Todos alzan la mano y te despiden con amabilidad. Pero sigue habiendo algo extraño entre ellos. Una especie de incomodidad. No sabrías decir entre quién, pero desde luego no hacia ti.
Te desconectas con quizás una mala sensación al no saber lo que ocurre.
Pero ahora necesitas descansar, porque el torneo está cerca por fin.
Porque la gloria está por llegar
De nuevo estoy en mi habitación. Supongo que habrán pasado algunas horas, y creo que hoy me toca hacer la cena. Y si no, de todas formas quiero hacerla, porque necesito no pensar. Mañana es el torneo, quedan solo unas horas...
Y para colmo, creo que sucede algo extraño entre mis amigos.
Recuerdo como algo me extrañó mientras estábamos jugando. Mei iba a reírse por algo que había hecho Itsuki, pero se contuvo por algún motivo. ¿Les habrá pasado algo? A lo mejor...
Pero en todo caso, es asunto de los dos. Si mañana veo que la cosa sigue, o si hay tensión de alguna manera, entonces preguntaré qué es lo que pasa. No sé si seguirán jugando ellos. Yo bajo a la cocina para hacer la cena. Pero antes... sí. Voy a sacar a Momo de paseo, que hace mucho que no lo hago y... tengo abandonado al pobrecito mío.
-Ahora vengo.-Anuncio, por si alguien me escucha, tras haberme vestido y haberle puesto el collar a Momo.
Entre tus confusos pensamientos, que te permiten no pensar en torneos ni otras cosas, bajas a la cocina para entrar en la materia de la cena. Escuchas la música en el cuarto de Itsuki, que te indica que por lo menos él no sigue jugando.
Tal vez esté leyendo o cualquier otra cosa.
Momo te agradece la vueltecita que le das con mimos y cariño. Le gusta perseguir bichitos por la noche, es su manera de jugar. Pero cuando no ve ninguno, camina a tu lado. Camina tan a tu lado que a veces se tropieza con tus pies, pero no aprende.
-Aish, Momo, un día me vas a volver* a tirar.-Le "riño", pero enternecida por su adorabilidad y monosidad hecha perrito.
Regreso de nuevo a casa tras el agradable paseo, y acabo de hacer la cena. Cuando la termino llamo a Itsuki para que baje a cenar también. Estoy más relajada, intentando no pensar demasiado en mañana y más en que necesito descansar para estar lista.
Cuando acabo la cena me tomo una tila (porque no consigo relajarme) y espero a que me entre sueño para irme a la cama a dormir. Sin olvidarme de poner el despertador, por supuesto.
*Resalto la palabra volver :C xD
El escritorio se llena de vasos de tila que has tomado para conseguir dormirte tranquila. Tienes sueños en los que no encuentras tu armadura, en los que no llegas a tiempo, en los que todo te sale mal. Te despiertas casi gritando por los nervios.
Ya es de día y Momo acude en tu rescate, colocando sus patitas en tus mejillas, y dandote un besito en la nariz.
Escuchas movimiento abajo, como si alguien se estuviese preparando para algo.
Pesadillas y pesadillas. Odio esos frustrantes sueños en los que vives lo que te va a pasar cuando despiertes, de manera imposible o con muchos obstáculos y problemas. Pero al fin se hace de día y más o menos he podido descansar algo. Llevo un rato despierta antes de que suene el despertador, y cuando ya quedan quince minutos para que lo haga, decido que no puedo esperar más tiempo echada. Así que apago el despertador, porque si no, cuando esté desayunando, sonará*, me preparo el uniforme para ponérmelo allí, y me pongo ropa cómoda.
Me aseo y bajo a desayunar, aunque tengo el estómago cerrado, una vez he preparado todo. Y me veo nerviosa, de mal humor por esos mismos nervios. Pero ya pasarán.
*Todo esto me pasa a mí mucho xD
Todo listo y preparado para entrar en acción.
Tu padre y tu hermano alzan pulgares cuando te ven llegar a la cocina para el desayuno, a pesar de tu mal humor, deseandote la mejor de las suertes.
Itsuki y tú salís de la casa, despacio, listos para llegar al lugar donde se celebrará el torneo.