Partida Rol por web

Dracs II.- El Pacto

Arribada al Monestir de Santa María

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15/07/2014, 14:07
DJ

Tras los días de descanso en vuestra ya querida Ribes, reemprendéis la marcha hacia vuestro próximo destino en pleno corazón de los Pirineos: Ripoll. Dicen de la villa que es la capital de toda la comarca, aunque cuando por fin la vislumbráis a lo lejos no os parece tan gloriosa. Por estos parajes las poblaciones no están muy concentradas, eso es evidente, en una semana de camino apenas pasáis por algunas chozas aisladas. Tan es así que cuando véis Ripoll desde lejos os impresiona un poco pese al no ser más de un centenar de casuchas apiñadas.

Está haciendo un frío espantoso, los caminos están complicados, abundante nieve rodea la villa, os llama la atención cuando os acercáis que la nieve tiene una función defensiva aquí. Lo que hacen es retirar la nieve de las casas y calles (de aquella manera) para montar un murete alrededor de lo que podríamos denominar el núcleo de la capital del Ripollés. Fuera del muerete quedan apenas un par de molinos y vuestro destino: El Monasterio de Santa María, lugar en el que hospedarse.

Se nota que la villa al igual que en Ribes ha perdido viajeros y puede que habitantes, pasáis por media docena de chozas abandonadas también fuera del murete. Lo que da la sensación es que la gente que ha quedado se ha concentrado en el centro.

El Monasterio es absolutamente impresionante, enorme para el lugar en el que está y con una arquitectura grandiosa, más que de costumbre.

Sin lugar a dudas que tendrán espacio de sobra, por lo que no hará falta la tradicional invocación del nombre de Montesa de cuando Jaume se ve en una de éstas. Los hermanos han de estar excelentemente abastecidos y han de ser bastante ricos, más que de costumbre. Seguro que comen carne casi siempre, pensáis.

LLegáis hasta las puertas mismas, es raro, porque al acercaros no se escucha a nadie cerca de la entrada y las puertas están atrancadas.

Notas de juego

Restad todas las raciones 1 semana.

Esta parte es un prólogo, haremos unas poquitas intervenciones y después pasaremos ya a la partida en sí.

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15/07/2014, 19:17
Khaled Djamil

Fueron mis pasos a llevarme nada menos que a Ripoll. ¡Sabbor um-muk! Ni en los peores sueños de una ramera sifilítica me habría imaginado yo arrastrando mi feo rostro por aquellas tierras heladas. Al menos aquel hielo infame que me congelaba los pies me aliviaba el picor de la entrepierna... ¡malditas qhabas de puerto! Bien valdría no volver a pisar tales burdeles, ni aunque hubiera de ahogarme en la mar sin haber vuelto a yacer con una dellas.

Suerte que al menos no me había ahogado en ese dichoso barco del demonio. Primera y última vez en mi vida que navego, lo juro por Alá. Y bueno, suerte también que el buen don Jaume vino a rescatarme de las bestias que habían de servirse de mi para acompañar el cous-cous... bendita su estampa, que de verlo llegar con el espadón a salvar mi sucio cuello casi me hago cristiano. ¡Si mi madre me viera, se volvía a morir del disgusto! Así que bueno, mejor una polla helada en los pirineos que ser pasto de Alá sabrá qué infernales criaturas.

Acerqueme al que de ahora en adelante había de ser mi señor (que el que a buen árbol se arrima... dicen los cristianos), al cual había de servir como barbero y médico (aunque esto otro no se dice, que los cristianos esa palabra la asocian con judaizantes y moriscos).

- Mi señor, démonos cobijo aquí entre buenos cristianos, que con el frío dícese que se le caen a uno los dedos de los pies, y es bien sabido que Al.. Dios nos dió aquestos para el buen caminar. - díjele - Que por delante de este feo rostro han pasado muchos dedos amputados, y caminan quienes así los tienen como si fueran medio cojos.

