La cara de Adam lo decía todo: ni idea de lo que estaba ocurriendo. Había preguntando queriendo respuestas y nada, estaba igual o incluso más confuso que antes. No solo eso, ahora se estaba desnudando un tío también. Lo observó con expresión extrañada y al final, como solía hacer cuando no comprendía un tema, lo dejó estar para no volverse loco preguntándose el cómo y el porqué.
De pronto salió una mole de la nada y para mayor inri el tipo iba ensangrentado; su aspecto por sí solo ya era lo suficientemente intimidante, no le hacía falta el "carmín". Lo que se llama un matón en toda regla, no era la primera vez que veía a uno pero afortunadamente nunca se le habían acercado. El joven Porter se tensó, pero el tipo solo les quería meter prisa.
—¿Transformarse a voluntad en qué...? ¿En Superman? Jodámonos... —susurró con una sonrisa—. En fin, vamos a ver al Consejo Jedi...
El camino continuó hasta dar con aquella loba que ahora sí, logró que se pusiera en guardia. Era un animal salvaje, ¿y a nadie parecía importarle? Aunque la observó mejor con el ceño fruncido, percatándose de que casi parecía... inteligente. Se lo debía de estar imaginando; estaría entrenada de alguna forma, eso es todo. Y es que no estaban solos... ese debía de ser el Consejo Jedi.
El que venía de echar un pis ahora se arrodillaba, otra tipa que se le antojó la viva imagen de una hippie drogada los miró de arriba a abajo, y entonces... los jodidos susurros otra vez. Adam puso mala cara, cerró los ojos y se centró en respirar hasta que el toque de esa misma mujer en su espalda le llevó a sobresaltarse. La susodicha le susurró "Ragabash" y "Morador del Cristal", a lo que él se limitó a mirarla como si le hubiera insultado en Mandarín.
Ahora andaban presentándose o algo así, haciendo uso de una serie de títulos que parecían sacados de un drama medieval. Al menos los cachorrillos y sus follones eran un buen espectáculo para él, arrancándole una sonrisa más sincera y menos afilada que de costumbre.
Se aclaró la voz teatralmente y dijo:
—Mi nombre es Harland David Sanders, Morador del Pollo Frito, Rajamás, Heredero del Código Abierto y habitante del KFC —afirmó, satisfecho consigo mismo.
La loba empezó a enseñar los colmillos, arrugando el labio de forma amenazadora y un gruñido grave empezó a inundar el claro, mientras mantenía la mirada fija en Porter. Estaba claro que era una advertencia.... y no habría terceras oportunidades.
De fondo Hierro Frío acercaba la mano a su cuello con ese gesto de "corta el rollo" mirando a Porter, y confiando en que el chico captara el asunto... si es que podía apartar la mirada de aquellos colmillos, claro.
La loba os la imagináis en su respectivo pelaje, por supuesto.
Según caminábamos detrás de aquella marimacho algunos empezaron a desnudarse. Empecé a valorar que efectivamente había un tema de drogas por detrás, aunque no vi que tuvieran las pupilas dilatadas ni se balancearan al andar; vale, no era una experta pero conocía del tema y no, igual era lo de la orgía o una mezcla de ambas, seguramente lo último. Tentada estuve a quitármelo todo, pero como dijo la guía que no era necesario, pasé.
Luego llegó la neolengua ¿el túmulo? Ni puta idea de lo que habla, como ésto siga así acabaré con un diploma de suagili o bosquimano, de todas maneras, procuro introducirme en el ambiente que están favoreciendo, vamos que, trato de ser yo misma, sin complejos.
- ¿Cambios a voluntad? - como si un foco me hubiera iluminado, empiezo a ponerme en situación - ¿Te refieres a cuando te sale pelo en los brazos y en el cuerpo, creces y tienes una fuerza de la ostia? - La verdad que cuando ocurrió, lo último en que pensé fue en la ropa. Probablemente habría vuelto a casa en bolas pero tampoco es que estuviera tan molesta por haber perdido o roto la ropa que llevaba, diosss había destrozado el supermercado, cuando te cae el techo encima lo último que piensas es si llevas las deportivas - me encantó ¿vosotros también lo experimentásteis? - un subidón espectacular - y dices que ¿se puede cambiar a voluntad? pues eso me interesa.
De la nada aparece un tío y parece que no es el único, seguramente haya unos cuantos más, rollo pajero mode on - han cambiado las áreas de servicio por los bosques, eso se llama evolución - me imagino a Darwin con un peto de agricultor y un sombrero de paja, evolución jajjaja.
