Puedes elegir entre una arma improvisada (candelabro, por ejemplo) o tirar PReparación (Dif 4) para tener algo más apropiado como un cuchillo o incluso un pequeño revolver (Dif 5). En cualquier caso puedes pasar al ataque (tirada de Armas, Cuerpo a Cuerpo o Disparo, según lo que uses).
Por algún motivo el golpe de la dama parece más efectivo que la puñalada del caballero. La bestia se aleja gruñendo y gimoteando, saliendo de la habitación hacia el bosque.
Mientras Drácula ya ha terminado de alimentarse de Lucy y la suelta como una muñeca desmadejada sobre la cama con un gesto de desprecio. Os mira con fría burla en sus ojos rojos, con sangre goteando de su boca contraída en una mueca. Su negra silueta parece deshacerse en una niebla oscura que abandona la casa dejando un hedor de muerte a su paso.
La rabia y el dolor me daban fuerza para continuar la lucha, no iba a sucumbir ante un lobo salvaje pero cuando Kate lo golpeó ya era sin duda demasiado tarde Dracula, ese maldito engendro se alimentó de mi dulce prometida mi querida Lucy, me levanté como un rayo, tomando el cuerpo de Lucy entre mis brazos un cuerpo que tuvo vida antaño, rebosaba vida y salud, recordé los momentos que pasamos juntos ambos, una ira se apoderó de mi, una ira profunda-¡¡¡maldito demonio, escóndete cobarde malnacido porque voy a ir al mismo infierno y no me importará quemarme entre sus llamas con tal de encontrarte y destruirte, huye cual cobarde eres que te vales de lacayos y de la oscuridad, huye que te encontraré por muy lejos de que escondas en esos abismos tenebrosos donde perteneces, criatura vil e impia!!!.
-Oh Lucy, Lucy porque ha tenido que pasar..-dije ahora con cariño, la amaba de veras y ese cobarde me la había arrebatado, ni siquiera se había atrevido a enfrentarse a mi como un caballero, tuvo que usar de lacayos, ah debía haber estado Van Helsing, el dolor nublaba mi mente, aunque el amor de haberme arrebatado a Lucy eso nada iba a cambiarlo, le grité a la noche-¡maldito, seas!, tu que como un cobarde te escondes en la oscuridad, tu que te crees un depredador cuando eres un parásito, tu esclavo y siervo del demonio, tu que has venido a contaminar Gran Bretaña con tu sola presencia!, ¡¡¡maldito seas!
No me importaba la herida mientras lloraba abrazado a Lucy, llamé a las sirvientas mientras me vendaba con rapidez, había visto algo raro en Nancy-hagan volver a van Helsing ya, o yo mismo removeré cielo y tierra hasta dar con el-mi voz era dura y estaba al borde de la locura, ese cobarde me había arrebatado a mi Lucy y lo iba a pagar, había protegido a mi Lucy y aun asi la habían matado, ventilé la casa ya con el vendaje puesto, debía mantenerme vivo por Lucy y vengar a su asesino, no había dicho palabra a Kate y le debía unas palabras.
-Agradezco que vinierais con prontitud-dije, sin embargo unas palabras que debían ser corteses y amables sonaron duras y sombrías de mi boca por el duro momento que había vivido.
Después preparé mis armas y mi bastón y comprobé que estuvieran cargada mi pistola ,calibrando luego mi bastón para prepararme.
Lucy aun conserva un soplo de vida. Rápidamente llamáis al doctor Seward al cercano manicomio para que venga a asistiros. Hace lo que puede, pero está tan debilitada por la hemorragia que no puede hacer nada salvo mantenerla con vida unos días más.
Van Helsing llega al día siguiente y se muestra claramente afligida.
- Nunca me perdonaré no haber estado aquí en ese horrible momento, aunque solo fuera para interponerme mi anciana vida entre ese monstruo y la desventurada Miss Westenra.
"Señor Holmwood, no puedo hacer nada para su prometida, salvo intentar evitar que se pierda su alma en la maldición centenaria.
"Sí puedo ayudarle en su justa venganza. Traigo de mi tierra natal los instrumentos adecuados, y con la ayuda del señor Harker y su esposa, podremos encontrar la bestia en su guarida. SI ustedes me ayudan.
Decido regresar a la mansión en cuanto me entero de la noticia. No puedo creerlo, esa maldita bestia ha vuelto a hacer de las suyas. Y lo peor es que tiene influencias para que los poderosos le ayuden a taparlo.
He llegado a tiempo de escuchar las palabras de Van Helsing. Trago saliva y me humedezco los labios. Mis jefes no pueden enterarse de que estoy aquí, pero sé lo que quiero hacer. Lo que mi corazón me pide hacer.
- Cuente conmigo.