Nada dije del cálido alimento que había de calentarnos el cuerpo, que aunque fuere comida de cristianos ya estaba yo acostumbrado a aquesta.
 

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16/07/2014, 19:33
Valentí de Besalú

Miraba el tremendo paisaje, tan parecido a Ribes en eso de la nieve que se diría lo mesmo por tres cosas: el murete de nieve, el tremendo monasterio, y la compañía de aquel tipo de cicatriz en rostro y aspecto implacable (¡qué cruél es a veces el dios infiel con sus adeptos!*). Aún no había asimilado su presencia, trocada por la de los dos esclavos quedados en Ribes**, y aparte de su rostro tan desagradable, nada malo más allá de mi impresión me causaba el nuevo "refuerzo". Tendría que estar muy desesperado por volver a la Corona (o donde fuera), si venía con todos nos (soldados que de una u otra forma estuvimos al lado de Jaume III y en contra del Ceremonioso, y que sin duda, pese al tiempo acaecido, podrían reconocernos aún).

Sus primeras palabras me sorprendieron. Me sorprendieron sobremanera.

Jaume, seguro que ya lo habéis referido en pensamiento et recapacitado. Vamos aun refugio cristiano -remarqué a propósito mirando al morisco-. Quizá esos hermanos no sean tan tolerantes como vos.

Notas de juego

*: Una cosa es que la historia de Khaled esté pendiente en cuanto al reencuentro con Jaume, pero... ¿Cómo y cuándo se nos une al grupo? ¿Y tiene la misma pretensión que el resto en regresar a Aragón? Máster, acláranos un poco, porfis...

**: ¿era así, verdad?

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17/07/2014, 00:01
Diègue Moreau

Diègue quedó sorprendido con la decisión del don Jaume de que les acompañara aquél moro, cualquiera diría por su aspecto que era un maleante de la peor calaña. Si bien nunca dijo nada en contra (cuan necio debía ser para hacerlo, siendo su primer encuentro como tripulación pirata) no podía fiarse de gente tan extraña cuyo solo color de piel ya parecía ser una marca de dios. Los españoles podían tenerlos cerca y creer conocerlos, pero para él eran forasteros de muy al sur y prefería que siguiera siendo así.

La nieve no concedía un respiro al francés, que avanzaba casi siempre a la zaga desde que se le acabase la sidra, envuelto en su manta de pies a cabeza y aterido por el frío. Cuando finalmente llegaron a un lugar donde descansar no podía más que alegrarse, por mucho que no parecía que fuesen a ser bien recibidos.

- n'importe - dijo Diègue pensando solo en entrar cuanto antes y evitar el frío - non pareciese que abran, aunque llamer. peut-être non sert se préoccuper - a pesar de que no parecía que fuesen a abrir las puertas del monasterio, el marino se adelantó y las golpeó un par de veces a modo de llamada.

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17/07/2014, 12:23
Agneta

Con los pies y las manos heladas, la simple visión del imponente monasterio sirvió para calentarme la sangre y terminar algo más animada el trecho final del camino.

Optimista, rebusco en mi fardo buscando el último trozo de pan seco que me queda, mientras observo como los hombres llaman a la puerta. 

-¿No contestan?- pregunto algo inquieta, mientras cambio el peso de un pie a otro. Observo al mencionado Khaled, simpático y optimista, pese a tener el rostro deformado por una enorme cicatriz ¿cuál sería su historia?. Lleva poco con nosotros pero Jaume confía en él y eso a los demás nos vale. Aunque tener un morisco en el grupo nos pueda causar problemas, como señala Valentí. ¿Más problemas que llevar a una gitana?...

El silencio me atemoriza, nadie parecía responder. Para remover mis miedos, echo un vistazo al poblado, más abajo. En en el peor de los casos, pienso, alguna buena gente habrá que nos cobije y nos ofrezca algo de comida caliente.

Miro el último bocado antes de terminarlo, para luego mirar al resto de mis compañeros de viaje encogiendo los hombros. - Se terminó,- digo con una sonrisa algo triste, - más vale que abra alguien o acabaremos como estatuas de hielo acá fuera.

