso llevarle la contraria.

- Somos todos solteros. - Desveló la enana. - Que yo sepa al menos... - Bromeó. - El niño ya no es tan niño. Solía dormir cerca de mí, pero ya es suficientemente mayor para decidir...

-Gracias por acogernos. Lo adecuado sería una habitación para las damas y otra para los caballeros...

... siendo invitados, nos toca comportarnos como se debe; aunque el Duque ha sido Aventurero, y por tanto, conoce nuestros usos en campaña, y el grado de hermandad que hay en estos grupos, no podemos dejar por ello de comportarnos como se supone que sería menester, siguiendo las buenas costumbres, a las cuales, por desgracia, hemos dejado de hacer caso hace tiampo (o no, según se vea)

... por mi parte, tengo la sana intención de dormir como si no hubera un mañana

-Yo no tengo problemas de seguir durmiendo con la Dama Dwama, siempre da mucho calorcito y eso se agradece. Las palabras del niño no eran para nada sexuales, era un hecho que entre dormir solo y frio a dormir con la fornida enana, era obvio lo que prefería.

-No tengo ninguna preferencia, estoy acostumbrado a compartir habitación con otras personas.- Cuando no tenia mucho dinero dormía en albergues compartiendo habitación con otros aventureros y personas que no podian permitirse una habitación individual, asi que la manera de hacerlo no me importaba, la unica diferencia con aquello, es que ahora podia dormir del tirón sin estar pendiente de mis pertenencias.

Son demasiado jóvenes para mí- Respondió Elenair aunque no estaba segura de que la pregunta fuese para ella -No si si ellos saben que podría ser su abuela, si hablásemos en términos humanos claro- Sonrió abiertamente. La edad de la pequeña Elenair no habia sido nunca revelada por ella. Como buena mujer no quería hablar de ella y al ser una elfa, sería más elevada de lo que podía parecer.
Le gustaba la amabilidad de Hammond. Era atento y prestaba la atención que se esperaba en alguien de su posición, abierto a las preguntas que sus compañeros de fatigas le podrían realizar, ella solo trataba de realizarse una composición de como podría narrar su historia. Estaba convencida que una cena con él y compartir una copa de licor, aunque ella no era bebedora habitual, junto a una chimenea. Le reportaría una cantidad de relatos inolvidables sobre su vida

- ¡A descansar entonces!  - Exclamó la enana. - ¿Me acompañas Timmy? - Le preguntó la enana al pequeño explorador. - Mañana puede ser un día interesante. - Miró a Hammond. - Eso creo al menos...

Y dicho eso esperó a que alguno de lo lacayos del duque les acompañaran a ella y a Timmy a su estancia. Si la dama Elenair no quería dormir sola y no quería escuchar los ronquidos del conde, el semiorco o el pequeño Jack y prefería escuchar los de la enana, no se opondría. Llevaba semanas y meses viajando con aquella gente y ya se había acostumbrado a todos sus sonidos nocturnos. De hecho, se acostumbró la primera noche. Ninguno de sus compañeros roncaba menos que el inútil de su padre o que su madre.

- Por supuesto que será un día interesante... - Dijo el duque Hammond frotándose las manos. - Por supuesto que sí... - Repitió de una forma un tanto siniestra.

Después de aquello, los invitados del señor Hammond fueron acomodados en varias lujosas alcobas. En una de ellas, Dwama, la pequeña Elenair y el gran Timmy, mientras que en la otra se reunieron Ruff, junto con el conde y Jack.

Se trataba de dos estancias lujosamente decoradas. Una chimenea encendida caldeaba el ambiente, pues aunque durante el día el tiempo en el valle era asombrosamente cálido para la altitud a la qué se encontraba el valle, también era cierto que por la noche había refrescado. Dos camas dobles estaban dispuestas con sábanas de franela en tonos azules a juego con las cortinas y las alfombras sundallies.