Bueno parece que las bromas se terminan, las caras son más de imponer y tal... y joder hay un pedazo lobo en el medio de aquel claro como que, te roba las palabras. Guardo silencio. Se me acerca una tía y me suelta no sé qué de Radagas, como el de Tolkien, y Roehuesos - suena bien - luego un tío me saluda, a mí y al borde. No sé qué juego se trae pero al menos parece divertido. Lo saludo también, sin ningún complejo.
Llegan las presentaciones, la marimacho se presenta con una retahíla de títulos, no sé me ha dejado un poco... no sé cómo explicarlo, doña fregona con patas tiene mucha titulitis y presume de ella. Casi que voy a pasar un poco a ver si alguien más normal se presenta, porque igual la cago si decido presentarme en plan espontánea.
A ver quién sigue...
Jajajaja... el borde, diosss lo peta con su presentación aunque lo de "morador de cristal" no sé, no me suena, igual es un juego rollo friki. A ver si se presenta otro y cojo alguna tabla o protocolo. Me fijo en el lobo y en los cachorros... parecen chulos, sí, ya sé que son salvajes... pero a ver... masacré un supermercado, para salvaje estoy yo.
Venga va. Doy un paso adelante y me presento - Me llamo Samantha, mis padres me pusieron ese nombre - era el que figuraba en la ficha de Servicios Sociales - no tengo apellidos, no uso. Si me quieres me puedes llamar Sam, Samy - con tantos ojos mirándome estuve a punto de liarla y contar un chiste pero me contuve - y esa mujer - señalo a la chica que antes se me había acercado - me ha dicho Ragadas o algo así - parecía que el chico borde había dicho algo cercano aunque desconfiaba si le había dicho lo mismo - y roehuesos - y eso molaba, además lo había escuchado perfectamente. Me retiro si nadie me dice nada y me siento a escuchar las demás presentaciones. Viendo la reacción del lobo, ni se me ocurre hacerme la graciosa, además habían dicho que era un espacio sagrado, así que, procuro guardar las distancias, sobretodo la distanci.
Ok, ahora sí que tenía miedo y se le podía ver en la cara.
Adam observó de reojo a Hierro Frío y, aunque no le hizo seña de haber captado su mensaje, se propuso cerrar la bocaza y no buscarse que se lo comieran vivo.
Dio un paso atrás.
La loba avanzaba hacia Porter, no parecía que fuera a pasar por alto el asunto... se iba a tener que presentar como era debido o tenía pinta de que iba a merendarselo.
Los acontecimientos se sucedían rápidamente y eso había evitado que liara la primera bronca con Cassandra. No estaba segura de si me había llamado "inútil" por no preguntar. Me incliné para volverme a poner las zapatillas, me senté en el suelo a modo de irreverencia y me dispuse a lanzar una cuchillada verbal untada en veneno. Para mi desgracia —o para mi suerte—, los demás empezaron a preguntar cosas que yo ya sabía o que consideraba irrelevantes en ese momento de rabia. Apenas me fijé en la desnudez de un chico y una chica, algo de lo más natural, habida cuenta de nuestra edad y las hormonas desbocadas de las que parecía abominar la mujer. Ya hablaría con ella si tenía oportunidad.
Apareció un tipo enorme y garrulo que no me intimidó lo más mínimo. Me levanté y seguí al grupo hacia el lugar místico que nos habían anunciado. Una vez allí, la visión de la magnífica loba (lo intuí de alguna forma por el olor) me calmó bastante. Tuve que contenerme para no acercarme a ella, arrodillarme y acariciarla. Ya sentada, observé con atención a la que parecía ser una especie de druida. Supuse que tenía algún rol espiritual. Esa faceta lupina no estaba desarrollada en mí en aquel tiempo. Se detenía en unos sí y en otros no. No reparó en mí. Yo sí me fijé en el hombre que le susurró con una sonrisa ladina. Sospeché su auspicio y me pregunté por qué hasta los veteranos se afanaban en parecer bufones.
Cassandra se presentó de manera formal y a continuación lo hizo un chico con el que tenía sentimientos enfrentados. Por un lado, me generaba tensión; por otro, compasión. Me levanté y recorrí a los demás con la mirada hasta detenerme en Cassandra.
—Yo soy Brenda Meier, Luna Azul, Ahroun de los Hijos de Gaia —dije, alto y claro.
