Partida Rol por web

Al menos, el esfuerzo de acercarse más le había permitido ver mejor lo que estaba ocurriendo con aquellas luces.

Avanzaste por la cueva agazapado intentando buscar el mejor ángulo para vislumbrar lo que estaba ocurriendo al otro lado del agua. Tus ojos se hicieron al entorno que no ayudaba a visualizar correctamente.

Al otro lado de aquél pequeño río subterráneo, en la orilla opuesta, había un grupo de 5 kobolds compañados por efectivamente un kobold de un tamaño más grande que poseía alas y una cuidada túnica de color negro que le cubría.

El que parecía el jefe de la cuadrilla se movía de un lugar para otro mientras tomaba viales y frascos para echarlos a una enorme marmita. Estos tenían un brillo extraño, de color verdoso, naranja o rojo. Parecía que estaba haciendo alguna clase de alquimia.

Los restos de los mejunjes y todo aquello que no le servía, iban a parar directamente al río subterráneo. Era él quien estaba provocando la contaminación.

Aquello era extraño, los kobolds rara vez se organizaban de esa manera, y cuando un miembro con alas decidía actuar de esa forma solo significaba que algo más grande se estaba cociendo.

De pronto aquella roca te jugó una mala pasada, y se desprendió, haciendo que perdieras ligeramente el equilibrio debido a la sorpresa y a tu mala suerte. Fue suficiente como para alertarles. El que parecía el jefe te miró cara a cara, sus ojos brillaban amarillos en la oscuridad, abrió sus alas y emitió un sonido sibilino como el de una serpiente. Del interior de su túnica, sacó lo que parecía un martillo de piedra que alzaba mientras apuntaba en tu dirección pidiendo al resto de miembros de su comité que fueran a por ti.

- ¡¡¡Matadlo!!! – fue lo que alcanzaste a escuchar en dracónico, producto de aquél sonido emitido desde lo más profundo de su garganta.

Visto lo visto y sin más tiempo que perder salgo corriendo como alma que lleva el diablo en dirección a mis compañeros, afortunadamente sin tropiezos esta vez...

—¡qué vienen , qué vienen! preparaos, son cinco y un puñetero brujo con alas , la madre lagarta que los ...., 

Toril rapareció en la cueva junto a sus compañeros gritando como un poseso, y dejándo una estela de polvo tras de sí, mientras corría, guardaba como podía la ballesta y sacaba sus dos hachas por si se le acababan hechando encima.

Toril apareció de entre la oscuridad pegando voces a la par que se escuchaba un grupo de pies desnudos que corrían por el interior de la cueva, mientras sus uñas rozaban contra la roca desnuda del lugar. Del silencio más sepulcral al jaleo más alborotado se pasó en apenas en unos pocos segundos.

El explorador se situó al lado de sus compañeros. Una vez el grupo estaba bien colocado, pudisteis ver al susodicho brujo que mencionaba, el cual se quedó en la parte superior de las escaleras. De pronto las pisadas dejaron de escucharse.

Alzó un martillo hecho enteramente de piedra que llevaba en la diestra, y en ese instante de una de las paredes del lugar se abrió una enorme grieta, como si la roca de la cueva se hubiera transformado en alguna clase de materia orgánica. Con una flexibilidad similar a la de la carne abrió camino. Una vez recobró su estado sólido, de su interior aparecieron los kobolds que el explorador había mencionado.

- ¡No zaldréiz con vida de ezte lugar! –rugió al ver los cadáveres que habíais dejado a vuestro alrededor. En ese instante comenzó a conjurar. Una bola de energía arcana emergió de entre sus manos acabando dividiéndose en 3 partes, que pulularon por la cueva impactando en Kroggar.

Dos de los primeros kobolds que aparecieron del interior de la roca iniciaron una carga hacia Toril. El primero acertó el golpe, y una vez este llegó, se aproximó el segundo, quien con ayuda del primero no consiguió acertarle.

Los golpes no fueron muy contundentes y apenas hicieron mella en el explorador. Pero la situación empezaba a ponerse complicada. El resto de kobolds, bloqueados por los dos primeros se posicionaron en la parte de detrás intentando buscar un hueco por donde golpear.

El daño recibido no era demasiado ni siquiera fue suficiente para interrumpir su concentración en el conjuro que mantenía activo, pero este no parecía un buen momento para tomar distancia, se sentía rodeado y necesitaba abrir un hueco.

Afortunadamente tenía sus hachas preparadas, así que asestó dos hachazos frente a él para librarse del asedio. Las bendiciones el clérigo ayudarían uan vez más en la batalla.

Preparado con sus dos hachas Toril se libró de los kobolds con facilidad, consiguiendo salir victorioso de la primera oleada y del asedio que estaban planeando.

Los que se encontraban detrás de los dos muertos, miraron a Toril asustados mientras dudaban de avanzar, pues sabían que la muerte estaba cerca. En frente suya dos de sus compañeros había caído.