Las camas eran tan cómodas como parecían o podría ser que estuvieran tan cansados que simplemente fuera una ilusión. Fuera como fuera, de durmieron enseguida y no fue hasta Ben entrada la mañana cuando el último de aquellos viajeros de despertó. Para ese entonces el duque ya tenía preparado el equipaje para el viaje, el cual había sido cargado por sus lacayos en el velero con el que cruzarían el lago hasta la isla.

Aquella nave tenía unos 14.5 metros de eslora y una capacidad para diez personas, contando con hasta cuatro camarotes. Se trataba de una preciosidad construida con materiales de primera calidad y acabados de teca en la cubierta.

Además de los seis protagonistas y del duque un patrón y dos marineros acompañaron a la expedición a través del lago. En menos de dos horas y media y justo para la hora de la comida, vislumbraron la isla. El clima era perfecto, hacía calor y el sol reinaba reinaba en lo alto del firmamento.

Se trataba de una isla volcánica cubierta totalmente de verde, con altas montañas y acantilados en el centro y preciosas casadas que caían desde las montañas formando un lago cristalino a sus pies. Una densa neblina que ocupa toda la zona exterior de la isla le otorgaba un aura de misticismo extra a aquella paradisíaca isla.

Fue en ese momento, contemplando con sus propios ojos su destino y al final de la travesía cuando el duque Hammond decidió revelar que aquella isla con forma de lágrima, más gruesa en el norte que en el sur y de unas 8 millas de largo y 3 millas ancho, se había convertido en el centro de su proyecto más ambicioso.

- Y ahora os desvelaré lo que estamos haciendo aquí. - Les miró con la ilusión de un niño en los ojos. - Como sabréis, soy mago. - Le dedicó una sonrisa al pequeño Timmy ye revolvió el cabello. - Mi campo de estudio es la nigromancia. No os asustéis, no todo nigromante es un malvado liche, que vive o más bien mora, en lo alto de un torreón y planea destruir el mundo. Ya habéis comprobado donde vivo. - Soltó una carcajada. - Pues veréis, combinando la nigromancia con la transmutación he buscado crear superanimales que sean más fuertes, más resistentes y más longevos que caballos, mulas y bueyes, para potenciar al reino tanto en industria civil, como militar como en agricultura y ganadería. - Miró a sus invitados tratando de encontrar en sus rostros la opinión que les despertaba tal revelación. - Como supondreis, se mucho de dragones. Los cace durante años, su fuerza, resistencia y longevidad y mezclando estos seres con criaturas más dociles y tontas, como gallinas, palomas y otros pájaros he logrado crear saurios super desarrollados y estoy más cerca de mí objetivo final. ¿Qué os parece? ¿Queréis verlo?

Timmy estaba ilusionadísimo por lo que aquel gran mago les tendría preparado, iba de un lado a otro en el barco tratando de ver lo que había tras la bruma.

-Señor mago, Señor mago, y como se llama la isla? Dígame que es lo que vamos a encontrar! o al menos dígame una pista! soy un chico listo!!

Después siguió dando vueltas, nervioso y con ganas de llegar, como si fuera una virgen a punto de ser sacrificada a algún dios maligno; se acercó a Elenair, ella era una elfa, había vivido diez mil vidas humanas al menos, seguro que se imaginaba algo. 

-Elenair! tú seguro que sabes que nos tienen preparado, que te imaginas? que ven tus ojos de elfa a través de esta bruma fastidiosa?

En un momento dado su búho se posó en el mástil de popa, quizás estuviera cansado, quizás asustado,... Timmy debía hacerse con algún objeto mágico para poder hablar con los animales.

- ¿Estáis jugando a ser dios? - Preguntó la enana. - No es que me parezca bien ni mal, pero cuanto menos es un asunto peligroso. No sabemos cómo puede afectar a la zona. - Se quedó unos segundos pensando. - Aunque sabiendo que es una zona tan aislada cómo está y en una isla... - Se rascó la barbilla. - Puede que si se tiene que hacer, este sea el sitio más adecuado...

