Cuando el hombre iba a hablar Beorne dio un paso adelante. Llevaba una venda que cubría parte de su cabeza, probablemente herido en los combates de aquella noche.
-Habeis luchado bien y habeis salvado la caravana. Probablemente no estaríamos aquí discutiendo sobre si es mejor esconderse con el rabo entre las piernas o atacar a esa bruja sin vosotros-su voz grave resonaba en la sala- yo iré con vosotros. No soy el mejor guerrero del norte pero aún recuerdo como se usa un hacha-dijo- Intentad hablar con Brima. Hacía años que no veía a alguien con tanto talento matando-dijo con una gran sonrisa.
-Lamentablemente-continuó el alguacil- no puedo prescindir de los guardias. Aunque hubiesemos derrotado a todos los yetis, las tribus de bárbaros nos acechan y no puedo dejar desprotegida la ciudad. Sin embargo me aseguraré de que los alquimistas os den todo lo posible para ayudaros en el viaje y por su puesto podreis quedaros a dormir en la posada sin coste alguno. Me aseguraré de ello. Antes de partir alguien os llevará provisiones para el viaje y lo que podamos reunir que sea de utilidad-aseguró el humano.
El enano dio un paso al frente y se propuso a si mismo para acabar con aquel mal. Otro loco y lo peor no era eso, era que le iban a arrastrar. Miró con dureza al alguacil cuando respondió. - No me refería a tus guardias. Bastante tenéis con defender la ciudad. suspiró hondo. - Locos como estos que por el bien común o por oro seguro que los encuentras a patadas en esta ciudad. ¿No conoces a ninguno? Con el enano y si Brima se anima son 5 y por lo menos debería ir algún guerrero más o otro clérigo por si Oskar cae. O Beorne. miró al enano. - Igual tú conoces a alguien que necesite el dinero y sea un buen combatiente.
Miraba al grupo y no dejaba de morderse el labio. Malditos locos. Iban directos a su final.
- Seguro que los alquimistas tienen algún ungüento para que cualquiera de vosotros pueda reanimarme, Daelios, si caigo. – le replicó sin preocupación al pescador – Con un poco de suerte quizás hasta puedan darnos frascos que exploten en llamas cuando se los arrojemos a los yetis jojojo – dijo divertido ante la perspectiva de ver a los yetis corriendo en llamas.
- No esperaba menos de ti, Beorne. Hablaré con Brima. Estoy seguro de que esa enana no dudará en ayudarnos y demostrar una vez más que tiene las botas bien puestas jojojo – se rio mientras lo decía con un tono de admiración por la enana.
Se levantó casi de golpe.
- ¿A qué esperamos? Vayamos – con otro puñetazo en la mesa, pero esta vez más por el “buen humor” del ánimo bien alto que por enfado – Cuanto antes reunamos las cosas que necesitamos y sepamos quien nos acompañará finalmente, antes podremos irnos a descansar y partir con los primeros rayos del sol.
-¿Que te hace pensar que el resto de aventureros de la ciudad no piensa igual que tu? Pero si caemos, todo el norte estará condenado-insistió el enano.
El alguacil despidió al grupo dando las gracias a quienes iban a ir a cazar a la bruja y les aseguró que alguien les llevaría algunas provisiones que los ayudasen. Incluso preguntaría por aquella varita por la que se había interesado Oronel.
Decidme que haceis cada uno. Si vais todos juntos (u os vais a descansar)
Oronel se retiró a descansar brevemente, pues quería sus conjuros de vuelta.
- Parece las cosas están más claras ¿no? - bostezó desperezándose.
- Voy a comer algo. No puedo pensar en un plan con el estómago vacío... - dijo mientras se marchaba de nuevo a la taberna - Si queréis dar conmigo, estaré dándome un merecido atracón. - y con esas palabras abandonó el lugar de reunión.
Tras separarse del consejo Oskar se fue a ver a Brima para convencerla de que les ayudara. Confiaba en que la enana no se echara atrás como ese egoísta de Daelios que solo pensaba en tonterías de acabar sus días en un barco pescando. ¡Con el potencial que tenía!
Después de eso iría a descansar largo y tendido. Debía agradecer a Gond sus favores en la batalla de hoy y que lo salvara dos veces de la muerte, y debía reflexionar sobre sus plegarias para estar a plenas facultades para la caza de la bruja. ¡No dejaría que su mancha mancillara las tierras de su clan!
Tu diras si roleamos lo de Brima ^^
- Que locos hay en todas partes Beorne. Si ellos van, seguro que otros podrían. Aún así, seguís confiando en leyendas cuando ha podido ser un ataque aleatorio de estas criaturas. No dudo de tu palabra Belga, pero has recibido muchos golpes y en el fragor de la batalla puedes ver cosas que realmente no estaban. Y mas en medio de aquella ventisca. Respondió al enano. Intentaba disuadirlos como fuera pero el grupo estaba convencido en partir al día siguiente.
Se despidió de oronel con un abrazo cuando este se despidió diciéndole que no todo era dinero en esta vida. Que no "vendiera su vida" tan barata. El enanon estaba claramente disgustado con él, cuando debería ser al contrario pero era obstinado como los enanos que lo habían criado así que se despidió con una palmada en el hombro y se giro hacia Helga y la acompaño a la taberna y ceno con ella. Trato de convencerla también a esta, y a pesar de que lo intentó pues era una brava guerrera y perder su vida seria terrible para su tribu. No lo consiguió. A la cuarta cerveza después de la cena se tuvo que retirar, pues estaba agotado y el alcohol había echo mella en él.
Se dejo caer sobre la cama pensando en el grupo de guardias. Valientes locos de la vida. Le daba mucha rabia no haberles convencido pero había hecho todo lo posible por salvar sus vidas.
Despedida de Daelios antes de acostarse al grupo. Mucha suerte ;)