Camino a la Mansión
Al poco de comenzar el viaje hacia la mansión había echo buenas migas con Rufus y su compañera Nana, pues alguien que llevaba un animal con ella era digna de su confianza. Era la primera misión que le habían encomendado a Kurg pues había llegado recientemente a Phandalin. Tenía mucha curiosidad por el resto de sus compañeros.
- Tenemos mucho camino por delante y poco sabemos de nosotros. les dijo. - Bien sabe Mielikki que la buena compañia propicia la buena ventura. dijo sonriendo alegre. - ¿Lleváis mucho tiempo en Phandalin? ¿Habéis participado en otras misiones para Gundren? dijo la pregunta en el aire. - Acabo de llegar y pagar la pedazo de suma para entrar en el gremio, muchas personas que lo pasan mal podrían ser alimentadas con ese dinero y sin embargo espero podamos hacer bien a la zona. He oído que hay males de todo tipo, incluso nigromantes.
Camino a la Mansión
Desde el momento que salieron por la puerta del Gremio, Arroka caminaba haciendo un mapa. Anotaba detalles significativos, plasmaba cambios en el relieve, calculaba las distancias en base a los pasos que daban... nada difícil, lo difícil era cuando intentaba cuadrarlo con la posición de los astros, puesto que en un bosque no se tiene buena visibilidad del cielo. Mucho de lo que apuntaba lo decía en voz alta, como si pensara que le iba a interesar a todo el mundo.
Aunque su empeño no le impedía socializar con los demás. Y disfrutaba tanto de hablar como de escuchar. Pero más hablar. Y algo había despertado su curiosidad.
- ...pues la verdad es que hemos pasado por buenas aventuras, ¿verdad Nana? -alzó la mirada del pergamino y respondió a Kurg- aunque tu compañía sea como una bodega llega de boñigas, una ''boñega'' -añadió con sorna, riendo tras el juego de palabras.
Guardó sus utensilios, sujetó su ''bastón'' y se acercó al semiorco, al cual lo justo le llegaba a la altura de sus rodillas.
- el mayor mal que te puedes encontrar es el ron del Gremio, es meado de burra enferma -metió la mano en la mochila y sacó un mapa cuasi-global con muchas anotaciones y lo levantó hacia Kurg- aquí en tierra firme yo no me he topado con nada malvado, más allá de saqueadores, bestias hambrientas o medianos, pero aquí tengo señaladas zonas a las que mejor no acercarse, testimonio de los aventureros más osados -señaló distintos puntos- en esta zona se habla de la presencia de un maldito mago tarado que esclaviza niños; allí en esa montaña una leyenda dice que cualquiera que se acerque se le caen las manos; en este otro...
y hasta que alguien lo corte, soltará una retahíla de supuestos lugares con sus supuestos peligros, información que ha ido obteniendo de leer libros y preguntar a otros miembros
Camino a la mansión.
Ágnofos caminaba tras sus compañeros, no era la primera vez que trabajaba con Nana, su compañero perruno era adorable, sobretodo porque no se quejaba de su soberbia, Nana por otro lado era como esa piedra en el zapato que te recuerda que es mejor caminar con cuidado y que cuando revisas tu calzado está ahí a tiempo para cogerla y mandársela a la cabeza a un goblin descuidado, si, era una molestia muy útil, uno de los mejores peones que le habían acompañado desde que entró en ese gremio. Se podría decir que no le caía mal.
- tranquilo Kurg la mitad de esos desalmados firman para este gremio, así si no hacen algo muy malo se aseguran que les dejan en paz. Y Arroka, me parece insultante que menciones ese mal cuento del mago esclavista de críos, ese mago les hacía trabajar, pero solo para enseñarles un oficio después de salvarlos de una caravana atacada por goblins, hay que dicen que dejó morir a los adultos y blablabla, otro ni se dignaría a jugarse el pellejo, hacerles trabajar un poco era el mejor método de mantenerlos, la comida no la regalan.
A Arroka le había visto a menudo, siempre hablando, preguntando, aunque era la primera vez que compartían aventura.