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17/07/2014, 22:19
Jaume de Ferriol

Asentí al escuxar las palabras de Khaled. El moro converso mentaba a Dios en demasía, cosa desconcertante había de admitir, et aunque gozaba aqueste de mi confianza, non podía yo asegurat que hubiera tornado completamente a la religión verdadera...

...Empero una cosa si podía yo asegurar, e bien: sobraba aqueste en honor e tesón. Tesón por medrar, et tesón por aferrarse a la vida como un clavo que ardía. ¿Non era aquello otra manifestación más de la Fe?, aunque ciertamente a su manera.

Et ansí fue que conoscíle yo; en una situación tan aterradora que preferible es olvidar... una situación en la que agarrábase a un hilillo de vida cual rapaz que oprime a su presa et, aun sabiendo que sentenciado hallábase, non flaqueaba su entereza. Aquel fue el motivo por el que mi espada se prestó en su ayuda. Pocos caballeros o soldados, pertrechados en tintineante metal, vi luchar con tal bravura et valentía. Aquel hombre, aunque moro e infiel a primera vista, merecía vivir.

Pongo yo entonces la mano en el fuego por Khaled, quien en deuda con la cruz de Montesa, ha de pagar aquesta con buena fe et colaboración, sabiendo que su honor y buen juicio non permitiríale otra cosa...

Et aquesto se lo fize saber al resto del grupo quienes, como yo en un primer momento, miraban con recelo et temor al de Djamil.

 

─Comprendo lo que decides Valentí ─sonreí a mi buen curandero et mejor amigo ─tolerantes habrán de ser.

 

─¡Vamos, vamos!, ¡golpead ese porton con más brío! ─dije en tono jocoso. Hallábame complacido por encontrar grato refugio, tanto físico como espiritual.

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18/07/2014, 18:26
DJ

Los senderos del Señor son tenebrosos y oscuros. Se nos antojan en muchas ocasiones inescrutables, pero hay un viejo dicho que viene a decir algo así como que cada uno de los acontecimientos de la vida mesma siempre tienen un porqué, están escritos, sus precedentes y sus consecuencias y todo funciona tal y cómo el Señor ha dispuesto.

Fue ya extraño per se el encontrarse con un moro en aquellos parajes que hacía muchas centurias que no eran pisados de forma oficila por uno de aquellos que ahora vivían encerrados en una pequeña franja de terreno en el sur, casi en las columnas de Melkart.

Pero más extraño si cabe fue que el moro en cuestión fuese en pos del grupo, habíase enterado de que un grupo de lo más varipinto había cruzado los Pirineos, de esto fue en Burdeos y al conocerse el nombre del de Ferrol, digo de Ferriol, quiso el moro saber más, y conocer algo más de la ruta del grupo, había varios pasos para cruzarlos y el moro eligió uno que resultó ser el correcto y conducióle directamente hacia Ribes. Claro que él llegó apenas unas horas antes de la partida oficial del grupo rumbo al Sur y que no habíase entretenido en pugna con una bruja.

No hubo tampoco mucha presentación, tan sólo supísteis que venía a cumplir un juramento de fidelidad muy propio de los moros, que venía a ser que cuando a uno le salvaban el pellejo debía el moro servirle hasta hacer lo mismo y poder así liberarse. ¡Cuán timoratos esos moros!

Por otro lado, Ahmed y Cinque poco podían aportar al grupo, uno por ser hombre de interiores y poco resistente a la que os esperaba y tener unos pies acomodados y el otro por ser manco y poco valioso. Jaume tuvo un último gesto para con las gentes de Ribes y se acordó que ambos esclavos se "prestasen" al pueblo una temporada hasta que el de Ferriol volviese para reclamarlos.

Cinque era voluntarioso y trabajador, les serviría para recuperarse mínimamente del ataque de los perros y de las pérdidas humanas mientras que el escriba, bueno... algo se le podría encontrar, aunque sólo fuese ayudando al boticario.

