Vasile le guiñó un ojo a Luís ante su susurro - Mejor morir de mano amiga ¿verdad, estaliano? - para batir palmas frente al resto y conminarles a salir -Ni grebas, ni caballos, ni cebollas en vinagre; tenemos a Herr Albert -se dirigió hacia el hombre barbudo cuando ya estaban fuera- , me presentaría pero prefiero que me digáis primero qué viene a aportar un jovencito como vos a esta tropa -su gesto de mano abierta hacia sus compañeros era evidente, desde el elfo, pasando por el sigmarita, el estaliano, el gladiador y el mismo estirlandés eran combatientes de acero, con un arsenal de espadas, lanzas y manguales entre todos -, parece que el Capitán Dagmar Gruydemer os tiene aprecio así que llevaréis la retaguardia.
Escuchar a Hans le hizo sonreír, su colega siempre se lanzaba a una nueva atrocidad con el espíritu lleno de fé, de manera que siguiendo su consejo ensució su armadura y usó un poco de pez* para oscurecerse el rostro.
- ¡Por Sigmar! -se sumó al alarido para darse coraje frente a lo que estaba por venir.
El joven aprendiz, aun siendo robusto tenía una cara que evidenciaba su corta edad. Parecía un monaguillo de Shallya recién salido del seminario, pero se veía lo suficientemente preparado para lo que se acercaba. Aunque tampoco sabía qué se acercaba...
Había escuchado hablar de hombres bestias, de orcos y demás, pero solo había tenido ocasión de ver a esas criaturas en acción una vez, y de lejos, de la retaguardia. A alguien como el jamás le habrían dejado estar en primera línea de combate, porque simple y llanamente, no estaba preparado. Había atendido a clases de autodefensa y básicas de supervivencia, pero para ser un mago errante era de los más principiantes, y así lo hizo saber al grupo tras devolver el saludo cortesmente a Marius:
- Buenas noches, mi nombre es Albert Hebert, y mi Colegio me ha enviado a estas tierras a tratar de ayudar en materia arcana, es decir... magia. Durante el asalto sentí una conmoción en el Aethyr, y es por eso que estamos aquí reunidos. Me parece que cuentan con usuarios de magia, y que esta última maniobra puede estar relacionada con la magia, aunque aún no se como. Con respecto a lo de marchar con ropas oscuras y tapar lo que brille me parece lo más inteligente, y tampoco creo que nos cueste mucho seguirles el rastro. -se tomaría un respiro para seguir hablando - Otra cosa más, estoy aquí motu propio, pero no soy ni de lejos el más preparado de mi Colegio, ni siquiera un mago adepto, pero es que no quedan muchos hechiceros poderosos vivos, no después de todas las batallas que ha habido. Pero puedo sentir la magia, y canalizar hechizos básicos. Y creo que un punto de vista diferente tampoco nos vendría mal a todos. Puede que esto nos supere por mucho a todos, pero tenemos que hacer algo.
Dicho esto, se apoyaría en su báculo y miraría al noble.
- Grebas no, pero... ¿Túnicas o sobretodos negros para que no nos vean? Por supuesto los devolveríamos, pero el hecho de ir bajo el amparo de la oscuridad nos ayudaría más que cualquier armadura pesada. Y sino... Pues en camisa que vamos.
Si podemos hacernos con estas túnicas negras que menciona Albert, genial, en cualquier caso partimos por donde se fueran los hombres bestia.
Al iniciar a escuchar al nuevo integrante del grupo, Eldillor decidió ocuparse con cosas mas importantes que escuchar dialogar en vez de actuar; procedió a ir breve mente a abrir el pequeño saco que tenia arrastrando, en el se encontraban sus grebas de cuero... se aproximo a Marius y las puso en su pecho.
-Estimado, he aquí unas grebas de cuero- su cara se ruborizo, por que traicionaba a su orgullo al ser condescendiente con el humano, mas si desea sobrevivir, es mejor estar bien equipados.
-Las espero devuelta cuando terminemos con esta misión- dijo sin esperar respuesta de el -dudo que tengamos tiempo para asaltar y hacernos de guarnición allá, por lo que es mejor que te cubras con estas que es lo que tenemos por ahora- termino diciendo.
-Ya vamonos mis estimados, es hora de iniciar a caminar y dejar de hablar- interrumpió, al integrase a la conversación.
Que tamaño tienen mis estimados? por lo visto, hans, vasile y yo somos del mismo tamaño (o eso recuerdo de la otra sesión).
No me odien al elfo, este esta algo sensible... solo es eso jajajajajaja
Aquello no lo esperaba del elfo. No eran las mejores gebras que había tenido entre manos, pero sin duda le protegerían más que ningunas. ¿Por qué lo había hecho? Sin duda alguna era mejor tener a todos los integrantes del grupo bien armados y bien acorazados. Muertos no servían de ayuda para salvar el pellejo y heridos de gravedad, restaban a aquel propósito.
- Gracias elfo... - Le dijo simplemente. - Y por supuesto te serán devueltas. Cuenta con ello.
Dicho aquello se colocó aquellas dos nuevas piezas de armadura y enseguida se puso en marcha. Tuvo que correr para alcanzar al elfo, que decidido había tomado la iniciativa y era el primero en avanzar siguiendo las huellas de aquellas bestias caprinas.
es estirlandes se había tomado a bien la amenaza, pero la verdad no hacía falta insistir mas, pero si cumplir mi palabra si llega la situación, por lo que me quedo esperando a que terminen mis compañeros de pedir.