Tras observar la entrada de Quentin, me mantengo en silencio. Sabiendo lo que sé, no me extraña su comportamiento pero sí la seña que ha hecho Sir Robert a los sirvientes, así que decido salir discretamente de la iglesia para ver hacia dónde ha huido Quentin y, sobre todo, qué hacen los sirvientes.
Si puedo alcanzar a Quentin trataré de hacerlo, pues quiero hacerle alguna pregunta más, y me vendrá bien hablar con él antes de que pierda la cordura del todo tras el trágico suceso.
Asumes bien, Cotford iba o a la mansión o a la iglesia, dependiendo del momento temporal y dónde estuviera Sir Robert Parton.
Quentin Parton sale corriendo como alma que lleva el diablo por las ajetreadas calles de Londres. Los sirvientes que van tras él son bastante rápidos, pese a tener más de sesenta años.
Una tirada de Atletismo o Vigilancia Dif 6 permitiría atrapar a Parton antes que los sirvientes (podéis hacerla los demás, aparte de Cotford).
KATE REED:
Consigues alcanzar a Quentin y sujetarle por la manga de su levita. No necesita decirle nada, porque este cae de rodillas y se agarra a su brazo.
- ¡Es el mal, el mal puro! ¡Incluso la luz se corrompe con su contacto! ¡Mire las fotografías, en las fotografías de boda se demuestra la corrupción que extiende Robert!¡Oh, pobre Juliette!
Se interrumpe y su voz muere cuando los dos ancianos sirvientes se acercan. No dicen una palabra, pero cabizbajo Quentin se incorpora y les sigue mansamente, como un condenado que acompaña al verdugo al patíbulo. Le suben a un carruaje y se alejan.
Con que tire Kate Reed es suficiente.