Pero volviendo al presente, el moro resultó ser una compañía grata y pronto le perdonásteis en parte que fuese un infiel. Se adaptó bien a la dinámica del grupo y pronto fue uno más.

Tras llamar con vehemencia a los portones, una voz se escuchó desde el otro lado

- ¡Vaya horas!- no era para nada tarde -¿quién va?

Notas de juego

descripción Ripoll en el prox post.

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18/07/2014, 20:11
Jaume de Ferriol

─Jaume de Ferriol. Orden de Montesa. ─respondí a la voz que salía del portón. ─¿Aún se da hospitalidad al peregrino o dados los tiempos que corren habemos perdido incluso eso?.

El júbilo sentido al ver el monasterio se iba disipando a la par que esperabamos, innecesariamente, ante aquella puerta castigada por el frío.

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21/07/2014, 11:01
DJ

- ¡Pardiez! - se escuchó que se exclamaba desde el otro lado de la puerta. Mientras permanecíais a la espera, tediosa espera, empezó a nevar suavemente a base de finísimos copos muy anchos, que caían con suavidad sobre vuestras cabezas y vestimentas. Ahora el pueblo parecía hasta hermoso. Algunos de vosotros no estaban muy familiarizados con la nieve, sino más bien con el hielo de la Meseta, mientras que otros se desenvolvían muy bien en este terreno y sabían que habían de encontrar refugio pronto, los fríos eran más peligrosos de lo que parecía y en nada podía uno cogerse un mal de pecho y morir en pocos días con unas fiebres tremendas.

El pueblo ahora parecíase a Burgos o Valladolid más que a un puebluchillo pirenaico. No habíais entrado en el murete pero desde donde estábais véiais cómo los tejados de paja, ramas y alguno de madera empezaban a tornarse blanquecinos. Fuera del murete habíais visto media docena de chozas, una pocilga y un par de molinos además del monasterio. Dentro del pueblo se veía el campanario de una iglesia y lo que se os parecía una casa solariega como edificios más destacados, el resto eran casas de lo más variopinto pero por regla general de no muy acaudalados propietarios, eso seguro.

Por fin la puerta se entreabrió y un novicio que era poco más que un niño nerviosísimo os hizo mil y una reverencias como si Jaume fuese el mismísimo San Jorge. El muchacho se ocupó del caballo mientras miraba con adoración al caballero, su armadura, sus armas y su porte. Agneta fue conducida a una de las chozas por otro novicio, las mujeres no podían penetrar los muros del monasterio y eran alojadas fuera.

Os recibió el abad, Pere, cómo no. Os enseñó la hospedería, los comedores y el scriptorium, el cual era realmente impresionante.

- Somos casi un centenar de hermanos -una cifra realmente imrpesionante -antes éramos casi el doble. Hubo una batalla hace casi un año entre las tropas del Conde de Urgel y un grupo de mercenarios sin Señor que habían andado saqueando todas estas tierras tras la guerra. El pueblo aún se está recuperando

Continuó la visita hasta conduciros a un pasillo con multitud de celdas a los lados

-tenéis una para cada uno. En seguida se servirá la cena, habéis de conducir con otro huésped forzoso. Venid al comedor cuando estéis -dijo antes de irse.

 

Notas de juego

No marquéis a Agneta.

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21/07/2014, 11:26
Khaled Djamil

Entré en el monasterio junto al resto, procurando mantenerme un poco atrás, pues no era menestar que me echaran el ojo esos monjes que tanto gustaban de andar cazando infieles. Aunque por estos lares tan alejados de la frontera, a buen seguro que no estaban tan al día en tales asuntos, lo cual me aliviaba un poco.