Camino a la Mansión
Montada sobre el cánido Nana dirige la marcha, no porque supiera por dónde ir, sino por la sana costumbre de llevarse por delante a quien tuviera el poco tino de cruzarse en su camino. Algo parece incomodar a la mediana, pues parece ciertamente distraída.
- ¿Eh? - es toda respuesta que atina a salir de su boca - Aha. Si, si. Lo que tú digas.
La pequeña se adelanta nuevamente inclinada sobre la grupa de su montura, con los ojos como dos finas rendijas oteando el horizonte. La mirada reprobatoria del semiorco se clava en su nuca obligándola a volverse y mirar a su viejo enemigo. Nana suspira.
- Piernalarga y Pietorcido han tenido sus más y sus menos, ¿verdad mequetrefe? - dice con media sonrisa asintiendo hacia el gnomo - pero han sabido hacerse respetar por la gente alta. Gundren y su gremio son lo más parecido a un hogar que alguno de nosotros puede tener.
Se vuelve entonces hacia Manoardiente. El chaval parecía algo verde. En más de un sentido.
- Hace años habiera cortado el pescuezo del desgraciado de Gundren simplemente por sugerir el cobro de una tasa de ese calibre - un brillo en sus ojos refulge al recordar sus años mozos - pero con el tiempo he llegado a comprender lo difícil ¡y lo caro! que puede resultar mantener un gremio como el suyo. Pero no desesperes. No hay que olvidar que algunas misiones resultan ser más lucrativas que otras. Quién sabe si tras esta aventura conseguirás recuperar el dinero perdido. ¡Ja!
Camino a la mansión.
Sonrió al empezar a ver como el gnomo empezaba a coger carrerilla y una palabra iba tras otra sin posibilidad de parar, por suerte Ágnofos intervino haciendo que este parara. Pero lo que la mujer dijo no le hizo ninguna gracia, muchos maleantes eran parte del gremio y lo hacían para que les dejarán en paz. El semiorco negaba con la cabeza ante tal descubrimiento, quizá por ello Solas le había enviado allí y la forma de ver las cosas de ella no era mucho mejor, lo que era realmente una aberración lo justificaba sin ningún pudor. Su mente se había abstraído un poco cuando Nana comenzó a hablar de su experiencia.
Ella hablaba de aquel sitio como un hogar pero habiendo tanta gente maligna no entendía como podía estar cómoda allí o quizá simplemente los malvados sólo visitaban el gremio cuando tenían problemas para obtener protección. No quiso adelantarse a acontecimientos. Ya lo comprobaría por el mismo.
- No es tanto por la suma de dinero sino por el echo de que va a hacerse con esa suma pero entiendo lo que dices. Mantener un gremio así no debe ser fácil. asentía con la cabeza receloso y se giró hacia Ágnofos. - Lo que más me preocupa es lo que has contado de que gente que comete atrocidades se refugie en el propio gremio y que Gundren los acepte. Al final esa gente es la que atrae la atención y persé el dinero de aquellos a los que le molestan y de esta manera perdería ingresos. Disfrazar su preocupación no era algo que se le diera bien y lo que más le preocupaba era que se refugiaran en el propio gremio. Se encogió de hombros al final, acababa de llegar y no podía querer abarcarlo todo. - Una semilla por vez, espaciada en la tierra de la siguiente para que en el futuro grandes frutos recoger. Se dijo así mismo intentando digerir lo que había escuchado.
Se vuelve entonces hacia Manoardiente. El chaval parecía algo verde. En más de un sentido.
Ojo, Kurg es gris como la mayoría de los semiorcos.
Camino a la Mansión
El semiorco parecía consternado ante las palabras de Ágnofos. ¿Era acaso un purista? Nana le miró con atención. No se parecía en nada a otros semiorcos que había conocido. Para ser tan gris parecía ver el mundo en blancos y negros.
- No le hagas mucho caso a ricitos de oro - dice agitando la mano para restar importancia a la historieta - lo que quiere decir es que muchos de los que forman parte de este gremio en su momento tuvimos... tuvieron un pasado criminal. Bandidos, ladronzuelos, gnomos... El mismo Gundren diría yo que no es del todo trigo limpio.