Se me hizo muy corto. No tenía Rango ni Clan. Eso habría que ganárselo. Recordé que Cassandra había dicho que algunos podían morir en el intento. Era lo mejor que podía haber dicho si quería estimularme.
Me senté y presencié el fantástico espectáculo de los cachorros. Pasé de la tensión a la ternura, y de esta al resentimiento en cuestión de segundos. Cassandra, en modo maternal, acrecentaba su magnetismo animal casi a mi pesar.
La mirada del Ragabash fue de urgencia cuando Porter retrocedió, y avanzó a largas zancadas para entrar en escena
- Garras Inquietas.... vaaaamos vaaaamos, es nuevo. Deja al chico que se presente ¿eh? Venga anda... anda... no ha sido nada...
Le puso la mano sobre el hocico a la loba, tenían que tener mucha confianza para eso y pese a todo los adultos estaban en tensión observando la escena como si esperaran que fuera a arrancarle la mano de cuajo y tuvieran que intervenir.
Ese hombre(de aspecto hosco y desalineado) salió casi de la nada y les metió prisa y se acabó la charla.
Siguió al grupo. Se mantuvo al margen de las cuestiones nudistas. Se mantuvo en silencio y atento hasta que les salió al paso aquel lobo. En un primer momento se sobresalto y lo observó tenso(ajeno a su sexo, nunca había tenido ni si quiera perro). Pese a las cicatrices, no parecía como los lobos que se había encontrado anteriormente en el bosque, poco a poco la sorpresa inicial fue disipándose y Rafael se relajó al ver que no ocurría nada.
Cassandra les habló una vez más antes de hacerse a un lado definitivamente, les dijo lo necesario para dar su "pedigrí" y observó a los demás que se iban arremolinando para ver el espectáculo. "Devora hombres", seguro que había toda una historia tras aquello. Devolvió un asentimiento de cabeza a modo de agradecimiento por la aclaración(y por la presentación formal ya que parecía un gesto de respeto). No quería romper el silencio hasta pillar como iba todo esto. Pero el silencio pronto quedó roto. Alguien saludó al grupo. No le conocía, su mirada fue hacia otros del grupo. Pero le dio la impresión de estar en mitad de un bautizo o comunión.
Y mientras esa sensación extraña le invadía y le distraía por igual, una mujer le puso la mano en un hombro y le susurró algo al oído. La miró desconcertado y susurró un sencillo "Gracias..." No hubo tiempo para más, siguió su camino.
La incertidumbre volvió, pero otros tomaron la iniciativa, marcando el camino, alumnos aventajados, parecía ser que se incorporaba a mitad de curso, tendría que ponerse las pilas.
Los 3 cachorros lo volvieron a distraer. ¿Habría familias allí? Familia... algo que se daba por sentado hasta que se perdía de golpe.
¿Cassandra y el tipo enorme, Alexis, habían dicho algo sobre que vivían juntos? ¿El apellido coincidía? Ese apellido era un trabalenguas. Ya lo había escuchado 2 veces y no se acababa de quedar con él. Y su tribu coincidía, aunque ¿Por que a él le debían adoptar? No parecía el momento de preguntar más cosas, al menos no quería cargarse el momento.
"Mejor acabar cuanto antes con mi parte" pensó.
Y tras Alexis, espero un instante prudente a ver si alguien decía algo, como "Bienvenido, alexis, aquel que saque la espada de la piedra será rey ¿Por que crees tener el derecho de intentarlo?" Cuando estuvo seguro que nadie más iba a decir nada se levantó y siguió los pasos del gigantón.
Aunque lo de cargarse la ceremonia fue cosa de otro, el coronel patochada salió al escenario. Y fue defendido por parte del ¿público? No era un bautizo, sino una comunión. Un bebe podría llorar pero no haría algo así.
La situación se volvió tensa. Y con la presentación en el aire de Porter y sin saber si ese lobo iba a aceptar las palabras del hombre, Rafel quedó en el sitio esperando ver si todo se relajaba.
Parecía que no era suficiente, la loba venía hacia él igual de amenazante y el hacker ya estaba comenzando a sudar, maldiciéndose a sí mismo por no haber tejido un plan de escape antes. «¡Si es que es un puñetero animal salvaje, ostias...! ¡¿Cómo pueden tenerlo suelto así?!», interiorizó su indignamiento.