Arrastrando mi feo rostro por entre los muros de aquella plaza recóndita, sonreí pensando en la ironía del azar, que habíame llevado a sobrevivir a aquel naufragio aún no habiendo remojado mi cuerpo en la vida, para luego enviarme a un infierno helado en el que había de perder los pies. Y a buen seguro que no tendría quién me calentara el cuerpo en tan sagrado lugar, que de qahbas* poco habían de saber estos santos monjes... o no. Pues a menudo el que más santo quería parescer, resultaba ser el que más pecaba, y no sería el primer hermano con el que tropezaba en los pasillos de un burdel. Reí en bajo al pensar en tal blasfemia, que Alá me fulminare allí mismo.

Apagose mi perfidia un tanto al llegar al scriptorium, lugar en que el olor del pergamino vínome a la nariz, que, aún partida en dos, seguía faziendo su labor. Transportome por un momento el aroma al cuartillo en que mi padre trabajaba cuando yo era niño, antes de que ocurriere la desgracia que había de condenarme a no conocer mujer que no trabajare en burdel por el resto de mis días.

- Hachoun**- murmuré entre dientes mientras caminaba por el lugar.

A buen seguro, aqueste era lugar de sabios, uno que bien gustaría de visitar si se diere la ocasión, aunque dudaba que tan respetables monjes me fueren a permitir poner mis sucias manos en sus delicados códices. Mantúveme en silencio, por si aconteciere la ocasión, que andar blasfemando en lengua de moros a buen seguro no me iba a abrir esas puertas.

Una vez estuvimos fuera fabló el monje de batallas entre condes y mercenarios, que sonábame a mi a buen negocio. Que entre veteranos de guerra había siempre heridas que tratar y monedas que ganar... aunque tal vez agora que andaba yo al cobijo de un buen señor, pudiere ganar otras cosas.

- Mi señor, - díjele a don Jaume con gran respeto - hubiéramos de acudir al yantar a lo menos tardar posible, si vos place y calentarnos el cuerpo. Que el frío es un mal que mata despacio, pero mata.

Notas de juego

* - Rameras

** - Coño

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21/07/2014, 18:39
Valentí de Besalú

Observaba opr la espalda a Khaled mientras, según me pareció, miraba a los novicios conducirnos y al Abad explicarnos, y luego entendí que se reia por lo bajo. No es por de más decir que me dieron ganas de conoscer entonces en qué pensaba. Sin duda, que mientras los dos esclavos dejados en Ribes parecían inofensivos, aqueste truhán era como a más tardar en el mismo pensamiento, que yo sabía que los moros no estaban hechos para las tierras blancas. Sorprendíme gratamene cuando el tipo pudo entrar en el monasterio, aunque no lo suficiente como para dejar pisar a la Agneta (si fuera tal caso) los vastos enlosados y empedrados del lugar sin percatarse del propio cirujano primero.

Ciertamente, los caminos del señor son inescrutables, dicen algunos. En esos momentos me lo parecía, y no tenía ni ganas ni contemplaciones para lograr desentrañarlos en momentos como estos. Lo único que me apetecía de Dios no era sino una buena sopa caliente, algo de cecina (cosa que dudaba) y pan, aunque fuera para revolver en huevos de gallinas palurdas y delgadas...

Habrá que comer... digo yo... -interrumpí la propuesta con cierto malhumor entre la nueva adquisición y el caballero Jaume-. Aprovechemos y llenemos el estómago.

Luego miré a Jaume.

Será mejor que ninguno mencionemos quién diantres era Caritat, ni qué es lo que hacía.

Y me interné en el pasillo dirección al comedor.

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22/07/2014, 12:12
Agneta

Al oír voces al otro lado del portón, me relajo visiblemente. Me arrebujo bien bajo los gruesos ropajes, para protegerme un poco más del frío, y para ocultar la mayor parte de carne a estos pobres monjes, que no tienen necesidad de pasarlo mal. 

Miro al cielo, como para asegurarme de que no es tan tarde. Desde lo ocurrido en Ribes, cualquier extrañeza me parece mano del diablo, parezco un inquisidor. Sacudo ligeramente mi cabeza como para descartar tales pensamientos y distraigo mi mente imaginando el caldo caliente que espero los buenos monjes nos ofrezcan.