Lo cierto es que la mediana poco sabía de su jefe más allá de las batallitas que solía contar sobre el hallazgo de las minas y la expulsión del elfo oscuro. Quien más quien menos tenía sus secretos y el enano seguramente no fuera la excepción.
- De todos modos lo que hagan o dejen de hacer los demás no es nuestro p*** problema - las disquisiciones morales no eran plato del gusto de Nana y se apresuró a desviar el tema - Lo mejor es limitarse a seguir las órdenes y cumplir con la misión. Al rey lo que es del rey y a los dioses lo que es de los dioses.
Ojo, Kurg es gris como la mayoría de los semiorcos.
Perdón, no podía resistirme a hacer la coña. XD
Camino a la Mansión
- Así es Nana dijo asintiendo a sus últimas palabras. No podemos recoger el trigo sin haberlo sembrado. Así que veamos que nos depara esta misión en apariencia sencilla. Buscar a un no tan niño perdido. dijo sonriéndola. - He oído de lugares dónde van los hombres con mujeres alegres, quizá se a perdido aposta en uno de esos. La oveja descarriada nunca marcha sin razón sino para satisfacer en su seno una picazón.
Perdón, no podía resistirme a hacer la coña. XD
Es que estaba botando y alguien la tenía que coger y lanzar. jajajajajaja.
Espero que lo de Rufus no te importe pero esto de hablar con los animales te hace enterarte de muchas cosas.
Por cierto llevamos sólo un día y la cabeza me va a estallar. Uno de mis rasgos de personalidad me va a matar, a ver si le acabo cogiendo el tranquillo y no os aburro con las citas de naturaleza y la diosa.
- ¡Já! desde luego eso es lo que diría el mago -se giró hacia Ágnofos con una sonrisa- hay mucha magia en tí, no seréis parientes? -y soltó una carcajada- jovencita, cuál es tu historia? somos lo suficientemente dignos para que nos deleites con algún detalle? -hizo una pequeña pausa en la palabra ''dignos'' y la miró con una sonrisa perspicaz, el gnomo iba captando cosas.
Volviéndose hacia el semiorco. - No te agobies, acabas de llegar -metió la mano en su mochila, sacó una pequeña caja de madera vieja con detalles metálicos y se la tendió a Kurg- toma, esta noche antes de descansar ábrela, tal vez te haga sentirte un poco más ''cerca de casa''. Pero por la mañana debes regresármela, si no me encargo de su mantenimiento todos los días se acabará estropeando.
Por cierto llevamos sólo un día y la cabeza me va a estallar. Uno de mis rasgos de personalidad me va a matar, a ver si le acabo cogiendo el tranquillo y no os aburro con las citas de naturaleza y la diosa.
Me pasa parecido con este rasgo
Rasgos de personalidad: Mi lenguaje es mas sucio que el nido de un otyugh.
Estoy dosificándolo y ''endulzándolo'' en los mensajes para que no sea muy cargante jajaja
- ¿Mi historia dices? - hizo un gesto de mano en el aire - muy aburrida me parece, abandono, orfanato insulso, estudios autodidactas, ahorros y ya; aquí estoy desde hace un par de años.
Su historia no importaba, lo importante era lo que hiciera en el presente y lo grande que llegara a ser en el futuro.
Camino a la Mansión
El pasado de Ágnofos parecía triste y doloroso, aunque lo camuflaba en un tono indiferente. Quizá más adelante supiera el porqué pero por el momento no dijo nada. Y se centró en el gnomo que le acercaba una cajita.
Kurg asintió a las palabras de Arroka y trató de recordar un proverbio de Mielikki. - Vacía tu mente, se amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza, se convierte en la taza, si pones agua en una botella se convierte en la botella, si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede aplastar. Se como el agua. Amigo mío, el agua que corre nunca se estanca, así es que hay que seguir fluyendo. Acabó concluyendo mientras examinaba la cajita que le había ofrecido el gnomo.
- ¿qué es? le preguntó pero rápidamente se corrigió. - No, no me lo digas, debo esperar paciente a la noche para revelar el contenido. Seguro que es una agradable sorpresa.