El mismo hombre que le había hecho señas antes ahora se metía en medio para cubrirle las espaldas de una forma aún más tangible. A Adam se le pusieron los ojos como platos cuando lo vio taparle la boca a la loba como si fuese un chihuahua.
¿Se tenía que presentar? ¿Era eso? La madre que lo parió... estuviera donde estuviera.
—Ehm... soy Adam Porter... ¿Ragabash...? ¿Morador del Cristal...? —enumeró con inseguridad; lo desconocido de los términos sumado a la presión era malo—. Y vivo... en mi casa... —Eso último no era una broma, si no una estupidez sincera mezcla del nerviosismo y la juventud.
La loba dejó de mostrar sus colmillos, y se volvió hacia Hierro Frío para propinarle una mordida de advertencia en la pierna que no había llegado a la sangre... por situaciones como aquellas no eran pocos los rumores que corrían sobre la tensión sexual entre aquel par, aunque lo que estaba claro es que Garras Inquietas nunca había traído al mundo un metis, así que quizá solo fueran eso: rumores.
La protectora del túmulo volvía a su lugar, para atender al resto de las presentaciones. Gruñía por lo bajo con indignación por la cachorrada...
"Show must go on" Se dijo Rafael y fue a continuación en cuanto todo el mundo pareció ocupar sus puestos.
- Soy Rafael Costanza, de los hijos de Gaia, philodox. - Dijo sobre todo a ese lobo que les había salido al paso, por ese hecho lo había identificado como el interlocutor principal de aquella ceremonia. Trató de sonar todo lo serio que podía pues parecía importante para algunos de los presentes, incluso emotivo. - No tengo un nombre espiritual. Y como Alexis, carezco de manada. Gracias por recibirme. - Concluyó para volver a sentarse si se le permitía.
Boris estaba en total conflicto con lo que pasaba. Por un lado su cuerpo estaba cómodo en aquel lugar, y la gente, y el lobo, corrección, loba, que estaba allí amamantando no le ponían nervioso.
Pero su mente era otra cosa, hacer las cosas como las estaban haciendo le parecía soberanamente mal, si al menos le hubieran resuelto antes, 20, 50 o 100 preguntas que tenia, le hubieran explicado por encima que querían decir, seguramente, no molestaría todo aquello que para el no significaba nada frente a aquellos fantoches que estaban “tan preocupados” con sus cosas de gente rara.
Durante las presentaciones había ido cambiando su cara, pues le costaba mantener la compostura.
Finalmente resoplo. Deseando terminar ya, porque de momento nada de lo que pasaba le explicaba nada.
Sabia más de los que pasaba uniendo información de lo que decían los chicos que de lo que comentaban los adultos.
- Boris Vian. Gallardi.- Y se tomo un segundo para masticar las siguientes palabras, que por algún motivo si le habían marcado mentalmente al oír el susurro. - Colmillo Plateado.-
No tenia cara de estar especialmente contento. Y volvió a sumirse en su debate, porque tenia claro que como dijera algo mas, acabaría a hostias con alguien, o con algo.
Al observar a aquel magnífico animal, le recordó al que vio en el bosque cuando era pequeño, no pude evitar en fijarme en sus cicatrices. Parece que tiene experiencia en el combate, será mejor no enfurecerla. Y a su lado un hombre bastante corpulento.
Veo como va llegando los demás miembros del grupo, Cassandra nos recuerda que debemos ser respetuosos y presentarnos. Observo como Cassandra es la primera en presentarse, al escuchar su presentación me sorprendió la cantidad de títulos que poseía. Cuando aparecieron los cachorros y veo como Cassandra coge a uno de ellos me invadió un sentimiento de tristeza por la perdida de mi padre y la desaparición de mi madre, inclino la cabeza lanzando mi mirada al suelo Como te echo de menos madre,aún no se ni lo que soy, necesito hacerme fuerte para encontrarte, cueste lo que cueste...
De repente noto como alguien coloca su mano sobre mi hombro y me susurra al oído Arhoun, Camada de Fenris. Alzo la mirada y veo como se marcha hacia los otros compañeros, ¿Arhoun? ¿Camada de Fenris? no se lo que significaban esas palabras, pero me las reservaré.