Notas de juego

Pero ¿han abierto ya?

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22/07/2014, 12:45
Jaume de Ferriol

Reconfortóme el espírito pisar suelo sacro después de tanto tiempo de huidas, viajes intra mare, estancias en tierras extranjeras, et pendencias con el maligno. Una sensación de sosiego inhundóme mientras caminaba, con paso solemne, junto al Abad.

─Entiendo Reverendísimo ─respondíle mientras quitábame los guantes de carnero. Ya comenzaba, poco a poco, a entrar en calor. Mientras fablaba el Abad miré de soslayo, a modo de reprimenda, a Khaled y a Valentí. No dejaban aquestos de, por lo bajo y en murmuros, fablar de llenar barriga et panza et quien sabe si alguna blasfemia más habrían soltado ambos dos...

Llamóme la atención el scriptorium. Impresionante tanto en tamaño como en preparación. Allí con suma diligencia copiaban los monjes, "armados" con plumas de ave, libros prestados por otros monasterios. Trabajo laborioso era aquel, minicuoso et lento, pues non debían equivocarse. Siempre admiré aquello. Demostraban también gran pericia copiando los dibujos et iluminaciones que correspondían al texto. Y aquel olor que desprendía el pergamino de piel de cordero, la tinta que rebosaban las plumas y el olor de las velas quemando, transportóme a otro tiempo et lugar, donde en el scriptorium de la orden el hermano copista se afanaba en reproducir obras greco-romanas de gran valor e antigüedad.

─Vos agradecemos vuestra hospitalidad ─dixele al Abad volviendo al presente ─et si podemos brindarvos ayuda en aquestos tiempos de recuperación et reforma non dudéis en pedirlo.

Dirigíme entonces a los mios: ─Nos vemos con brevedad en el comedor, et dejad vuestras armas en las celdas. Recordad que somos invitados en la casa del Señor.

Encaminéme a la mía estancia, y por el movimiento que percibí en el camino y la prontitud en que se serviría la cena, supuse que debían ser alrededor de Vísperas. Aquello se confirmó* cuando hallábame en la celda et escuxe el rezo del oficio previo a la cena. Arrodilléme entonce et oré en la lobredad de aquellas cuatro paredes adornadas sólo por un cruxifijo de madera. Deleitábame escuxando el canto de los salmos por los freiles arriba en el coro, lo cual elevaba el alma et ayudaba mucho al rezo...

Resonaban dulcemente las notas del salterio et a ellas acomodábanse las voces graves, melociosamente aunadas, que sin ninguna prisa iban entonando los versos latinos en perfecta armonía, llenándolos de profundo sentido en cada alabanza, miserere ot exaltación.

 

─Veni, Creator Spiritus, mentes tuorum visita, imple superna gratia quae tu creasti pectora. Qui diceris Paraclitus, altissimi donum Dei, fons vivus, ignis, caritas, et spiritalis unctio...

 

Tras la oración dejé mis pertrechos et armas en la celda et encaminéme al comedor.

 

Notas de juego

*Me he tomado algunas licencias, espero no haya problema.

Dejo todo el equipo y armas en la celda. La armadura no me la quito, demasiado trajín, que reservo para la noche.

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22/07/2014, 13:36
Diègue Moreau

Encaminó sus pasos junto con los demás hacia el interior del monasterio observando las salas que les mostraban aunque sin prestar gran atención a las palabras, en aquel momento solo podía pensar en el calor de una buena lumbre para templar su entumecido cuerpo.

Muy por encima entendió que habían sido atacados tiempo ha. No pudo menos que sentir cierta simpatía por el abad y las gentes del monasterio, pues aún sentía de vez en vez la pérdida de sus viejos compañeros de fatigas marinos, a quienes no volviera a ver nunca.

Non pronunció palabra hacia el abad, don Jaume ya habíale dejado claro cuan agradecidos estabamos, pero despidiose con una inclinación de cabeza cuando se ausentó frente a nuestras celdas.