Kroggar, motivado por el devastador ataque de Toril, avanzó hacia los kobolds con el hacha en alto. En cuanto tuvo el primero de ellos a mano descargó con fuerza su ataque directo a la cabeza. Después, aprovechando la inercia, lanzó un nuevo ataque con el fin de ser lo más dañino posible.

—¡MORRID BASTARRDOS!

Borzos se abalanzó tras Kroggar y, tal y como él acababa su ofensiva, el bárbaro monje saltó por encima de su arma, propinando una patada voladora a otro kobold para después moverse un poco más y abatir al siguiente de un golpetazo de bastón. Lo que le quedó de impulso Borzos lo usó para avanzar hacia el líder.

Antes de que el resto de miembros del escuadrón kobold pudiera reaccionar, el bárbaro y el clérigo se abalanzaron sobre ellos haciendo que el grupo ganara superioridad numérica frente a su enemigo.

Al presenciar la imagen el brujo alzó las alas y se adentró en la cueva volando asustado por la valía de los enanos que hacían frente a aquél enemigo, que en un principio parecía que tenía todas las de ganar. Aún se le escuchaba en algún lugar en el interior, no podía haber ido muy lejos.

Sin perder más tiempo Toril salió tras el brujo, era el momento perfecto para cambiar de arma mientras lo seguía, y así tener preparada su ballesta, el hechizo apresador le rondaba la cabeza, si conseguía neutralizarle podrían dejarlo inconsciente sin problema y encontrar las respuestas a las preguntas que se hacía desde que vio al Brujo Kobold preparar aquellos mejunjes.

También era un buen momento para explícales a sus compañeros porque lo quería vivo.

—No sé qué diablos estaba haciendo cuando me descubrieron, preparaba algo con pociones o algo parecido, los restos los echaba al agua, eso debe ser lo que contaminaba el afluente de la torre. Pero conozco bien a esta escoria no es normal que se organicen de esta manera, están tramando algo, algo mas grande, y solo con un jefe mayor que este brujo podrían obedecer de esa manera. Hacedme caso, capturarlo con vida y poder interrogarlo pude ser vital.

—¡No importa lo que ha pasado!—dijo Kroggar preparado para iniciar la persecución y quitando hierro al fallo de Toril—¡Tenemos que capturrarrlo! ¡Es nuestrra oporrtunidad!

Borzos echó a correr como un loco. Dejó caer su gran hacha y agarró una jabalina. En cuanto tuvo al tipo a tiro, le lanzó la jabalina con todas sus fuerzas. El proyectil salió como un trueno, dirigido con precisión hacia el hechicero.

El brujo kobold está detrás de una columna. No entiendo bien el movimiento de la jabalina.

La lanza fue en dirección a una de las alas que asomaban por uno de los lados de la columna. Un tiro demasiado preciso que no pudo efectuarse con éxito debido a la furia que embargaba en ese instante al bárbaro. La lanza restalló contra la piedra generando unas pocas chispas por la fuerza que llevaba y calló al suelo.

Aquél kobold se veía cada vez más acorralado, al verse rodeado por los enanos y ver que una huida no iba a ser la mejor opción decidió ir directamente al ataque. Giró sobre sí mismo, y apareció de detrás de la columna con un vial en su mano, hecho de un cristal bastante tosco y de una artesanía totalmente dudosa. Alzó este, y con fuerza lo estrelló contra el suelo.

Al instante, un sonido como de ácido y de roca siendo corroída apareció en la cueva. Unos extraños vapores emanaron de aquél líquido transparente, que inhalaba con gusto y con ansía. Poco a poco sus músculos empezaron a convulsionarse, a retorcerse y a hincharse de una manera desproporcionada. La ancha túnica se quedó al poco ridículamente pequeña. Su aspecto cambió por completo, a uno más bestial y primigenio.

- ¡VAMOS VAMOS! ¡VENID AQUÍ A CAPTURARME SI TENÉIS LO QUE HAY QUE TENER! – rugió con furia y con los ojos imbuidos en un fulgor de color rojo como si fueran de fuego.

Toril que ya venía sacando su ballesta se apostó en una posición en la que tuviera blanco fácil sobre el brujo.

Pero antes de disparar cambió su hechizo por uno que podría permitirle paralizar si tenía éxito al engendro alado.

El impacto golpeó directamente en el hocico del brujo, haciendo que el virote se quedara enganchado en el largo tabique nasal. Debido al dolor punzante que recibió gruño mientras bajaba la cabeza para echarse las manos a donde había impactado.

De pronto multitud de enredaderas salieron del interior del proyectil, intentando apresarle. Encolerizado, extendió los brazos y las alas, haciendo que estas se desmenuzaran, evitando quedar atrapado.

Kroggar avanzó a pasos agigantados, el enano se arrancó su medallón del pecho y lo alzó como si se tratase del arma más peligrosa en la faz de la tierra.

—¡Detente!—gritó.

Pero no se trataba de un grito cualquiera, casi que parecía que Bargenta había hablado a través del sacerdote enano. Y pocos se resistirían a desobedecer a un dios.