Escucho como la gente empieza a presentarse, hasta que veo como uno del grupo se hace el gracioso y la loba como pasa de estar calmada a ponerse de pie y lanzarse contra el pobre infeliz. Vaya estúpido. La loba no llego a cargarse al chico, solo se puso delante de el y enseñaba sus dientes. El hombre que estaba al lado de la loba al ver el percal se puso entre la loba y el muchacho, evitando así un baño de sangre que sería como un castigo público, cuando veo que le pone la mano en el hocico para evitar posibles accidentes me quedé sorprendido de la confianza que tenia el hombre a la loba.
Cuando llega mi turno, hinco una rodilla en el suelo, dejo la ropa a un lado, poso un brazo sobre mi rodilla flexionada y la otra la apoyo en el suelo con el puño, agancho la cabeza en señal de respeto y vuelvo a alzarla para centrar mi mirada en la loba. Mi nombre es Erik Horn, provengo de un pequeño pueblo de Noruega, carezco de familia actualmente, al parecer soy un Ahroun de la Camada de Fenris, siento esta duda, sabía de mi naturaleza animal pero desconocía que hubieran nombres específicos para estos. Y mi desnudez se debe a que aún no soy capaz de controlar mi transformación.
Tsintah mantuvo la compostura durante todo el paseo, incluso cuando el desconocido apareció de forma abrupta y ante la presencia de la loba con otras personas igualmente extrañas. Por momentos había sentido inquietud por las circunstancias, pero a medida que avanzaba el tiempo con lo que iban hablando sumado a los eventos que presenciaba algo le comunicaba que era el final de un viaje que había iniciado muchos años atrás, en el momento de su nacimiento.
Volvió a prestar interés pleno en las nuevas explicaciones de Cassandra y, cuando la otra mujer que allí estaba le susurró algo, lo aceptó a pesar de todavía tener algo de dudas sobre qué trataban tan peculiares palabras.
Aguardó el momento propicio para hacer una presentación adecuada ante los individuos que allí se encontraban, siguiendo los parametros que la que era la primera guía del claro había realizado. Dando un paso al frente cuando Tsintah comprendió que había llegado el turno para hacerlo, la navajo habló.
-Tsintah Anaasází. Philodox Wendigo. Reserva Whiteoak -dijo concisa, sin explayarse y sin florituras. Las palabras debían ser justas en numero, pues hablar mucho no era lo suyo.
De igual manera que había avanzado para ser vista durante su exposición, volvió a retroceder hasta el lugar en el que había estado esperando durante las presentaciones de los otros.
Las palabras que le había dedicado aquella mujer la habían dejado con muchas más preguntas que respuestas. Nada de lo que había visto o leído en las últimas semanas se parecía a lo que ella había dicho.
Pero todos se estaban presentando como si aquello fuera lo más normal del mundo, salvo el graciosillo de Porter que había estado muy cerca de ser devorado por aquel lobo o más bien, loba, por su impertinencia.
Por mérito profesional no pudo evitar fijarse en las cicatrices y heridas que lucía el animal...¿Quién en su sano juicio apuñalaria a un lobo?
Volvió de sus cavilaciones cuando se dio cuenta de que le tocaba presentarse. Carraspea nerviosa:
-Emmm yo soy...Cristine Levine...ummm Galliard Fianna...nací y crecí en Toronto, Canadá...y...bueno mis abuelos son irlandeses...todos ellos...no sé si eso importa pero jeje ya podría haber nacido pelirroja ¿No? Eso hubiera estado bien...me miran raro cuando voy a un pub.
Solo faltaba por presentarse el chico tímido, aquel estaba siendo su papel desde que se encontraron en la explanada.
Pretendía no llamar la atención, y al final, quedando siempre el ultimo, tenia la sensación de que iba a conseguir justo lo contrario.
Pero lo que estaba esperando Boris es que terminarán de presentarse, a ver si el resto de los “adultos” del claro se presentaban y decían quienes eran.
Porque eso de presentarse a desconocidos, no le hacia especial gracia de momento.
Un muchacho se presentó como el coronel del pollo frito, tomándoselo a guasa. La reacción de la loba fue la de un animal entrenado para arrancar los "galones" a un capitán general. Afortunadamente, al final todo volvió a una calma tensa y casi palpable que flotaba en el ambiente amenazando con estallar. El acontecimiento sirvió para darme cuenta de quién mandaba allí y a quién debía haberme dirigido en mi presentación. Cuando otro muchacho se presentó con devoción —sumisión en realidad— sentí el deseo de hacer algo similar. Me quedé quieta, mirando a los cachorros. Sentada como estaba ni siquiera podía hacer una reverencia tácita a la loba que había pretendido acariciar.