- bon repos nous aurons, que nous es bien merité - deseó a todos en voz alta antes de entrar en su celda. Realmente era pequeña, mas no esperaba otra cosa, las gentes de dios no podían permitirse lujos que dar a los viajeros mientras debían de cumplir con sus empeños para con los pobres y hambrientos.

Non se molestó en colocar sus pertrechos, dejándolos tan solo en una esquina del cuartucho, aunque siguió el consejo del caballero y abandonó sus armas junto a lo demás. Sin embargo aprovechó la ocasión para un breve padrenuestro antes de acudir al comedor, que no era de buen creyente recibir la ayuda de un monasterio sin demostrar al menos un poco de fe cristiana.

Notas de juego

me quito también el gambeson, únicamente llevo una daga entre la ropa.

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22/07/2014, 17:59
Khaled Djamil

Dime por enterado ante la llamada de atención de mi señor, y decidí callar, que no era menester molestarle, y menos ahora, rodeado de tanto santurrón presto a encender hogueras con las que calentarse.

- Sí, mi señor. - díjele respetuosamente cuando diome orden, y de seguido fui a la que había de ser mi celda.

Allí dejé los bártulos, y también el coltell, mas no me desprendí del gambesón, que buena era toda prenda que diere algo de calor. Conservé también el cuchillo, que para mi no era arma sino herramienta. Por si acaso, dejelo oculto de la vista de todos, no fuera a ser que el de Ferriol tomare aquesto como afrenta.

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04/09/2014, 12:08
DJ

- ¡Pardiez! - se escuchó que se exclamaba desde el otro lado de la puerta. Mientras permanecíais a la espera, tediosa espera, empezó a nevar suavemente a base de finísimos copos muy anchos, que caían con suavidad sobre vuestras cabezas y vestimentas. Ahora el pueblo parecía hasta hermoso. Algunos de vosotros no estaban muy familiarizados con la nieve, sino más bien con el hielo de la Meseta, mientras que otros se desenvolvían muy bien en este terreno y sabían que habían de encontrar refugio pronto, los fríos eran más peligrosos de lo que parecía y en nada podía uno cogerse un mal de pecho y morir en pocos días con unas fiebres tremendas.

El pueblo ahora parecíase a Burgos o Valladolid más que a un puebluchillo pirenaico. No habíais entrado en el murete pero desde donde estábais véiais cómo los tejados de paja, ramas y alguno de madera empezaban a tornarse blanquecinos. Fuera del murete habíais visto media docena de chozas, una pocilga y un par de molinos además del monasterio. Dentro del pueblo se veía el campanario de una iglesia y lo que se os parecía una casa solariega como edificios más destacados, el resto eran casas de lo más variopinto pero por regla general de no muy acaudalados propietarios, eso seguro.

Por fin la puerta se entreabrió y un novicio que era poco más que un niño nerviosísimo os hizo mil y una reverencias como si Jaume fuese el mismísimo San Jorge. El muchacho se ocupó del caballo mientras miraba con adoración al caballero, su armadura, sus armas y su porte. Agneta fue conducida a una de las chozas por otro novicio, las mujeres no podían penetrar los muros del monasterio y eran alojadas fuera.

Notas de juego

Perdona, se me olvidó incluirte en el post anterior.

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04/09/2014, 12:31
DJ

Cuando os hubisteis puesto cómodos y despachado todas vuestras pertenencias en cada una de las respectivas celdas, procedisteis a reuniros en el estrecho pasillo frente a todas  ellas y os encaminasteis al claustro. El monasterio era enorme, no os cruzasteis con un solo hermano durante todo el trayecto, en verdad era de los monasterios más grandes que habíais visto en vuestras vidas, había infinidad de pasillos y corredores, salas más grandes y el claustro era una auténtica maravilla. Había un enorme jardín con multitud de plantas y árboles y dos docenas de bancos que vieseis. Os llamó la atención de que hubiesen alojado a vuestro compañero musulmán sin más. Seguramente le hubiesen tomado por un converso, pero hasta donde vosotros sabíais, los conversos normalmente eran alojados en una parte distinta al efecto que incluso contenía un refectorio propio. Los hermanos que os encontrasteis en el banco os dijeron que el monasterio estaba casi vacío, desaprovechado y que ahora todos se alojaban en el mismo sitio y sólo usaban el refectorio principal.