-Coincido con lo que dice la Dama Dwama, jugar con artes mágicas es una cosa, pero además hacerlo con dragones es otra muy distinta; por lo que he oído en relatos e historias, y leído en libros, son criaturas majestuosas, orgullosas, muy fuertes e impredecibles; yo no los consideraría como adecuados para la experimentación; al menos todo esto está haciéndose lejos de zonas habitadas- Mis ultimas palabras era lo unico que me consolaba de todo aquello.

Me asombra el tamaño de la isla... yo pensaba que sería un trozo de tierra más pequeño, pero... no me lo esperaba, realmente. Yendo a términos prácticos, reparé en que sería un lugar idóneo para ocultar una ciudad, y mantenerla a salvo de los problemas del mundo exterior. Por una parte, este valle está enclavado en una zona montañosa_; por otra, el mero lago tiene unas dimensiones considerables. finalmente, la orpopa orografía de la isla ofrece lugares de buena defensa. Un lugar realmente curioso...

... y con curiosidad sigo mientras nos aproximamos a aquel lugar

El duque miró abrumado al pequeño Timmy. Ese criajo impertinente no dejaba de hacer pregunta tras pregunta y empezaba a hacersele pesado. ¿Por que un grupo de versados aventureros como los que tenía frente a sus ojos, llevaban consigo un fardo tan pesado? Él desde luego nunca hubiera cargado con un pequeño Timmy durante sus aventuras. No es que no le gustasen les niños, le gustaban, pero alejados lo más posible de los asuntos de los adultos. No obstante, el Duque era un buen anfitrión y trataría de saciar la curiosidad del joven Timoteo.

- La isla.... - Carraspeó. - Bueno... - Se encogió de hombros y esgrimió una risotada. - A decir verdad no tiene nombre. Los aldeanos la llaman isla de la bruma, isla de la niebla o isla del lago. - Sonrió de nuevo. - No son demasiado originales, no...

Las observaciones de Dwama cambiaron el rictus de aquel hombre pasando de la jovialidad a la seriedad más absoluta. La enana había tocado un tema sensible.

- Veras, Dwama... - Comenzó diciendo. - Las civilizaciones necesitan avanzar. No podemos estancarnos. Hay enemigos que acechan en las tinieblas y que aprovecharan cualquier oportunidad para destruir el mundo tal y como lo conocemos. La única forma de evitarlo es seguir avanzando y eso es lo que estoy haciendo yo. Estoy convencido de que mis artes nigrománticas, lograrán avances extraordinarios para toda nuestra civilización...

Todo lo que aquel hombre decía podía tener sentido. Aseguraba que lo que estaba haciendo lo hacía por el bienestar global y para combatir el mal. Sin embargo, grandes hombres y mujeres habían cometido atrocidades a lo largo de la historia, bajo la premisa de un bien mayor.

Dwama no veía claro aquel asunto. Algo le olía mal y si bien era cierto que el duque le había causado buena impresión, no creia que su proyecto fuera la mejor de la ideas. No obstante, no juzgaría sus actos hasta haberlos visto con sus propios ojos. Al fin y al cabo estaban allí para eso.

- Señor Hammond, me parece usted una buena persona. - Respondió la enana a aquellas explicaciones. - Cómo nos ha pedido su opinión, una vez nos muestre su proyecto se la daremos. Sólo espero que acepte de buen grado nuestros consejos. ¡Vamos a ello! - Exclamó animada.

Asentí con uno de mis habituales gruñidos...

-Veámoslo

... pero tengo las orejas tiensas como las de un lobo.. ¿he oido la palabra nigromancia?... no se mucho de magia, pero los muertos... mejor dejarlos tranquilitos. Esto me empieza a dar mala espìna, quizá porque sea un simple en el fondo, lejos de los refinamientos civilizados que se ven en otros lugares. Tal vez sean meros prejuicios raciales... No lo se, pero sólo se que no me gusta