Al llegar a éste, os llamó la atención lo grande que era y las dimensiones de las tres mesas bancadas que podrían alojar perfectamente a más de ciento y treinta hermanos. Un hermano acudía a leer el Libro Sagrado mientras los demás esperaban para sentarse cuando el abad le hizo un gesto para que esperase y os saludó con ademán tranquilo. Visteis un hombre que iba ataviado sin hábito, con ropas limpias pero remendadas en mil y un sitios, parecían paupérrimas pero resultó que el tipo estaba muy bien alimentado y en sus ojos claros podíais ver una mirada penetrante que denotaba una gran confianza en sí mismo e incluso un deje de superioridad que parecía estar algo fuera de lugar en un monasterio. Desde luego no era un labrador, eso estaba claro…

El abad os dijo que era Joan de Sabastida e hizo un gesto al hermano para que procediese, tras la cena a base de sopa de verduras y pan los hermanos enfilaron sus celdas para reflexionar, orar y descansar mientras os reuníais en el claustro con el tal Joan.

Notas de juego

No marquéis a Agneta, recordad que es una breve introducción.

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04/09/2014, 13:46
Jaume de Ferriol

Tras la frugal cena, y antes de un merescido y próximo descanso, intereséme por aquel que respondía la apellido de Sabastida.

─Decidme Joan de Sabastida, ¿qué vos trae por aquestas tierras? aventuraríame a asegurar que non sodes de por aquí.

Sin duda era toda una extrañeza lo que difería su porte et caracter con su vestimenta...

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04/09/2014, 19:47
Khaled Djamil

Di buena cuenta de la escasa cena que los monjes nos ofrecieron, no quejándome por no sonar desagradecido ante mi señor. Al menos la sopa estaba caliente, que no era decir poco, y aunque tuviera menos gracia que una qahba* sin dientes, bastó para calmar el rugido de mi estómago.

Fuimos entonces a reunirnos con el tal Joan de Sabastida, del cual nada sabíamos. Dejé que mi señor hablara, que no era razón querer quitarle la palabra, mientras sonreíale al de Sabastida con mi feo rostro, mostrándole mis dientes putrefactos, confiando en que con ello apartase la vista y así no se percatara de que andaba yo echándole un ojo, a ver qué veía de extraño en él.**

Notas de juego

* - Ramera
** - ¿Podría tirar descubrir (o medicina o sanar) para ver si tiene alguna cicatriz, resto de alguna enfermedad, o similar?

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04/09/2014, 19:56
Valentí de Besalú

La solemnidad con que aquel tal Joan leyó la palabra Preclara fue de admirar.

En mi vida había viajado mucho por los condados catalanes y algo fuera de ellos, mas siempre habíame topado con la sabiduría popular, de gentes sencillas y cuyo principal mentor no era otro u otra que persona también basada en la tradición oral y la costumbre. Pocos clérigos había visto o estado con ellos en mi vida, amén de en mi dura infancia; y por ello, en creyendo yo a aqueste de Sabastida como peregrino caminante con las "calzas del Señor" (oséase, algún fray o cura de parroquia con buenas dotes), he de confesar que me impresionó su expresión. Sin embargo, cabe mencionar, apostaría cualesquier cosa que no poca mención, al menos en pensamiento, húbose de llevar el cocinero por la también buena cena. Aquel refectorio me asemejaba por estas dos cosas a un lugar que recordaría tiempo adelante.

Mirando al de Ferriol, quedé a la espera entonces de la respuesta del buen orador, no sin dejar de mirar de reojo a Khaled, que aún sorprendióme cómo pudo compartir mesa con un grupo de frailes como si nada.